Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III : Secret

Mina estaba tranquila con respecto a como se desaría de los recuerdos y la absurda idea de la chica de adorable sonrisa sobre ser amigas, lo único que necesitaría sería otro encuentro antes de que llegara al comedor y lo haría lejos de las miradas curiosas.

Más no fue lo que sucedió pues cuando la buscó en el comedor no la encontró sino hasta que entró seguida de su hermana Jihyo, y se sentó en su mesa junto a sus dos hermanos.

Los castaños la miraron esperando una respuesta pero ella sólo se levantó decidida a irse de la mesa hasta que la misma Nayeon tomó su muñeca y le hizo sentarse. — ¿Que crees que haces? — Preguntó mirándola con ceño fruncido.

Nina y Lee Know se miraron entre ellos esperando que la coreana se levantara con la misma prontitud con la que había llegado, sin embargo la chica ni siquiera se inmutó y empezó a comer hasta que decidió hablar. — Compañeras de pena ¿Recuerdas? — Respondió con obviedad. — Además las amigas comparten entre sí, y tú y yo somos amigas ahora ¿Verdad?

Lee Know no pudo evitar burlarse de la expresión de su hermana, incluso Nina rió levemente, antes de que ella simplemente suspirara rendida, ahora sabía que deshacerse de la castaña sería complicado, y el que apareciera desangrada en algún lugar después de sentarse con ellos definitivamente no se vería bien.

Primero que nada, no me hables de ese modo, no eres mayor que yo. — Los Myoui menores se sorprendieron pues ella muy pocas veces hacia referencia de su edad, aunque claro se trataba de una humana que realmente parecía difícil de evitar. — Y segundo, haz lo que dices y vete con tus verdaderas amigas antes de que pierda la poca paciencia que tengo y algo peor suceda.

Nayeon la miró con una ceja levantada ganándose la admiración de los Myoui menores. — Muy ruda Minari, pero ahorratelo, tus miradas intimidantes ya no funcionan conmigo, ya sé tu secreto. — Alardeó la coreana guiñándole un ojo, y Mina fruncio el ceño apretando su puño llamando la atención de su hermano que le miró curioso.

¿Noona? — Dijo el muchacho.

Mina negó suspirando rendida, definitivamente iba a deshacerse de los recuerdos de Nayeon apenas pudiera. — Bueno Im, bienvenida, te presento a mis hermanos, Myoui Minh...

Ya se quienes son Pingüina. — La interrumpió Nayeon y ella hizo una mueca al escuchar aquel apodo para nada permitido que había usado, tanta confianza sólo por que sabia su “secreto” empezaba a molestarle. — La pequeña Nina a quien Ryujin no para de nombrar y Lee Know, el crush de la mitad de la población del instituto, después de ti claro. — Dijo divertida. — Es tan genial conocer a los hermanos Myoui frente a frente.

No estoy de acuerdo. — Murmuró Mina dándole una mirada seria a la humana.

¡Hey! Escuche eso Myoui. — Le dio un pequeño golpe en el hombro y todos se sorprendieron al ver como una de las comisuras de la boca de la pelinegra se elevaba.

Incluso cierta castaña que lanzaba sus palillos sobre su comida a medio terminar al ver la confianza con la que su prima interactuaba con los hermanos Myoui y sobretodo con la adorable e intimidante pelinegra.

Pero no podía molestarse con Nayeon, ella misma envidiaba la capacidad de la mayor para interactuar con todos tan naturalmente, y deseaba ser al menos la mitad de valiente que ella. A ninguna de sus compañeras pareció importarles el que dejara su comida a medias, pues parecían más interesadas en los chismes que la nueva amistad de Nayeon con los hermanos Myoui traerían.

A ninguna excepto a una, su hermosa y perfecta novia, Sana. Hace más de dos años que eran novias, y su relación era perfecta en todos los aspectos, Sana siempre la había tratado como su princesa, siempre respetándola y mimándola cuando podía, sin embargo no podía evitar sentir que algo le faltaba, algo que aquella pelinegra le hacia sentir aunque jamás hayan cruzado miradas.

Y vaya que se moría por tenerla atención de aquellos hermosos ojos, vaya que deseaba escuchar su nombre saliendo de sus labios, vaya que deseaba que aquel sueño que la hizo despertar hecha un desastre de humedad esa mañana, se hiciera realidad. Pero parecía algo que al parecer se quedaría sólo en sus deseos.

¿Que ocurre Jeongyeonie? — Le preguntó Sana suavemente tomando su mano sobre la mesa. — ¿No te gustó la comida? — Dulce y preocupada, así salió la voz de la pelirroja, y con el fin de tranquilizarla Jeong acarició su mejilla y le sonrió con cariño, si le tenía mucho cariño después de todo ese tiempo.

Estoy bien, pequeña ardilla. — Le dijo tocando la punta de su nariz. — Voy al baño. — Informó dejando un beso sobre su mejilla.

— ¿Te acompaño? — Ya no había tanta preocupación en su voz pero a pesar de su insinuación a Jeong le pareció adorable, solo Sana era capaz de poseer tal dualidad.

Muy astuta Minatozaki — Bromeó tomando su bolso. — Pero no tardaré, lo prometo. — Rió ante el puchero de la japonesa y al fin salió con dirección al baño.

En la mesa de los castaños y la pelinegra, un divertido Lee Know no paraba de reírse de las anécdotas y los chistes que la coreana compartía, y que a Mina que con apoyo del chico la castaña apodó “doña amargada” no le habían hecho ningún tipo de gracia.

Me marcho. — Informó cansada de escuchar como ahora no solo el bobo de su hermano de burlaba de ella sino también la coreana de tierna sonrisa y mente traviesa. — Sola. — Dijo cuando la chica intentó levantarse también. — No creo que te importe quedarte con este bobo, ya veo que se llevan de maravilla, lastima que ambos sean mas gays que yo. — Bromeó. — No habría deseado ser su madrina si me lo preguntan.

No se sorprendió de que ambos rieran. — No estés celosa Minari, tu eres la número uno. — Le dijo Nayeon guiñándole un ojo y después de hacer una mueca y negar, Mina se fue de la mesa.

Una sonrisa se había formado en su rostro recordando los últimos minutos de su interacción con la coreana, debía admitir que era no tanto como “agradable” pero si estaba dentro de lo tolerable, y el que se llevara bien con sus hermanos, la hacia menos “desagradable” ahora, aunque seguía siendo humana y el que su plan de borrar su memoria aun no se llevara a cabo, no significaba que le agradara, sólo se pospondría por el momento.

Caminaba por el largo pasillo que la conducía a su siguiente clase, esa tarde no habría practica de animadoras por lo que irse a la biblioteca o al salón de clases a jugar en su celular era su única opción si quería liberarse de sus hermanos y ahora también de la revoltosa de Im.

Los baños de chicas estaban en su camino, por lo que pasó por ellos como lo haría en un día normal. Pero algo inesperado la hizo detenerse, o bueno más bien alguien. Se preguntó que tanto debía odiarla el universo para que en un sólo día no sólo se ganara una amistad no deseada con una energética chica, sino también el encontrarse de frente con la protagonista de su más reciente “sueño”.

Jeongyeon trago con dificultad cuando casi choca con aquel cuerpo del que emanaba un olor a frescura y menta que la hizo inhalar involuntariamente mientras unas suaves y delicadas manos sostenían sus brazos para que no cayera.

Mina sintió como el pulso de la coreana se aceleraba por su repentina cercanía y miró a todos lados antes de que sus orbes grises se posaran en los ojos verdes con los que tanto fantaseaba. Y se maravilló del sonrojó que vio en aquellas suaves mejillas que tanto deseaba acariciar.

No sabe cuanto tiempo estuvieron en aquella posición solo mirándose sin hablar o intenciones de moverse, hasta que la japonesa sintió la piel bajo sus manos quemar, y retiró sus palmas de aquella zona. — Lo siento. — Dijo viendo como la castaña daba un paso atrás avergonzada, algo que sinceramente no entendió. Pero los pensamientos de la coreana se encargaron de aclararle.

Jeongyeon intentó pasar por su lado evitando su mirada pero esta vez el suave agarre la sostuvo de la muñeca volteándola para quedar nuevamente frente a la pelinegra. Sentía que debía huir de allí lo más pronto posible o sus nervios le harían pasar una vergüenza mayor.

Mina la miró curiosa. «Soñó conmigo» pensó concentrada en la mente de la castaña que estaba desconcertada por su actuar. Hasta que al fin volvió a mirarla directo los ojos y sonrió suavemente acercándose a ella para susurrar en su oído. — También he soñado contigo Jeongyeonie. — La coreana se alejó nuevamente de ella mirándola con horror esta vez, aunque había mucha curiosidad en ella también.

La castaña decidió irse a casa después de aquel peculiar encuentro, realmente no le importaban las clases siguientes, ya se disculparía con los profesores y le inventaría alguna excusa creíble a su novia.

Por el momento debía aclarar las dudas en su interior, la primera era «¿Como Mina sabía de su sueño?» o si en realidad lo sabía y no era una simple jugarreta, pero sacudió su cabeza, Mina no era ese tipo de chicas, mas eso no le explicaba como sabía que justo ese día había tenido el sueño más realista de su vida y precisamente con ella.

Además recordó su cercanía y su cuerpo se estremeció al recordar la suavidad de sus manos, y algo que no había procesado aún, Mina la había mirado y susurrado su nombre, y había sido mil veces mejor de lo que imaginó. Parecía otro sueño tan realista como el primero.

Para cuando salió de sus pensamientos ya estaba cruzando el umbral de la puerta de entrada de su casa, encontrándose con su papá. — ¡Oh! Hola cariño, has llegado temprano.

Si es que... — Dijo jugando con sus llaves algo nerviosa, pensando en que decir. — No me sentí bien y decidí volver a casa.

¿Algo grave? — Cuestionó el castaño quitándose sus lentes, Jeong notó su preocupación, su padre era un sobre protector de primera por lo que entendió y se apresuró a aclarar.

Sólo un mareo, supongo que fue el desayuno, estaré bien. — Sonrio dándole un beso en la mejilla antes de irse directo a su habitación escaleras arriba.

Tenemos entrenamiento esta noche ¿De acuerdo? — Esas palabras la hicieron detenerse a mitad de su recorrido y al voltearse y encontrarse con la intensa mirada también verde de su padre solo asintio sintiendo su cuerpo temblar por los recuerdos de lo que esos “entrenamientos” con su padre implicaban.

____________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro