II : I Like Her
Como dijo Nina, tuvieron que pasar por casa de su Ryujin Unnie, quien Mina recordó, era la hermana de su querida Jeongyeon, razón suficiente para que al llegar frente a la residencia Yoo y su hermana le exigiera esperarla, viera salir a la castaña de ojos verdes hasta el auto que segundos después se estacionó frente a ellos, y de donde bajó la pelirroja recibiéndola con uno de sus cariñosos besos.
Mina no supo porque pero cuando Sana se separó de Jeong, pareció como si la coreana la hubiera mirado fijamente, con un lindo carmesí sobre sus mejillas, antes de subir al vehículo blanco de la pelirroja, algo que parecía casi imposible considerando que los vidrios polarizados de su vehículo lo hacían difícil.
Pero de lo que Mina no tenía idea, era que la coreana sabía más sobre ella de lo que demostraba. Y Lee Know que esperaba junto a ella y también se dió cuenta de la acción de la coreana la miró confuso.
— ¿En serio acaba de pasar eso? — Preguntó con una notable mueca de incredulidad en su rostro.
Mina parpadeó repetidamente sin apartar la vista del auto que poco a poco desaparecía de su vista. — ¿También la viste? Ella...
— ¿Se digno a mirarte? Si. — La interrumpió él. — ¿Supo que estabas justo tras el volante? También. — Continuó diciendo, y aunque hablaba con un tono de burla Mina estaba demasiado sorprendida para molestarse o reclamarle por ello. — ¿Actúa sospechoso? Por supuesto.
— No entiendo nada. — Fue lo único que murmuró recostándose de su asiento soltando un suspiro.
El castaño lo pensó por algunos segundos antes de volver a hablar. — ¿Será la luna azul? — Sugirió ganándose la atención de su hermana que lo miró seria.
— ¿Estas hablando en serio? — Pregunto incrédula recibiendo un movimiento de hombros en respuesta. — Por favor, ella sólo, no sé, tal vez sólo fue víctima de un fortuito suceso de la casualidad. — Agregó con algo de inseguridad y el chico no dudo en burlarse.
— Estás peor de lo que creí, no sabes cuando lo siento Noona. — Rió dándole una palmada en el hombro.
Y Mina apartó su mano bruscamente. — ¡Callate ya! — Ordenó haciendo una mueca de molestia, lo que sólo provocó las risas del menor. — ¿Quieres morir? — Golpeó su cabeza de pronto.
— Puedo contigo. — Desafío él sonriendo divertido.
Mina hizo un ademán de atacarlo pero no lo hizo, viendo como el chico reaccionaba tarde. — Como si eso fuera cierto. — Rió haciéndose la distraída antes de golpearlo de nuevo. — Lento. — Se burló provocando que el chico se lanzara sobre ella para dar inicio a otra de sus luchas de hermanos.
Y cuando las menores entraron al auto los dos se encontraban en medio de aquella “Lucha” que detuvieron por ellas, por su imagen de “Serios” y por el olor de la sangre de la coreana encerrado en el vehículo y que a la única que parecía no afectar era a Nina.
Pero al parecer su mañana no pararía de estar llena de acontecimientos sorpresivos pues a mitad del camino a su primera clase la chica de adorable sonrisa y cabello corto y castaño claro la tomó del brazo y la encerró junto a ella en uno de los salones vacíos.
Pudo haber desaparecido en un segundo tomando en cuenta que el fuerte agarre de la coreana apenas y se sintió como una suave caricia en su brazo, pero la verdad tenía algo de curiosidad sobre lo que esta le diría.
— No soy gran fanática de los romanes clichés. — Bromeó cuando la coreana cerró la puerta tras ella.
— Eres la única chica, fuera de la odiosa de mi prima Jeongyeon, a la que no he podido llevarme a la cama — Empezó a decir Nayeon enfrentándola mientras ella se sentaba en una de las mesas del salón cruzada de brazos mirándola en silencio. — ¡Joder! Ni siquiera me hablas o me miras ¿Es que te parezco fea acaso?
Mina sonrió levemente al ver su desesperación, como si el tema fuera de vital importancia para la humanidad y no uno más de los berrinches de su ego. Así que la miró a los ojos sin moverse de su sitio y le respondió.
— ¿Y consideraste una gran táctica de conquista el encerrarme en un salón a reclamarlo? Me parece que tú, definitivamente debes pensarte mejor las cosas. — Dijo sonriendo notando como el rostro de Nayeon se tornaba rojo. — Además no tengo porque caer ante ti, pues no sabía que existiera alguna especie de regla que dijera que debía ser así. — Se burló. — A no ser de que tú la hayas inventado claro. — Agregó con una de sus cejas levantadas observado como la furia invadía a la coreana.
Nayeon se sentía indignada y molesta, pero por alguna razón no podía evitar que las palabras la japonesa la hicieran desearla mucho más. — Yo... He esperado mucho por ti. Eso... — Tartamudeó nerviosa.
Mina fruncio el ceño descruzando sus brazos. — ¿Eso porque debería ser mi problema? Yo no te lo pedí. — Dijo fríamente.
— ¡Es precisamente por eso que te quiero a ti! — Exclamó la coreana con los puños apretados. — Porque no te importa lo que a los demás, porque tú si lo vales Minari.
Mina abrió su boca por la sorpresa y habló rápidamente. — No me llames de ese modo. — Exigió recordando su “sueño” con Jeongyeon, donde la había llamado del mismo modo.
— ¡Entonces dime algo! Porque ya no puedo sólo seguir fingiendo que no me afecta tu indiferencia. — Exigió la coreana y Mina levantó una ceja al notar como sus ojos se cristalizaban.
— Ay por favor. — Rodó los ojos al creer que se trataba de una una actuación de la joven pero cuando sus sollosos se elevaron y por sus mejillas empezaron a bajar sus lágrimas, se acercó a ella cuando cubrió su rostro con sus manos. — ¿Que haces? No llores, por favor no es... — Pidió suavemente sin obtener respuesta lo que la hizo sentir incómoda.
Definitivamente cuando su hermano se enterara se burlaría de ella por décadas pero no sabía que hacer, ella no sabía consolar personas, y menos si se trataba de algo que le parecía una soberana tontería.
Nayeon seguía llorando desconsolada frente a ella y no tenía idea de que hacer. — Esta bien lo lamento. — Suspiró rendida. — No quise decir eso yo sólo... No es que no seas hermosa, eres muy hermosa, de verdad Nayeon. — Dijo sinceramente mientras la nombrada le miraba esperanzada. — Pero yo no puedo corresponder tus sentimientos.
— ¿Porque no? Ya dijiste que te parezco bonita. — Preguntó haciendo un puchero que logro hacer reír a la japonesa.
— Si, pero eso no es suficiente para que te ame ¿Entiendes? — Vió como el labio de la coreana temblaba, clara señal de que estaba por volver a llorar por lo que se apresuro a hablar. — No habría funcionado de todos modos. En serio, yo soy una causa perdida.
Nayeon bufó. — No existe tal cosa como una causa perdida Minari. — Aseguró moviendo su cabello de forma seductora a un lado. — Yo puedo... — Puso un dedo sobre el hombro de la pelinegra que no tardó en dar un paso atrás.
— Pues no es así, porque yo soy totalmente irrecuperable. — Repitió alejando la mano de la coreana cuando intentó voler a tocarla. — Creeme, no tengo solución.
Nayeon rodó los ojos. — ¿Y porque dices eso?
— Es que yo... — Suspiró armándose de valor. — Estoy enamorada de alguien más.
Y lejos de la reacción que esperó de la coreana esta solo rió divertida. — ¿En serio eso es todo? Por favor Minari eso no es gran cosa.
— ¿Acaso eres bipolar? — Preguntó haciendo una mueca ante el cambio de humor de la contraria. — ¿Como que no lo es? ¡Lo es para mi! — Confesó volviendo a cruzar sus brazos haciendo un berrinche. — ¿Ya vez? No hubiera funcionado, diferentes intereses. — Agregó.
— Bueno siempre y cuando no me digas que la que te trae loca es la odiosa de Jeong todo estará... — No pudo seguir hablando cuando notó la reacción de sorpresa de la japonesa y cubrió su boca. — ¡Oh por Dios! ¿Te gusta Jeongyeon? — Preguntó Nayeon señalándola.
La japonesa agradecía que tenía el don de borrar memorias pues esa chica no podía tener esa información. — Si — Dijo tranquila, definitivamente borraría la memoria de aquella joven.
Nayeon no pudo evitar soltar una carcajada. — Ay Minari, no tenía idea de lo graciosa que podías llegar a ser. — Mina fruncio el ceño al verla ponerse la mano en el estómago de tanto reír y como se limpiaba los ojos por las lágrimas que su risa le sacó. — Pero bueno en ese caso... — Empezó a hablar después de calmarse un poco. — Creo que ahora que tenemos algo en común, que es el amor no correspondido, no hay problema en que seamos más que compañeras de penas.
— ¿Ahora de que hablas? — Cuestionó Mina lista para ejercer su movimiento y dar fin a todo recuerdo de Nayeon sobre aquel encuentro tan peculiar.
— ¿No es obvio? Tendrás el honor de ser mi amiga. — Dijo Nayeon osadamente.
— ¿Que? Espera yo no... — Empezó a hablar siendo interrumpida por su hermano que entró al salón acompañado de uno de los profesores.
— Señoritas Im y Myoui a clases. — Ordenó el hombre de lentes mientras los hermanos intercambiaban una mirada y Nayeon salía del salon arruinando los planes de la pelinegra que no tuvo más opción que dirigirse a su salón y esperar hasta el almuerzo para poder ejecutar su plan.
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