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capítulo 51: Amaneceres

La guerra había terminado. La victoria, aunque dulce, dejó cicatrices profundas en el corazón de la Tierra y en el de quienes sobrevivieron.

Mientras el sol nacía sobre ciudades destrozadas y valles teñidos de recuerdos amargos, el mundo miraba hacia el futuro, hacia un renacer lleno de esperanza, pero también de luto.

Cada amanecer era un recordatorio de las batallas libradas, de los amigos perdidos y de los héroes que ya no regresarían.

En cada rincón del planeta, los sobrevivientes comenzaban a reconstruir no solo los edificios, sino sus propias almas.

La tarea era gigantesca, pero en el dolor de la pérdida brotaba también el coraje de quienes, a pesar de todo, querían seguir adelante.

En París la Torre Eiffel, ahora rodeada de flores dejadas en memoria de los caídos, se alzaba como un monumento a la resistencia. Muchos realizaban un homenaje a sus compañeros caídos, en especial a aquellos cuya valentía resonaba aún en los susurros del viento.

Gamora y Natasha, volvieron a la finca de los Alpes, habían quedado que ese sería el punto de reunión de los sobrevivientes, y allí devolverían las espadas para que volviesen a dónde pertenecían.

También habían regresado algunos de los demás vengadores, aunque no todos y aun no estaban seguros, de si su ausencia era cuestión de tiempo o si los habían perdido. Decidieron esperar una noche más para dar tiempo a su llegada y luego todos hablarían, compartirían experiencias, se despedirían y volverían a donde pertenecían.

Ese era el plan.

Tony sabía que la tecnología que había usado en la batalla, no volvería a tener razón de ser o eso esperaba, en silencio, deposito aquella pieza que lo transformaba en reposo, como un tributo a aquellos que se habían marchado.

Sin embargo, si el mundo lo necesitaba de nuevo, volvería usarlo, porque por proteger su hogar era capaz de todo.

A su lado, el dragón lanzó una última llamarada hacia el cielo, un tributo de fuego que iluminó las montañas, prometiendo que, aunque devastado, el mundo volvería a florecer.

Le dijo que se marcharía por un tiempo y que ya no era necesario, pero Tony le abrazo y le dijo que para él, siempre lo seria, era su familia, pate de su corazón y de su hogar. Le deseaba un feliz viaje, un sueño placentero y un pronto retorno.

El dragón le dio una suave caricia y se alejó.

El silencio era solemne Jun, se encontraba solo contemplando el amanecer mientras las primeras luces acariciaban las montañas, de pronto se le unió el dragón dorado Nidhog, el Nefilim, se sentía extraño puesto que la batalla, en parte le había quitado mucho más que la paz; lo había hecho enfrentarse a lo que significaba ser tanto humano, como divino, y las cicatrices, que llevaba en el cuerpo, eran sólo una sombra de las que llevaba en el alma.

Sin embargo, con ayuda de su Alpha, estaba comenzando a sanar, había estado solo antes que el dragón se uniera a él, pero al mismo tiempo no lo estaba, porque sentía la presencia protectora de Fenrir en él, en cómo le había impregnado con su aroma y en el lazo psíquico, que compartían después de la mordida.

Él mismo no se creía que se hubiera dejado marcar tan rápido, casi sin pensarlo, esa noche mientras se apareaban y gozaba más que nunca en su vida sintiéndose realmente deseado y amado Fenrir le había a besado y lamido el cuello y le había pedido permiso para poner su marca, entonces le dijo sí sin siquiera pensar solo dejándose llevar por sus instintos y la marca se dio, así que ahora estaban enlazados y podía sentirlo con él.

─El lamento de Sigfrid se ha desmoronado, y ha cobrado su precio, su portador sufre el castigo, pero al mismo tiempo su alma se ha liberado, ahora ya no siente culpa o remordimiento, sus cuentas fueron saldadas y tendrá una eternidad de paz, se reencontrará con quienes ama.

─El precio fue su vida ¿cierto?

─Sí, pero esta dónde debe y tú también, aun no era tu hora, le di una oportunidad a alguien que lo necesitaba y a ti también, nos veremos en otra ocasión debo volver a Ygdrasil, necesito dormir por al menos un par de años. Ya me he despedido de mi dragón lord, fue emotivo, lloro como bebé, pero ahora él esta acunando a sus hijos, feliz con su familia, con su Alpha, le dije que no me necesitara de ahora en adelante, pero dijo que, sí lo haría porque me quiere, soy su familia, no su arma, nunca alguien me había dado tanto afecto. Encontramos un hermoso hogar.

─Cierto, gracias Nid,

─Volveré cuando tengas cachorros, estarás ocupado, Fenrir es muy...Te hará varios niños. El primero ya está en el horno, dijeron que esperarían, pero le dejaste anudarte y terminar en ti, podrías si no estas listo tomar un té especial, pero no te creo capaz de hacerlo, tu querías ese bebé, por eso le dejaste hacerte de todo.

Dijo el dragón con una sonrisa socarrona, antes de levantar el vuelo e irse y dejar al Nefilim, muy colorado, que se llevó las manos al vientre suspirando.

Tony se encontraba con sus bebés, los beso y acaricio con amor, sin olvidarse de sus mascotitas, estaba cansado pero feliz de seguir con vida frente a sus seres queridos, su amada familia, aunque mirando hacia sus niños, también sintió una punzada de dolor al pensar en Visión, el androide era un peso fuerte en su corazón, por un lado la mente de Jarvis, un padre para él, por otro la propia alma y cuerpo de Visión, una creación suya, un hijo para él, aunque no había sido el único Bruce Y Thor, tuvieron que ver en su creación y el alma, no se creía capaz de crear almas, esa había nacido sola o surgió del universo, de Dios, no lo sabía pero extrañaba mucho a su amigo.

Steve, sintió ese velo de tristeza en él y lo abrazo confortándolo, Tony a su vez hizo lo mismo por el capitán, para él la partida de Wanda, pesaba como un muro doloroso.

Tony, también llevaba en su corazón a Peter, su mejor amigo, lo había recién encontrado para perderlo tan pronto, era injusto, Quill, le había dado tanta paz y alegría esos días difíciles.

Finalmente, las lágrimas se desprendieron de sus ojos y lloro largo rato en brazos del capitán hasta dormirse.

En el transcurso del tiempo fueron llegando los que faltaban, al menos los que habían podido asistir.

En una pequeña reunión privada que había solicitado Gamora, en la cual estaban únicamente Rocket, Groot, Yondu, Nébula y ella, además de Tony, Bruce, Loki y Garm a quienes les pidió que asistieran.

Gamora decidió que era el momento de despedirse, de usar a Durandal, para convocar el alma Quill y decir adiós.

Los presentes eran sus amigos, los guardianes que quedaban, y Tony a quien siempre había querido y a quien amaba Quill aunque le doliera, también cito a Bruce, Loki y Garm porque en el tiempo que estuvieron en la finca Quill, se llevó muy bien con ellos, habían comido, platicado y hecho travesuras juntos. Eran amigos y sabía que los apreciaba.

No dijo a nadie más porque no lo sintió oportuno, sus amigos eran ellos nada más, y eso era algo íntimo, privado, una despedida que les partía el alma, pero al menos tendrían la oportunidad de decirle lo que sentían, de expresar sus emociones, de ayudarse a sanar liberando culpas y pudiendo decir no exactamente adiós, si no hasta pronto.

La espada mágica abrió su portal que la conectaba con el guardián del cielo por aquel diente que la forjo. Y entonces pudieron divisar el alma de Peter Quill, quien se acercó a ellos con una sonrisa.

─Amigos, me da mucho gusto verlos, los he extrañado, pero necesito que sepan que estoy bien, que estoy en paz, y ...

Aunque Quill se mostró sonriente y jovial al verlos, al hablar no pudo evitar que se le quebrara la voz, si estaba bien en el paraíso, si estaba en paz, pero eso no quería decir que estuviera completamente feliz, extrañaba sus amigos, y verlos era una emoción muy fuerte, las caritas llorosas de Rocket y Grott le rompían el corazón y mirando de Gamora y a Tony, la emoción era demasiado grande, a ambos los había amado, tal vez de forma similar, tal vez distinta, pero los había amado.

─Amigo duele encontrarte para perderte tan pronto, yo...te extrañare mucho Peter.

Dijo Tony al borde de las lágrimas, Gamora no hablo, deseaba decirle tantas cosas, pero a la mera hora no supo que decir, solo se rompió y comenzó a llorar como nunca antes lo había hecho. Quill, se acercó y palmeo el hombro de Tony diciéndole:

─También voy a extrañarte, pero piensa que tienes una estrella brillante en el cielo protegiéndote, a ti y a tus bebés, ahora tienes una familia eres feliz Tony, que mi partida no te amargue la felicidad que ahora gozas y mereces.

Después se acercó a Rocket y Groot, acaricio a ambos, la suave y peluda cabecita del mapache, las ramitas de Groot.

─Mis amigos, los quiero mucho, lamento mucho no haber podido ganar, lamento que en la batalla hayamos fracasado, pero ustedes sobreviven, los guardianes siguen, por favor sigan siendo héroes que salven a quien lo necesite en las galaxias, sigan cosechando recompensas y haciendo travesuras, siempre estaré con ustedes.

Finalmente se acercó a Gamora que seguía en silencio y la abrazo con fuerza, la sintió temblar contra su cuerpo, ella lloraba realmente afligida y finalmente le dijo que lo amaba al oído, que lo extrañaría y que hubiera preferido que siguiera vivo incluso si Tony lo aceptaba y tenía una relación con él, incluso si tenía que alejarse y perderlo, con tal de saber que vivía.

Pero él se limitó a abrazarla y besar suavemente sus parpados húmedos y finalmente sus labios.

─Pero yo te amo, te ame, y te amo, de alguna forma siempre estaremos juntos, estaré contigo y lamento mucho haberte dañado, lamento mucho hacerte llorar, pero quiero que sepas que estoy bien, que desde el cielo estaré protegiéndote , no llores, ahora debo irme pero nunca te olvidaré, ni a ti, ni a ellos, nunca me olvides seguiré en ti, ahora que ya no esté cerca, les prometo que desde el cielo los mirare y los protegeré, desde el cielo me alegraré por sus victorias, y no estaré solo, mi madre está conmigo, saben que la examinaba mucho, además yo sé que quizá algún día vendrán a mí, conservo la esperanza de volvernos a ver.

Señor Loki, Garm, Bruce, gracias por su amistad el tiempo que duro, me hicieron feliz, por favor cuiden bien de Tony y de vez en cuando protejan a estos chicos, seguro seguirán viajando, pero dejen que este lugar sea un puerto seguro para cuando lo necesiten.

Todos asintieron y se despidieron con lágrimas en los ojos. Peter beso profundamente a Gamora, una vez más, y le agradeció por su amor, después su alma se dispersó y Durandal, dijo que había regresado al cielo.

Algo similar, pero a la par diferente y en privado, se daba en la habitación de Jor, con Claiom Solais, la cual estaba convocando el alma de Stephen, la espada uso su magia de luz para unir aquellos fragmentos dispersos y hacerlos corpóreos, casi como lo había hecho el Nephilim en su hechizo de magia angélica.

─Jor...Mi amor.

Los ojos del joven se inundaron de lágrimas al verlo y corrió hacia él para abrazarle, pero esta vez sí le traspaso.

─Lo siento─ Dijo la espada ─Puedo convocar su alma, pero solo es un alma, no es corpóreo , no es tangible, en teoría debía verse como un fuego fatuo, una bolita de luz, pero es un alma muy fuerte y por si mismo pudo tomar su forma, no así su calidez o el tacto, pero puedo contenerla en mí, y puede estar contigo, le tendrás a tu lado, puedes verle, puedes escucharle, pueden hablar y estar juntos, pero es solo de esta manera, es tu decisión si quieres que contenga su alma y retenerlo aquí o dejarlo ir, tu decisión y la suya, háblenlo, decídanlo juntos y después me dirán si seré o no su contenedor, puedo serlo por varios años, pero no para siempre y lo sabes y el precio es que tienes que hacer actos heroicos. Aun asi pueden tener tiempo juntos, se que él, ya tuvo una atadura angelical, puedo sentir la huella de las runas angelicales en él, lo tuviste tangible y por eso te has ilusionado de más ahora, pero yo no puedo hacer eso, esa magia es de ángel y es solo algo temporal.

─Jun dijo que solo podría ser una noche al año, quizá fui codicioso al pensar que contigo lo tendría siempre de esa forma, pero esto es mejor que nada, gracias espada de luz por esto, y si mi Alpha y yo hablaremos esto y te dijéremos nuestra elección.

la espada se calló dándoles tiempo para hablar y decidir, eso era duro, era difícil, algo así daba esperanza pero también heria, prolongaba el duelo, no permitía superar ni al alma descansar en paz, sin embargo ellos se amaban, quizá ver el fantasma de tu amado y hablar con él fuera más doloroso, porque no podías tocarlo ni dejarle ir, pero quizá por el contrario fuera un alivio, porque no sentirías la ausencia, siempre podrían verse y escucharse hablar, pero no habría tactos o besos, no habría intimidad y quizá eso doliera más, era difícil, pero en el caos de Stephen era un alma dispersa por la cuestión de la gema, no tenía un lugar al que ir, no cielos, no infiernos, ni siquiera errante en la tierra entonces tampoco se podría decir que no estuviera dejando ir, que no le dejara descansar en paz, porque no había tal, era un alma rota y perdida o lo seria excepto por una noche anual en la que la magia angélica lo reintegrase, pero si aceptaban ese trato, la noche de la magia angelical, solo el daría calor y tangibilidad, pero no tendría que reintegrar el alma, pues esta se mantendría unida, visto de esa forma, quizá si fuera una buena opción que ellos pudieran estar juntos.

Claion soláis, solo podía albergar un alma, pero si podía canalizar otras más por un tiempo, así que le había dicho a Jor que podría traer solo temporalmente el alma de los otros dos que murieron por la destrucción de la gema de la mente, una despedida, también dijo que ellos igual podrían ser contenidos en otra arma como Fragarach o M por ejemplo.

─Te quiero aquí conmigo Alpha, no importa si eres un fantasma, hablar contigo, mirarte, es mejor que nada. Te quiero a mi lado, sentirte cerca, pero respeto tu decisión, si sientes que es demasiado doloroso, si crees que es mejor marcharte y solo vernos una noche, yo lo entiendo.

─Quizá me lo pensaría si tuviera un lugar al cual ir, un Valhala, un cielo, pero no hay tal para mí, vagar por la tierra, no, mi omega, solo quiero estar a tu lado, si no lastima demasiado tu corazón tenerme de esta forma, si mi compañía fantasmal puede brindarte un poco de consuelo, yo estaré aquí para ti.

Jor deseaba lanzarse a sus brazos, tocarlo, besarlo y dolía no poder hacerlo, pero por otra parte era un consuelo al menos estarle viendo y oyendo. Ya era una gran bendición tenerlo devuelta, aunque fuera de esa forma.

Entonces la elección estaba tomada.

Mas tarde comunicaron las palabras de la espada al Capitan y Claion solais intento llamar el alma de Wanda, una vez logro estabilizarla esta fue absorbida por Mjolnir, Fragarach hizo lo mismo por el alma de visión.

Así la pareja pudo reunirse y despedirse, ellos habían decidido estar juntos en el más allá, la bruja escarlata, dijo que ellos no tenían un cielo o infierno al cual ir, no tenían la opción de ser fantasmas terrestres, pero al mismo tiempo su magia era una entidad cósmica ,que ella no podía controlar y que era más allá de un cuerpo y su alma, ahora estaba ligada a visión.

Wanda pudo despedirse de capitán a quien apreciaba, pero se entristeció de no ver a Clint, Visión se despido de Tony y de Bruce, quienes de alguna forma eran sus padres, se lamentó por Thor, pero sabía que él estaría bien en su Valhala, después se despidieron de todos y ella dijo que no se preocupasen por ellos, que volverían algún día, cuando esa entidad en ella pudiera crearles nuevos cuerpos y nuevas vidas, quizá en otro tiempo, quizá en otro universo, pero que estaban juntos y eran felices.

Después de aquellas despedidas, Bucky recolecto de nuevo las armas para devolverlas, pero faltaron algunas, Claiom Soláis que decidió quedarse con Jor, y Fragarach, que decidió quedarse con Fenrir, además de la Muramasa, nadie había tenido noticias de Clint.

Y nunca supieron nada, no sabían si él estaba vivo o no, pero habían encontrado una carta suya en su habitación en la que pedía que cuidaran a Laura y a los niños, y también a Kate su pupila, y se despedía de su mejor amiga.

No sabían bien cuál fue el precio que la espada le cobro, pero lloraron por su amigo, porque sabían que de alguna forma le habían perdido.

En todo el mundo se organizó un gran funeral de despedida a los héroes caídos, muchos habían perdido la vida defendiendo el planeta. Por lo que esa despedida era a nivel mundial.

Era un momento solemne, como si cada hoja resonara con una despedida silenciosa que envolvía la ciudad en respeto. Los presentes inclinaban sus cabezas, sintiendo el peso de la historia que se había escrito en ese lugar.

En Londres, París, ciudad de México, Japón y Nueva york, y muchas otras partes del mundo, la gente se reunía para despedirse de los guerreros que no regresarían, cada uno con una vela encendida, cada vela representando una vida que se había apagado, pero cuyo recuerdo ardía eternamente en los corazones.

El ritual era tanto una despedida como un juramento colectivo de recordar siempre el sacrificio que habían hecho los héroes que les defendieron y que dejaron sus vidas en ello.

En cada ciudad, familias, amigos y compañeros de batalla se congregaron para decir adiós a sus seres queridos. No había llantos desmedidos; el luto era sereno y solemne, cargado de una esperanza melancólica que resonaba en cada rincón. Entre los congregados, los recuerdos de los héroes caídos permanecían como una bruma, envolviéndolos con la suavidad de una caricia que nunca se desvanece.

Se hicieron murales, pinturas, canciones y poemas para conmemorar a los caídos y también flores y cartas de agradecimiento, también se exalto a los héroes que habían sobrevivido con mensajes de agradecimiento y obsequios.

Cada familia, cada amigo, miraba hacia el horizonte, recordando las palabras, las risas y los gestos de quienes se habían marchado.

Con cada adiós, el viento parecía llevar consigo el eco de aquellos que ya no estaban, sus voces resonando en el aire como notas de una canción eterna. Los vivos se prometían entre sí, no dejar que su sacrificio fuera en vano; reconstruirían un mundo digno de aquellos que habían dado todo por él.

La pérdida de amigos y compañeros, pesaba sobre todos como un sudario invisible, un eco que envolvía el aire.

De pronto algunas imágenes aparecían y desaparecía en destellos, dejando tras de sí visiones de quienes lucharon. Parecían sombras en el viento, presencias que cruzaban el espacio como estrellas fugaces, visiones de héroes que, aun desde el otro lado, observaban a sus seres queridos con amor. Era una despedida tan sutil como poderosa, en la que cada ser querido que había perdido a alguien sentía una conexión más allá de las palabras. En el silencio que quedó tras su marcha, una promesa de paz resonaba.

cada héroe que cayó, cada vida perdida, tendría un lugar en la historia del nuevo mundo.

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