Capítulo 17: Roto
Y volverán los mares, y volverá la luz,
y volverá el otoño, luego hasta la virtud.
y volverá el cielo, la paz y el atardecer,
y todo volverá a ser normal alguna vez,
y volverán las ganas y volverá el ayer.
Pero hoy estoy roto, desperté así,
en un lugar remoto, sin nada qué decir,
hoy estoy roto, me quiero ir,
se quitará supongo, pero hoy no sé vivir.
Y volverá la mente, regresará la voz,
y será diferente, al menos creo yo,
y ya vendrán las noches de fiesta y la vejez,
y los niños jugando y la vida vendrá otra vez,
y luego los recuerdo y algún final después.
Pero hoy estoy roto, desperté así,
en un lugar remoto, sin nada qué decir,
hoy estoy roto, me quiero ir,
se quitará supongo, pero hoy no sé vivir,
se quitara supongo, pero hoy no sé vivir.
.
Steve, había tomado el Quinjet de nuevo y se marchó de la cabaña, sólo sobrevoló un poco la zona y bajo de nuevo en un lugar solitario, cercano a un manantial. Su corazón y mente estaban hechos añicos, no sabía qué hacer, no lograba decidir, si volver o no con su equipo y no se creía capaz de poderles contar lo que había hecho.
Él, el gran héroe nacional, se había convertido en asesino por idiota, un asesinato imprudencial, pero que se había cobrado la vida de su propio hijo.
Sus ojos se inundaron de lágrimas y sintió su corazón estrujado, sólo quería morir, era lo menos que se merecía. Pensó en la decepción que sería para todos y lamentaba fallarles, también pensó en Bucky en el hielo y si él se enteraba de aquel trágico evento, se sentiría igual de culpable que él. Habría preferido ser asesinado por Tony y aunque a él eso le doliera, debía admitir que le dolía aún más haber perdido a su bebé y de su mano, que atroz, que cruel.
Lloro sin reprimirse, grito y se golpeó a sí mismo una y otra vez, la respiración se le cortaba y el nudo en su garganta crecía haciéndose cada vez más doloroso, deseaba morir, desaparecer. Quizá debió permanecer para siempre congelado. Entonces no habría herido a Tony así, pero entonces tampoco habría podido amarlo. Tony, su Tony.
Él no deseaba volver con los suyos, no soportaría sus miradas de lastima, quizá Barton, le hablara de expiación de esas cuentas de números rojos, le diría algo similar a lo que mencionaba ese samurái de las caricaturas, que veía Tony, "Es muy fácil morir, pero para vivir se requiere valor" eso del vivir y retribuir, pero él estaba vacío ahora, muerto y sin impulso alguno. Sin nada, él ya no era nada. También había una frase que mencionaba el vacío, pero no la recordaba.
Tony sintió una nueva oleada de tristeza invadirle, era tan fuerte que le mareo, él reconocía la sensación, la había tenido constantemente, era esa oscura y triste depresión que le hizo querer quitarse la vida, pero ahora no provenía de él, era de Steve y él podía sentirlo con mucha fuerza.
—Bruce, debo decirle la verdad, Steve, no puede con esto. Sabes, es curioso, siempre pensé que la verdad era un asco y que siempre lastima, pero en este caso es diferente, voy a buscarlo. Necesito rastrear su Quinjet, voy al que tú tienes estacionado en el garaje, tienen patrones similares y algo debo poder hacer.
Sin decir más se fue directo en busca de la nave.
—No deberías estar trabajando, si no descansando hijo.
Dijo Fenrir, al observarlo atareado con sus máquinas.
—Tu padre tiene razón Tony, ve a la cama, yo feliz te acompaño allí.
Comento Quill, ganándose una mirada de advertencia por parte de Fenrir.
—Vuelve a decirle eso y te clavo los dientes, o mejor hago que mi hermano te estrangule.
—Ya basta los dos, necesito encontrar a Steve, ahora.
— ¿Por qué? —Pregunto Johnny, acercándose. — ¿Vas a perdonarlo?
—De eso nada, pero Bruce, le dijo ciertas mentiras que lo están matando y su dolor me duele.
—Eso es raro, ya no están vinculados.
Añadió Peter, incómodo con la situación, no le gustaba nada el hecho de que Tony, quisiera buscar a ese alfa, por él mejor que se largase.
—Tal vez, sea un soulmate, Tony lo siente ahora con más fuerza por la liberación del sello, su parte Shifter es más fuerte y por eso conecta con la mente y alma de Steve, con su cuerpo y corazón.
Dijo Fenrir, pensando en las parejas especiales que los cambia formas tenían. Johnny, entonces comento:
—Piensa en él, Tony concéntrate y trata de tocar su mente con la tuya, de ver lo que él ve, es más llámalo como lo hacías cuando estaban vinculados, llámele dile que venga a ti o que te muestre dónde está.
Tony accedió y cerró los ojos intentando concentrarse, al principio no había nada, pero después se le saltaron las lágrimas y se agarró el pecho adolorido.
—Tony...—Fenrir, le sacudió preocupado. — ¿qué tienes? ¿Qué te duele?
—No soy yo, es él.
Solo al ver tan mal a su amigo, Bruce sintió una punzada de culpabilidad.
—Le duele, Steve, está muy herido.
Dijo el castaño hiperventilando.
—Creo que es mejor dejarlo buscar a su manera, eso del enlace sólo lastima a Tony.
Dijo Peter, al ver el gesto del millonario.
—Yo quiero intentar una vez más.
—No, es mucho para ti, piensa en los niños. —Amonesto Fenrir, autoritario.
—Dije que quiero intentar.
Grito Tony y al momento algunos objetos y rocas del lugar levitaron en el aire al igual que él para luego caer una a una aporreándose, de nuevo, al igual que él, que cayó de sentón y refunfuñando se sobo el trasero.
—Ok no más berrinches para mí, lo buscare de forma tradicional.
—Sí haz eso.
Dijeron los demás y le dejaron trabajar en su rastreo.
—Así que levita cosas.
—Quizás, o levita el mismo. —Puntualizo Johnny.
—O ambas, aún no ha manifestado sus poderes por completo, es impredecible lo que podría hacer, sus sentidos se han agudizado al igual que su fuerza y velocidad aumentaron, está tomando las características de los cambia formas, quizá por eso el enlace con Steve, pero no estoy seguro de que eso sea bueno.
—Sí lo entiendo hijo. —Dijo Loki, quien se quedó pensativo.
—Si son un Soulmate, tienen que estar juntos o ambos van a sufrir.
— ¿Qué es exactamente un Soulmate? — pregunto con curiosidad Quill.
Tony finalmente hallo la pista del paradero de Steve, emocionado subió a la nave y aplico las coordenadas, estaría con él en cinco minutos. Cuando llego noto que el rubio estaba adentrándose al lago. El agua le llegaba hasta la cintura y avanzaba poco a poco con la mirada perdida.
— ¡Steve!
Grito Tony, tratando de llamar su atención, pero el rubio estaba ido y no le hizo caso.
— ¡Steve!
Grito de nuevo el castaño entrando al agua, la cual rápidamente le llego a la mitad del vientre. No era fácil moverse para él en su estado.
—Rubio idiota, cabeza con alas, ¡hazme caso!
Grito lanzándole una piedra que recogió a la orilla del lago y que impacto justo en el hombro de Steve, fue cuando este se percató de la presencia de Tony. Entonces, se dio vuelta y avanzo hacia él. Quería decirle tantas cosas, pero no fue capaz de articular palabra, se sentía como un muñeco hecho pedazos sin batería, sin vida.
—Yo también sé que es el vacío, un vacío en el corazón que sólo alguien quien quieres y te quiere puede llenar, pero a veces no nos queda otra opción que vivir sin esa persona.
Dijo Tony, abrazándolo, pensando en él y en lo que había sentido a causa suya, cuando le dijo que lo amaba, cuando le dejo, ese vacío llenándose, ese vacío volviendo con aun más fuerza. Aquella, sin embargo, era una frase de una de sus historias favoritas, la de un samurái de una serie animada.
El capitán lloro en su hombro.
—Lo siento Tony, lo siento tanto yo...
—Shhh calma, eres un imbécil, pero es todo.
— ¿Cómo puedes siquiera hablarme cuando yo soy...Cuando yo...?
—Porque es mentira, si tú realmente lo hubieras hecho, si eso hubiera pasado, yo no sé si seguiría cuerdo o con vida, quizá me habría convertido en el monstruo que todos creen que soy, pero no fue así. Bruce, sólo quería golpearte y lo hizo, rompió tu corazón. No lo odies, él sólo quería protegerme, y a su vez vengarse por mí, castigarte un poco, pero eso no paso, no es verdad, tu no mataste a nuestro bebé.
Steve, le miro confuso, casi atónito y le toco la mejilla, Tony, levanto la cabeza y busco sus ojos.
—Yo no te perdono, que quede claro, pero no quiero que sufras por algo que no es cierto, quiero que sepas que, en efecto, yo estoy esperando gemelos y estoy bien, estos niños no son de Johnny, ni de Peter, son míos y de mi alfa, del único alfa que he tenido, el Capitán América. —Tony, sonrió y acaricio su vientre con amor. —Ya sabes, ahora vete y continua con tu vida, yo continuaré la mía con mi familia, no quiero cargar con tu dolor o tu muerte, sé lo que intentabas, pude sentirlo.
El castaño acaricio entonces la cicatriz en su muñeca, al notarlo, Steve, también la toco.
—También sentí eso.
Tony asintió dolido, había sentido, pero no hizo nada por aliviar su dolor, de inmediato le soltó.
—Tony...
—Ve casa Steve, ve con él.
Dijo dándose la vuelta para marcharse, sintió entonces que su mano fue detenida por el rubio.
—Tony, no es lo que crees, nunca fue lo que creíste.
—Lo sé, no tienes que explicarte, sé que nunca me amaste.
Tanto su voz como su semblante se tornaron tristes y eso hería a su alfa.
—No es eso, me refería a él, nunca ha sido, ni será mi amante, es mi amigo, mi hermano, tú eres mi omega.
Tony negó con la cabeza y le enseño su cuello.
—Ya no, Steve, no tengo tu marca.
—Llevas a mis hijos dentro.
El castaño toco su vientre y sonrió con ternura, después vio a su interlocutor con mezcla de cariño y decepción, pensando en lo que pudo ser.
—A mis hijos, tú fuiste sólo el ayudante, no tienes que ver por ellos, no lo harás, yo buscaré una nueva ubicación, en un lugar dónde no puedas seguirme, quizá en helheim o en algún lugar muy, muy lejano, quizá otra galaxia.
El rubio seguía sosteniendo la mano de Tony y la apretó aún más, al oír eso. Entonces lo jalo para acercarlo a su cuerpo y le abrazo con fuerza.
—Quiero ver por ellos y lo haré. No huiras de mi otra vez, no tienes idea de lo que pase tratando de buscarte.
— ¿Y tú tienes idea de lo que yo pase?
La expresión del capitán, se volvió lastimera.
—Bruce, dijo...No todo lo que él dijo era mentira ¿verdad? Yo sentía tu dolor, quería estar allí para ti, consolarte, cuidarte, te busqué tanto, me sentí tan mal esos días, tan culpable.
Y allí estaba la palabra, por supuesto, Steve siguió hablando, pero Tony, ya no le escuchaba nada, se había quedado pensando en eso, era la culpa, el motivo de Steve, no el amor y ahora su sentido del deber y la justicia había vuelto, por supuesto que querría hacer lo correcto.
—Tony...
—Ah, ¿decías?, lo siento me distraje, es igual, no te preocupes, no espero nada de ti, no quiero que te quedes conmigo por compromiso, eso está mal, sigue a tu corazón, más tarde si no tendrás resentimientos contra mí y los niños por no haberte ido con quien amas, sólo vete y se feliz, olvídanos.
El Capitán, se aferró aún más a sus brazos y negó con la cabeza.
—Tony, tú, ustedes son quienes amo, no me apartes por favor, déjame ser su padre, déjame cuidarlos.
—No quiero, no te los llevaras, son míos, no de tu Bucky, si quieren hijos búsquense una madre de alquiler o adopten, mis niños son míos, no los cederé jamás y mira que tengo dinero y poder para quedármelos por la ley buena o la corrupta ley, de ser necesario e incluso la fuerza bruta, ahora soy fuerte aun sin armadura, ni armas tecnológicas, sin mi traje. Ahora soy más poderoso y personas increíblemente fuertes están de mi lado, tengo una familia ahora, una familia verdadera, no los vengadores como decía tu carta, ellos nunca me vieron de esa forma, ellos no pensaron en mí como alguien bueno o de ayuda, ni mucho menos como parte de su familia. Vete con ellos que, a ti, sí te vieron como amigo y líder, vete con tu Bucky.
—Tony, te amo a ti sólo a ti.
Dijo el capitán besándolo apasionadamente y aferrándolo entre sus brazos para impedir que se fuera, lo beso con ansia, con necesidad, con verdadera sed, y mientras lo tenía en sus brazos besándolo, sentía que poco a poco todo el dolor y la tensión acumulada en él iba menguando. Por su parte Tony también se fue relajando dejándose llevar y disfrutando el beso, gozando de esos labios que tanto había extrañado de cuyo sabor aún era adicto. De aquellos labios que el escogió besar con verdadero amor y deseo. Pero no le perdonaría, no, un beso por bueno que fuera, no cambiaba nada.
La traición, Bucky, el abandono, y sus golpes en Siberia seguían allí al igual que sus duras palabras.
No le iba a perdonar, pero podría permitirse por un momento más disfrutar de ese beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro