Si supieras cuanto dueles, si escucharas a la razón,

no pagarás malamente con desprecios,

con reproches la dulzura que te doy.

Al alba y al omega, por el dia este amor 

ya no para, no descansa, 

no duerme esperando tu favor, 

en la noches me desvela, me tortura

y te piensa este loco corazón.

Ya no como, ya no duermo,

 solo espero que pase el tiempo, 

solo oro, suelo ruego, solo clamo a mi Dios,

 que me limpie, que me guarde, 

que proteja el corazón.

Las doncellas al alba apacientan el corazón, 

así aguardan; vigilan que en su tiempo el amor 

llegue puro, sin medida a su amado, 

para que Dios bendiga noche y dia, lo que Él predestinó.

En todo momento te pienso y te siento,

 Dios ha visto y me ha dicho, que aguarde su favor, 

con paciencia a que forme, que construya, 

que transforme, tu vida y la mía en un mismo corazón, 

 para que así estos poemas reposen como los de salomón.