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09 ; Maltratos Pasados. 🖇

PASADO | AÑO 2020

—Entiendo, pasaré por el informe en media hora. Asegúrate de que todo esté en orden antes de que llegue. ¡Me has salvado! ¡Casi me muero sin esos papeles! Hasta luego, adiós. —habló la madre de Lía, colgando el teléfono para luego suspirar y levantarse para dejar sus cubiertos y plato recién utilizados en el lavabo. Lía estaba terminando de cenar también.

—¿Te vas, mamá? —preguntó Lía terminando de dar sus últimos bocados a la comida mientras veía con curiosidad como su madre se movía de un lado a otro buscando algunas cosas, entre ellas, las llaves de su auto. Su madre asintió poniéndose un abrigo, pues afuera estaba frío al ser de noche.

—Sí. DaMin consiguió los papeles que necesito para terminar con un informe para mi jefe. Estoy aliviada, pues si no, no podía terminar con eso. —explicó su madre y Lía asintió mirando la comida. Suspiró y aquello captó la atención de la mujer mayor—. ¿Y tú por qué suspiras?

—Madre... ¿Nosotras tenemos una impresora, no? —preguntó Kang Lía de repente. Su madre se extrañó un poco pero simplemente decidió asentir dándole la respuesta a su pregunta.

—Sí, está en el depósito... ¿Por qué? ¿En qué andas, Lía? Te conozco como si te hubiese parido. —agregó su madre con sarcasmo, puesto que realmente así había sido. Lía rió un poco y simplemente negó para despreocupar a la mujer.

—No es nada, solo necesito imprimir unas cosas... Ya sabes, escuela nueva, tarea excesiva, lo típico. —esquivó el tema la menor tomando un poco de agua. Estaba intentando restarle importancia al suceso frente a su madre, para evitarse las preguntas que podrían ponerla en una situación incómoda y exponerla completamente delante de su madre.

—Vale... ya regreso. Pórtate bien, Kang Lía. —advirtió su madre y luego rió dándole a entender a su hija que solo estaba bromeando. Se acercó a su hija y le dio un pequeño besito en su cabeza, para luego dirigirse a la puerta y salir por ella cerrándola detrás. Lía quedó en silencio unos segundos, para después sonreír emocionada y tomar todos sus trastes y dejarlos en el lavabo.

Rápidamente corrió a su habitación, subiendo las escaleras rápidamente, intentando no caerse en el transcurso. Llegó a su cuarto y allí abrió su mochila para sacar su carpeta, y de allí, la matrícula de BeomGyu. Miró aquello más detenidamente, y sintió un escalofrío al ver que ésta tenía la foto de BeomGyu, la cual se la había tomado cuando claramente estaba... vivo. Tragó en seco y apretó sus ojos para no ponerse mal. Debía ser fuerte, se lo había prometido a BeomGyu, volvería con información nueva, con información útil que contribuiría con la investigación acerca de la muerte del joven Choi. Lía suspiró y apretó uno de sus puños dándose aliento. No tenía mucho tiempo y tenía que hacerlo. Era ahora o nunca. Con aquellos papeles, se dirigió a la habitación de su casa en dónde se encontraba la impresora. Se acercó a ella y la miró detenidamente. Por suerte no estaba llena de polvo, pues su madre la utilizaba a menudo por cuestiones laborales. Solo tuvo que encenderla.

La impresora estuvo prendida. Era bastante moderna, por ende, bastante fácil y práctica de usar. Cuando ya podía empezar a imprimir, lo hizo. Configuró la impresión a su gusto y preferencia, para luego solo posicionar los papeles de modo que esto pudiese efectuarse correctamente. Colocó la matricula de BeomGyu junto con las hojas blancas en donde saldrían las copias. Imprimió tres juegos de copias, uno para cada una, por las dudas. Ahora debía pensar en cómo las devolvería a su lugar, puesto que necesitaba que el rector no estuviese. Aunque ahora era más fácil, pues ya sabía dónde iban dichos papeles. Solo necesitaba una distracción de pocos minutos que le asegurara una efectividad en su objetivo. Las copias terminaron de realizarse y ella sonrió satisfecha al ver como todo marchaba a la perfección. Tomó una grapadora que también estaba por allí y enganchó con ella cada juego para que las hojas no se mezclaran entre sí. Ya tenía todo listo para mañana; lo único que le hacía falta tener, era el valor para leer todo aquello. Pero planeaba solucionarlo enfrentando su miedo.











—Supongo que aquí está bien. —habló Lía sentándose en el espacioso césped que tenía el colegio al que las tres asistían. Rossie y Sayeon le siguieron, copiando su acción, sentándose junto a ella, formando una ronda entre las tres. Lía miró la carpeta que tenía en sus manos mientras Rossie sacaba tres juguitos sabor uva que había comprado para la ocasión. Rossie los repartió, y cuando cada una tuvo su bebida, Lía dejó la carpeta en el medio—. Saquen una copia ahora, por favor.

—¿Hiciste copias suficientes? —preguntó Sayeon tomando una, revisándola por encima porque habían quedado en leerlas juntas. Lía asintió y Rossie también sacó la suya. Por último, Kang tomó la carpeta, la cual tenía enganchada su copia.

—¿Listas? —preguntó Rossie tomando de su jugo mientras las miraba a ambas dos. Las tres se miraron entre ellas, muchos datos personales de BeomGyu saldrían a la luz gracias a esas fichas, era muy importante leerlas con sumo cuidado, sin saltearse ningún detalle, ni pasar por alto nada. Las tres chicas, Lía, Sayeon y Rossie, asintieron y empezaron con su lectura.

Datos básicos como nombre, fecha de nacimiento, familia, dirección, tipo de sangre, fecha de ingreso a la escuela, entre otros, estaban allí. Lía sintió escalofríos, porque la fecha de egreso del colegio estaba tachada. Sus labios temblaron, todo esto era tan fuerte que podía sentir escalofríos. Tal vez es que para hablar con BeomGyu debía permanecer en un estado de shock constante, por lo que cada vez que reaccionaba ante lo que le estaba pasando, su cuerpo se paralizaba o a veces sentía fuertes estremecimientos en su cuerpo. Cuando se relajó un poco, tomó la decisión de continuar con su lectura. Leyó con más detenimiento todo lo que había leído; más que nada, su familia. BeomGyu tenía una madre y un padre, más figuraba como que no tenía hermanos viviendo en casa, o directamente no tenía, ya que cuando uno habla de familia en una planilla escolar, hace referencia a los que contigo conviven en una misma casa. Leyó la dirección, por alguna razón sabía que la necesitaría alguna vez.

Prestó atención a sus especialidades; BeomGyu era muy bueno en la música. Años anteriores había recibido insignias al mejor estudiante destacado en el área de música. Aquello le hizo sonreír un poco con melancolía. Abajo estaban las observaciones que los profesores hacían sobre él. Las afirmaciones "muy callado", "algo quieto y quedado", "muy buen estudiante, pero muy tímido y reservado", entre otras, eran muy repetitivas entre todos los profesores, menos en el de música, el que Lía había conocido el primer día de clases, por él y su equivocación, ella había conocido a BeomGyu. En su respectivo texto decía lo siguiente: "El joven Choi BeomGyu es el mejor alumno de mi clase, siempre destaca su felicidad al momento de tocar cada instrumento. Aporta mucho en las clases y pasa su tiempo en la sala de música practicando junto a mí en sus horas libres dentro del colegio. Desde que entró en la secundaria que es así, estoy muy agradecido." Seguido de la firma y el sello con su correspondiente nombre. Lía sintió un dolor de cabeza profundo cuando terminó de leer aquello, estaba aturdida, por un segundo todo le dio vueltas, pues la ansiedad de saber que acababa de leer algo importante y la incertidumbre de no saber para qué le serviría aquella información, se mezclaban.

Cerró sus ojos un momento y cuando los abrió, Rossie y Sayeon le estaban hablando pero ella no las escuchaba, solo escuchaba un pitido en su oído, pero cuando sintió que su audición regresaba, las tres se distrajeron por los gritos de molestia de un estudiante de primer año, siendo acosado por unos chicos de penúltimo año. Las otras dos chicas volvieron a ver a Lía a los ojos, ella les hizo señas de que ya se encontraba bien, pero ahora su atención estaba plenamente centrada en los chicos molestando al más pequeño. Kang Lía se levantó dirigiéndose hacia dónde el pequeño estudiante estaba sufriendo bullyng. Rossie y Sayeon la observaron expectantes, algo confundidas por su repentina acción. Lía tocó el hombro de uno de los grandotes que querían golpear al menor.

—Oigan, idiotas. —habló Lía con una voz seria y un poco más gruesa, se notaba que estaba molesta. Los bravucones voltearon rápidamente al oír la voz de Lía para mirarla de arriba hacia abajo con completa burla, cosa que malhumoró a Lía.

—¿Y a ésta niñata quién la mandó? —preguntó uno de los chicos, mientras reía alto, intentando hacerse notar. Lía puso sus ojos en blanco, pues estaba consciente de que aquellas actitudes eran inmaduras, e incluso infantiles de su parte.

—Cierra la boca y suelta a tu menor. No te quiero partir la cara, quiero seguir conservando la limpieza en mis manos así que vete. —habló Lía sin titubeos. Rossie y Sayeon se miraron boquiabiertas y los chicos la miraron con sorpresa por su manera de hablar. El pequeño alumno víctima del reciente bullyng, aprovechó el momento para escapar.

—Ugh, cómo odio las chicas que no son femeninas... —murmuró uno de los bravucones por debajo y Lía aguantó la risa. Ella se acercó y apretó el hombro de éste.

—No, no, tranquilo. Puedo romperte la cara con feminidad, como toda una lady voy a tomas un tacón y te lo voy a clavar en el ojo para que no se corra el maquillaje, si ese es tu concepto de feminidad, idiota. —habló ella y lo soltó de golpé. El chico se sobó el hombro.

—M-mejor vámonos, ya se está poniendo brava. —dijo el herido y tomó el hombro de su amigo para luego ambos irse de allí corriendo. Lía suspiró aún algo molesta. Sus amigas, Rossie y Sayeon, corrieron a ella interrogándola con la mirada, pero también mirando hacia dónde aquellos idiotas se habían largado.

—Ellos parecen la copia barata de TaeHyun y su asquerosa banda de matones. Aunque, ellos realmente eran bravos. —comentó Rossie y Lía se volteó a ella con el entrecejo fruncido.

—¿TaeHyun y su banda? Espera, espera, ¿De qué hablas? —preguntó Lía interesada en el tema, pues había sentido un extraño escalofrío cuando aquello fue mencionado, y últimamente estaba intentando prestarle atención a cada escalofrío o a cada sentimiento extraño que tenía.

—Ambas fuimos compañeras de uno de los chicos de su banda. Kang Seungsik. Sí, bueno, Rossie y yo nos conocíamos de vista, nada más... —aportó Sayeon algo pensativa—. Todos se egresaron el año pasado, tal vez es por eso que estos niños tontos quieren ocupar su lugar como la banda más peligrosa.

—¿Alguna me va a explicar de qué están hablando? —preguntó Lía algo frustrada, pues no entendía a que se debía tanta palabrería y tanto énfasis en algo que desconocía plenamente. Sayeon miró a Rossie y Rossie a Sayeon de regreso.

—El año pasado, en el salón en el que BeomGyu estaba, también estaba Kang TaeHyun. —empezó a hablar Rossie. Lía sentía que ya le habían hablado de ese tal Kang TaeHyun, sin embargo no tenía cómo asegurarlo—. Él siempre fue conocido por ser un mal chico, es decir, era un chico difícil, el cual le contestaba a los profesores, agredía a algunos estudiantes y conocía la clase de castigo de memoria.

—Él es el único que repitió. —continuó Sayeon, y allí Lía recordó todo dando justo en el clavo; Rossie le había hablado de él cuando por accidente ambos dijeron presente al mismo tiempo, y justamente ella le había preguntado si no le parecía extraño que fuese el único repitente—. Su banda estaba conformada por cuatro chicos más. Choi Seungcheol y Lee Minhyuk se egresaron correctamente el año pasado. Pero Kang Seungsik y Kim Mingyu eran de una clase menor, así que ambos dos se cambiaron de colegio, por eso hoy no son nuestros compañeros.

—Es extraño que Kang haya repetido luego de la muerte de BeomGyu, pero lo bueno de todo esto, es que él ha estado más calmado que una planta. No emite sonido más que el de dar presencia en cada clase. —aportó Rossie, para concluír.

Lía estaba confundida. Otra vez esa sensación nauseabunda de sentir que lo que acababa de escuchar era muy importante para su investigación. Tragó en seco, y decidió guardarlo en su mente. Su cabeza estallaría de tanto que retenía datos de forma mental. Tal vez debía llevar una libreta consigo para facilitarse el trabajo, porque si no podría explotar en cualquier momento, y rogaba no hacerlo delante de BeomGyu, quién tenía muchísimas cosas por saber después de tanto tiempo sin verse. Kang Lía bajó la mirada intentando aclarar todo aquello que se le estaba mezclando. Cerró sus ojos y cuando los abrió solo les agradeció a las chicas por haberles dicho.







Lía subía las escaleras al tercer piso de aquella institución mientras retrocedía la mirada para cerciorarse de que nadie la estuviera observando. Suspiró tranquilizándose porque solo era una persecución suya. Hace ya unos días que no iba a ver a BeomGyu, no sabría qué diría éste en cuanto la viera de nuevo. Dudó un poco en abrir la puerta, pero lo hizo, lento, pero seguro. La puerta hizo un ruido algo tenebroso, típico de puerta vieja en películas de terror. Lía cerró la puerta detrás de ella y buscó al joven BeomGyu con la mirada. Lo encontró sentado en uno de los ventanales, mirando hacia afuera. Antes de que ella pudiese decir algo, el dulce joven giró su carita para verla, Lía sintió como su corazón daba un vuelco al ver aquel pálido rostro tan bello mirándola fijamente. BeomGyu ensanchó su sonrisa y se bajó para correr a ella y abrazarla. Kang sintió un escalofrío, puesto que ella, podía sentir su aroma y su piel, su cuerpo, como si él estuviese vivo.

—Lía... te extrañé, Lía.

Estoy re manija escribiendo ésta historia :D

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