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01 ; Un Nuevo Colegio. 🖇

《 PRESENTE | AÑO 2044 》

Volví trabajo completamente agotada. Mi ojeras eran notorias al igual que mi estrés y cansancio. Al traspasar la puerta de mi hogar, lo único que atiné a hacer, fue acostarme en el sofá un momento para analizar todo lo que había sucedido el día de hoy: estaba a punto de resolver un crimen que había estado siguiendo hace mucho. Había tenido que recolectar miles de pistas, hacer muchos interrogatorios, investigar cada rincón sospechoso y lo más cansador, intentar hablar con la víctima...

Si, tuve que conectarme y comunicarme con un alma en agonía. Ese era mi trabajo. A veces podía ser una ventaja, ya que al poder ir descifrando todo a través de la persona muerta, hacía más fácil mi trabajo de ser detective y policía. Sin embargo, no es tan sencillo como parece... Las almas que aún no han recibido su justicia, me persiguen. Y además, no es que ellas me comunican todo, ya que ellas sin mi ayuda, no reviven esa memoria, sin embargo tienen flashes de la misma.

¿Cómo podría explicar esto más a fondo?

Hace unos años escribí mi primer y único libro titulado "SOUL" o "ALMA", en español. Allí explico mi primera experiencia como medium; como fue, con quién fue, como resolví el caso, entre otras cuestiones importantes.

Me levanté con cuidado y caminé hasta mi oficina dentro de casa, para dejar mi maletín y algunas cosas, tomándome con aquel libro que aún permanecía allí, con un poco de polvillo. Me acerqué, limpié aquel polvillo que interrumpía mi vista y observé el libro en mis manos. Las letras tornasoladas y con algo de relieve aparecieron frente a mi, y yo con mi dedo sentí su textura. Mi corazón comenzó a latir con rapidez, como si aquellas memorias que creí olvidadas estuviesen resurgiendo.

La historia trata de una estudiante que se cambió de colegio en su último año, y se enamoró de un alma no viviente que necesitaba y gritaba desesperadamente por justicia. Y ella... se la dio.

-Cariño... -la dulce voz de mi marido interrumpió mis pensamientos.

Yo alcé mi mirada lentamente para observarlo. Él se acercó a mi y miró aquel libro que yo tenía entre mis manos. Arrugó un poco sus labios y me miró algo incómodo.

-Revolviendo tu pasado, eh? -murmuró él y yo suspiré dejando el libro en mi escritorio.

-Lo siento, cariño, es que...

-No tienes nada qué explicarme, ¿sí? -susurró él acariciando mi hombro-. Vamos, los niños ya están en la cama, así que será mejor no hacer mucho ruido.

Él es Choi SiWon, mi esposo. Estamos casados hace tres años, y tenemos dos pequeños niños (una niña, y un niño). Nos conocimos ya que yo resolví el caso de su ex-mujer asesinada. Así que puedo decir que estoy feliz. Tengo una familia que amo y que me ama. Tengo un trabajo digno y un sueldo respetable. Y tengo capacidades que no son ordinarias. Así que no puedo pedir nada más.

La historia trata de un amor entre un alma en agonía y una chica con una herida profunda en el corazón...

¿Qué podría pasar?

《 PASADO | AÑO 2020》

-¿Tienes todas tus cosas?

-¡Si, mamá!

La muchacha castaña de ojos cafés se encontraba guardando todas sus cosas en su mochila mientras que una tostada con mermelada descansaba entre sus dientes y el interior de su boca. La joven estaba algo agotada porque la noche anterior no había podido dormir de los nervios que el pensar en el primer día de clases de su último año en su nuevo colegio le ocasionaba. A decir verdad, siempre quiso ser la chica nueva alguna vez, poder saber qué se siente. ¿Sería como en las películas? La verdad es que esperaba que no. Pero aún así, le emocionaba el no saberlo.

-¿Llevas todos tus libros? ¿Tu billetera? ¡Acuérdate de tus llaves, Lia! -insistía su madre a regañadientes, ya que su hija tenía el afán de ser muy distraída.

La joven Lía rodó los ojos con fastidio.

-¡Si te digo que las puse, madre!

-Entonces, ¿qué significa esto? -preguntó la madre y Lia se volteó a verla. Las llaves colgaban de la mano de su madre. Lia rió avergonzada.

-Amm... ¿Ups~?

Su madre rodó los ojos negando y se las entregó con rapidez.

-Vamos, apresúrate, no debes llegar tarde a tu primer día de colegio.

Lia asintió y terminó de comer aquella tostada que tenía entre sus dientes, para luego guardar sus llaves en su mochila y calzarla en su espalda. Tomó su móvil mirando la hora y casi se atragantó, pues realmente llegaría tarde si no se apresuraba en llegar. Ella corrió y tomó su bicicleta que estaba en el cuarto trasero para subirse encima y comenzar ponerse el casco junto con las rodilleras. Su madre la observó con sumo orgullo; su hija siempre había preferido ir en bicicleta antes que en cualquier otro vehículo. Esa bicicleta era como su vida, y la usaba hasta para simplemente ir a comprar a la esquina, pues esa bicicleta...

...Había sido de su hermano mayor.

-Bueno, madre. ¡Nos vemos luego! -exclamó Lia con una sonrisa radiante, la cual la caracterizaba, pues ella siempre había sido conocida por su extrovertida y chillona personalidad.

-Vale, Lia... Cuídate mucho, ¿Si?

Lia asintió aún manteniendo esa dulce y enorme sonrisa. Su pie derecho empujó el pedal derecho de la bicicleta, y esta empezó a avanzar, para luego solo ser vista la silueta de la joven pedaleando mientras se alejaba. Su madre la miraba esfumarse con la mano en su corazón, sintiendo como su cuerpo temblaba un poco, pues estaba aterrada. No quería que nada le pasase. Y parecía como si a lo lejos podía ver que la figura femenina de su hija, se convertía en la masculina de su hijo...

-Protégela, Dios mío. Protégela de todo, por favor. -susurró la mujer mayor.

Pues lo que menos quería, es que a su hija, la hermosa y radiante Kang Lia, le pasara lo mismo que a su hermano Kang JungHyuk... Ese nombre aún le causaba estragos en el corazón, pues jamás había tenido su merecida justicia.

Kang JungHyuk...

...su difunto hijo.











Dejó la bicicleta junto a otras en su lugar correspondiente de aparcamiento y se bajó. Los alumnos entraban con su uniforme puesto que contaba de una falda tableada blanca con negro y un saco negro para las mujeres, y pantalones de la misma tela cuadrillé utilizada para las faldas, con el mismo saco pero de corte ancho para los hombres. Era un uniforme hermoso, pero al mismo tiempo no muy llamativo, y Kang Lia ya lo llevaba puesto. Notó como las atractivas muchachas entraban al colegio en grupo, mientras recibían elogios de los chicos.

-Vaya, HyeDai, estás preciosa el día de hoy. -dijo uno de los jóvenes que estaba apoyado en una de las paredes de afuera, en donde ella estaba.

-Gracias, NingNing, pero soy inalcanzable para ti, lo sabes, ¿no? -respondió la muchacha siguiéndole el juego de la coquetería.

Lia sonrió un poco ajena a todo eso, pero oyendo de todas formas. Desabrochó su casco y luego sus rodilleras para caminar ingresando al establecimiento mientras guardaba todo eso en su mochila. No sabía el universo increíble que le esperaba, pues al entrar en el colegio, observó lo inmenso que este era y la cantidad de alumnos elegantes que la llenaba. Sonrió de forma especial, como ella lo hacía siempre, sintiéndose emocionada. No creyó que esa era su actual colegio. Caminó mirando toda la inmensidad, perdiéndose en la estructura interesante que el lugar tenía. Se giró para mirar todo a su alrededor de forma genuina y de película.

-Vaya, parezco una niña rica. Me agrada. -se susurró ella y rió en su mente. Era divertido entrar en un nuevo mundo.

Caminando y explorando, llegó al lugar de los casilleros. Se apresuró un poco, pues debía dejar y buscar sus libros y luego ver sus horarios antes de que empezara la primera clase. Buscó su nombre en todos los casilleros y cuando lo encontró, notó que este era algo extraño: pues tenía algunas cartas pegadas en la puerta. Intentó no ser chismosa, ya que seguramente era la decoración del alumno que anteriormente lo había usado. Solo buscó la llave del casillero en su mochila. Cuando la encontró, sonrió con satisfacción y la puso en el huequito para abrirla. Escuchó una voz y frunció el ceño para mirar al emisor de la misma.

-¡¿Por qué abres el casillero de BeomGyu?! -habló un joven de cabellos castaño oscuro, ahora que lo miraba bien, era el tal "NingNing" de hace unos minutos nada más.

-Emm, ¿disculpa? -preguntó Lia confundida.

El joven la observó de arriba abajo, analizándola con sumo detalle, como si estuviera buscando algo sospechoso en ella, pero no lo encontró. La joven Kang solo lo miraba con confusión. Luego los ojos de la muchacha se dirigieron a la llave que estaba puesta en la puerta del casillero, para volver a mirar al chico.

-Lo siento, pero a mi me han dado esta llave, no sabía que tenía dueño. -habló la castaña con algo de incomodidad.

-No, lo siento... -el joven solo suspiró algo frustrado-. Ese casillero era de un amigo y desde que no está, nadie lo había usado... -confesó el muchacho aún con su entrecejo algo fruncido.

-¿Ya no está?

-No, él está... -el alto chico solo negó fastidiado-. Olvídalo, no te incumbe.

El enorme signo de interrogación aún estaba dibujado en el rostro se Lia, quién no entendía el porqué del maltrato de ese tal "NingNing". Ahora que lo pensaba, tal vez debía preguntar su nombre, porque ahora cada vez que lo vería solo recordaría la voz de la chica hablando con tonos coquetos y chillones, llamándole por su peculiar sobrenombre.

-Vale, está bien... Oye, ¿Podrías decirme tu nom-

Pero el joven se dio vuelta en plena pregunta, alejándose con algo de superioridad que hizo sentir algo perdida a Lia.

-O tal vez no... -completó ella misma su frase y solo rodó los ojos para ahora sí abrir su casillero sin ninguna interrupción.

Ese joven se había comportado extraño. Bueno, más que extraño, grosero. Y eso a ella le desagradaba en su totalidad. Gruñó un poco molesta y luego solo negó intentando concentrarse en lo que realmente le competía: era hora de ir a buscar sus horarios. Caminó en busca de la sala de directivos para pedir los horarios con respecto a su salón. Tuvo que pasar por un largo pasillo que realmente le agotó. ¡Qué colegio tan grande! Pensó ella algo cansada de caminar. Llegó a la dirección, pero no entró, pues se quedó viendo algo que le llamó mucho la atención...

...Era un altar.

Se acercó a mirarlo y lo contempló con especial detalle, analizando todo. Habían peluches, flores, algunos dulces y cartas. Frunció el ceño leyendo algunas cosas de reojo pero trató de no ser entrometida. Su mirada se detuvo cuando observó esa foto que le decía claramente para quién era todo ese alboroto. Lia abrió su boca un poco sorprendida al entender de qué se trataba todo aquello. El cartel que acompañaba la imágen del joven decía "Choi BeomGyu | 2001 - 2019" y a su lado también decía "Q.E.P.D." La castaña sintió un escalofrío enorme al ver la foto de un sonriente joven.

Tan solo entró en la dirección para conseguir sus horarios.










-Park HyeDai.

-¡Presente!

-Jung Woohan.

-¡Presente!

Así iba pasando lista el primer profesor que a Kang Lía le había tocado en esta primera asignatura. La joven estaba emocionada ya que sería la primera vez que mencionarían su nombre en la lista de esta escuela. Su pie se movía rápido, como sinestuviese impaciente. Pero la sonrisa que la caracterizaba aún estaba posada en sus labios. Aún no la habían presentado como nueva estudiante, lo cual le pareció extraño. Para cuando su apellido fue mencionado, ocurrió un gran dilema.

-Kang. -llamó el profesor, sin especificar nada más.

-¡Presente!

-Presente...

Ambas voces se escucharon al mismo tiempo y todos se quedaron callados ante eso. El profesor alzó su mirada para encontrarse con la suya. Ella miró hacia su costado, y las únicas dos personas que estaban paradas eran ella misma y un joven pelirrojo que la miraba casi sin ganas de existir (realmente parecía estar algo decaído). Quizá no pudo dormir anoche, pensó Lía en su inocencia para luego mirar al profesor con atención esperando que dijera algo para aclarar el dilema.

-Oh, hay otra persona con apellido Kang... -afirmó el profesor sorprendido-. Lo siento, jovencita. No es muy común que haya más de un alumno en cada clase apellidado Kang, por eso solo lo menciono con su apellido. -explicó el profesor y ella asintió comprendiendo-. ¿Eres nueva?

-Así es.-afirmó ella-. Creí que usted estaba notificado de ello...

-Pasa adelante y preséntate, por favor.

Lía caminó dirigiéndose hacia el frente, para quedar a la vista de todos. Cuando llegó al lugar indicado, se volteó y observó a los ojos a todos su compañeros, para luego solo flexionar su torso en una reverencia. El profesor sonrió un poco.

-Soy Kang Lía, ex-estudiante del Colegio Secundario 'Blue Sunset'. -comenzó ella presentándose y luego se enderezó.

Todso cuchicheaban, cosa que ignoró, puesto que era su primer día y nada podría apagarla o sorprenderla.

-Y espero que nos llevemos muy bien de ahora en adelante...








-Y con esto, finaliza la clase de hoy, jóvenes. -concluyó el profesor de la asignatura denominada 'Cultura Musical', su quinta y última clase del día-. Recuerden estudiar bien las partituras, por favor.

Lía, algo agotada, comenzó a juntar sus cosas. Pensaba ir a dejar lo necesario para las clases de mañana en su casillero y luego solo irse a casa para descansar. Su momento favorito del día había llegado: andar en bicicleta. Amaba andar en bicicleta por el atardecer, sintiendo la cálida brisa chocar con su rostro y haciendo bailar sus cabellos castaños. Además que mientras escuchaba música, todo parecía transcurrir tal cual un video musical. Pero sus planes se vieron afectados cuando la voz de su profesor la distrajo de sus pensamientos para llamarla. Ella se acercó confundida y el profesor le entregó una caja.

-¿Y esto...? -preguntó ella confundida.

-¿Podrías llevarlo a la sala de música? Te servirá como excusa para explorar un poco más a fondo los pasillos del colegio y así conocerlo ¿no? -pidió el profesor y Lía sonrió gustosa.

-Claro, no hay problema, pero... ¿Dónde queda la sala de música?

-En el último piso, el último salón del pasillo. -dijo el profesor con una sonrisa amable, a la cual Lía no dudó en corresponder.

-Claro, gracias... -dijo sonriendo, pero la verdad es que su mente pensaba en todas las escaleras que tendría que subir para llegar al tercer piso, el cual era el último.

Pero simplemente suspiró y comenzó a caminar en dirección a las largas escaleras para empezar a subirlas con la caja en sus manos. Iba pensando en el día de hoy. No sé había hablado con nadie, pues para la hora del almuerzo, ella exploró todo el parque y para los recesos solo se quedó hablando con los profesores... Su madre había decidido cambiarla de colegio en su último año de secundaria, cosa que hizo por haberse mudado de casa. No le había gustado para nada la idea al principio, pero tampoco es que se pudo negar. Simplemente estaba aceptando la idea e intentando querer a su nueva escuela que solo le duraría un año. Sabía que si le ponía buena cara, nada malo podría ocurrirle.

Llegó al tercer piso a pesar de haberse detenido varias veces a descansar sus brazos por la pesada caja que transportaba, y sonrió aliviada. Caminó hasta el salón que le habían indicado y con la llave que el profesor le había dado, la iba a abrir, pero esta se abrió sola. Lo ignoró, puesto que pensó en que quizá había sido un descuido del profesor, y además le convenía. Entró y dejó la caja en una mesa para luego suspirar y estirarse. Miró hacia todos lados analizando el lugar...

Era tenebroso. Tenía un aura oscura. Era húmedo, y bastante frío. Parecía que nadie había pasado una escoba en meses, ya que había miles de telarañas y polvillo. ¿Esta era la sala de música? Bueno, aunque más bien era un depósito. Su vista se detuvo en aquel hermoso ventanal que daba a un balcón con vista al colegio. Abrió las ventanas y se quedó mirando por el balcón el patio. Realmente era un edificio alto. El último piso estaba muy lejos del suelo.

Sintió que era hora de regresar, así que solo se dio vuelta y entró cerrando bien el ventanal. Pero antes de darse vuelta para poder dirigirse a la puerta de salida, un horrible estruendo la detuvo. Se congeló por completo y con algo de temor, se volteó lenta y cuidadosamente. A su alrededor no se veía nada, pero cuando dio otro paso, se escuchó el mismo estruendo dentro de un armario que allí había. Ella frunció el ceño y se acercó a dicho armario para intentar abrirlo... pero cuando lo logró...

Unos ojos blancos con apenas un punto como pupila, un cuerpo pálido del color de un cadáver, vestido con el uniforme pero manchado con sangre... la observó.

-¡AH, MIERDA! -exclamó ella y cayó sentada.

El joven que la miraba salió gateando como si fuese una araña, causándole terror y espanto al mismo tiempo. Las pupilas del fenómeno comenzaron a agrandarse, y en un momento a otro su ojos solo eran completamente negros. De su cabeza goteaba sangre y de su mano también. Aquella mano ensangrentada intentó tocó la cara de Lía, manchándola, y ella gritó de forma gutural y desesperada. Se levantó aunque las piernas le fallaban y corrió de allí, llorando mares de pánico y desesperación, corriendo hasta las vacías escaleras por las que había subido hace tan solo unos instantes y bajó tambaleándose. Tocó su rostro con sus torpes manos y estas quedaron manchadas. Seguía llorando, los gritos no le salían de su desgarrada garganta, corrió rápidamente hasta la dirección, pero alguien la jaló del brazo y ella gritó.

-¡¡AH, SUÉLTAME, TE LO SUPLICO!! -gritó ella en su cruel desesperación, cayendo al suelo mientras temblaba como papel.

-¡¡Hey, señorita Kang!! ¡¿Qué sucede?! ¡Cálmese, se lo suplico! -exclamó aquella voz que ella conocía, la de su profesor. Abrió sus ojos llenos de lágrimas y lo observó.

-P-profesor...

-¡Niña, me asustaste! ¡Tan solo venía a decirte que me equivoqué de sala de música! -habló el profesor con algo de vergüenza-. ¡Qué tonto soy! La sala de música del último piso está clausurada, lo siento... Es que como la clausuraron a finales del año pasado, me es un poco difícil recordarlo, jaja...

-P-pero... ¿C-clausurada? Y-yo... -Lía miró sus manos, estas estaban limpias, como si ninguna gota de sangre hubiese caído en ellas. Tocó su rostro y sus manos no se manchaban. ¿Qué rayos había sucedido?

El rostro de la joven se giró a ver la foto del chico al que le pertenecía el altar y en esta, él...








...ya no estaba sonriendo.

Bueeeeeno, la voy a dejar picando. Esta historia es una mezcla de terror con thriller pero al mismo tiempo tiene carácter policial y romance soft. Lo tiene todo, jajajaja ♡

De todas formas, es mi zona de confort ya que es una historia bastante oscura, ya saben, de esos géneros que nadie lee :'(

Jajajaja, no importa

¡Nos leemos pronto! ^^

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