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II. Cobarde

Con sus ojos tranquilos, Blair suavemente anotó en su brazo la lista de lo que tendría que comprar una vez que terminara el examen de graduación adelantada.

No prestó atención a la clase, era una sobre almas gemelas y la importancia de estas, como podría hacerte más fuerte y a la vez, destruirte.

Al menos debió haber sido una clase sin problemas hasta que escuchó un grito ahogado detrás suya y la estruendosa voz animada de Uchiha Obito casi cayendo de la silla mientras se tambaleaba emocionado, casi al borde de la embriaguez de felicidad interrumpiendo al profesor.

—¿Qué sucede ahora, Obito? —habló frustrado el hombre mayor con una mirada de desaprobación.

—¡S-sensei! ¡M-mi brazo! —exclamó el chico azabache con las mejillas sonrojadas y los ojos tan brillantes que Blair tuvo que preguntarse si el sol había descendido del cielo, divido en dos y haber cambiado de color a negro.

—¿Qué sucede con tu brazo, Obito? —habló irritado el hombre sintiendo su paciencia deshilacharse por los bordes.

Usualmente, eran pocos los niños que tomaban atención a la clase de almas gemelas, tal vez solo las niñas con flores de cerebro y la mayoría veía su clase como una materia innecesaria. Lo más irritante es como nadie lo respetaba en lo absoluto a pesar de que era crucial el saber sobre cómo reconocer tu alma gemela y saber cómo no solo existían un tipo de almas gemelas, sino varios tipos.

Aquellos que son ciegos hasta que se encuentran con su otra mitad.

Quienes que ven en blanco y negro.

Aquellos que tienen ojos bicolores hasta que tienen un encuentro fortuito.

Aquellos que tienen tatuajes en formas incompletas.

Quienes tiene el nombre grabado en su piel.

La primera palabra.

Cambios de cuerpo.

Colores de pelo intercambiados.

Temporizadores de encuentro.

De vida.

De muerte.

Había tantos tipos que casi sería imposible que se registraran todos los casos, pero aun así era una materia fundamental para cualquier shinobi porque... porque una vez que perdías a esa persona, ya sea que la hayas conocido o no, tu vida jamás vuelve a ser la misma.

Unos mueren en vida, otros se pierden la cabeza, algunos odian y otros se suicidan.

No hay maneras para curar un alma destrozada, todo depende de cómo, cuándo y dónde la perdieron, depende si son lo suficientemente fuertes como para seguir o si no lo son, si los recuerdos de aquel que perdiste van hacia ti o si sus heridas se vuelven parte de tu cuerpo matándote en el acto.

Su materia era tan importante como cualquier otra y era frustrante que nadie viera eso hasta que perdían a su pareja destinada y sus mundos colapsaban en pequeños trozos que se convertían en polvo.

No podía decir que era un shinobi hecho y derecho cuando era solo un pacifista que deseaba que las guerras se terminaran y mitades, familias y niños dejaran simplemente de morir por cosas que ni siquiera tenían importancia en primer lugar.

¿De qué sirve la venganza si las cosas nunca volverán a ser las mismas? ¿El honor y la gloria cuando tus manos están manchadas del doble de sangre del que crees? ¿De qué sirve el orgullo si no puedes inclinarte para salvar la vida de quien amas?

Nada es lo suficientemente valioso como un alma gemela, eso lo supo cuando sostuvo a su hija entre sus brazos por primera vez y, en una misión segura, él mismo se lesionó e incapacitó para no volver al campo de batalla. Él no quería que su esposa fuera una más de las mujeres que en casa terminan convirtiéndose en cadáveres andantes, no quería que su hija creciera en la soledad y el dolor de no ser amada porque su madre no tenía la capacidad de volver a abrir su corazón.

—¡Mi alma gemela me acaba de escribir! ¡Mi tipo de alma gemela es la escritura! —gritó emocionado Obito y el hombre se estremeció ligeramente.

—Felicidades —sonrió suavemente mirando al niño en una mezcla de felicidad, complicidad y un poco de simpatía—. Ahora solo debes comprender si serán marcas temporales, como cada vez que tu alma gemela mancha una parte de su cuerpo solo con rotuladores o si es de tipo marcas como cicatrices y/o heridas también están incluidas.

Blair se estremeció ligeramente y se quedó en shock mientras bajaba la manga de su polera con los ojos temblorosos sudando frío, podría ser cualquier persona, muchas otras personas en el mundo rayaban sus brazos y, aunque intentara engañarse, sabía que muchos Uchihas estaban emparejados con otros Uchihas y era imposible que esta fuera solo una coincidencia.

—¡Hai, Hai! —dijo despreocupadamente mientras miraba con brillos su brazo rayado.

—¿Podrías leer lo que dice? Tal vez tu alma gemela se encuentre en este salón —animó suavemente el profesor y Obito asintió frenéticamente con las mejillas tan sonrosadas que las manzanas tendrían envidia de su brillantez.

—Comprar un kilo de manzanas, un saco de harina de tamaño mediano, comprar seis cajas de leche, una docena de huevos... —Obito siguió enumerando la lista mientras Blair estaba en negación, no podía conocerlo, él... él simplemente no podía ser su alma gemela.

No podía ser así, era imposible, la mayoría solo se conocía hasta la edad adulta o incluso cuando son ancianos, algunos nunca conocían sus almas gemelas. Ella, ella no podía, simplemente era imposible, no, no, su lista era demasiado común, podría ser de cualquiera, estábamos a principio de semana, un día lunes, las compras del hogar eran normal, algo necesario para toda una semana, la fruta, los lácteos y las harinas para preparar cosas como pan, fideos y otras cosas era demasiado genérico para tener una dieta equilibrada, seguramente otra persona...

—¡... y comprar pañales, biberón y chupete para Shishi! —terminó jadeando Obito sonrojado y luego frunció el ceño pensativamente.

Blair se puso pálida y ocultó su rostro hasta casi los ojos en el cuello extra alto de su camisa.

—Mira, ahí tienes un nombre, tal vez sea el nombre de su hermano o primo menor —habló suavemente el adulto ante la emoción burbujeante de Obito—. ¿Hay alguien aquí que le suene familiar esta lista de compras o el nombre?

Blair no se movió de su asiento.

Así que Obito era su alma gemela.

Ella... ella no sabía qué pensar, ¿Cómo podría? Obito era su amigo, mientras que él era un radiante sol, ella solo era la sombra de una nube.

Pero... se graduaría este mismo día, no podía fallar en el examen, no solo porque estaba sobrecalificada para el nivel de academia, sino porque ella necesitaba ganar dinero para mantener el hogar.

Claro, podría pedir clemencia al Hokage con respecto a su hogar y aún tenía los fondos que su padre y madre habían ahorrado para mantenerlos en pie durante algunos años, pero ella sabía en el fondo que con suerte tendría para algunos años, tal vez hasta que Shisui cumpliera siete u ocho años.

Y estaba siendo optimista, en tiempo de guerra la mayoría del dinero se iba en armas y elementos para continuar la resistencia, los precios aumentaban exponencialmente y a nadie podría importarle menos los niños huérfanos.

Incluso si fueran Uchihas, niños pertenecientes a uno de los clanes principales y uno de los clanes fundadores, necesitaban mostrar que eran activos valiosos a los cuales patrocinar y apoyar, lamentablemente a nadie le podrían importar menos los Uchihas que son inútiles.

Irónicamente ella, un "prodigio" estaba emparejada con el último muerto, la "oveja negra" del clan Uchiha.

Mirando complicadamente su cuaderno y destrozando el lápiz que tenía en sus manos, se mordió ligeramente el labio inferior con sentimientos encontrados hasta que tocaron el timbre para la siguiente clase.

Entonces ella se decidió.

Incluso mientras era una kunoichi activa, incluso mientras mantenía un clon de sombras constantemente vigilando a Shisui, ella estaría ahí para Obito.

—¿Kakashi-san? —habló suavemente desconcertada mirando como el chico estaba en la misma habitación que ella.

—¿También vas a tomar el examen adelantado? —murmuró suavemente el albino sus ojos cansados, ella asintió.

Ambos se quedaron en silencio hasta que los hicieron pasar.

El examen escrito fue pan comido, el Sharingan tenía una especie de efecto de memoria fotográfica, pero tampoco es como si ella lo necesitara cuando podía comprender la materia que les enseñaban. Siempre y cuando lo entienda, podría replicarlo y recordarlo perfectamente.

Luego vino el examen de taijutsu, pelear contra Kakashi fue... complicado, pero una vez que activó el Sharingan de dos tomoes fue una victoria fácil, no era por ser presumida, sino que era un hecho de que Kakashi estaba vulnerable emocional y mentalmente en ese momento, junto con que la falta de información sobre la obtención de su segundo tomoe lo tomó por sorpresa no solo a él, sino que también a sus supervisores.

Ella solo tenía el factor sorpresa de su lado y lo supo aprovechar hasta el final.

Mirando los ojos de los examinadores, ella extendió su mano hacia Kakashi y lo ayudó a levantarse del suelo.

—Entonces, Blair-kun, cuando...

—El día anterior a pedir el examen adelantado —interrumpió tranquilamente la niña asintiendo en reconocimiento a Kakashi el cual le devolvió el gesto.

—¿Y cómo...?

—Padre murió en la misión, solo llegaron sus aretes de chakra ensangrentados —respondió tranquilamente mientras volteaba ligeramente su cabeza mostrando los aretes negros en su oreja en recuperación por la perforación que se realizó hace un mes.

Kakashi se congeló frente a ella, su mirada estaba desconcertada y parecía que el profundo trauma empezaba a abrirse paso por sus frívolas palabras dichas con tanta naturalidad.

Tal vez no debió responder tan directamente, los rostros de los examinadores se contorsionan en una mueca ilegible y Kakashi parecía devastado de alguna manera, pero seguramente si les hubiera dicho que los restos verdaderos eran los ojos de su padre, la mirarían peor.

Pero era lo suficientemente inteligente como para comerse ese dato con patatas y guardárselo para sí misma sabiendo lo valiosos que eran los ojos Uchiha, no solo en el mercado negro, sino que, incluso si amaba a su aldea y los Uchiha detestaban a los ladrones de linaje y la mayoría de los grandes clanes estarían de su lado, aun existían personas con tan poca moral que serían capaces de tomar los ojos de su padre y robárselos.

Incluso podrían tomar sus ojos y los de Shisui si tuviera muy mala suerte.

No era lo suficientemente estúpida como para poner en peligro a su hermano menor.

Si tuviera que callar para siempre su boca con tal de proteger a Shisui, entonces se volvería muda.

Si tuviera que ser llamada cobarde, sería la más grande cobarde.

No le importaba lo que le dijeran lo demás, solo le importaba la opinión de su pequeño Shisui... y, tal vez, ahora de Obito.

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Por cierto, publiqué este segundo capítulo tan rápido solo porque se me olvidó publicar la foto de Blair xD

Aunque amo el tropo de las almas gemelas, no se profundizará hasta mucho más adelante UU





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