Capitulo 9: El Ojo de Dios
-No me parece la mejor idea que esos tres caballeros estén aquí en nuestro escondite, Kanon.
Metidos bajo las sábanas con una linterna hablaban los dos enamorados, que ahora estuvieran más personas viviendo con ellos dos no le agradaba al Wyvern.
-¿Por que tanto miedo?
-¿Miedo?
Con una sonrisa de burla preguntó el peliazul hacia el contrario, se veía demasiado desconfiado con tres ex caballeros de athena metiéndose en sus asuntos.
-si, miedo... Uhhhh, ellos no harán nada, saben respetar la privacidad, o entonces pregúntale a acuario cuánto odia que se metan en su templo.
-Si es así... No creo que la esté pasando bien junto a el idiota de Deathmask y el floripondo de Afrodita.
El ex caballero de géminis río un poco por el comentario, pero sabía que se llevarían bien los tres en la misma habitación.
-lo único que puedo agradecer de que estén aquí es que compartiremos cama.
-Tampoco te emociones mucho, Wyvern.
-como quieras.
En la otra habitación estaban los tres santos que discutían por quien se quedaría en la cama, al final Afrodita dormiría cómodo en la cama de ese cuarto mientras que camus y Deathmask en el suelo.
-no compartiré mi bolsa de dormir contigo cáncer.
-Csmus no seas envidioso, no te iguales al idiota de Afrodita.
-No soy sordo cangrejo, y retractate de lo que dijiste.
-¡Al demonio!
-Si sigues molestando te echaré de la habitación.
-Maldita sea afro, no me jodas.
El caballero de acuario se metió en su cama improvisada dentro de su bolsa de dormir para luego darles la espalda a sus otros dos compañeros, pegando un suspiro pesado para cubrirse por completo.
-Mas les vale apagar la luz o no quieren saber lo que les haré si no me dejan dormir.
Dijo como último con cierto tono de fastidio, odiaba compartir habitación, y más con esos dos peleando.
Al final simplemente el de pelo azul oscuro terminó en el suelo sin lograr un acuerdo con su amigo peli celeste, a lo cual decidió irse a dormir a la sala.
-Urgh... Que pesados son esos dos.
Murmuró para si mismo con molestia, al final cayó tendido en aquel mueble que no le hacia gracia en absoluto.
Para el día siguiente el primero en despertar fue el acuario quien salió afuera un rato, había dejado de llover por un rato.
Luego fue Radamanthys, quien al verlo a fuera salió a verlo.
-Te levantaste temprano, ¿No crees?
-Estoy acostumbrado a eso, además... ¿Que hace aquí?
-Solo... Trato de ser buen ... No se, que se sientan bien acogidos aquí, de lo contrario los había hechado de esta casa hace rato, pero no lo hice.
-¿Le temes a Kanon verdad?
Una pregunta tan estúpida como aquella había puesto a prueba a su orgullo, lo miró mal, pero a este no le importó.
-¿Disculpa?
-Kanon parece buena gente, pero es un diablo cuando comienza a jugar bromas o está molesto.
Vaya ironía, con el no era así.
-Ajá...
-no me interesa lo que pase entre ustedes dos, solo quiero una vida tranquila.
-Gracias por eso.
El peli turquesa encogió los hombros, el clima seguía estando frío y oscuro, hace dos días que el sol no había salido.
-Sin la luz del sol todos comenzarán a morir, tengo entendido que los cielos están cubiertos por Zeus para que el eclipse de Hades jamás ocurra y acabe con la vida en la tierra.
-Los mares están cubriendo las ciudades por culpa de Poseidón.
-No me cae bien athena, siendo sincero, pero le tengo respeto, aún así no seguiré de su lado, para eso tiene a Seiya de pegaso, siempre la salva de los dioses y nosotros los caballeros dorados tenemos que hacerle paso para que logré su objetivo.
El Wyvern se sentó al lado de acuario, con una mirada indiferente, pero oyendo atentamente a sus palabras.
-Deberiamos tener cuidado ...
-¿Por?
-Los santos de bronce nos buscarán si Saori les pide que nos maten.
-¿Que...?
Kanon se había asomado a la ventana, oyendo la conversación, pero con aquello de que los santos de bronce los buscarían no le gustaba, estaban bien escondidos pero eso no sería problema para el ojo de dios.
O así le llamaba cuando los dioses en el Olimpo podían ver a los humanos desde los cielos.
-¿Athena subió al Olimpo?
-Kanon...
-¿Kanon...?
Eso era preocupante, ¿tanto odio tenían con los traidores?, sabía que esa niña no sería tan tonta de quedarse en el santuario a esperar a Hades y Poseidón, pero refugiarse en los cielos era algo rastrero de su parte.
-Esto será peor de lo que creí.
Ahora que lo pensaba se había excedido en todo, ahora el mundo sería destruido por una tontería suya.
Causar una guerra entre dioses, meter a los dioses olímpicos, todo se estaba saliendo de control.
-Esto es mi culpa...
Tras todos reunidos dentro de la cabaña no sabían que hacer, todo sería una destrucción completa en cuanto comenzarán a chocar sus cosmos los dioses.
-Kanon...
-No pensé las consecuencias de esto.
-Así que tú fuiste quien armó este lío desde el principio, ¿Eh?
-Callate cáncer.
El ex caballero de géminis no sabía cómo revertir aquello, aunque ya ni siquiera tenía solución alguna para ello.
-Maldicion...
-Deberiamos tranquilizarnos...
-silencio acuario.
-Ni se te ocurra callarme piscis.
Vaya broma la suya causar semejante problema que acabaría con la tierra.
-m~me dejé llevar demasiado... Esto no debería haber ocurrido, si tan solo... No me... Hubiera...
-Kanon.
Ante el llamado miró al rubio de ojos ámbar, lo miraba de forma sería y algo fría.
O tal vez el se sentía demasiado presionado con lo ocurrido con su estúpido plan.
-Rada...
-No quiero oír que te arrepientas de lo nuestro, arreglaremos esto, como podamos, aún si perdemos la vida intentándolo.
-p~pero...
-Nada de peros... Hay que escontrar una solución a esto.
Aún con la discusión de los tres ex santos dorados ellos lo ignoraron, el Wyvern solo se fijaba en Kanon, en nadie más..
Lo abrazó, intentando calmarlo, era muy difícil la situación, pero todo tenía solución en la vida sin importar lo que fuese.
-Tranquilo... Podremos con esto, somos fuertes por separado, pero juntos tal vez seamos capaces de noquear a un dios.
El peliazul pegó un leve suspiro, luego asintió con la cabeza, aferrándose un poco a aquel espectro, no podía arrepentirse de tenerlo a su lado.
O tal vez su vida fuera una aburrida y sin gracia como uno de la orden dorada de Athena, simplemente siguiendo órdenes sin sentido propio.
No estaba mal con su decisión, no podía estar mal con algo como ello.
La pregunta que alguna vez Aioros de Sagitario le hizo, sobre que si lo amaba, tenía una respuesta, y era un si.
No estaba arrepentido de haber decidido no matarlo.
Sabía que el tampoco estaría arrepentido de no matarlo a el.
Ya lo habían hecho una vez, ganándose el respeto mutuo.
Y ahora en una segunda vida estarían juntos, quisieran o no.
-Busquemos una forma de acabar con esto, Radamanthys.
-Bien.
-Si está será la última vez que te vea... Prefiero que sea al detener mi propio lío.
-Asi será.
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