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-No podemos permitir que el lord se meta en nuestros planes, me temo que tendremos que sellarlo por ahora.

-Si, también a la entrometida de Pandora.

-solo así podremos ejecutar nuestro plan.

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Después de aquel día y aquel enfrentamiento Radamanthys llevó consigo en sus brazos a kanon, lo llevaría nuevamente a londres para que oddyseus lo curará y que lo hiciera reaccionar.

-creo que me pasé un poco.

Nunca se había imaginado enfrentarse a fuerza bruta contra el peliazul; debía de admitir que tenía bastante fuerza para lo que aparentaba.

Aunque ahora que recordaba lo que había pasado en aquel sitio encontró a alguien que tenía cierta similitud con el padre del chico que buscaba Aiacos.

-Señor Degel.

¿Sería su hermano?, la verdad lo dudaba mucho, no lo había conocido lo suficiente como para saber si tenía parientes.

["les juro que si los encuentro los mataré con mis propias manos..."]

Esa amenaza sonaba constantemente en su cabeza, aún viendolo muy mal herido y sentado en el suelo apoyándose con el pilar.

por ahora solo se mantenia pendiente de kanon, mientras duraba su viaje para llevarlo de vuelta con oddyseus y que curara sus heridas.

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En otro lugar...
...

la escena era fria y silenciosa, el en su cama estaba sentado, a un lado de el se encontraba la ventana.

Nevaba silenciosamente, mientras que Camus se encontraba algo desilusionado, afuera estaban hablando sus familiares, y con el tiempo que estaban pasando allí en Asgard su madre había mejorado considerablemente, recuperando su cordura y dulce sonrisa que siempre le caracterizaba.

Poco recordaba de su anterior vida, sin embargo parecía un lugar profundo aquel que había descubierto, y pensar que todo lo había causado uno de sus amigos.

Su situación parecía deplorable, desolado y ahora intentando reconstruir su vida.

Mientras seguía pensando un poco las cosas escuchó un ruido fuerte en la sala, y algunos gritos que parecían venir de la albina.

-¿Eh...?

fue rápidamente a la sala, notando a un hombre moribundo que era sostenido por su tío, de cabello verde intenso y una armadura de tonos naranjas y dorados, mientras que sangraba descomensurablemente en boca y demás heridas que tenía.

-¡Issac!

Al oír el nombre lo recordó, era el hermano de su padre, y al parecer el también poseía una de esas armaduras malditas que los estaban condenando como corderos.

-Esto no es bueno...~ deben decirle a Julián... Ese sujeto nos matará a todos...~

El oír aquellas palabras lo dejaron perturbado, más cuando vió que vomitó más sangre, sus heridas eran bastante graves.

Pero para el... Le recordaba bastante a... Aiacos.

Su angustia lo hizo volver a su habitación , el solo recordarlo, el imaginar una vez más como aquel sujeto le hizo aquello a quien fue su amigo... Simplemente lo dejaba inquieto y aterrado.

No volvió afuera...

-¿Se repetirá lo mismo una vez más...?

Fue su pregunta al aire, mientras entrelazaba sus manos con inquietud y ansiedad.

Tenía que olvidar aquella escena... No podía estancarse una vez más en el pasado.

...

Para el día siguiente todo estaba muy silencioso, salió a caminar por las frías calles de aquel pueblo para despejar su mente de lo vivido el día anterior, sin embargo aún le era muy complicado hacerlo sin sentirse asustado, sin poder hacer nada.

Mientras caminaba pensaba un poco en todo lo que había pasado le preocupaba un poco, pero ahora, entre más lo pensaba mejor lo asimilaba o al menos eso pensaba él.

Parecía perdido mientras caminaba entre la nieve, mirando el paisaje del pueblo que cruzaba, a su vez mantenia su mirada perdida en su camino, y en un momento, mientras continuaba perdido una voz familiar lo despertó de sus pensamientos.

-¡Oye cam!, pensé que no volvería verte por aquí...

Allí estaba él un joven de cabellos rojizos y ojos ligeramente violáceos con una trenza en un lado de su cabello, quien al verlo parecía bastante feliz.

Esto confundió a camus pues pensaba que jamás lo volvería a ver con tanto que había pasado.

-Surt?

Preguntó el joven al ver a uno de sus viejos amigos en aquel sitio mientras ahora lo acompañaba, parecía casi que imposible pero allí estaba frente a él mientras lo miraba con una leve sonrisa.

-¡El mismo que canta y habla!, oye, creí nunca volver a verte por aquí, ya que tus padres se habían mudado a otro país.

El peli azul bajo la mirada el recordar aquello solamente le hacía pensar todo aquello malo que tuvo que vivir por culpa de las mafias.

Aquella reacción la notó surt quién frunció el ceño ante la actitud de su antiguo amigo.

-¿Estas bien?

Preguntó aquel chico mientras miraba a su contrario.

-no, la verdad no.

Terminó siendo sincero con sus sentimientos, abrazándose a sí mismo con algo de pesar, la situación no era nada agradable para él, y el simplemente guardarlo en su interior era peor.

El peli zanahoria lo miró aún más preocupado, poniendo sus manos sobre los hombros de Camus mientras intentaba expresar comprensión por lo que decía.

-siempre estaré aquí si quieres hablar.

Parecían buenos amigos pero realmente surt no era nada de eso, y aunque tenía nexos con la familia del peli azul era más bien un tipo de víbora que podría aprovecharse de cualquier inocente que le diera la mano, y aunque se llevaran conociendo varios años en la niñez del francés el ser separados fue más bien un alivio para el acuario que para el asgardiano.

Pues todos los planes que este tenía se habían visto pausados por la inconveniencia de la partida de su "amigo".

-oye, vayamos a tomar algo, esta haciendo mucho frío afuera.

Ofreció de forma amigable esperando una respuesta positiva por parte de su amigo, para que al recibirla se llevara consigo y tomados de la mano al joven Camus hace una cafetería cercana de aquel pueblo.

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La situación de Londres no era muy diferente desde que Radamanthys llegó al centro médico donde había encontrado a oddyseus este lo regañó por el gran golpe que le había dado a kanon que lo había dejado casi que noqueado por completo, pues no había despertado ya en dos días.

Había sido un completo imprudente y estaba en juego la vida de un inocente, que solo se había enredado en un problema que no le incumbia a él.

Al principio el hombre de cabello albino no quería atenderlo, pero al tratarse de una de las personas que portaba una de las armaduras doradas aceptó hacerlo solo por una única vez, ya que no se iba a hacer cargo de más imprudencias que causara el espectro solamente por un capricho.

Lo cual fue justo incluso para el rubio, pues estaba consiente de los que había causado en su enfrentamiento.

Al retirar la armadura que esté poseía toda destruida, que, para los demás no era visible, encontraron algo que parecía ser un milagro, se trataban de los dos anillos dorados de géminis.

Aquellos perdidos anillos que ahora habían vuelto a aparecer esta vez de manos del peli azul marino.

Ahora sí muy probablemente los dioses gemelos no tendrían la oportunidad de volver aquella dimensión donde se encontraba la espada de Hades.

-increible... Así que los recuperó.

Dijo fascinado el doctor mientras observaba los objetos detenidamente, en eso el espectro juez del inframundo Lo miró poco convencido, y ahora que lo pensaba saga se encontraba perdido desde hace bastante tiempo.

También tendría que encargarse a buscarlo, era lo menos que podía hacer por enmendar su error, y todas las faltas se cometió durante su completa ausencia.

-¿puede encargarse de cuidarlo?, debo encontrar a alguien importante para el.

-Será la primera y última vez.

-comprendo.

Sin decir más nada partió de nuevo hacia aquel lugar de donde había venido, esperando encontrar algún rastro o indicio de la estancia del hermano de kanon.

Pero en su salida se encontró con sus dos amigos, aiacos y minos quienes lo esperaban atentamente en su salida.

-¡Radamanthys!

-oye amigo, ¿que tal el viaje?, ¿Todo bien?

La alegría en sus voces no hizo sentir de muy buen humor al rubio pues lo que había pasado en la Atlántida no era algo que le gustaría tratar tan pronto pues no sabía cómo después se lo tomaría su pareja.

-estaremos bien, supongo, ahora quiero buscar a su hermano, lleva tiempo desaparecido también por lo que sé.

Contestó sin demasiada importancia pues aún ni siquiera parecía momento y lugar para explicar tales cosas.

Sus dos compañeros lo miraron confundido, su actitud no parecía ser la misma de siempre, y, aunque veían que estaba preocupado, había algo más allá de lo que aparentaba.

-Bueno... También estoy buscando el paradero de Camus... Las enfermeras me han dicho que el me ha venido a visitar en ocasiones... Siento haberle hecho pasar tal angustia durante mi inconsciencia.

Habló el de cabello violáceo con leve tristeza, dejando de lado su buen humor, pues no podía imaginar como debió de haberse sentido su "protegido" durante todo aquel tiempo.

-¿Por que no preguntas con los nuevos ocupantes de la mansión?, creo que eran conocidos de los familiares de tu chico.

-haré el intento... Espero encontrarlo rápido.

Finalizó el garuda para luego recibir un abrazo de sus dos amigos de forma consoladora, pues también se notaba de lejos lo que él había sufrido tras la muerte de su novia y la pérdida suya propia, para él era tan aterrado recordar eso, que él simplemente saber que camus había pasado lo mismo lo hacía sentir peor consigo mismo, pues aún siendo trabajo... Había desarrollado vínculos con personas que nunca imaginó conocer.

-¿Y tú qué harás, minos?

El albino ante la pregunta sonrío un poco nervioso, no sabía exactamente qué hacer, ya que su "amigo" lo odiaba de por vida y estaba en peligro constantemente de que sus otros dos hermanos lo mataran.

sonaba cruel pero era bastante real aquella realidad.

-supongo que por ahora me quedaré por aquí, aún no creo que sea momento justo para arreglar las cosas con Albafica.

Contestó un tanto titubeante, mientras se separaban los tres y tomaban algo de distancia.

-debes arreglar tu error, o siempre te perseguirá el hecho de que destruiste una familia entera simplemente con influir en ella.

La advertencia parecía más una amenaza que un aviso, pero era bastante cierto, debía ser fuerte y enfrentar sus errores para arreglarlos o al menos hacer el intento.

-bien, veré qué puedo hacer para repararlo.

Aquel momento podía ser bastante conmovedor o incluso bastante alegre, pero internamente todos los tres se debatían sus acciones y si habían sido correctas o simplemente el destino les jugó una mala pasada, aunque claro que con aquel trabajo que habían tomado, simplemente habían estado arruinando vidas de personas inocentes que se habían involucrado en algo que ni siquiera ellas sabían.

El invierno parecía llegar y los primeros copos de nieve cayeron dando inicio a la época de invierno donde parecía ser más duro que agradable.

Un gran paisaje nevado.

Tan bello y hermoso como a su vez tan siniestro y malvado que escondía una dura realidad que estaba siendo formada por seres sobrenaturales que estarían dispuestas a matar a quien sea por lograr sus objetivos.

No solo eran los dioses gemelos, los asgardianos también estaban planeando algo pero de una forma menos alardeante para quienes los conocían.

Los dioses guerreros podrían aparecer si todo el caos de las armaduras doradas no desaparecía.

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-¡No, no!, ¡Milo ven!

-¡Suficiente!, ¡engañaste a mi madre por años!, ¿y ahora planeas que te perdone tan fácilmente?, ¿por eso me dijiste que dejara a mi pareja?, ¿para que nada de eso se supiera?, ¡Eres un imbécil!

Enojado en alguna parte de Grecia se encontraba Milo y kardia, el clima parecia bastante caluroso, todo lo contrario al anterior lugar donde se encontraban, en aquel humilde que antes fue de los padres del mayor y que ahora les pertenecía estaban hablando o eso parece, por que lo que había ocurrido con su familia era algo casi que tradición, pero las cosas que estaban ocurriendo no eran nada normales.

Discutían, y el más enfadado era el de cabello azul violeta quien no podía creer lo egoísta que estaba siendo su padre, con todo el tema de lo que había causado su separación con el peli azul turquesa.

-¡No fue por eso!

-¿No?, ¿entonces por qué fue?

-lo que menos hubiera deseado fue que lo de ustedes se acabará, pero desafortunadamente...era imposible.

-¿Imposible?, ¡Solo estás sacando excusas!

El escorpión estaba bastante enojado desde que había ocurrido aquello de las armaduras simplemente su mundo se había puesto de cabeza y había tenido que dejar todo atrás, sin opción de devolverse ya que era simplemente inútil y una vez más sentía que era culpa de alguien simplemente que aún no sabía de quién, pero estaba seguro que si encontraba ese alguien recordaría de quién se trataba, había perdido su pulsera y anillo hace ya bastante tiempo y ahora que también se enteraba del caos que estaba ocurriendo se preocupaba por su misma realidad.

-Surt...

-¿Que?

-El chico de pelo de zanahoria... Surt.

-¿Que hay con el?

La mención de aquel muchacho fue confusa para Milo, pues aún sí lo recordaba no entendia él que tendría que ver con la situación de su pareja y el, que había sido completamente destruida.

-es un loco... Quería matarnos a todos si no te separabas de ese niño congelado.

-¿Como?

-si, al principio no le creí, e incluso me burlé, pero mira que hablo enserio cuando me amenazó.

En aquel momento kardia le enseñó una cicatriz que no parecía muy notable pero que se encontraba en una de sus manos como si lo hubieran atravesado con un cuchillo, y así fue, aunque tardó un poco en recuperarse solo había quedado aquella marca que parecía una "x".

-El va enserio... Por eso fue mejor que te alejaras de el, no quería que ese rarito le hiciera algo a ti o a tu madre, y si... Esto aunque suene poco creíble para ti es la verdad, aún amo a tu madre y lo que pasó con degel quedó en el pasado... Después de todo jamás podré volver a ver sus ojos...

El menor de los dos quedó atonito, y aunque pareciera una broma no lo era en absoluto, era completa y física verdad la que estaba saliendo de boca de su padre, él solo intentaba protegerlo aunque para él fuera un acto egoísta por separarlo de la persona que amaba.

El silencio se apoderó de ambos para que una vez más el cabello azul añil supiera pesadamente y sin ánimos para continuar.

-¿Siempre fue por eso?

-Asi es...

-viajaré a Siberia.

-¿Que?, ¡No!

Kardia se alertó al oír la repentina desición de su hijo, el que fuera allí era una sentencia de muerte segura, bastante era la amenaza de aquel cretino, y no quería que hubieran más heridos... O muertos.

-¡No intentes detenerme!, debo encontrar a Camus... Debo sacarlo de allí.

Completamente decidido salió de la vista del de cabello azul cenizo, quién se encontraba preocupado por la repentina actitud del joven, aunque no lo discriminaba, pues él en su juventud también había sido así.

Al final terminó sonriendo un poco, al parecer el único que podría ser feliz al menos con alguien de sus conocidos sería él.

-solo cuídate... ¿Quieres?

-¿Eh?

Milo miró confundido a Kardia, pero después le dedico una leve sonrisa por su apoyo, al final lo había convencido.

-si irás a salvar a la persona que amas al menos procura no morir en el intento, si no entonces no tendría sentido lo que estás haciendo si vas a perder la vida, ¿entendiste?

-Claro... Gracias.

El joven se acercó al mayor y lo abrazó fuertemente, al menos sentía apoyo de alguien importante para el.

-creo que hubiera sido más seguro que aún tuvieras el objeto que te di, pero no importa... Creo que es una maldición menos para nosotros.

El acto no duró demasiado, para finalmente darse por terminado y que Milo empezará a arreglar todo para viajar a Rusia, donde se encontraban las tierras heladas de Siberia y cercana a las tierras nórdicas de Asgard.

Daría como fuera el encontrar al acuario, su odio irracional por lo que había pasado en el pasado simplemente no tenía razón de ser.

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Tres personas distintas buscando a la misma persona, todas con un objetivo distinto.

Amistad, malicia, amor.

Aiacos, Surt, Milo.

Solo el tiempo diría quien lograría primero llegar a cumplir con aquel destino trazado.

-¿Todo bien cam?

-si, supongo...~

El de cabellera zanahoria miró disimuladamente las manos y antebrazos de su amigo, buscando indicio que este hubiera tomado la reliquia familiar de su padre, sin embargo por la chaqueta que este tenía puesta no podía ver bien si la tenía o no.

Era un anillo, ¿no?

Suavemente, mientras el de cabello largo se encontraba distraído tomo su mano izquierda, con delicadeza, que llamó la atención de este al sentir el tacto.

-¿Que haces?

-oh, no... Nada, tienes unas lindas manos.

El oir aquello hizo que camus frunciera el ceño al no comprender lo que este trataba de decir, además aquel repentino agarre lo tomó por sorpresa.

-¿Gracias?

Respondió sin más, continuando de beber su café con la mano derecha.

-¿Puedo ver tu otra mano?

-¿Que tienes con mis manos?, estás actuando raro.

Se estaba incomodando con el hecho de que tuviera interés en ver sus manos, ¿Que pretendía buscar?

Tras un par de segundos meditando se dio cuenta de la marca que tenía en su dedo anular por el anillo de su padre, aún no se quitaba desde que usó involuntariamente el poder que "este" contenía.

-Sueltame.

Afortunadamente su contrario le oyó y soltó su mano, la cual ocultó incómodo entre uno de sus bolsillos.

-¿Que hay de tu hermana?, ¿Se encuentra bien?

Preguntó para cambiar de tema, aún sin saber bien que hacer, y tampoco sabía que buscaba exactamente Surt.

-ella está bien... Un poco enferma, pero ya está recuperándose.

-me alegra oír eso.

Terminó dedicando una leve sonrisa por aquello, pero una vez más el asgardiano había sido suspicaz y vio su mano derecha en cuanto soltó el vaso y la puso sobre la mesa.

No tenía el anillo.

Era información importante, pero a su vez terrible, sus planes no saldrían como esperaban si no tenía el poder que necesitaba.

Desvío la mirada fingiendo no haber visto nada.

-¿Hace cuánto estás aquí en Asgard?

-hace poco, mi madre, mi hermanito y yo nos mudamos aquí de nuevo, la vida en la ciudad es bastante pesada.

-¿tienes un hermano?, ¡Felicidades!

-gracias... "Aunque fue un verdadera lucha por tenerlo de vuelta"

Aquella última frase la dijo con algo de dolor para si mismo, pues tras un montón de papeleo que el tuvo que hacer por su madre había ocupado algo así como el puesto que una vez tuvo degel.

Pero ahora estaba el y debía encargarse de que su familia estuviera bien.

Los ánimos nuevamente habían bajado, haciendo que pegará un largo suspiro ello, solo era cuestión de acostumbrarse.

-Oye Camus, te parece bien si vamos con unos amigos míos?

-¿Con amigos tuyos?, supongo que para distraerme estará bien.

-bien, entonces pagaré e iremos con los demás.

El peli azul asintió levemente, metiendo sus manos entre los bolsillos de su chaqueta una vez más, y dando otro hondo suspiro para intentar liberarse de aquellos malos pensamientos que lo estaban invadiendo.

¿Nada podía empeorar, verdad?

¿Verdad?

...

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Perdonen la inactividad, me hacia falta la inspiración para continuar, un capítulo algo tarde por que pensaba subirlo el 24 pero no se dio, así que la imágen es para desearles felices fiestas y que tengan lindo año nuevo, ya que no sé cuando vuelva a subir CAP, espero que les guste, y me disculpen las inconsistencias, no sabía cómo continuar ;-;.