Capitulo 50: Mar Azul parte 2.
—¿Dónde esta?, juraba que estaría aquí.
—Hypnos, ¿Pasa algo?
—ya no está... Ha desaparecido, se han llevado el anillo.
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El resto de su día había pasado completamente normal, aunque un poco aburrido si lo pensaba mejor.
Kanon aún seguía pensando en el anillo de su hermano, no sabía por qué estaba allí, pero también le daba mal sabor pensar que le había robado a alguien, solo pudo dar un suspiro y ver tambien la pulsera que tenía puesta.
—¿Por qué nunca me dicen nada?
Se preguntó nuevamente aquello, no solo lo confundía, también le hacia cuestionar demasiadas cosas sobre Radamanthys.
—Maldito hijo de perra.
Sentía que lo había dejado solo, y que bueno, con sus pocos amigos no podía hacer demasiado realmente.
No le creía ni una palabra, pero le molestaba que ahora fuera así luego de tantas palabras bonitas que se fue creyendo conforme pasaba el tiempo.
Terminó su turno, ya llegaba la noche y necesitaba descansar.
—¡Hasta mañana!
Se despidió de las cocineras, quieres le respondieron a lo lejos.
Tomó sus cosas y se fue a casa aún no se sentía completamente convencido de que todo ese mundo que conocía se volteara de un día para el otro.
Tomó un transporte para tomar rumbo cerca a su hogar, al cual luego de una media hora decidió detenerse en dónde conocía que era la dirección de Milo, aprovecharía para hablar con el.
Fue hacia la puerta para tocar y esperar a que alguien le abriera, luego de un rato apareció la señorita Calvera quien al verlo le pareció un fantasma.
—Buenas noches, ¿Está Milo?
—¿kanon?, vaya, es sorprendente verte luego de casi un año, temo decirte que ya Milo no vive aquí, se fue con su padre hace... Dos meses creo.
—¿E~enserio?, ya veo.
—Aqui entre nosotros... Hasta me alegro de que se hallan ido, Kardia es un maldito desgraciado, y Milo salió igual a el.
Dijo eso con cierto odio la pelinegra, quien luego de decir eso se despidió y cerró la puerta con algo de fuerza, el peliazul no sabía cómo reaccionar, pero lastimosamente no tendría la oportunidad de hablar con el para saber que había pasado con su relación.
Ni modo.
Pegó un suspiro pesado para entonces volver a su casa, había llamado al peliturquesa y no le había contestado, así que suponía que estaba ocupado con alguna cosa.
Prefirió caminar con calma, está vez dejando sus pensamientos de lado, dispuesto a librarse de todas aquellas energías negativas para continuar con lo que realmente le importaba, su familia.
...
Llegó a casa, abrió la puerta y luego cerró, subió directamente a su habitación, estaba agotado.
Pero antes de siquiera hacerlo sacó el anillo de su hermano para observarlo un poco mejor, y terminó colocandoselo en el dedo consiguiente del anular dónde tenía el suyo, segundos después de ver su mano se dió cuenta de que ya no estaba sobre su cama donde debería estar, si no en un espacio vacío, completamente oscuro.
—¿Eh?
Se quitó el anillo, volviendo todo a la normalidad.
Se confundió, aunque le parecía una mala broma de saber que esos miseros anillos tuvieran como secreto un poder sobrenatural que nadie debía tener es sus manos.
—Esto debe de ser una broma.
Volvió a colocarlo, notando que había vuelto al mismo sitio, un vacío ... ¿Dimensional?
Que ironía, si así eran los anillos gemelos, esa pulsera que Sorrento le había dado traería el mismo secreto.
—¿Que acaso no puedo tener una vida tranquila fuera de todo esto?
Su mente estaba hecho un lío con todo lo que le estaba pasando, primero la habilidad que Radamanthys tenía para volar e invocar algo parecido a una armadura, y ahora esas joyas malditas también podían hacer algo parecido.
Era demasiado para procesar, pero eso no le quitaba el hecho de que fuera una pesadilla.
Tomó aire.
Vió su alrededor lentamente, intentando encontrar algo interesante en medio de la nada, aunque en lo más lejano vio un objeto que brillaba.
Decidió ir a ver de que se trataba.
Caminó hasta dar con lo que parecía una espada, sobre está un papel con un escrito en griego, no tenía idea de que decía.
Ni siquiera logró tocarla cuando sintió un fuerte corrientazo en su mano.
—¡Carajo!
Lección aprendida, nunca toques cosas desconocidas.
Frotó su mano y parte de su brazo para mirar hacia abajo y ver un libro, estaba algo viejo y gastado pero su funda era de cuero y tenía grabadas letras en color dorado.
Nuevamente en griego.
Lo tomó y lo ojeó con cuidado, habían varias fechas y dibujos, entre ellos encontró los dos anillos que tenía puestos.
—creo que esto aclarará mis dudas.
Decidió llevárselo para traducirlo y saber que decía, así mismo le diría que demonios pasaba en su realidad como actualmente la conocía.
Se quitó el anillo de su hermano, saliendo de aquel sitio y volviendo a su habitación, ya quería empezar a leer aquel libro pero necesitaba dormir por un rato siquiera.
Para el día siguiente vería como empezaría con su trabajo.
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La mañana llegó, la misma rutina de siempre sin diferencia, ya sentía completamente repetitivo.
Camus seguía pensando en la desgracia que no solo había causado su padre si no aquel sujeto súper amigo de Kanon que había arruinado sus vidas.
Aunque ahora que lo pensaba debía ir a buscarlo, al menos para distraerse y no quedarse encerrado en sus propios pensamientos que no le traían nada bueno.
Una vez listo fue a la misma cafetería donde sabía que trabajaba su amigo, ¿Que eran?, ¿Las 8 de la mañana?
Le dió igual, por lo que tomó camino hasta aquel lugar, que le quedaba cerca a su desolada casa.
Afortunadamente llegó cuando abrían, por lo que decidió esperar adentro pidiendo un café de paso en lo que llegaba kanon.
Pero ya se tardaba demasiado.
—Una pregunta, ¿Kanon llegará temprano?
—La verdad no lo sé, tiene un trabajo aparte, quizás en una hora llegue.
Le contesto una chica de cabello rubio, por lo que Camus asintió y se quedó esperando a que se esa hora se cumpliera.
Y fue así, luego de una hora y 15 minutos llegó el peliazul un poco agitado, pero intentó recuperar el aire al llegar a la puerta.
—¿Estás bien?
Cuando habló causó un sobre salto en el recién llegado quien lo miró un poco asustado.
—oh, hola Camus, ¿Que haces aquí?, es broma, ahora que te veo necesito tu ayuda.
—¿Para que soy bueno?
Contestó con tranquilidad y una ligera sonrisa, para que Kanon se sentará a su lado sacando una libreta de su bolso.
—encontré esto anoche en un rincón secreto de mi habitación, está en griego, supuse que como estudiaste varios idiomas podrías ayudarme a traducirlo.
—interesante.
El de cabello turquesa tomo el libro y lo ojeó por encima, notando un nombre en las letras doradas.
—¿Alguno de tu familia se llamaba... Odiseo?
—¿Odi...~ que?, no, ni tengo idea de quien demonios es pero seguramente me de respuesta de lo que estoy buscando.
—Claro, puedo ayudarte con esto, me quedaré aquí, y en eso te hago el favor mientras trabajas.
—muchas gracias, te lo agradezco mucho, cam.
—no es nada.
Ambos asintieron para que luego el mayor de los dos dejara sus cosas al lado del otro e irse a hacer lo suyo mientras Camus se encargaba de traducir aquel libro.
Al menos no tendría que hacerlo solo.
Pero mientras el peliturquesa leía más, le inquietaba lo que estaba viendo, habían varios dibujos, entre ellos también vio el anillo que era de su padre y el que había perdido.
—¿Este es el origen de esos objetos?
Solo pudo negarse con la cabeza para cerrar momentáneamente el libro ese y luego resignare a hacer el favor.
Quizás también le ayudaría a resolver algunas dudas que tenía.
—bien, hagamos esto.
Se dijo decidido para ir escribiendo lo que veía en otra libreta que Kanon tenía entre sus cosas, de paso iba leyendo de apoco lo que decía.
-3 de septiembre.
[" Acabo de llegar a un lugar distinto del que buscaba, parece un sitio tranquilo, solo espero que no me hayan seguido los dioses gemelos, si me alcanzaron hasta está dimensión seguramente haya condenado a otra realidad por culpa mía."]
-16 de septiembre.
["No estuve tan equivocado como pensaba, esos malnacidos me lograron seguir, pero no creo que puedan salir de la otra dimensión sin levantar mayor pánico entre las personas que los vean, al parecer solo quieren pasar de incógnito a buscarme, yo sé lo que ellos quieren, y para que lo quieren."]
-24 de septiembre.
["Ahora que me doy cuenta me confíe demasiado sellando la espada de Hades dentro de la otra dimensión, y aunque no puedan sacarla de allí saben cómo entrar para ver si estoy escondido allí dentro junto a la espada.
Debo de deshacerme de las armaduras doradas para que nunca las encuentren y logren romper el sello."]
...
-6 de octubre.
["Creo que encontré una forma de cambiar de forma a las armaduras, pero básicamente sería destruirlas, necesito consejo de alguien, pero creo que lo mejor será hacer lo que estoy pensando."]
-23 de octubre.
["Lo logré, ahora debo dejarlas a cargo de manos confiables que las cuiden con sus vidas, si llegan a caer en manos malignas me arrepentiré más de haber causado todo este lío por salvar mi mundo."]
30 de octubre.
["Encontré a un par de jóvenes en una universidad, parecían tener una fiesta de despedida, la verdad no sé, ese chico peliverde me ha llamado bastante la atención, ¿Que tiene?, ¿24?.
No importa, se escoger a las personas, a su lado estaba un hombre de cabello casi pelirrojo, a ellos dos les dejé a cargo está responsabilidad, se que la llevarán bien, además nadie se dió cuenta por qué estaban en su caja de regalos, confío plenamente en que mantendrán a salvo estás armaduras."]
Fue repentino para Camus, llevaba un buen rato leyendo aún sin escribir nada y se había dado cuenta de que el primero al que había mencionado se trataba de su padre, ¿Una fiesta de graduación?, Degel jamás había tenido fotos sobre ello o sus amigos, y aunque buscará no había nada.
Se había metido tanto en la lectura que solo pudo ponerse una mano en la boca y tratar de asimilar todo lo que hasta ahora había leído, sonaba una estupidez, pero tenía el suficiente sentido como para creerselo.
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Las horas pasaron, luego de una extenuante jornada de trabajo Kanon finalizó y fue a buscar a su amigo que parecía un tanto perturbado, pero no le dijo nada.
—Camus, ¿Estás bien?
—Lo recuerdo todo...
—¿recordar que?
—Creo que deberías leerlo por tu cuenta.
Le entregó sus cosas con ambas libretas, luego se despidió con rapidez y se fue, dejando confundido al peliazul.
—¿Tan grave es esto?
Se preguntó con cierta ironía, pero al menos había bastante de lo que habia escrito en inglés, así que podría darse cuenta fácilmente.
Se fue a casa.
...
Al llegar saludó a su madre e hija, había llegado bastante temprano a comparación de otros días por lo que tendría libertad de leer un poco mientras pasaba tiempo con Mai.
Aunque esa expresión en el rostro del peliturquesa no había sido nada normal a como lo conocía.
Se preguntaba que había visto para espantarse de tal forma.
—venga a ver, ¿que tipo de fantasma vió Camus?
Se detuvo a leer mientras a su vez acomodaba a la pequeña sobre su regazo para dormirla, pero no se podía concentrar demasiado aún.
Solo pudo sonreír un poco intentando calmar a la revoltosa que le recordaba de cierta forma a el cuando lo describian como un niño.
Ya entendía el porqué.
Dió un ligero suspiro para empezar de nuevo, al menos desde donde lo había escrito su amigo.
-26 de noviembre.
[”Hoy he conocido a un par de hermanos bastante particulares, uno parece un demonio por fuera, mientras que el otro parece un ángel, que curioso, aunque no parecen ser muy unidos.
Les he entregado anónimamente un par de anillos gemelos, la verdadera entrada a donde está la espada de Hades, aunque me temo que si al menos uno de los dos pierde el anillo y los dioses gemelos lo encuentran tendrán acceso a la otra dimensión, confío plenamente en que no cometerán ninguna estupidez que los lleve a tal punto.
El demonio tiene el anillo de la bondad, el ángel tiene el anillo de la malicia.
Esperó no haberme confundido con el orden de lo contrario de nuevo me habré equivocado y eso llamará la atención de Hypnos y Thanatos para buscar mi paradero."]
-30 de noviembre.
["Ya son dos años de que estoy en este mundo paralelo, y he actuado minuciosamente para no causar sorpresas o sospechas, pero creo que si un paso en falso siguiendome de las apariencias.
Jamás había visto un loco como el, todo por culpa del anillo equivocado.
El... Intentó entrar a la otra dimensión solo con un anillo, pero creo que lo que vio no fue lo mejor, creo que he desatado recuerdos de su pasado.
Lo único bueno que puedo destacar es que dejó de lado el anillo, así no lo afectará más, pero el daño ya está hecho.
Lo lamento mucho, Aspros."]
Se le heló la sangre luego de leer aquello, y pensar que en su momento había tenido un ataque de ira por lo que habia pasado por un tema de trabajo, cuando lo llamaron ese día temió por su hermano y madre, pero jamás se imaginó que eso habis sucedido por un anillo sobrenatural como el que tenia puesto.
Pero sintió peor cuando recordó que su hermano lo había llevado puesto por más de una semana, ¿Saga se encontraba bien?, ¿O también el anillo le había lavado el cerebro?
—S~saga.
Ya anochecía bastante, se preguntaba donde estaba, se había tardado mucho, sabía que estaría con su tío, pero... De no se así ¿a dónde estaba metido?
Dejó su cuaderno de lado para tomar su teléfono y marcarle a su hermano pero la llamada se iba a buzón de voz.
—Por un demonio...
Volvió a intentarlo, pero nada.
Tenía de lo que podría pasar, sentía unos muy ligeros recuerdos de algo muy pero muy lejano, ese miedo había vuelto a el como aquel día.
["Tu hermano solo es un traidor... Merece la muerte por sus actos".]
Estuvo quieto, ahora recordaba algo.
[Tan arduamente el mar,
tan arduamente,
el lento mar inmenso,
tan largamente en sí, cansadamente,
el hondo mar eterno.
Lento mar, hondo mar,
profundo mar inmenso...
Tan lenta y honda y largamente y tanto
insistente y cansado ser cayendo
como un llanto, sin fin,
pesadamente,
tenazmente muriendo...
Va creciendo sereno desde el fondo,
sabiamente creciendo,
lentamente, hondamente, largamente,
pausadamente,
mar,
arduo, cansado mar,
Padre de mi silencio.]
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