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Capitulo 35: Cambio.

El plan comenzó, con el pasar de los días Radamanthys se incorporó dentro de la familia Diamonds junto a su compañero, Kanon no estaba tan contento, pero al menos tendría alguien con quién hablar en lo que el rubio se ocupaba de los asuntos con Aiacos.

Al ingresar sintió un aura extraña, no era la misma que conocia con su familia, en esa sentía más calidez y cariño, esa familia tenia una buena relación, por más distante que fuera por culpa de las obligaciones laborales.

Al ser recibidos por el de cabellos violetas pidió que anduvieran con cautela, si la señorita seraphina se enteraba que kanon estaba allí adentro con ellos se alteraría demasiado, y en su condición no era bueno en absoluto.

Los dos asintieron ante las advertencias que aquel hombre les daba, por lo que Kanon no se presentó junto a Radamanthys, si no buscó a Camus en su habitación para explicarle el por qué estaba allí.

Aunque no lo encontró, supuso que estaba abajo junto a sus padres.

Solo pudo entonces quedarse allí un rato hasta ver que el de cabellos turquesas subiera a su habitación.

Por otro lado, el de ojos ámbar luego de presentarse y que le dieran una buena bienvenida se apartó de todos para hablar con su amigo quien le tenía el plan que utilizarían para derrumbar y sacar la verdad de aquella oscura familia que tanto presumía de sus joyas caras.

-Escucha Radamanthys, quiero que busques a este hombre.

Aiacos le enseñó una foto a Radamanthys, el lo recordó, lo había visto una vez hace ya bastante tiempo, en un bar, acompañando a una mujer pelinegra que parecía ser su esposa.

-no me interesa tu forma de sacarle información, pero tengo la sensación de que el sabe más que la señorita y su hijo, así que empecemos con el, por otro lado intentaré bajar al sotano, ya consegui una copia de las llaves, por lo que tendrás que mantenerlos distraídos en unos días.

-bien.

-ah, te recomendaré una forma de convencer a ese tipo si se niega rotundamente a decirte algo con cualquiera de tus métodos, el tiene un hijo, se llama Milo, novio de Camus, solo que Degel no lo quiere cerca por qué al parecer anda discutiendo con su "amigo", lo que sean que oculten esos dos hay que averiguarlo.

-¿Por qué arruinar la familia de este chico?, me recuerda bastante a lo que tuvo que hacer Kanon por lograr que dejarán de presionarlo por no querer unirse al trabajo sucio.

-Son órdenes... ¿O quieres que Oneiros nos tenga un castigo preparado por desobedecer a la señorita Pandora?

-solo decía...

-bien, y mejor oculta a tu compañero, ya te lo dije, si lo ven aquí entonces solo armariamos un alboroto innecesario que pueda provocar más problemas de lo esperado.

-no me lo repitas, me encargaré de Kanon, solo deja que busque un lugar donde el pueda vivir solo en lo que continuamos con esto.

El de cabellos violetas asintió, luego de aquella conversación se separaron para no empezar a dar sospechas, aunque ya Kanon había hablado con Camus para que lo ayudara a mantenerse oculto de sus padres, no quería que lo vieran para terminar armando un lío en donde metería innecesariamente a su compañero.

-Pense que te habían atrapado.

-No, aún no, Radamanthys está cuidando de mi y no dejará que los policías me agarren, se que lo que hice estaba mal, pero si no lo hacía entonces el muerto había sido yo.

--¿Por qué lo dices?

-Mi hermano me intentó matar por no querer unirme a el y a mi padre en esa red de mafiosos, así que no podía permitir que Aspros le lavara el cerebro a saga para usarlo como marioneta y que lograra salir de la cárcel.

- si mis padres te ven no dudarán en entregarme con la policía por cómplice.

-lo se, tranquilo, ya Rada me dijo que las cosas estaban demasiado delicadas como para hacer un alboroto sin razón, por eso te pido que me ayudes por un tiempo, ya luego veré a donde ir.

-esta bien, intentaré ayudarte con lo que pueda, ¿Puedes hacerme un favor?

-¿Que cosa?

Camus rebuscó entre sus cosas una carta, que luego le entregó a Kanon, y este la miró un poco confuso.

-¿podrias entregarle eso a Milo?

-¿Que es?

-no puedo decírtelo, pero me harías un gran favor dandosela, ustedes dos son buenos amigos aún, ¿Verdad?

-ah, si... Intentaré entregársela cuando salga en un rato... ¿Con esto me ayudaras?

-si.

-de acuerdo.

-Gracias Kanon.

El nombrado asintió aún mirando sin entender la carta que tenía en sus manos y que debía entregar, pero a simple vista parecia que venía de algún lugar en específico y que si tenía el nombre del de cabello turquesa.

Minutos después apareció el rubio a la puerta, quien no se sorprendió por la cercanidad de los dos pero que no le gustaba demasiado.

-Ya veo que hicieron un acuerdo de confidencialidad, mientras tus padres no sepan nada de el mejor, Camus.

-si.

-por cierto, Kanon, ya encontré un sitio donde puedes quedarte, por lo que no tienes que estar aquí demasiado tiempo arriesgandote a qué te descubran.

- Eso fue rápido...

- así que ya podemos irnos.

Sin más el peliazul se levantó de su sitio para ir al lado del rubio, sin antes guardar la carta aquella en uno de sus bolsillos con cuidado, haciéndole un seña a su amigo que no se preocupara, que entregaría eso aunque le costará la vida.

Luego de la despedida Radamanthys de puso encima a kanon su chaqueta, para que no le vieran el rostro mientras salían y no lo notarán siquiera.

Al salir estuvieron caminando, ya era de noche, y durante todo el trayecto no mencionaron nada, hasta que el de ojos ámbar decidiera proponer algo.

-Oye kanon.

-dime.

-¿te gustaría hacer algo esta noche?

- ¿como que?

-No se, lo que tú decidas por mi bien.

Mientras andaban el peliazul noto una tienda bastante particular, a la cual solo termino desviando la mirada por la casualidad.

-B~bueno... Realmente solo quiero descansar, mañana tengo que ver cómo le entrego a Milo una carta de Camus.

Radamanthys asintió, ya estaban cerca de llegar al sitio donde mantendría oculto a Kanon mientras la policía dejaba de buscarlo.

Aunque se le hacia tierno ver cómo reaccionaba de forma nerviosa a cosas que veía o simplemente cuando intentaba parecer normal pero no se sentía cómodo.

Al rato llegaron, era un sitio clandestino, parecido también a un hotel, donde pidieron la habitación y el de ojos ámbar pagó un largo tiempo por separado.

- Quédate aquí, yo necesito volver con Aiacos para el turno nocturno, está vez si estaré más ocupado que cuando estaba en tu casa.

-Ah, esta bien... Suerte.

-Gracias.

Antes de volver a salir, Radamanthys se acercó a el dándole un ligero abrazo, el cuál de alguna manera hizo sonrojar a Kanon quien estaba algo sorprendido por el gesto, pero últimamente el lo estaba tratando así de cariñoso.

No comprendía por qué se pasar a ser alguien que no le gustaba depender de alguien lo estaba haciendo ahora con aquel rubio.

Pegó un suspiro resignado, a veces ni se entendía el mismo.

El rubio se fue, dejando solo a su compañero, tomando rumbo nuevamente hacia aquella mansión donde estaba su amigo y dónde buscaría la ubicación de aquel hombre que les daría las respuestas a lo que tanto ocultaba la cabeza de la familia Diamonds.

◈ ━━━━━━━ ⸙ - ⸙ ━━━━━━━ ◈

Al día siguiente.
...

El peliazul despertó luego de que el fastidioso sol se posará en su cara a través de la ventana a la cual se le había olvidado cerrar sus cortinas.

Se levantó, medio se organizó un poco para luego darse cuenta que en una pequeña mesa que estaba allí dentro había algo de comida, ni se habia dado cuenta a que horas había vuelto el rubio, había tenido el sueño pesado.

Prendió la televisión anticuada que allí estaba, decidió mirar que había mientras comía un poco de lo que le habían traído, aunque algo a parte de programas deportivos nada interesante.

Recogió su cabello, consideraba seriamente en cortarlo un poco para que no se viera tan largo.

Recordó un poco de lo que había hecho el día anterior, aún tenía que llevar esa "carta" a Milo, aunque se moría de curiosidad por saber que era lo que tenía dentro, pero el simple nombre del destinatario estaba en francés.

- bueno, creo que Milo sabrá francés entonces...

Pensó en arreglarse, tenía que conseguir algo de ropa para cambiarse, pero por ahora iria así junto con la chaqueta que le había puesto Radamanthys para que no lo reconocieran.

Al menos le habían dejado las llaves de la habitación.

Terminó de comer, recogió sus cosas y salió hacia la casa de su amigo, que esperaba que estuviera allí, no quería lidiar con su padre y que lo entregará con la policía.

No sé podía confiar de ningún adulto que tuviera más de 30 o 40 años.

-Sigh~

Fue una larga caminata, una media hora talvez, o incluso una hora caminando.

No pasó mucho después para reconocer la casa donde el de cabellos violetas y ojos azules vivía.

Tocó el timbre por educación, antes que si acaso tirarle una piedra a la ventana de la habitación de Milo.

A la puerta atendió una mujer alta de cabello negro.

- buenos días, ¿En qué lo puedo ayudar?

Se le heló la sangre al verla, con solo su tono de voz se notaba su temperamento.

-buenos días, vengo buscando a Milo, ¿El se encuentra?

- ¿De parte de quién?

-de uno de sus amigos, dígale que necesito entregarle algo con urgencia.

Calvera intentó ver mejor el rostro del desconocido que quería ver a su hijo pero no le bastó el tiempo al oír un ruido en la cocina.

- por un demonio Kardia, ¡deja de husmear lo que estoy cocinando para el almuerzo!

Alzó la voz con molestia, pero luego regresó hacia quien estaba frente a ella.

- en un momento baja.

-Gracias.

Cuando regresó a dentro la pelinegra llamó de un solo grito a su hijo, que por estar sordo y sacar la misma pereza de su padre no se enteraba de nada cuando no quería salir.

-Santo cielo.

Aún siendo alguien de temperamento fuerte, la madre de Milo era bastante amigable cuando estaba de buen humor.

Estuvo esperando por unos segundos.

-¿Eh?, ¡¿K~kanon?!

Cuando Milo salió el nombrado tuvo que taparle la boca para que no se alcanzará a escuchar a los que estaban adentro.

-Oye, silencio, lo que menos quiero que armar alboroto.

Milo asintió haciendo que lo soltará.

-¿ Por qué estás aquí?

-Bueno, larga historia, pero Camus te envía esto, no sé si sepas francés pero es algo de importancia.

Le entrego la carta con cautela para luego separarse.

-Me gustaría hablar un poco más, pero mejor me retiro de aquí, aún tengo cosas por hacer, nos vemos Milo, dale saludos de mi parte a la señora de la casa.

-Gracias Kanon... Espera, ¿señora de la casa?

Cuando se cuestionó eso vio que ya su amigo se había ido, desapareciendo como un fantasma.

Sin más volvió adentro y abrió aquel sobre para ver qué le había mandado el peli turquesa, pero al ojear un poco se le fue la vida en todo caso, ni viendo a su madre encima molesta con el se había aterrado tanto.

-Demonios.

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