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Capitulo 29: niñero.

Desde aquel día toda su vida social se volvió un infierno, ese "guardaespaldas" suyo no paraba de ahuyentar a los amigos que intentaba conseguir, por qué según órdenes del "alto mando" la sombra de la familia no podía tener a nadie cerca que pudiera causarle daño de algún modo.

—ugh~ te odio padre.

Prefería no ir a visitarlo, aunque saga era el único que lo hacía y por eso era el hijo favorito, aunque eso no quería decir que lo dejaran de lado.

—No tengo nada de especial como para que me protejan como un niño.

Estaba caminando de vuelta a casa, había salido de la universidad y logrado evadir al rubio que lo esperaba en un auto negro, no entendía por qué su madre se había amigado tan rápido con el.

Apenas había pasado unas semanas y parecían bastante cercanos.

Iría a casa de su amigo Sorrento, y allí pasaría la noche, no quería llegar y ser esperado por aquel sujeto.

Apagó su teléfono, quien fuera esa gentuza podrían encontrarlo por su teléfono.

—solo quiero... Un rato a solas.

Milo le había dicho que todo salió bien en la fiesta, aunque lo de la propuesta de matrimonio se fue al demonio cuando Afrodita comenzó a contarle a todo mundo de ello, incluído a Camus quien termino retirándose un poco avergonzado de allí.

Pero que para ese momento había llegado su padre junto a su mejor amigo.

Todo era a escondidas y se lo arruinaron, ahora el padre del francesito peliturqueza lo detestaba en cierto modo.

Ni que decir de su padre.

—Milo, que pena debiste pasar allí cuando se enteraron.

Se dijo a si mismo hasta llegar a un departamento, y entro al lobby para preguntar por su compañero.

—¿Busco a Sorrento, podría decirle que estoy aquí?

—claro, espere un momento señor...

Eso de señor también le ofendia.

Luego de algunos segundos la chica de la recepción le asintió.

—ya puede subir.

—Gracias.

Luego de eso solo se dispuso a subir las escaleras hasta el piso donde vivía uno de sus amigos, agradecia infinitamente que su guardaespaldas no se hubiera enterado de su existencia aún.

Al llegar a la puerta la tocó un par de veces, para que luego abrieran y se notará una situación... Algo tensa.

— K~kanon, ¡avisa cuando vengas!

— espera, ¿Quien está adentro?

Quizo mirar pero el de cabellos lilas se lo prohibió, aunque ahora que lo notaba este estaba desarreglado.

—¿Estabas cogiendo?

—C~callate...

—No me molesta, ni me importa pero necesito ocultarme un rato, quizás una hora, ¿podrías ayudarme?

Luego de un rato aquel joven lo dejo entrar,  la chica allí adentro terminó por irse, pues aún se sentía muy avergonzada.

—Acabas de arruinarme el momento... ¿Ahora en qué te metiste Kanon?

—mejor agradecerme que eso no llegó a mayores, podría ser peor y no sería el único arrepentido, y sobre en que me metí... No estoy en problemas, solo que estoy harto que me tengan un niñero por órdenes de mi padre en prisión.

—¿Niñero?

—ah si, es un sujeto que encontré ayer, que me salvó antes de que me atropellaran.

—ah si... Me lo contaste por mensaje hace días, ¿Y que con el?, ¿te mantiene siguiendo?

—peor... Mi familia lo contrató de guardaespaldas.

—¿Te llevas mal con el?

—Solo pensé que lo iba a ver una vez y ya, nunca creí que lo vería todos los días de mi existencia miserable.

Dijo con ironía, para luego solo tenderse en la cama de su amigo quejándose y golpeando la cama.

—¿Te gusta?, o solo te molesta.

—me molesta, y no me gusta, ¡es irritante!

De aquello rápidamente se arrepintió, de solo recordar aquel día donde se habían encontrado por primera vez.

Esos ojos ámbar no podía olvidar los.

—eh...

—olvidalo... Solo estoy estresado por todo lo que me ha pasado últimamente.

El peliazul se puso uno de sus brazos sobre su rostro para tapar sus ojos, y vuelve a quejarse mediante gestos, aunque está vez se había quedado en silencio, dejando confundido a Sorrento que no comprendia la repentina actitud de su contrario.

—Estas demasiado tenso...

—¿Lo crees?

Contesto con sarcasmo para luego volverse a levantar, y ver qué a su lado se sentó el de cabellos lilas.

—¿quieres que vayamos a un bar?

El ofrecimiento de su amigo lo sorprendió un poco, por lo que no se negó, tenía que desahogarse con algo.

—Si, vamos...

◈ ━━━━━━━ ⸙ - ⸙ ━━━━━━━ ◈

El rubio no era idiota, llevaba un par de horas intentando localizarlo pero su teléfono estaba apagado, su jefe lo iba a matar.

— ¿por qué acepté este trabajo?

Se preguntó a si mismo, realmente solo quería estar en un grupo de metaleros, sin embargo no salió rentable por qué el único interesado aparte de sus amigos fue un rarito que había visto en la fiesta, de cabello azabache y raíces rubias.

Aunque ahora solo hacia parte de un negocio personal de quien lo había sacado de la cárcel.

Alguien al que llamaban la muerte en persona, y más arriba de el llamado Hades.

— hubiera preferido una banda de metaleros.

¿Sus delitos?, alcoholismo y golpear a mujeres, lo hizo más de una vez.

Sacó su teléfono y le escribió a uno de sus amigos, al que le gustaba que lo llamarán Aiacos, aunque realmente se llamaba Suikyo.

Para Aiacos:

"¿Oye amigo de casualidad a la casa de tu chico no ha llegado un tipo peliazul?, para ser mi primer trabajo ese tal Aspros me va a reportar con el jefe."

Esperó por unos segundos su respuesta, pero cuando está llegó no era demasiado.

Para Radamanthys:

"No, no ha llegado nadie como lo describes, aunque ahora que hablas necesito que me saques de aquí, este niño pelirrojo me está dando más problemas para que su padre me eche, si pierdo este trabajo Violate se va a enojar conmigo y me dejará."

Para Aiacos:

"Solo ignóralo, quizás este enojado, pero no dejes que te la monte, ¿sabes algo del rubio de la fiesta?"

Para Radamanthys:

"No, no ha vuelto a aparecer por aquí, pero me dieron la orden de que si lo veía lo mandé al infierno, ese chico Camus está demasiado raro ahora que pasó todo eso."

Para Aiacos:

"Vale, gracias... Creí que el podría saber dónde está Kanon, lo seguiré buscando, solo necesito que prenda su teléfono aunque sea por unos segundos."

Dejó de lado la conversación, volvió a encender su auto para volver a la mansión de la familia Walden-Tsergas.

Podría buscar algo de información por medio de la señora Chris, ya que ella conocía más a su hijo que el mismo.

◈ ━━━━━━━ ⸙ - ⸙ ━━━━━━━ ◈

Llegaron las horas de la noche, Kanon y Sorrento salieron con buenas vibras a un antro para despejarse y pensar en otra cosa, por lo que al llegar no dudaron en pedir tequila o cerveza, aparte de que también le ofrecieron hierba.

— Jamás había fumado... Creo que el único que lo hace es mi hermano Saga.

—Yo tampoco había fumado, está es mi primera vez, pero... Ya que estamos juntos podemos hacerlo sin que nos regañen.

—¿desde cuando vives en una propiedad del Señor Julián?

—me la regaló para que tuviera donde vivir durante la universidad, aún trabajo con el como acompañante y le ayudo en lo que puedo, así que es algo de lo que estoy agradecido con el.

—¿seguro que no te vas a arrepentir de embriagarte hasta no recordar nada?

El de cabellos lilas puso si dedo índice sobre sus labios mientras lo pensaba un poco, luego asintió.

—esto no me va a quitar lo poco hombre que soy, a ti tampoco Kanon,  Solo disfruta.

Con aquello último comenzaron, trajeron las bebidas y brindaron sin razón, la locura apenas comenzaba y empeoraría periódicamente.

Encendieron algunos cigarrillos de hierba y empezaron a fumar los mientras veían bailar a chicas y a chicos, algunos en parejas y otros solos.

Al estar solos en aquella silla comenzaron a mirarse entre su para reírse mientras continuaban bebiendo como si fuera el último día.

Aunque después de eso empezó algo extraño, Sorrento se le acercó a Kanon quien lo miró de forma confusa pero luego sonrió con burla, y el primero se acercó tanto a su rostro que le planto un beso en los labios de forma superficial.

—¿Que haces?

—nada... Solo reforzar una amistad.

El de cabellos lilas puso sus manos sobre los hombros del peliazul azul mientras lo miraba a los ojos, acercando su rostro de forma peligrosa terminó espantando a su contrario.

—espera... Tengo que llamar a mi madre, no creo llegar está noche, así que solo quiero que esté tranquila.

El joven terminó asintiendo y se retiró mordiéndose el labio inferior, ahora un poco arrepentido de lo que había hecho, por lo que solo se limitó a beber un poco más y luego fumar un poco.

—Ire al baño un momento, ya vuelvo.

—Claro, te espero.

El peliazul fue al baño por un momento para encender su teléfono y llamar a su progenitora.

Luego de explicarle donde estaba le dijo que estuviera tranquila que volvería pronto.

Luego de eso volvió con Sorrento, quien se veía algo aburrido, pero que al verlo se ánimo de nuevo.

—Kanon, ¿quieres bailar?

—yo no se bailar...~

No tuvo más tiempo de negarse cuando el de cabellos lilas lo tomo de las manos y lo arrastró a la pista.

—entonces yo te enseñaré, pero tendrás que dejarte ayudar.

Lo pensó bastante tiempo que ni siquiera le dió tiempo a decirle a su contrario que tenía que irse.

Lo habían encontrado.

—Lo siento, Sorrento, pero tengo que...

Allí estaba esa mirada fiera y algo molesta de ese rubio.

Se soltó a la fuerza y lo intentó esquivar colándose entre las personas, realmente tenía un niñero.

—Mierda...

Logró salir de allí aún oyendo los gritos de su amigo allí adentro, quizás ofendido por abandonarlo en aquel sitio, sabía que se las resolvería sin el.

Aún así cuando llegó a la puerta lo jalaron de la camiseta, por fortuna no fue su cabello.

—¡Suéltame!

—ya, suficiente de juegos, te llevaré a casa... Está vez no te escaparás como lo hiciste al mediodía.

Radamanthys valoraba suficiente su tiempo y trabajo como para perderlo el primer día.

— Estás borracho, el agua te vendrá bien.

Luego de sacarlo de allí, lo metió a su auto, apenas el peliazul lo miraba de forma asesina y bastante molesto.

—eres más infantil que tu hermano.

—¡No me compares con mi hermano!, no sabes ni quién soy... Si no me dejas ir me encargaré de hacerte vivir el peor infierno de tu vida.

Intento amenazar pero cuando lo ignoró se sintió aún peor.

Empuñó sus manos molesto pero con una sola mirada de molesta de parte de aquellos ojos ámbar se sintió intimidado.

—Si, se que no te conozco, aún así he intentado hacerlo y lo único que haces es gritarme.

Un gruñido de parte de Kanon fue su respuesta, a lo cual Radamanthys no le dió mucha importancia, tenía la paciencia suficiente como para ignorar todo aquel comportamiento infantil.

—¡tampoco ayudas!, ¡no me dejas hablar con mis amigos y los espantas como insectos!

—Solo sigo órdenes...

— Eres un perro faldero siguiendo órdenes de mi padre.

Un golpe en la puerta de parte del rubio con una ligera sonrisa forzada fue suficiente como para que el que había terminado en la parte de atrás se callara.

— Solo iremos a tu casa y ya, creeme que por algo tuve que trabajar en esto, no perderé mi paciencia en esta estupidez.

Arracó el auto y se fueron de allí, Kanon aún estaba molesto por lo que le había hecho, por lo que solo miraba a la ventana aún enfadado.

Pero con lo que había tomado terminó por quedarse dormido allí, ya era bastante tarde, y apenas de reojo lo miraba el conductor.

— si que te gustan los problemas...

Dijo luego de verlo por el retrovisor, sin despegar su mirada de al frente.

Luego de un largo rato llegó a la residencia donde sacó las llaves del auto y de dispuso a sacar al dormido de donde estaba.

Pero lo terminó cargando como saco de papas.

Ya tenía las llaves de la puerta, así que abrió y entró con bastante cuidado para luego subir por las escaleras e ir a la habitación del peliazul.

Ya antes había recorrido toda la casa en su ausencia para no causar inconvenientes.

Una vez encontró la habitación, abrió su puerta y entro para dejarlo acostado en la cama, luego se eso solo pudo admirarlo dormido, ladeó un poco la cabeza, de alguna forma u otra lo veía atractivo.

—buenas noches busca pleitos.

Una vez dijo eso salió y bajo a la sala buscó una botella de whisky que guardo allí en aquella casa con el permiso de la señora de la casa, quien ahora lo estimaba demasiado y le decía que cuidara más de su hijo menor por lo descuidado que era y despistado.

—veremos que se le puede hacer, no prometo nada aún.

Se dijo a si mismo luego de apagar todas las luces y beber en silencio en el jardín mientras miraba el cielo y la luna.




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