capitulo 28: A primera vista.
Logró llegar a la fiesta, aunque no se salvó del regaño de su mejor amigo y medio hermano y la mirada intensa de los demás al verlo un poco desareglado y golpeado, sin embargo alguien venia con el, se trataba de aquel sujeto que le habia salvado la vida.
Aunque eso no había cambiado su llegada tarde.
—Milo... Perdona, aquí traje el regalo que me pediste.
—¿Estás bien?
—ah, si, casi me atropella un auto pero nada más.
El chico era rubio, procedencia griega y tenia buen físico, sus ojos eran de un color azul celeste.
—no jodas...
Luego de un rato y dejarlo pasar noto por fin al que lo acompañaba y eso se le hizo raro a este.
—¿y ese que?, ¿es tu novio?
La pregunta fue tan repentina que su amigo peliazul negó rápidamente y se sonrojo un poco, que cosas decía, el otro sujeto al ver al guardaespaldas del cumpleañero fue a saludarlo.
—milo, pero que demonios dices, el me salvó de ser atropellado pero no lo conozco en lo absoluto, ni siquiera se su nombre, además no hables tan fuerte, no quiero que mi hermano se entere de esto.
Advirtió cuando vio a su gemelo hablando con un chico de pelo castaño claro, mientras tomaban un poco de champagne.
Luego para terminar de tensar la situación llegó un chico de cabellos celestes quien abrazó a ambos.
—Kanon, me alegra verte, y Milo, ya tienes el regalo, ¡ya quiero ver qué le pidas matrimonio!
Kanon quedó perplejo, con razón tanto afán por una simple bolsa de cartón con una caja adentro, pero la idea le sonaba tan descabellada que lo miró completamente burlesco.
—demonios Milo, ¿le vas a pedir casamiento?, ¿acaso le pediste bendición a su padre?
El nombrado lo calló, no quería que dañaran la sorpresa.
—Cierra el pico, mi padre conoce al suyo y por eso conseguí el permiso, pero deja de joder no me arruines la sorpresa.
Kanon asintió, pues no quería que lo echarán de la fiesta junto a su hermano por la mala reputación que tenía su familia.
—bien bien, calma, no diré ni una sola palabra.
Con ello calmó al rubio para que esté mismo se retirará a buscar algo de alcohol para que se le quitaran los nervios.
—demonios...
Sabía que no lo dejarían en paz luego de verlo llegar con aquel sujeto.
La fiesta terminó realizándose con naturalidad, todos pasaban tiempo con el cumpleañero que tenía un rostro un poco incómodo con tanta cercanía, pero que al estar su pareja al lado de sentía un poco mejor.
El salon de eventos era bastante espacioso como para acoger a los trece amigos que en ese momento celebraban junto al joven de cabello rojo fuego y ojos azules.
—Camus, te ves bastante feliz.
Se dijo en su interior Kanon, mientras miraba con cierta ternura lo que ocurria, pues era la primera fiesta que le habían hecho a el.
—creo que es mejor que me vaya, se que Saga volverá por su cuenta.
Dijo para si mismo, mientras arreglaba su chaqueta y cabello, pues sabía que nada más tenía que hacer allí, aún siendo amigo de la pareja.
Pero pronto alguien se cruzó en su camino, de nuevo se trataba de aquel sujeto de cabello rubio y ojos ámbar, y este lo miraba con completa seriedad.
Solo con eso lo puso nervioso.
—¿Podrías... Darme permiso?, necesito irme.
—¿Te acompaño?
Ni siquiera lo conocía y le preguntaba si podía hacerle compañía, ¿Quien se creía?
—no, no gracias... Yo solo iré a mi casa, está vez miraré por donde voy.
Puso una mano detrás de su cuello esperando que se retirará de su camino, sin embargo no lo hizo, ahora le miraba poco convencido.
—¿Que?
—nada... Adelante, lo lamento.
Por fin se retiró y lo vio irse con su colega, quien tenía el cabello de un tono violeta pero que en las raíces se notaba azul zafiro.
—mmh... Raro.
No lo pensó más y se fué, no creía que Milo notará su ausencia o incluso su hermano, nadie de los que allí estaba conocía, a excepción de el joven pelirojo.
No le importaba perderse lo que quedaba de la fiesta, luego del golpe contra el pavimento solo quería descansar, seguramente su madre estaba esperándolo, ya que no era de beber.
Al igual que su tío, pero creía que el debía estar en otra de sus aventuras con la última persona con que lo vio, cabello rubio y largo.
—todos son raros en mi familia...
Con algo de frustración recordó lo que pasó años atrás, desde entonces no quería saber nada de quién destruyó su vida social en primer momento, cuando entró a la universidad.
Su padre.
Aunque le provocaba miedo si era sincero consigo mismo, y siempre que le decian que iban a decirle lo que hacía a escondidas a su padre siempre temía lo peor.
Sabía que ahora lejos no podía hacerles nada a su madre y hermano, pero el solo pensarlo lo aterrorizaba.
—ugh~
Una hora después llegó a casa, buscó sus llaves y abrió la puerta con cuidado, a esas horas ya su madre debía estar dormida, era mejor no molestarla con trivialidades.
Una vez adentro cerró la puerta, y subió a su habitación, pero ahora que lo recordaba jamás preguntó el nombre de quien lo había salvado.
El tipo lo miraba de forma tan intensa que parecía querer hablar con el pero terminó arrepintiendose.
Aunque personalmente el también quería hablarle, pero ya era suficiente con ver parejas melosas de chicos más o menos de su edad.
El era distinto, y le gustaban las mujeres, o eso quería creer.
Decidió dejar de pensar en ello, luego de llegar a su habitación se tiró a la cama, dispuesto a dormir hasta el día siguiente.
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La mañana llegó inevitable, la luz del sol pegó en su rostro y lo hizo despertar de apoco; había dejado las cortinas abiertas.
Sin pensarlo más se levantó con pereza, y se estiró, aún tenía su chaqueta puesta y su ropa también.
Sentía un olor particular abajo, seguramente la mujer que lo había engendrado que estaba haciendo el desayuno.
Pegó un bostezo.
—sigh~
Salió de la habitación sin antes quitarse la sofocante chaqueta que aún tenía puesta y bajar con lentitud las escaleras.
Al bajar encontró a una mujer de cabellos oscuros sirviendo la comida, por lo que decide acercarse a ella y abrazarla para darle un beso en la cabeza, pues el era más alto que ella.
—Buen día, madre.
El saludo la cogió desprevenida, por lo que decide dejar las cosas sobre el mesón y corresponder el saludo de su hijo.
—Buen día, Kanon... ¿Y tú hermano?
—no lo sé, quizás se quedó en la fiesta, yo decidí volver más temprano, ¿Quieres que te ayude?
—ah si, claro, te lo agradecía demasiado, no tarda en venir alguien enviado por tu padre.
—¿Alguien enviado por Aspros?, ¿que no le dejaste en claro que te dejara en paz?, ya es suficiente que nos siga molestando mientras esta en la carcel.
—No te preocupes, dijo que es por nuestra seguridad, las familias enemigas querrán matarnos cuando se enteren que el volvió a hacer de las suyas.
Aquello solo irritó al peliazul, aunque se comió las palabras para no hacer sentir mal a la mujer, se notaba que sun amaba profundamente a su padre.
—bien, te ayudaré con ese desayuno y la visita.
Sin protestar nada más colaboró a organizar todo, mientras los minutos pasaban tocaron el timbre de la puerta, decidió a abrir fue hasta la salida.
Pero al abrir se dió cuenta de quién se trataba.
— por favor, esto debe ser una maldita broma.
Se dijo internamente, se trataba del mismo sujeto del día anterior, así que había sido el a quien su padre había enviado.
—Buenos días...~
—Buen día, sigue.
Kanon se apartó de la entrada para que el rubio entrara, pero su actitud ignorante hacia el lo molestó, la noche anterior había sido todo lo contrario.
Ya no era de su agrado.
—Usted debe ser la señorita Chris, es un gusto conocerla.
Este se acercó y tomo la mano de la mujer para darle un beso en los nudillos como acto de respeto.
—Solo dígame Chris... ¿Cómo te llamas?
Fue la respuesta de la de cabellos oscuros para por medio de una señal pedirle a su hijo que se sentará a desayunar.
— mi nombre es Radamanthys, seré yo quien este vigilando para que nadie raro venga aquí.
El peliazul lo miró completamente de pies a cabeza, notando un arma en el cinturón de su pantalón.
No sé confiaba en absoluto de ese sujeto.
Mucho menos viniendo de un favor de parte de su padre.
Decidió empezar a comer en silencio, no quería meterse en esa conversación.
—El es mi hijo menor, Kanon.
Con solo mencionar su nombre hizo que este levantará la mirada hacia su madre de forma acusativa.
— Oh, así que eras tú el de la fiesta, ¿Por qué te fuiste?
—no me confundas con mi hermano...
Luego de ignorarlo solo termino de comer y subió a darse un baño, dejando que su nuevo "cuidador de perros" hablará con su madre en la sala.
Pero aparte de esa desconfianza tenía una cierta curiosidad de conocerlo más a fondo.
Debía admitir que aunque en el rostro se viera horrible tenía incluso más físico que el.
—creo que seré yo quien te vigilé de ahora en adelante.
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