La noche se acercaba, su acto de presencia estaba cerca, pero debía ser demasiado cauteloso al entrar al santuario.

Por fin habían liberado al juez del Inframundo Radamanthys, y este no se veía muy contento de salir de su sueño.

Le costó un poco apegarse a la realidad, pero solo con ver de vuelta a su amado peliazul supo que siempre se trató de una realidad alterada por el dios del sueño, solo quería hacer que se olvidará del Kanon real al que conocía lo suficiente como para saber cuales eran sus gustos.

No sé molestó por eso, solo por saber que ahora atacarían el santuario en una segunda oportunidad para terminar con el lío que acabaría con la tierra.

Se encontraba afuera del Inframundo junto a su compañero.

-Kanon...

-¿Que ocurre Rada?

Hubo un ligero suspiro, el de ojos ámbar miro con atención a su contrario para tomar una de sus manos, mientras ahora miraban el cielo que A poco iba oscureciendo.

- ¿puedo pedirte algo?, se que muy probablemente lo que ocurra más adelante terminé por destruirnos o por acabar nuestras vidas, pero quiero... Decirte algo.

Kanon lo miro con atención, curioso por lo que este tenía para decirle en ese momento.

- Te escucho...~

Respondió en voz baja para escucharle.

-Se que jamás te pedí esto en el pasado por el distanciamiento que teníamos, pero... Kanon, ¿Quieres ser... Mi novio?

La propuesta sorprendió al nombrado que casi con la boca abierta lo miro un poco incrédulo, pero que pronto al comprenderlo sonrió y lo abrazó con fuerza.

-Si, si quiero, Radamanthys.

Aquel sentimiento de felicidad momentánea lo invadió, feliz de que el ex caballero de geminis hubiera dicho que si.

-me siento tan feliz de que me aceptarás...

-nunca es tarde para algo nuevo...

[Si conoces a esa persona sabrás cómo conquistarlo... Si amas a alguien, lucha siempre por el]

Esas palabras de aquel kanon fueron las que le inspiraron a Radamanthys a hacer eso, aún estando cerca de lo que parecía el fin.

Aquel abrazo ambos sintieron que fue tan corto cuando escucharon un fuerte estallido de cosmos no muy lejos de ellos, esa era la señal, en medio del atardecer que rápidamente oscurecia era la hora de la verdad.

-Chicos, no quiero interrumpirlos, pero ya es hora...

Milo al verlos sintió un ligero dolor en su pecho, aún estaba un poco triste luego de lo que pasó en la Atlántida, quizás el no había corrido con la misma suerte de su antepasado o con la de su compañero, no le molestaba, pero la causaba un mal sabor de boca.

Los involucrados se separaron y asintieron, para ir a portar cada uno sus armaduras y partir con los caballeros recibidos por Hades, que apenas les quedaban pocas horas de su existencia.

-Todo saldrá bien.

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Allí comenzaba la masacre, los caballeros de plata empezaron a caer como moscas, y eso no pasó desapercibido por Abel.

-Ahora entiendo... Todo esto fue lo que planteaste, Aioros.

Aún con una idea errada, no sabía el porque de espectros resurgiendo de la tierra, pero cualquier cosa creía que se trataba de idea del patriarca, tenia que encargarse de ese sujeto antes de que las cosas empeorarán.

-Shura... Sabes lo que tienes que hacer, Asesino de asesinos.

El collar que este tenía se apretó, dificultandole más que hablara y obstaculizando su respiración.

Ahora debía ir a mancharse las manos de nuevo, de su compañero, y quizás el que realmente le tenía más lealtad a la diosa Athena.

Salió de su rincón para ser obligado a ir hasta Star hill, dónde Aioros organizaba pergaminos y hacia la lectura de las estrellas.

-Y ustedes dos... Afrodita y Deathmask, vayan a ver qué está pasando.

Lo mismo hizo con los dos nombrados que tuvieron que obedecer a cuestas y bajar hasta el coliseo a ser sus ojos y averiguar que ocurria.

-Camus... Creo que alguien querrá verte, y no te contengas, si me traes su cabeza te soltaré el collar.

Aquello de que alguien quería verlo lo paralizó, por el cosmos sabía que se trataba de Milo, pero el consideraba que el mismo lo había asesinado.

No estaba allí por su voluntad pero no queria que el pelivioleta malinterpretara las cosas otra vez.

Decidió obedecer, bajando hasta acuario para ocupar el puesto que se trataba que era suyo.

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Desde entonces comenzó la pesadilla para la historia del santuario.

-Mis queridas mariposas... ¡Hagan que estos caballeros poderosos maten a cualquiera que se interponga en su camino para llegar al dios Abel!, ¡jaja!

Myu de papillion dió esa orden, la cual hizo que junto a los tres jueces del Inframundo salieran 5 caballeros dorados renegados, quienes con una postura seria se dividieron para empezar a exterminar la gente que habitaba el santuario y sus alrededores.

Kardia de Escorpio de dirigió cerca del coliseo y a sus alrededores donde estaban los caballeros de plata y aprendices, luego se desviaría al lugar donde entrenaban las amazonas.

Degel de Acuario fue hacia rodorio, y en vez de matar solo cubriría la ciudad de un invierno crudo que quisiera o no terminaría matando a los aldeanos.

El Cid de Capricornio, fue junto a su compañero Sísifo de Sagitario hacia Star hill, para sacar cualquier persona de allí que estuviera al tanto de su llegada.

Y por último, el más temido, Manigoldo de cáncer, el indomable que lucho para no caer bajo en control de la mariposa limpiar la subida hacia el templo principal.

Sus nombre serían manchados en la historia, pero bajo un propósito en común, acabar con el dios que controlaba a su diosa.

Fue en cuestión de algunas horas para que el lugar estuviera limpio, el silencio reinaba y la sangre estaba esparcida, una masacre más planeada por una venganza que por el motivo que habían acordado primero.

Pero allí vino su problema, Deathmask con su técnica de las ondas infernales logró quitarle la mariposa a Kardia de Escorpio una vez se lo encontraron, y que solo pudo ejecutar con ayuda de Afrodita quien terminó muerto recibiendo las 15 agujas escarlatas, junto a la Antares.

-¿D~Dónde estoy?

Pero aún sin causar demasiado cambio, la llama de su corazón hizo que terminara rendido, aún sin siquiera preguntar que había pasado y por qué se encontraba vivo.

El ser primero en revivir hizo que sus pocos minutos que le quedaban terminará su vida con aquella incógnita.

-¿...?

-D~degel... Lo lamento.~

El ex caballero de cáncer no comprendió lo que decía, solo lo vio caer al suelo con algo de sangre en su boca y después convertirse en polvo de estrellas, como siempre lo fue y como siempre debió haber sido.

Con ello Abel comprendió lo que debía hacer, y que aquel sujeto inútil como lo era Deathmask podía serle muy importante para acabar con los demás renegados.

-"Deathmask, vuelve, y llévate contigo a Shura, ya el traidor ha sido asesinado."

Con aquella orden solo le quedó obedecer, Aioros había muerto y quizás antes se había dejado matar, pues aunque ellos eran como estatuas escuchaban los lamentos del de cabellos castaños.

Volvió rápido, pero cuando empezó a cruzar los templos se dió cuenta de quienes subían, ahí estaban, Milo, Kanon y el juez del Inframundo Radamanthys de Wyvern.

Solo pudo tomar un camino distinto para que no lo notarán.

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Llegó hasta acuario, junto con Camus solo les quedaba esperar a quien llegaba, pero no era ninguno de los que el de cabello azul oscuro corto esperaba, se trataba de el anterior caballo de cáncer quien con una mirada asesina y una sonrisa maquiavélica los atacó directamente sin mediar palabra.

Apenas y como un reflejo Deathmask se cubrió con Camus que sorprendido recibio el ataque de lleno que sacó su alma de su cuerpo.

-¡Ondas infernales!

Allí fue donde atacó, aunque su ataque no era muy fuerte bastó para sacar la mariposa del cuerpo de aquel tipo que los habia atacado.

Aunque cuando quizo darse cuenta ambos que habían caído en batalla comenzaron a desmoronarse como arena siendo con mayor rapidez su antepasado.

No lo comprendía demasiado, si eran espectros para entonces debían quedarles más tiempo antes de terminar volviendo al sueño eterno, pero parecía que si retiraba las mariposas ellos automáticamente desparecian.

-...

Pronto llegaron aquellos tres que había esperado, el rostro de Milo... Jamás podría olvidarlo.

-Deathmask... Camus..

La rabia invadió el escorpión que atacó directamente y sin piedad al que consideraba culpable de lo ocurrido, y lo entendía pues había utilizado como escudo humano para no morir a manos de aquel típo.

-Lo lamento Milo...

Recibió las 15 agujas escarlatas, al igual que Afrodita, había sido herido de muerte por un santo de escorpio.

No esquivó en ningún momento el ataque, pues lo menos que quería era seguir viviendo bajo las ordenes de Abel.

Kanon detuvo a Milo, pues aún tenían que continuar, detrás de ellos venía del Dios del sueño, Hypnos.

-Milo, vámonos... No podemos perder tiempo, los que quedan tampoco les queda mucho tiempo para que vuelvan de dónde vinieron.

-Ya se encargaron del nuevo caballero de piscis, podemos continuar, y acabaron con... El ex caballero de Capricornio.

Mencionó Radamanthys con seriedad para mirarlos a ambos y adelantarse.

-Rada ...~

-Kanon... Vamos, Milo, lamento lo de tu amigo, pero aún tenemos cosas que hacer.

El de cabellos violetas solo puedo bajar la cabeza y luego asentir, pues ahora que habían desaparecido sus cuerpos solo sentía una gran ira contenida hacia el dios que causó todo.

-Matemos a Abel de una buena vez...

Asintieron para seguir adelante, no podían retroceder más.

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-¡Son unos malditos inútiles!, ¡como caballeros de Athena son unos mediocres!

El dios de cabello azul se desquitó con saga, quien solo podía soportarlo hasta que logrará alguien acabar con su sufrimiento.

Parecía un objeto siendo lanzado hacia la pared con la intención de romperlo.

-Lo que sea Aioros de ti, lo hace un patriarca muy inútil que no sabe seguir órdenes, y tú eres un perro fiel que termina siendo golpeado como un objeto, eres un caballero deplorable, geminis.

Solo se quedó en silencio el de cabello azul oscuro, quien ahora intentaba levantarse del suelo con dificultad.

Pronto al templo patriarcal entraron los dos caballeros, El Cid Y Sísifo quienes uniendo sus fuerzas atacaron de frente al dios, sin embargo no lograron nada, pues fueron destruidos con solo un poco de poder de Abel.

-Insolentes...

Ya sentía cerca a los que pensaban derrocarlo y liberar a Athena.

-Más te vale ser algo útil ahora, Saga...

Lo señaló con irritación, para volver a sentarse en el puesto del patriarca para esperar lo que continuaba.

Luego de un tiempo allí llegaron, los que iban a intentar destruirlo.

-¡Abel!, ¡jamás te perdonaremos lo que le hiciste a Athena ni a nuestros seres queridos!

-¿Y que harán?, ¿lloriquear?, ustedes son patéticos...

La simple mención de patéticos hizo molestar al juez quien fue el primero en atacarlo de frente.

Pero fue repelido y estrellado contra la pared, lo mismo hizo kanon y Milo pero fue inútil pues fueron derrotados fácilmente.

-es demasiado fuerte...

-Desaparezcan de mi vista... Insectos.

Kanon apenas alzo la mirada notando la presencia de su gemelo en una esquina, quien lo miraba con lastima y tristeza lo que iba a pasar pero que no podía hacer nada para evitarlo.

En cuando pensaron que iban a ser destruidos alguien recibió el ataque por ellos, se trataba del último caballero revivido, Degel.

-"Jamás se rindan... Denlo todo hasta el final y derroten a la maldad."

Fueron sus últimas palabras antes de ser destruido por completo, apenas quedando sus cenizas.

Eso le dió a kanon una idea.

-Milo... La exclamación de Athena.

El rubio, sorprendido de lo que dijo el peliazul asintió, Hades lo odiaria por el resto de la eternidad si colaboraba en esa técnica pero era la mejor forma de acabar con ese dios.

-Si... Vamos.

Los tres se levantaron y se posicionaron, quedando de frente Kanon, y a sus lados Radamanthys y Milo.

-imposible... ¿Planean usar la técnica prohibida?

Abel rio ante aquel intento estúpido de sus oponentes, por lo que una vez combinaron todo su cosmos decidieron activarla.

-¡EXCLAMACIÓN DE ATHENA!

El dios peliazul con un poco de sus cosmos atrajo a saga para que recibiera por el la técnica, que lo dejo destrozado.

-¡S~saga!

Kanon quedó sin fuerzas, el ejecutar aquella técnica lo había a dejado sin energías, al igual que Milo que no podía mantenerse mucho tiempo en pie.

-¿Tengo que volver a repetirselos?, ustedes no son más que gentuza mediocre y débil, el nuevo orden no tardará en llegar, ¡así que vayanse al demonio!

Abel ya harto de las tonterías de intentar derrotarlo encendió su cosmos de forma violenta, preparado para eliminar de la existencia completamente a esos tres que ya lo habían sacado de cabales.

-Yo me hago en el centro... Hay que hacerlo de nuevo, aún si nuestros cuerpos no soportan el poder inmenso de esta técnica.

-R~Radamanthys...

-Si, me llevaré el mayor golpe pero sepan que al menos soy inmortal y más resistente.

Kanon asintió de forma forzada para intercambiar puestos, en ese momento el más poderoso era el juez por lo que toleraria un poco mejor al lanzar de nuevo la exclamación.

-¡Una vez más!, ¡por la tierra!

-¡Si!

Respondieron los tres al tiempo, volviendo a cargar su cosmos para de nuevo el golpe final, está vez yo no podía protegerse.

-Son unos idiotas, no solo es un suicidio, ¡si no que no lograrán nada eliminandome!

Abel de una forma algo desesperada por la insistencia de aquellos tres, lanzó su ataque, pero a su vez gritaron de nuevo la técnica.

- ¡EXCLAMACIÓN DE ATHENA!

al principio el poder de aquel dios llegaba a superar el de la técnica, pero luego la forma de la exclamación tomo forma de un dragón del Averno dorado junto con un escorpión y un angel con un demonio, donde la armadura de Radamanthys evolucionó temporalmente mientras la armadura de géminis y la de escorpio se rompían a pedazos por no poder soportar el destructivo poder no solo de su técnica ejecutada si no del ataque enemigo.

Allí acababan las cosas.

-¡HAA!

Abel sin saber cómo habían superado su poder no pudo evitar ser golpeado por el fulminante poder que lo inhabilito y lo dejó tirado en el suelo, bastante mal herido.

Hypnos llegó, pero no solo, a su lado llegó su hermano Thanatos, quien al ver que el Dios que se hacía pasar por el puesto de Apolo había caído.

—Mirate... Te ves tan frágil y débil.

Al alcanzarlo el peliplata aplastó con su zapato la cara del peliazul, quien apenas lo miró con odio, pero si, estaba demasiado herido y sin fuerzas que no podía contrarrestarlo.

—Eres un perro del Dios Hades, ¿Cuando es que se van a dar cuenta?, ¡Idiotas!

—No te atrevas a ofender al Lord Hades, o las consecuencias serán peores para ti.

El Dios de la muerte sometió a su enemigo mientras que el Dios del sueño avanzó para encargarse de Athena, que parecia más ida y no conciente de si misma.

—Eres decepcionante, Diosa Athena.

Luego de sellarla a ella primero en su prisión continuó con Abel que aún intentaba quitarse de encima el pie de su Gemelo.

—Saturno y todos esos dioses que llamaste jamás vendrán, y si Artemisa se atreve a interferir, Hades la matará.

Fue su última advertencia, luego se llevó su alma e hizo lo mismo que hizo con Athena, el santuario quedó desolado, un gran silencio aterrador y sangre cubriendo el suelo eran la mejor escena que podía haber.

—Radamanthys, Kanon, Milo....

Pero el destino de los tres que lograron lanzar dos exclamaciones de Athena casi seguidas fue el terminar que sus cuerpos terminarán pulverizados, perdiendo sus almas en algún lugar del Inframundo o de la colina de yomutzu.

— Ustedes son unos impertinentes... Aún así decidieron darlo todo hasta el final por el bien de la tierra, Son admirables...

Fueron las palabras de Thanatos, para que Hypnos solo se quedara viendo las armaduras que allí estaban paradas, La de escorpio y la de géminis estaban casi por completo en pedazos, y la de Wyvern...

—Rada...~ ¿Por qué no quisiste quedarte en tu vida cómoda con quién amabas?

Aquella pregunta se quedaría sin respuesta, así era el amor que unía a las personas aún en el lecho de la eternidad.

—Esperemos puedan revivir, pero como humanos... Lord Hades los dejará libres para que vivan su vida como seres mortales.

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...

Erase un invierno bastante fuerte, estaba cerca del cumpleaños de uno de sus amigos, y había tardado en conseguir un regalo adecuado como se lo habia pedido su hermano.

—Hay dios... No puede ser que llegue tarde, ¡odio mi vida!

Tenía un día bastante atareado, pero nada malo a como aquel día del cumpleaños de su tío, hace bastante tiempo, casi lo mataban.

—Si no llegas seguramente... Alexiou no será el único que te mate.

Quizás estaba demasiado preocupado por el llegar tarde que ni siquiera se fijó por donde iba, al momento de cruzar la calle el semáforo cambio de color empezando a arrancar los autos.

Apenas se dió cuenta de que le faltaba algo cuando vio casi encima un camión.

Luego de eso sintió como lo agarraron y lo empujaron al otro lado de la calle antes de que lo pudieran lastimar.

—¿E~eh?

—Deberias ver por dónde andas...

Cuando quizo ver quién lo ayudaba noto su cabello rubio corto y alborotado, y ojos de tono ámbar.

—¿Quien eres...?

Continuará.