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Capitulo 19: oscuridad en el santuario.

El transcurso de los días fue pasando, aunque las cosas parecían no mejorar en el santuario Sonia seguía sin confiarse demasiado de la diosa Athena, había algo en ella que no le cuadraba y ahora lo notaba.

Quien diría que la diosa benevolente y amante de la paz solo quisiera deshacerse de cualquier traidor que pusiera en riesgo su puesto y sus ideales egoístas, debía llegar al fondo de la situación pero con cuidado y sin ser vista.

—¿Quien seria capaz de lavarle la cabeza a Athena y al patriarca Aioros?

Fue lo que se preguntó pero ahora todos estaban alertas por la desaparición de la cloth de géminis.

Y la ahora posible muerte de Íntegra por su desaparición días después de aquel encuentro con el traidor.

Alguno de los demás dorados debió encargarse de ella sin levantar sospechas.

—supongo que no debe importarme más lo que pase con esa tonta.

En su templo, Escorpio, pensaba un poco sobre su forma de hallar a los ladrones de aquella armadura, pero no tenía la intención de matarlos, solo quería respuestas de ellos sobre lo que sucedía en el santuario.

—Ese traidor debe saber algo.

Mientras tanto en otro lugar.

Kanon caminaba con Radamanthys por las calles en medio de la noche, (pues era la única forma de hacer como una cita sin que el sol molestase al Wyvern) aunque solía verse romántico una duda surgió en el corazón de aquel espectro que solo parecía tener ojos para el peliazul ahora de nuevo portador de la armadura de géminis.

Desde que había dejado de volver al Inframundo se sentía menos presionado, pero los insistentes mensajes por parte de Garuda de Pandora y arpía era quizás el peor dilema que tenía en ese instante, pues aunque ya Kanon había bajado la guardia para ver qué se atrevia a hacer el ya no se sentía cómodo.

Pandora lo estaba buscando desde hace ya bastante tiempo, y está enojada.

Ni que decir de Valentine de Arpía.

El dejar abandonado su lugar de juez del Inframundo le estaba trayendo serios problemas, Thanatos lo iba a matar si no volvía.

Pero podía olvidarse de ello cuando estaba al lado del peliazul y compartían tiempo juntos.

—Kanon...

—¿Mmh?, ¿Que?

El guardian de la armadura de géminis comía una bolsa de papas.

—tengo que volver al Inframundo.

—Trabajo me imagino,¿No?

Hizo un gesto de asentimiento para afirmar lo que este decía.

—¿Cuanto tiempo?, no es por nada, pero, cuando soy idiota soy muy fácil de encontrar.

—Te las apañaras solo, no eres un niño indefenso, Kanon, además tienes a la armadura de géminis.

Kanon dió un ligero suspiro, aunque fuera verdad sabía que no todas las ocasiones podría hacer uso de su poder como había logrado tiempo atrás.

—Bien... Es justo, tu tuviste que esperarme años a qué volviera.

El de ojos ámbar lo miró poco convencido, pero un poco más aliviado de que aceptará estar solo por un tiempo en lo que el arreglaba las cosas en el Inframundo.

Confiaba en que estaría bien sin el por unas semanas.

Si no... que viniera Thanatos y lo matará ahora mismo.

—Gracias.

—Si, si, tu dale pero tendrás que compensarlo después.

Movió la mano con un gesto de que se fuera el de ojos azules mientras aún sostenía la bolsa que estaba medio vacía.

—Si no vuelves te esperará un verdadero infierno.

Advirtió, haciendo reír un poco al rubio quien asintió con la cabeza para luego esfumarse como el viento.

El contrario apenas se quedó viendo algo aburrido y resignado, al aparecer ninguno de los dos se animaba a hacer algo al respecto sobre aquella "relación".

Ladeó un poco la cabeza luego pensó que sería buena idea refugiarse en la cabaña en aquella playa italiana que era más su hogar por estar cerca del mar.

—Creo que podría buscar a Sorrento.

Sonrió por su idea, era hora de buscar a la sirena, probablemente estaba en la mansión Solo, donde antes acompañaba a Tetis y a Julián.

Aún seguía en Grecia así que podría pasar a visitar un rato.

En el Inframundo.

Radamanthys bajó a su hogar, Sin ser notado por nadie importante fue hasta su prisión encargada, probablemente Pandora estaba allí esperándolo.

El primero que lo saludó fue Myu que estaba colgado en el techo con sus alas amarradas, obra de Valentine de arpía por qué no le decía nada sobre el.

— Arpía está loco.

La mariposa pidió ser desatada de ahí no quería que sus alas se rompieran luego de haber renacido por tercera vez, pero terminó siendo ignorado por el rubio.

—Oye, ¡Wyvern!, ¡bájame de aquí!

—Creo que podrás soltarte por tu cuenta...

—¡No seas imbécil!, ¡mis preciosas alas se arruinaran!

—Pediré a Pharaoh que te baje.

Se retiró de allí sin darle mayor importancia a Myu, quien seguía quejándose de no soltarlo.

El juez del Inframundo continúo su camino para deshacerse de su armadura y colocarse su túnica para luego entrar a lugar donde trabajaba.

—"Más te vale haber hecho todo como te lo pedí, Arpía"

—Si señorita Pandora...

—¿Eh?

No sabía que le era más extraño, si ver a esos dos juntos planeando quien sabe que o que lo vieran llegar completamente tarde a su turno como juez del Inframundo.

—Radamanthys...

—Lord Radamanthys.

Sabía que habían sido pillados en medio de su maquiavélico plan, no había forma de resolver eso sin dar una explicación razonable.

—¿que diablos les pasa...?

Ambos involucrados negaron con la cabeza para separarse y tomar caminos diferentes sin darle una razón.

—vaya... bien, tendré que averiguar por estos lares si alguien sabe algo sobre lo que pasa en el santuario.

Luego de unas horas no encontró nada, por lo que ya solo en la gran habitación que tenía pensó en tomar el sauna para relajarse un poco y no pensar en las cosas raras que quizás podrían pensar Pandora y Valentine.

Pero luego de salir encontró una carta encima del escritorio, una carta de la cual desconocía por completo su origen.

—no es del Inframundo... Viene del Olimpo.

Se arregló lo más rápido que pudo y tomó su sapuri para subir al mundo de los vivos, para buscar a Kanon.

En otro lugar
Al día siguiente.

—Kanon... ¿Has visto al señor Julián?

—¿Mmh?, no, creo que estaba contigo.

El de cabellos lilas le entrego un helado al peliazul para buscar de nuevo al recipiente de Poseidón, ni que le preguntarán cómo había hecho para llegar a un acuerdo con el general marino de sirena, no era algo que quisiera contar.

Pero quizás había sido un poco dulce y cursi para su gusto.

—Bien, ellos tampoco saben nada de lo que ocurre en el santuario.

Comenzó a comer su helado, estaban en la playa abajo de la mansión de Julián, y a su lado tenía la caja de Pandora que tenía la armadura de géminis.

—me preguntó que tanto ocultarás, géminis.

Arregló su cabello desordenado, para luego mirar al cielo azul y hacerlo con atención, las nubes casi no estaban presente pero la luz era un poco fuerte.

Se le hizo raro.

—¿Mmh?

¿Que dios en la mitología griega era Dios del sol?, ni siquiera lo recordaba ahora por tanto que ha ocurrido.

Pero un mal presentimiento se dió luego de comprender algo.

—Athena...

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