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Capitulo 14: Cenizas.

Un viaje sin rumbo, sin destino o razón, así se sentía ahora.

¿Que más tenía que saber y soportar?

Su cabello ahora de color azul y ojos del mismo color le daba a entender que ya solo tenía que darle paso a quien realmente era.

— Ya no hay vuelta atrás.

El Santuario – Grecia.

Los pocos caballeros que quedaban daban paso a sus sucesores, no querían saber nada más de las guerras o de sus antiguas vidas.

Pero semanas antes habían tenido que derramar sangre de los traidores que desertaron del santuario cuando una guerra doble se avecinaba.

Flashback.

Frente a la diosa athena estaban los tres caballeros que habían desertado el día que comenzó Poseidón a inundar la tierra, no querían luchar contra dos dioses al mismo tiempo.

—Camus de Acuario, Afrodita de Piscis y Deathmask de Cáncer.

Los tenían de rodillas a los tres acompañados por otros tres caballeros: Shura de Capricornio, Aioros de Sagitario y Milo de Escorpión.

Los tres acusados se miraron entre sí y aceptaron su destino, ser ejecutados por sus compañeros de armas.

—y decía yo que podía pasar tiempo con Hyoga aunque fuera por unos años en Siberia.

—Volver a Suecia fue un lindo lugar para ver por última vez.

—de hecho no hice nada relevante así que puedo irme tranquilo.

Los otros tres santos dorados que portaban sus armaduras tenían algo de pesar por manchar de sangre sus manos.

De antiguos caballeros que alguna vez compartieron recuerdos con ellos en el pasado.

—Camus...

—Afrodita....

—Deathmask.

Son una leve sonrisa los nombrados solo esperaban que hicieran lo que tuvieran que hacer.

El cosmos de aquellos tres ejecutores se elevó cambiando de forma sus armaduras gracias a la sangre de athena.

—Gracias por su servicio, excaballeros.

Fue la despedida que les dió la chica de cabellos lilas que miraba sería la situación, no parecía importarle en lo absoluto.

Aioros sacó una flecha y la apuntó con su arco al corazón de Deathmask, Shura impregnó de su cosmos su brazo excalibur para cortarle la cabeza a Afrodita y Milo sacó su aguja escarlata en contra de camus para clavar Antares.

—"Lo lamentamos... Compañeros."

Repitieron los tres para ejecutar sus técnicas encontrá de ahora los muertos a los cuales su sangre se derramó en el suelo y manchó las manos de ellos.

Jamás olvidarían semejante barbaridad que acababan de hacer por obedecer a su diosa.

Aun faltaba un traidor más, pero no lo encontraban, y se trataba de quién había causado todo: el hermano gemelo de Saga, Kanon.

Días después...

—S~señorita athena... Yo no tengo idea de dónde está mi hermano, lo juro por mi vida.

—Todos en el santuario sabemos que fue el quien causó está revolución, y que fue el quien quitó el sello de posesión.

Una acusación de ese tipo cuestionó la lealtad del mayor de los gemelos, no había vuelto a saber nada sobre su gemelo desde que desapareció aquella madrugada cuando el estaba en Star Hill organizando archivos importantes.

—Comprendo el gran error que causó mi hermano pero como le digo... No he vuelto a saber de su paradero, ¿Por qué no me cree?

—crees... ¿Que te seguiría creyendo luego de lo que hiciste en el pasado?

—El pasado es pasado... Señorita athena.

—Busca a tu hermano y tráelo aquí, si lo haces todo eso quedará realmente en el pasado junto la traición de tus camaradas muertos.

El recuerdo de lo que Shura le había relatado, de el como había tenido que ejecutar a sus propios amigos y camaradas, era tan amargo que incluso lo había visto derramar lágrimas, los tres que fueron juzgados eran grandes amigos suyos.

Solo pudo asentir con la cabeza, Milo también estaba algo consternado, pero aioros no se veía tan afectado.

—Saldré mañana al amanecer a buscarlo.

—muy bien, espero que sea así.

Luego de aquel día los demás caballeros se enfocaron en buscar alguien que los remplazara, ya solo deseaban una vida normal.

Pero lo que pasó con Saga de géminis fue un secreto completamente del santuario, nadie volvió a saber su paradero desde entonces.

Fin del Flashback.

Una joven había tomado el puesto de géminis, de cabellos celestes y ojos violáceos se burlaba de aquella estatua que ella misma había fabricado como adorno para su espacio personal con ayuda de el escudo de Perseo.

—Ustedes idiotas caballeros anteriores... Jamás se ganarán la confianza de la diosa athena.

Tocó con delicadeza el rostro de la estatua para luego sonreír de forma perversa.

—yo, Paradox de géminis, me encargaré de quién manchó el nombre de los caballeros dorados para siempre.

Venecia – Italia.
Una semana después.

—No me jodas ...

Luego de tanto tiempo que había desaparecido le aburría estar sin hacer nada, aún con lo poco que podía hacer se conformaba pero le parecía demasiado aburrido.

No tenía razones para seguir huyendo de aquel tipo que lo había protegido por años.

—Señor Radamanthys... d~digo... Juez del Inframundo Radamanthys, aún sigue buscándome ¿no?

El por fin sentir su aura molesta le causaba pánico pero a su vez alivio por que volviera por el aún solo por qué tenía en el una persona importante en su vida.

—¿Donde te habías metido...?

Al escuchar su voz terminó por aliviarse, no sonaba enojado, tal vez un poco preocupado.

—Solo quería estar solo... Creo que al final me perdí y no pude volver a casa.

Un leve silencio hubo entre ambos, luego sintió que el rubio puso una de sus manos encima de su hombro.

—No te vuelvas a ir sin avisar, por favor.

—Esta bien... Lo~ lo lamento.

Con aquella disculpa fue suficiente para el mayor, calmando su preocupación.

—Volvamos a casa... Kanon.

Con aquellas últimas palabras volvieron a la cabaña en medio de la playa que era su hogar, donde los otros compañeros del rubio se alegraron de ver al menor de todos allí.

- por fin volviste, que sepas que radamanthys casi nos mataba si no te encontraba.

Regañó minos,  con algo de nerviosismo, pero ya aliviado de que volviera con ellos.

Aquel joven sonrió ante lo escuchado, luego se disculpó por toda la tontería que había causado. 

- perdón, enserio... ¿por qué se encariñaron conmigo si se supone que soy Kanon?

- no cuestiones eso o créeme que nos arrepentiremos por eso.

Volvieron a reír un poco, Aiacos decidió encargarse de la cena para todos mientras que minos hablaba con el mayor de todos.

Al final la comida de la tierra era incluso mucho mejor que la del inframundo. 

-no soy bueno cocinando pero espero que te guste, la amiga de rada me estuvo enseñando.

- ¿una amiga?

-si... una chica de un supermercado que conoció hace varios años, no te pongas celoso, que yo se que a kanon no le agrada eso.

El chico se quedó en silencio por un momento tratando de comprenderlo pero jamás sintió enojo por eso, tal vez un poco desilusionado. 

-uh... oh, ya veo.

-pero el te sigue queriendo de algún modo,  jamás entendí como era eso de los sentimientos humanos, no desde que violate murió. 

-¿Violate?

- así se llamaba mi ala derecha, hace...200 años, o más.

- Lo lamento...

-no te disculpes,  está bien, en algún momento volverá,  eso lo sé...

Tomo la cuchara y comenzó a comer, no era lo mejor del mundo,  pero era agradable, y de buena fe. 

El de cabellos violetas oscuros se apartó de su lado y fue donde estaban los otros dos, que aún no habían vuelto, minutos después el que se le acercó fue Minos y con un muñeco comenzó a fastidiarlo mientras lo usaba de títere para ver su reacción. 

- ¿Eres el titiritero?

- ¿no te gusta ver un muñeco tomar vida?

Lo miró con pocas ganas de ver cómo manipulaba con hilos invisibles un muñeco de felpa que había encontrado por ahi.

- ¿de dónde lo sacaste?

-un titiritero tiene sus secretos...

Al ver el Albino que no causaba gracia alguna terminó por entregarle el muñeco y pegar un bufido resignado, debía dedicarse a otra cosa mejor.

- Radamanthys todo tuyo.

Alzó la voz para llamarlo y dejarle el camino libre al de ajos ámbar que miró de forma extraña al su compañero luego de que le dijera eso.

-¿Ocurre algo?

- no, solo que no hace gracia ver como juega a los títeres.

- no hieras sus sentimientos, pero tienes razón.

-Gracias...

- ¿por qué?

-por traerme de vuelta... Radamanthys.

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