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Capítulo 32


El consultorio del psicólogo era un cuarto bastante amplio y con varios sillones para que los pacientes se sentaran a gusto, algunos cuadros colgaban de las paredes blancas con puntos de colores, había estantes llenos de libros y estatuas, una pequeña mesa se encontraba en el centro y sobre ella un gran ramo de rosas rojas.

Habían empezado mal, desde que ingresaron al lugar y Chuuya vio las rosas su estabilidad emocional se fue al demonio, Dazai intentó mantenerlo calmado y a decir verdad lo estaba logrando.

-Bueno, bueno.- El psicólogo, un hombre joven, quizá de unos veinte años estaba sentado frente a la pareja, vestía una bata blanca con su nombre cosido en una esquina, usaba unas gafas redondas que a Dazai le recordaron a las de Ango, sus zapatos estaban limpios y su cabello negro peinado con decoro. -¿Les parece si para comenzar me cuentan un poco del por qué están aquí?-

-Pues verá...- Dazai hablaba mientras acariciaba las manos enguantadas de su esposo. -Últimamente hemos tenido unos problemas con una compañera de nuestros hijos y ahora pasamos por un momento difícil debido a que una de sus "bromas" se pasó de la raya y afectó mentalmente y físicamente al mayor de mis pequeños.-

-Okey.- El psicólogo tomó unas cuantas notas. -¿Pueden ser más específicos o darme más detalles?-

-Akira, mi hijo mayor fue víctima de una violación junto a su mejor amigo, ambos son de castas distintas y debido a eso y al descontrol Akira terminó marcado, él a aceptado permanecer con la marca pero queremos ayudarlo a que todo esto sea más fácil, sobre todo porque ayer tuvo un ataque y estuvo a nada de suicidarse.-

-Entiendo, ¿hay comportamientos suicidas en la familia? Normalmente cuando estas conductas son parte del entorno del día al día es más común para los adolescentes que lo normalicen y lo vean como la escapatoria más fácil a sus problemas.-

Dazai miró a Chuuya pero este se mantenía concentrado en las rosas.

-Eh... Sí, sí hay comportamientos suicidas en la familia, de hecho yo intenté quitarme la vida en repetidas ocasiones cuando era más joven, actualmente reduje mi comportamiento en cuanto a ese aspecto pero aún así no lo he suprimido del todo, aún hablo bastante del tema y de vez en cuando sigo intentando que mi esposo por fin acepte hacer suicidio doble conmigo.-

El psicólogo se veía más palido y preocupado en cuanto escuchó las palabras por parte de Dazai, realmente no ayudaba en nada que uno de los padres de familia fuera suicida.

-Oh, pues verá, esos comportamientos influyen bastante en la salud emocional y mental de sus pequeños, incluso puede que desarrollen alguna enfermedad mental o un trastorno, otra cosa que debo preguntar es... ¿Sus hijos viven violencia en casa?-

-No.- Dazai negó repetidamente con la cabeza. -Su padre es bastante violento a veces y yo puedo llegar a serlo también pero a ellos ninguno de nosotros les ha puesto un dedo encima durante toda su vida, solo los regañamos o les hablamos pero no hemos llegado a pegarles, realmente considero que está mal pegarle a algo que tú mismo trajiste al mundo.-

Nuevamente el hombre tomó nota. 

-¿Pero no saben si por ejemplo viven violencia en su escuela o con otros familiares?-

-Pues en la escuela sí, también hemos tenido bastantes problemas con eso, ahora... Con la familia no, nadie les ha pegado, aunque quizá pueda afectar el hecho de que si se exponen a cierta violencia cuando van de visita a la Port Mafia a ver a sus "abuelos".-

El psicólogo se quitó los anteojos y comenzó a limpiarlos con un pañito.

-Señor, con todo respeto, usted y su esposo no están calificados para criar niños, el entorno que ofrecen no es saludable, además de que me imagino que fue por falta de atención sucedió el hecho de que abusaran de su hijo, de igual manera me atrevo a decir que sus hijos han sido testigos de torturas y asesinatos por parte de la mafia lo cual los ha deteriorado mentalmente.-

-¿Disculpe?- Chuuya finalmente apartó la mirada de las flores. -¿Está diciendo que no somos buenos padres y que es culpa de nuestra familia que mis hijos hayan crecido así? ¿Si quiera los conoce?-

-Amor.- Advirtió Dazai.

-No, nada de amor.- Chuuya se levantó y señaló al psicólogo. -Puede que no seamos la familia perfecta pero, ¡no existe algo así! Siempre va a haber problemas y drama, lo importante es solucionarlo juntos, mi familia puede ser una bola de depravados que no están del todo bien pero son mi familia... Nuestra familia y quieren a mis hijos como no tiene idea, además mis niños son los chicos más dulces que hay, no son violentos a menos que se les provoque, no son groseros, y sobre todo no son unos locos asesinos pero yo sí y si usted sigue diciendo eso de mi familia con gusto me encargaré de mandarlo al infierno.-

-¿Lo ve? Usted lo admite, su familia no es apta para cuidar niños, como dije no es un entorno saludable. Si son miembros de la mafia puedo decir lo siguiente, sus hijos conviven con pedófilos, maniáticos suicidas, asesinos, torturadores, mentes retorcidas, criminales buscados, personas con problemas mentales y genocidas. Eso no les hace ningún bien, así que creo y considero que hay que hacer los trámites correspondientes para quitarles el derecho y la custodia de sus hijos.-

-Ah no.- Chuuya se cruzó de brazos. -A mis hijos no perra.-

-Chuuya cariño.- Dazai observó con compasión al psicólogo, ahora ese pobre hombre tendría que afrontar la ira de Chuuya. -Bueno ya qué, has lo que quieras.-

-Señores por favor les pido que nos calmemos y tomemos esto con calma..-

-¿Quieres que me calme?- Chuuya activó su poder. -¿Quieres quitarme a mis hijos? ¡Maldito desgraciado, hijo de perra! ¡Son mis hijos, yo los tuve! ¡Crecieron en mí, son míos!-

-Señor por favor... No... No....¡NO!-

Desde la sala de espera los ruidos de golpes y cosas rotas se escuchaban con bastante claridad, todos los presentes comenzaron a murmurar y a asustarse por lo que estaba ocurriendo dentro, todos menos los hijos de aquella pareja.

-Sabía que esto no terminaría bien.- Fumiya pasó la hoja del periódico que simulaba leer. 

-¿Qué habrá hecho para enojar a papá?- Kai meció a Dai y prestó más atención a los ruidos. -Pobre hombre, no va a poder pararse en un largo, largo tiempo.-

-No tienen remedio.- Akira suspiró.

-¿Lo detenemos?- Kai observó a su gemelo.

-No, déjalos, son adultos, pueden arreglar sus cosas solos.-

-Pues yo no creo.- Fumiya volvió a cambiar de página. 

No pasaron ni diez minutos antes de que Chuuya saliera aún bastante molesto, Dazai lo seguía con una sonrisa en el rostro, hoy su esposo se había lucido enormemente.

-Niños, vámonos.- Chuuya se acomodó el saco. -No hay que volver a un lugar así nunca.-

-En fin.- Fumiya aventó el periódico y se levantó para ir junto a sus padres.

Kai y Akira también se levantaron y salieron como si nada frente a las miradas de terror por parte del resto de clientes.

-¿Qué pasó?- Preguntó Akira.

-Habían rosas rojas.- Chuuya cruzó la calle hasta donde estaba su auto sin fijarse en el semáforo. 

-Y querían quitarnos la custodia de ustedes.- Agregó Dazai.

-¡¿Qué?!- Kai y Fumiya observaron perplejos a sus padres. 

-Estuvo bien lo que hicieron.- Akira se subió a la parte trasera del auto de la familia. -No quiero a ninguna otra bola de locos que no sean ustedes.-

-Lo mismo digo.- Fumiya también se subió y le entregó a Dai a su papá.

-Ese tipo está loco.- Kai entró junto a sus hermanos.

-Estaba.- Dazai se colocó el cinturón y abrazó a Dai. -No creo que siga vivo después de lo que le hizo Chu-chu.-

-No está vivo.- Chuuya encendió el auto. -Ahora olvidemos esto, ¿les parece si vamos por unos tragos de vino?-

-Papá.- Akira sonrió un poco. -Somos menores de edad y tú no sabes beber.-

-Ellos tienen razón Chuuya.- Dijo Dazai.

-Tsk, entonces... ¿Quieren ir a comer?-

-¡Sí!- Fumiya alzó sus brazos. -¡Comida!-

-Bien, entonces vamos.- Chuuya arrancó y usó su poder para que el auto se elevara. -Yo también muero de hambre.-

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