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Capítulo 13


*Boda de Dazai y Chuuya, dos meses después de la caída de Fiodor.

Edad de Chuuya y Dazai: 22 años


-Chuuya te ves hermoso...-

-Anne-San...-

-¡Divino, elegante, precioso, una maravilla total..!- La mujer exclamaba a la par que observaba de arriba a abajo a su pelirrojo que estaba a punto de iniciar una vida de casado.

-Anne-San.-

-¿Pasa algo cariño?-

Chuuya lanzó un suspiro y sacó un pañuelo del bolsillo de su saco blanco para limpiarle las lágrimas a su casi madre.

-No llores... Por favor.-

Koyo envolvió las manos de Chuuya en las suyas y volvió a sollozar aún más fuerte.

-Es que... Es que no puedo evitarlo, mi niño está a punto de casarse... Y lo peor no es eso, sino que el novio es un idiota suicida... Chuuya cariño recapacita, ese hombre puede dejarte viudo.-

Chuuya negó con la cabeza.

-Tranquila... Eso lo sé y aún así quiero hacer esto.-

-Y aquí es donde yo me pregunto... ¿Qué hice mal? ¿En dónde me equivoqué?- Koyo actuaba de manera exagerada y dramática. -Creí que te había inculcado buenos gustos pero tal parece que no es el caso.-

-Anne-San, sé que no te agrada demasiado Dazai...-

-Sinceramente no me agrada nada.- Respondió la mujer mientras se acomodaba el kimono que había arrugado a la hora de hacer su actuación.

Chuuya hizo un mueca.

-El punto no es que a ti te guste o no, a fin de cuentas quien lo va a soportar voy a ser yo... No tienes porque preocuparte Anne-San, siempre me has cuidado y eres como una madre para mí pero entiende que esto es lo que yo quiero... Y sí, quizá Dazai sea un idiota suicida pero eso no quita que lo amo, y realmente para mí no hay nadie más que no sea él.-

-Oh Chuuya....- Koyo se llevó las manos al pecho y tomó una gran bocanada de aire, por más que se había intentado preparar mentalmente para el momento no podía soportar que Chuuya, su Chuuya se casase con el imbécil de Dazai, simplemente no podía pero... Haría el intento. -Está bien, si tú eres feliz yo intentaré soportarlo... Por ti.-

-Anne-San...- Chuuya abrazó a su mayor y esta le correspondió envolviéndolo en sus brazos y acariciándole el cabello de forma maternal. -Gracias.-

-No tienes nada que agradecer cielo pero, si hace algo, si te lastima...- Un brillo asesino bailó en los ojos de Koyo. -Que todos los dioses se apiaden de su alma...-

-Entendido.- Chuuya se separó rompiendo el abrazo. -Ahora vamos, es hora...-

-Me lo temía.- Koyo le tendió su brazo a Chuuya y este lo tomó. -Vamos... No dejemos al imbécil de tu prometido esperando.-

Ambos salieron de la pequeña cabaña donde se encontraban y comenzaron a caminar por el sendero de flores blancas que horas antes Gin había preparado. 

El bosque donde se llevaría a cabo la ceremonia estaba tranquilo, lo único que interrumpía era el susurro del viento y el sonido de las copas de los árboles al moverse.

-¿Seguro que no quieres huir?- Susurró  Koyo al oído de Chuuya. -Tengo un helicóptero esperando, podemos ir y...-

-Anne-San... No.-

-Bien.- La mujer hizo un puchero, al menos lo había intentado...

Con forme se fueron acercando al lugar de la ceremonia la decoración se hizo más elegante y llamativa. De los árboles colgaban ramilletes de flores y tul, en el suelo habían flores y moños de distintos tonos, las bancas de los invitados estaban forradas con tela blanca y se encontraban acomodadas al rededor de un kiosco del cual colgaban enredaderas con adornos de diamantes y oro.

Los presentes al ver llegar a Chuuya se pusieron de pie y le ofrecieron sonrisas al verlo pasar, sin embargo el pelirrojo apenas y les puso atención ya que estaba concentrado en la figura masculina que lo esperaba de espaldas en el kiosco.

Dazai sonrió al sentir a Chuuya acercarse y antes de que llegase a donde él se encontraba alzó el violín que había estado escondiendo y comenzó a tocar. 

Todos quedaron inmóviles por unos segundos, incluso Chuuya y Koyo. 

Dazai no estaba tocando la típica melodía de las bodas sino que la melodía era única y especial, era solo para Chuuya y este lo sabía. Conocía esa melodía demasiado bien, ambos la habían compuesto juntos y significaba demasiado que Dazai se la dedicase en un momento así.

Koyo siguió guiando a Chuuya hasta su prometido, el cual no se volteó a verlos hasta que la melodía que tocaba hubiese llegado a su fin. Una vez que terminó Dazai dejó el violín de lado y lentamente volteó para quedar frente a frente con Chuuya.

-Sigo diciendo que es una pena que no hayas querido usar el vestido, se te veía tan bien.-

Chuuya le sonrió a su pareja y tomó la mano que este le ofrecía.

-Todo se ve bien en mí, pero no te iba a dar el gusto...-

Dazai iba a responder cuando Koyo se le adelantó.

-No hagas que me arrepienta.-

-Lo prometo, los suicidas somos hombres de palabra.-

-Más te vale...- 

-Bueno, bueno...- Mori apareció detrás de la pareja, sostenía una biblia al revés en una mano y una copa en la otra. -Dejemos las amenazas para después señores y señoras, es momento de dar inicio a esta boda...-

Todos volvieron a tomar asiento y esperaron.

-Hermanos, hermanas... Compañeros, compañeras, amigos, enemigos, Jinkos, doctores y enfermeras...- Mori hizo una pausa esperando ver la reacción del público.

-¿Debo tomar eso como una ofensa?- Atsushi susurró de forma discreta a su pareja.

-Tómalo como quieras... Te apuesto un beso a que Mori solo quiere fastidiar.- Akutagawa le respondió sin ocultar su molestia, solo él podía decirle Jinko a Jinko.

-Hoy todos nos hemos reunido aquí, en este bosque en medio de no sé donde para presenciar la unión de estás dos personas. Por un lado tenemos al poderoso, el invencible.... Chuuya Nakahara... Y por la otra esquina tenemos al suicida, demonio prodigio ex líder más joven de la Port Ma....- Mori se calló de golpe al ver la mirada de muerte que le lanzaba Koyo. -Mmm como decía hoy nos reunimos para presenciar la unión de estas dos personas a las cuales apreciamos enormemente, así que... Primero, Osamu Dazai puede proceder a decir sus votos matrimoniales.-

Dazai estaba haciendo un gran esfuerzo al igual que Chuuya para no reír por la situación que acaba de ocurrir y tuvo que hacer milagros para tranquilizarse y no sonar igual que Mori a la hora de hablar.

-Yo Osamu Dazai te tomo a ti Nakahara Chuuya como mi esposo y mi igual.- Dazai observaba fijamente los ojos color cielo de Chuuya y no paraba de sonreír. -Prometo cuidarte, respetarte, amarte y partirle la cara a todo aquel que se meta contigo. Prometo estar para ti en los buenos  y en los malos momentos, osea cuando tu mal humor te domina. Juro que no voy a volver a proponerle suicidio doble a nadie más a partir de ahora y esperaré pacientemente a que tú aceptes, procuraré hacerte el hombre más feliz del mundo y aunque no puedo prometer que todo será perfecto si prometo que daré lo mejor de mí para que salgamos adelante y hagamos que lo nuestro siga funcionando. De igual manera prometo ser respetuoso con tus horribles sombreros y tus botellas de vino que valen precios astronómicos.-

-Muy bien... Ahora, Nakahara Chuuya...- Dijo Mori mientras garabateaba algo en la biblia que llevaba.

-Yo Nakahara Chuuya te tomo a ti Osamu Dazai como mi esposo y mi igual.- Chuuya deslizó en el dedo de Dazai una alianza similar a la que él llevaba. -Prometo cuidarte, respetarte, amarte y acabar con todo aquel que se meta contigo, Prometo estar para ti en los buenos y en los malos momentos, de igual manera prometo estar contigo cuando eso que escondes te haga caer y querer dejar este mundo.- Los ojos de Dazai se humedecieron y Chuuya le limpió la única lágrima que escapó y comenzó a rodar por su mejilla. -Juro que en algún momento aceptaré tu propuesta de suicidio doble, pero hasta entonces daré mi mejor esfuerzo para que quieras seguir vivo y a mi lado. Yo igual procuraré hacerte el hombre más feliz del mundo y daré todo de mí para que lo nuestro siga progresando y no tenga un fin. Los problemas siempre llegarán a nuestro pequeño refugio pero estoy seguro que lograremos superarlos como lo hemos hecho hasta hora, y así como tú respetarás mis cosas yo respetaré tus vendas e intentaré que las heridas que cubren vayan desapareciendo poco a poco... Por último solo quiero decir que, te amo...-

-Yo igual te amo...-

-Ahora, los declaro marido y mu...- Otra mirada de advertencia, esta vez de Dazai hizo a Mori repensar las palabras que estaba por decir. -Los declaro marido y marido... Pueden be...-

Antes de que completara la frase ambos chicos ya se habían unido en un apasionado beso, los vítores por parte de los invitados no se hicieron esperar y pronto todo el lugar estuvo inundado de gritos y aplausos.

-Iré a buscar una copa, estoy seguro de que cuando estos dos se separen van a  necesitarla...- Koyo se levantó de su asiento pero Mori la detuvo.

-Yo ya traje mi copa... Solo falta que la llenes.- Dijo alzando la copa que había sostenido durante toda la ceremonia.

Koyo le metió un golpe y siguió su camino.

-Desgraciado...-


[***]

La boda continuó sin contratiempos por el resto de la tarde, los miembros de la agencia y la Port Mafia convivían tranquilamente y todo marchaba sobre ruedas.

En un claro apartado del lugar donde anteriormente se habían casado los novios se encontraban sentados en mesas redondas, los recién casados y sus más cercanos estaban amontonados en el centro.

-Chuuya-San, ¿cuándo piensa lanzar el ramo?-

Chuuya parpadeó, lo había olvidado por completo, después de haber partido el pastel lo único que tenía en mente era comer y comer aquella delicia.

-Ah, eso... Creo que es buen momento, ¿no te parece Kyoka-Chan?-

La menor asintió y siguió concentrada en su postre.

-Bueno...- Chuuya se levantó de la mesa atrayendo la atención de todos los presentes. -Todos los que deseen probar suerte atrapando el ramo favor de venir un momento, ya que es hora de ver quién es el siguiente afortunado o afortunada.-

-¡Yay!- Dazai también se puso de pie y abrazó a su esposo por la cintura. -Vamos, vamos... Así podré hacerle burla al siguiente.- El castaño volteó a ver discretamente a Akutagawa y le guiñó un ojo, ya estaba todo preparado.

-Dazai...-

-¿Qué pasa amor mío?-

-¿Todo de acuerdo al plan?-

Dazai besó el cuello de Chuuya.

-Sí, todo de acuerdo al plan.-

-Bien.-

-Va a salir bien.- Rampo quién estaba comiendo a un lado de la pareja les habló en voz baja para que solo ellos pudiesen oírle. -Solo procura no fallar ese lanzamiento Chuuya.-

-Entendido.-

Una vez que todos los que querían participar se hubiesen formado Chuuya se puso de espaldas y comenzó a hacer la cuenta regresiva.

-Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco.... Cuatro, tres, dos... Uno...-

El ramo salió de las manos del pelirrojo y cortó el aire para caer justo en ca cabeza de un albino que estaba totalmente concentrado en las tartas de la mesa de postres. Obviamente todo había sido planeado, Chuuya y Dazai querían ver a sus subordinados comprometidos de una vez por todas y habían hecho hasta lo imposible para lograrlo, lo del ramo solo fue el empujón final, después de todo Chuuya era uno de los líderes de la Port Mafia, si lanzaba algo se aseguraría de que cayese donde él quisiera.

-Vaya, vaya Atsushi...- Dazai como siempre había ido a molestar un poco al albino quién estaba confundido por lo que acababa de suceder. -Parece que el destino pide a gritos que te cases de una vez por todas, incluso el ramo calló en ti.-

-¡Eh! Esto... ¿Quizá solo fue un malentendido?-

-Nada de eso.- Dazai jaló al albino y lo sentó sobre las piernas de su pareja, ante esa acción tan repentina Akutagawa tuvo que cubrir su rostro con una mano para evitar que los demás viesen su sonrojo. -Ustedes dos tiene mucho de que hablar...-

Y sin más Dazai los dejó para ir a festejar esa pequeña victoria junto a Chuuya.

-Esto si que fue extraño.- Atsushi dejó el plato que sostenía sobre la mesa y observó detenidamente el ramo que acababa de caerle. -Ni siquiera estaba participando, ¿no es trampa?-

-Jinko...- 

La voz de Akutagawa sonaba más ronca que de costumbre, alertado por esto Atsushi volteó a verlo.

-¿Qué? ¿Te sientes mal? ¿Tienes fiebre?-

Akutagawa suspiró.

-No es eso, solo que...- Tosió un poco. -Sigues sentado sobre mí.-

-¿Qué?- Atsushi también comenzó a sonrojarse. -Lo... Lo siento, si quieres ya me levanto...- Con cuidado comenzó a ponerse de pie pero Akutagawa lo jaló haciendo que volviese a quedar sentado. -¿No quieres que me pare?-

Por más que quisiera disimular, el sonrojo en las mejillas del mafioso era demasiado obvio y visible.

-No, solo...- Akutagawa rodeó la cintura de su pareja y escondió su rostro en el cuello de Atsushi. -Solo quédate así...-

La escena de estos dos era observada por sus superiores desde una distancia prudente.

-Bien hecho compañero...- Dazai y Chuuya hicieron choque de puños y se sonrieron de forma cómplice.

-Y ahora toca la parte que más había estado esperando...-

-¿Si sabes que Anne-San va a matarte después de esto?- Chuuya miró de forma traviesa y provocadora a Dazai.

-Habrá valido la pena, ahora vamos.-

Ambos chicos se escabulleron de su propia boda y tomaron el helicóptero que Koyo había llevado para huir. Todos los presentes de la fiesta se sorprendieron de ver a la joven pareja diciéndoles adiós desde el cielo veinte minutos después.

-¿Lo ves Chuuya? Te dije que había traído un helicóptero y que podíamos escapar.- Dijo Koyo feliz al ver el helicóptero en el aire.

-Anne-San...- Fukuzawa a un lado de la mujer lanzó un suspiro, Dazai estaba en problemas.

-No lo digas o va a morir en cuanto regrese.- Advirtió Mori a su esposo quién lo ignoró y siguió hablando.

 -Chuuya si huyó en tú helicóptero.-

-¡¿Qué?!- Koyo se alteró el escuchar eso.

-Sí, ahí está mira... ¿Lo ves?- Mori señaló a la figura de cabello rojo que estaba abrazada de una más alta y con cabello castaño.

Koyo apretó las manos en puños y activó su poder.

-¡Hora de taparse los oídos!- Gritó Mori al resto de invitados quiénes obedecieron al ver lo que se avecinaba.

Akutagawa cubrió las orejas de tigre que Jinko había invocado accidentalmente por causa de unas caricias, Rampo se puso unos tapones y le tapó a Poe sus oídos ya que este no había prestado atención a la advertencia por culpa de un libro.

Gin se cubrió y le ordenó a Higuchi que la imitara, Kinikida cubrió los oídos de su pequeña bebé y Yosano cubrió los suyos con tapones y usó sus manos libres para cubrir los de su Kunikida. Mori se puso unas servilletas e hizo lo mismo con Elisse y con Fukuzawa quién arqueó una ceja ante la acción de su esposo.

Después Koyo explotó...

-¡MALDITO DAZAI! ¡ESTA SI NO TE LA PERDONO! ¡¿CÓMO OSAS ROBARME A MI CHUUYA?! ¡MALDITO DESGRACIADO!-





¡¡¡VIVAN LOS NOVIOS!!!




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