
Capítulo 06
Dazai tenía miedo, era algo raro que él sintiese tal emoción sin embargo, allí estaba, con las manos heladas y temblorosas, el pulso acelerado y la respiración entrecortada. Dazai tenía miedo, y no del miedo pasajero que se experimenta por unos segundos y luego desaparece con un consuelo simple, como unas caricias o unas palabras de aliento, no... Dazai tenía miedo, verdadero miedo. La persona que más amaba en el mundo estaba siendo operada y hasta ahora las únicas noticias que había recibido por parte de las enfermeras le habían dejado en claro que estaban teniendo complicaciones debido al estado crítico de Chuuya.
Intentando calmarse, Dazai se pasó las manos por el cabello y suspiró.
-Tranquilo...- Koyo a su lado le dio unas palmaditas en la espalda y le regaló una sonrisa. -Todo va a salir bien, Chuuya es fuerte, logrará salir de esta.-
Dazai simplemente asintió como respuesta. Era verdad que Chuuya era fuerte, de eso no había la menor duda pero no era inmortal y su estado por culpa de corrupción no ayudaba en nada.
Así transcurrieron otras dos horas en las cuales ambos, Koyo y Dazai, esperaban ansioso las noticias sobre el estado de Chuuya.
La oscuridad de la noche había caído sobre Yokohama cuando finalmente Mori apareció anunciando por concluidas las operaciones.
-Anne-San, Dazai-Kun...-
Ambos se pusieron de pie inmediatamente al ver a su líder, necesitaban escuchar cualquier cosa que estuviese por decirles, fuese buena o mala...
-¿Cómo...?- Se apresuró a preguntar Dazai.
-Se encuentra estable.- Respondió inmediatamente Mori intentando calmarlos un poco antes de anunciarles lo demás.
Dazai y Koyo lanzaron un suspiro al escuchar esas palabras de Mori, sin embargo su tranquilidad no duró mucho ya que, al ver el semblante serio del líder ambos comprendieron que no todo había salido de maravilla.
-¿Pasó algo Mori?-
-Así es Anne-San, verán...- Mori sacó unos papeles que había mantenido detrás de su espalda y se los mostró para que los leyeran. -Por el uso desmedido de corrupción Chuuya no solo perdió mucha sangre sino que generó ciertas fallas a nivel neuronal provocando que su cerebro recibiera daños ceberos lo cual ocasionó que actualmente Chuuya se encuentre en estado de coma.-
Dazai recibió la noticia como un balde de agua helada, le alegraba que Chuuya estuviese vivo pero... No solo lo quería así, sino que lo quería bien... Quería verlo reír, enojarse, bromear... Despertar...
Unas lágrimas escaparon de los ojos de Dazai y rodaron por sus mejillas hasta caer sobre las blancas losetas del suelo.
-¿Puedo... Podemos verlo?- Preguntó Dazai intentando mantener la compostura.
-Claro.- Mori señaló el pasillo por el que había llegado. -Décima puerta.-
Dazai asintió y comenzó a caminar con Koyo pisándole los talones.
Al entrar a la habitación la enfermera que se encontraba custodiando salió para dejarles algo de privacidad, era un espacio grande, lo suficiente para que cupieran cómodamente todos los aparatos y medicamentos que Chuuya requería para su pronta recuperación.
Chuuya...
El pelinaranja ya hacía recostado boca arriba sobre la camilla, sus párpados estaban cerrados ocultando la belleza de sus ojos color cielo, tenía varios instrumentos y mangueras conectadas al cuerpo y un monitor marcaba su ritmo cardiaco. Las vendas envolvían la mayor parte de su cuerpo, incluyendo la mitad de su cabeza, había medicinas junto a su mesita de noche y por todo el lugar era presente un olor a sangre y químicos.
-Chuuya, mi amor...- Koyo se acercó a la cama y delicadamente sostuvo una de las manos vendadas del joven.
Dazai observó desde una distancia prudente, no podía creerlo, se negaba a creerlo... Aquel joven no podía ser Chuuya, el Chuuya que él conocía no había ido a esa misión... No había usado corrupción... No, no... ¡NO!
Sin embargo todo era real, una cruda y terrible pesadilla de la cual era imposible despertar.
-Chuuya...- Koyo comenzó a sollozar, luego se puso de pie dando la espalda al cuerpo inerte de su aprendiz. -Lo siento, yo... No puedo... No puedo Dazai... Me quema verlo así, simplemente... No...-
-Entiendo.- Dazai seguía manteniendo su distancia de la cama donde se encontraba su compañero. -Yo me haré cargo.-
-No, yo... Sé que debo...-
-Anne-San... No te esfuerces demasiado, yo me encargaré de cuidarlo.-
Koyo asintió y se acercó a la perilla de la puerta, antes de salir giró para ver una vez más a Chuuya y luego a Dazai, a quién le regaló una triste sonrisa...
-Gracias.-
Dazai inclinó la cabeza a modo de respuesta y esperó hasta que la puerta nuevamente se cerrara dejándolo solo con Chuuya para hacer una llamada.
"-¿Dazai?-"
-Oda... Necesito un favor.-
"-Eso es nuevo, pero dime... ¿Qué quieres que haga?-"
-¿Podrías ir a mi departamento y traerme una maleta con ropa?-
"-¿Te vas de viaje?-"
Dazai negó con la cabeza aunque estaba consiente de que ese gesto era innecesario ya que Oda no podía verlo.
-No, voy a quedarme unos meses en el hospital.-
"-¿Y eso?-"
-Chuuya...-
Fue todo lo que dijo, Oda entendió al instante y prometió llevarle lo que necesitase. Después de la llamada Dazai se acercó finalmente a la cama de su compañero y le acaricio una de sus mejillas.
-Lo que haga falta, ¿entendiste Chuuya? Me quedaré contigo lo que haga falta, así sean años... Prometo no fallarte esta vez...-
Dicho esto Dazai se inclinó y depositó un suave beso sobre los labios de su príncipe durmiente con la esperanza de que este despertase al igual que ocurría en los cuentos de hadas, pero, no pasó nada, ya que... Esto no era un cuento y un beso no era más que eso... No había magia que pudiese revertir el estado en el que Chuuya se encontraba y del cual se negaba a despertar.
[...]
-...Estaban afuera, y como sé que son tus favoritas decidí traerlas, además esta horrible habitación necesita una nueva decoración, ver puro blanco es agobiante, ¿sabes?- Dazai tiró por la ventana el agua del jarrón que adornaba la habitación de Chuuya y dio un pequeño salto cuando una señora le gritó por haberla mojado con el líquido. -¡LO SIENTO!- Exclamó Dazai a modo de disculpa y siguió con su trabajo de colocar las nuevas flores que había conseguido. -Uy pero que mal genio... En fin, como te decía Chuuya, aquí tienes... Tus nuevas flores.-
Dazai mostró orgulloso el jarrón con las camelias rojas y esperó ansioso una respuesta que no llegaría, habían pasado quince días y Chuuya seguía sin dar signos de querer despertar.
-Bueno, asumiré que te gustan y las colocaré aquí...- Dazai dejó las flores sobre la mesa que adornaba la pequeña sala que había mandado instalar para permanecer más cómodo durante su estadía, de hecho Dazai estaba tentado a convertir esa habitación en una mini casa ya que, si seguía quedándose allí día y noche iba a necesitar más que un simple sillón.
-Buena tarde señor, ¿podemos pasar?- La voz femenina sonó al otro lado de la puerta haciendo que Dazai se sobresaltase y observara el reloj, según él faltaban horas para la revisión de Chuuya sin embargo parecía que estaba equivocado.
-Adelante.-
La puerta se abrió y las jóvenes enfermeras entraron y comenzaron a hacer su trabajo, administraron la medicina indicada a Chuuya y revisaron que sus signos vitales estuvieran estables.
-Sin cambios.- Dijo una de las mujeres.
-Bueno, eso es todo.- La otra recogió sus instrumentos y observó a Dazai. -Habrá que bañarlo.-
-¡¿De nuevo?!- Dazai se sobó la cabeza. -¡Pero si lo bañé ayer!-
-El baño es diario señor.-
-Es muy pesado.- Protestó Dazai.
-¿Quiere que lo hagamos por usted?- Se ofreció una de las chicas de forma amable.
Dazai lo pensó, la idea de ahorrarse el trabajo era tentadora pero el hecho de que alguien más viera a Chuuya en paños menores no le agradó nada.
-No, descuiden... Lo haré yo.-
-Bien.- Ambas mujeres respondieron al unísono y se marcharon sin más.
Cuando Dazai volvió a quedarse solo con su compañero comenzó a hacer un puchero.
-Todo lo que uno tiene que hacer por ti enano...- De mala gana Dazai se acercó hasta donde se encontraba Chuuya y con sumo cuidado para no dañar los cables que tenía conectados comenzó a quitarle la bata. -Todo esto te costará un suicidio doble... Uff... ¿Cuándo piensas despertar?-
Las respuestas a las preguntas de Dazai seguían sin llegar pero esto no le impedía conversar con su compañero.
Después de haberle quitado la bata, Dazai preparó una cubeta con agua tibia y comenzó a tallar a Chuuya, al inicio creyó que bañar a una persona en coma era igual que bañar a una persona sana pero después descubrió lo equivocado que estaba.
Una vez que Dazai terminó de bañar a Chuuya buscó otra bata y se la colocó, luego tomó un peine y como si tuviera todo el tiempo del mundo inició a desenredar uno por uno todos los mechones del cabello del omega.
Aunque Dazai lo negaba y se mantenía sin decir nada todos en el hospital sabían que ponía demasiada dedicación, amor, cariño y paciencia en cuidar de Chuuya, siempre estaba al pendiente de él, desde que fue internado no se había alejado de su lado ni un momento y por mucho que la cosa se complicara Dazai nunca se había quejado.
-Ya estás listo...- El castaño observó con una sonrisa a Chuuya. -Impecable y hermoso como siempre, así que tú no te preocupes por lucir fabuloso... Mientras yo esté aquí no te hará falta nada, ¿si? Es una promesa...-
[...]
-¡Ay me quiero matar! ¡Esto es muy aburrido..!- Dazai empujó de la mesa el rompecabezas que estaba intentando armar haciendo que todas las piezas que llevaba uniendo se separaran. -¡Quizá lo mejor sería intentar otro método de suicidio! ¡Eso es!- De un brinco Dazai se puso de pie y se asomó por el pasillo. -¡Señorita enfermera....!-
-¿Sucede algo?- La joven enfermera que siempre se encontraba fuera de la habitación de Chuuya en caso de que necesitase algo alzó la vista de su libro cuando vio a Dazai.
-¿Podría traerme una soga para...?-
-No.- Respondió la enfermera en tono cortante.
Dazai se desanimó.
-¡Ni siquiera he dicho para qué la necesito!-
-No hace falta.- La mujer volvió a centrarse en su lectura. -Lo conozco durante los tres meses que ha estado aquí y sé que puede ocuparla para tres cosas, una...- La enfermera alzó un dedo. -Para su "terapia de ahorcamiento", dos..- La chica alzó otro dedo. -Para intentar "una técnica de lazo", y tres...- Un tercer dedo se levantó en la mano de la joven. -Para una "escalada de hospital" que seguro terminará con un brazo roto como hace dos meses, así que NO.-
-Por favor...- Rogó Dazai.
-No.-
Dándose finalmente por vencido el suicida volvió a meterse a la habitación para intentar buscar algo más para combatir su aburrimiento, luego de unos minutos se le ocurrió una idea genial y grotesca.
-Chuuuyaaa.... Como estoy al borde de la muerte por aburrimiento he decidido hacer algo, ¿sabes qué? ¡Limpiaré tus feos sombreros!-
Y así fue, Dazai tomó los sombreros de su compañero que habían sido llevados por Koyo y uno a uno comenzó a limpiarlos y entintarlos hasta que quedaron como nuevos.
[...]
Habían pasado cinco meses desde que Chuuya había caído en coma, cinco meses desde que Dazai lo había escuchado decir esas hermosas palabras que tanto había anhelado oír, había pasado tiempo y Dazai aún esperaba que él despertase.
Hacía mucho que no caminaba por las calles de Yokohama, y hubiese pasado más si Koyo no lo hubiera prácticamente obligado a salir a caminar un rato. Dazai andaba con las manos en los bolsillos y un aire desinteresado, acababa de salir del hospital y lo único que quería era volver, después de no haberse separado de Chuuya por tanto tiempo comenzaba a extrañar su presencia.
A su alrededor todo lo que veía le recordaba al pelinaranja, el azul del cielo era como el azul de sus ojos, aunque... El azul de los ojos de Chuuya era cien mil veces más hermosos y radiante. El naranja de un letrero era igual al tono de su cabello aunque, Chuuya tenía más vivo el tono. El color rosado de los algodones de azúcar eran como sus labios, aunque...
El timbre de su celular sonó sacándolo de su mundo de comparaciones. Dazai respondió sin prisa y sin ánimo.
-¿Buenooo?-
"-Dazai...-" Era Koyo, y a decir verdad sonaba eufórica.
-¿Si?-
"-¡Despertó! ¡Chuuya Despertó!-"
El celular se le resbaló de las manos al castaño, quién tras unos minutos en shock regresó a toda prisa al hospital.
Había despertado...
Chuuya había despertado...
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