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Capítulo 0


*Un año antes de que Dazai abandonase la Port Mafia...

Edad de Chuuya y Dazai: 17 años


El atardecer en Yokohama siempre era mágico, o eso pensaba Dazai, sentado en el techo de una bodega observaba con tranquilidad como los colores cálidos teñían el cielo poniendo una atmósfera perfecta para el suicidio.

Todo marchaba bien, realmente disfrutaba mucho de los momentos de paz como este, momentos que siempre se veían interrumpidos por algo, o en este caso alguien.

Los gritos y gruñidos descontrolados de Chuuya provenientes de abajo hicieron al castaño suspirar, su bello y perfecto momento de tranquilidad había llegado a su fin. De mala gana saltó cayendo elegantemente, aún con una brazo roto su equilibrio era perfecto, caminó un poco hasta llegar a un lado de su compañero y de un rápido movimiento lo tomó de la mano anulando su corrupción que estaba afectándolo seriamente.

Al instante Chuuya volvió en sí y cayó al suelo tosiendo sangre, había sido demasiado.

-Bien hecho compañero.- Dazai se acercó al lugar donde Chuuya ya hacía de rodillas, agotado por el uso de su habilidad.

-¿Bien hecho?- El pelinaranja alzó la mirada molesto, aunque jadeaba por la falta de aire su voz seguía siendo arrogante. -¡Hice todo yo solo maldito idiota!-

-Justamente por eso.- Dazai se hincó para quedar al mismo nivel que su compañero. -Bien hecho.-

-Imbécil...- Fue lo último que Chuuya alcanzó a decir antes de caer profundamente dormido.

Dazai soltó un segundo suspiro.

-Oh vamos... No quería tener que arrastrarte hasta la base, Chuuya, arriba...- Los intentos del castaño por levantar a su compañero fueron inútiles, Chuuya estaba y estaría dormido por un muy, muy largo rato.

Entre maldiciones y réplicas Dazai no tuvo más remedio que llevar a su compañero de vuelta, sabía que eso había sido lo mejor ya que, si lo hubiese dejado allí sin más Koyo lo habría hecho pedacitos lentamente, muy lentamente.

Una vez que llegó al edificio principal de la Port Mafia dejó a Chuuya en un sofá y subió a dar su informe.

Mori lo esperaba charlando alegremente junto a Koyo, quien al verlo llegar solo alzó una ceja a modo de pregunta silenciosa.

-Está agotado, lo dejé en un sofá del segundo piso.- Dijo Dazai sin ganas.

La mujer dejó de lado la taza de té que estaba bebiendo y se levantó.

-Con su permiso jefe, tengo que ir a ver como se encuentra Chuuya-Kun.-

Mori agitó la mano en señal de consentimiento.

-Adelante, puedes retirarte.-

Koyo inclinó levemente la cabeza y salió disparada hacía el lugar que Dazai había mencionado. Una vez que la puerta se cerró tras ella Mori centró su atención en el joven castaño frente a él y habló.

-¿Qué tal estuvo?-

-Fue fácil, todos eran un grupo patético... Esperaba más de los contrabandistas que estaban dando problemas a nuestros distribuidores. No fueron rivales para Chuuya, bastó con un pequeño y sencillo plan para acabarlos, así que ahora ya no tienes de que preocuparte... Están todos muertos y yo volví a salir con vida por su culpa.- Dazai se mostró decepcionado, realmente lo estaba. ¿No había alguna oportunidad de qué él muriese? Año, tras año lo intentaba y... Al parecer la muerte lo odiaba tanto que prefería seguir dejándolo vivir.

-Eso suena sencillo pero aún así...- Mori bailó el bisturí que sostenía entre los dedos. -Chuuya-Kun usó corrupción, lo que me lleva a imaginar que no eran del todo un grupo patético.-

-En verdad lo eran.- Dazai desvió su mirada hacía Elisse, quién dibujaba en una esquina de la habitación sin prestar la mas mínima atención a lo que los dos hombres hablaban. 

-¡Mira Rintarou!- Elisse se volteó y mostró a Mori un dibujo de él con las entrañas abiertas. -¿No es una obra de arte?-

-Elisse-Chan... Tan encantadora como siempre, ¿no lo crees Dazai-Kun?-

Dazai miró sin demasiado interés el dibujo de la menor.

-Vaya Elisse, realmente te luciste esta vez... Solo un consejo, procura hacerlo más sanguinario para la otra.-

La rubia sonrió, aunque no lo pareciese Dazai y ella se llevaban considerablemente bien.

-¡Gracias, intentaré hacer otro!- Nuevamente la menor se concentró en su dibujo dejando a los otros dos hablar.

-¿Y bien?- Insistió Mori.

Dazai hizo una mueca.

-Acabamos con ellos fácilmente pero, luego llegaron unos dotados que nos dieron ciertos problemas... Chuuya usó corrupción y eso nos aseguró la victoria, sin embargo creo que ellos eran solo una unidad menor, hay alguien que está controlándolos.-

-Eso suena a problemas.- Mori lo pensó un momento. -Si hay algún inconveniente se los haré saber, es todo por ahora, puedes retirarte...-

Dazai asintió levemente con la cabeza y salió del lugar, los guardias se apartaron de su camino al verlo pasar y un aura de respeto y temor rodeó el lugar hasta que Dazai subió al elevador.

El castaño bajó en el tercer piso, necesitaba buscar su manual de suicidio, el cual estaba seguro de haber dejado en la oficina que lamentablemente tenía que compartir con Chuuya, hablando de Chuuya una repentina oleada de sus feromonas llegó hasta el lugar indicando que su celo acaba de dar comienzo y llamaba a un alfa para satisfacer su deseo sexual.

Las piernas de Dazai temblaron al sentir el olor de su compañero por todo el lugar, odiaba a Chuuya y justamente por eso detestaba que su olor lo atrajera de esa forma, odiaba las sensaciones que aquel chico despertaba en su ser... Odiaba sentir que su alfa interno pedía a gritos seguir las feromonas y cumplir con lo que estas exigían.

Dazai hizo una gran esfuerzo para resistirse y cuando logró tranquilizarse notó que era porque las feromonas de su compañero ya no flotaban libremente por allí, seguro Anne-San había actuado rápido y le había suministrado a Chuuya un supresor logrando que se controlase.

-Mierda Chuuya...- 

Dazai tomó su manual de suicidio y aún un poco anonado por lo que acaba de ocurrir dejó el lugar, una vez que estuvo fuera aspiro el aire fresco y se sobó la cien, si el celo de Chuuya acaba de empezar el suyo empezaría a más tardar mañana, ¿la razón? Chuuya naturalmente lo ponía loco, o más bien las hormonas de Chuuya ponían locas a las de él haciendo que su celo diese comienzo al sentir que el del omega ya estaba activo. 

-Mierda Chuuya...- Dijo nuevamente Dazai antes de comenzar a caminar entre las calles de Yokohama dejando atrás a un omega que, aunque estaba bajo el efecto de los supresores rogaba a gritos ser marcado por un alfa... Y no cualquier alfa...




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