CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
«Nos encontramos el uno al otro. Te ayude a salir de un lugar destruido. Me supiste consolar pero enamorarme de ti fue mi error. Te hice mi prioridad... te reclamé tan orgulloso y abiertamente. Y cuando los tiempos eran difíciles...me asegure de tenerte cerca de mí. Así que grita mi nombre, grita mi nombre cuando te bese gentilmente. Quiero que te quedes, quiero que te quedes aunque tu no me quieras.»
(The Weeknd, Call Out My Name, 2018, 0m0s)
...
Kim NamJoon entró y salió de la inconsciencia más de una vez aquella noche. Pudo alcanzar a escuchar pedazos de conversación en medio de destellos de luz y oscuridad. Hombres y mujeres que no conocía hablaban entre sí. En sus momentos de mayor lucidez fue capaz de distinguir la voz rota de Min YoonGi a su lado.
Todo a su alrededor se agitaba mientras muchas manos tocaban aquí y allá sobre sus heridas. A lo lejos resonaba la sirena de una ambulancia. Una voz femenina llamó por él.
—¿Me puede escuchar?
Con dificultad alcanzó a articular un corto "Sí".
—¿Sabe cuál es su nombre?
Dijo "Kim... " alargando esa sílaba mientras intentaba recordar el resto. No pudo. La mujer insistió. Lo intentó de nuevo. "Joon" fue lo único que logró agregar.
—Kim NamJoon —respondió la voz de YoonGi.
—¿Kim NamJoon, sabe qué día es hoy?
"Sábado" respondió, después, tragando la sangre de su boca, se corrigió y dijo "domingo".
—¿Kim NamJoon, sabe en qué trabaja?
"Medicina" respondió antes de comenzar a ahogarse y toser. Sintió que su pecho iba a explotar. Dos manos le ayudaron a levantar levemente su rostro. Entonces pudo respirar de nuevo.
—Kim NamJoon, dígame en qué trabaja.
No debieron escucharlo la primera vez. Se obligó a hacer un último esfuerzo y repetir "medicina" una vez más.
—¿Es médico? — preguntó esa mujer en la dirección contraria.
— Sí —respondió YoonGi—. Es cirujano en el Hospital Universitario de ChungAng.
La mujer pareció satisfecha con la respuesta.
— Dr. Kim NamJoon —dijo nuevamente ella—. Lo estamos llevando al Hospital Yonsei. Necesito que siga aquí conmigo ¿Comprende?
"Sí" dijo nuevamente.
Sin mucho control de su cuerpo, apenas percibiendo la existencia de su propio brazo, buscó la mano de YoonGi. Este lo tomó inmediatamente.
Apretó la mano de YoonGi con todas las fuerzas de las que dispuso pero sus dedos apenas y le obedecieron. Sintió pequeñas gotas caer sobre su piel y escuchó a YoonGi llorar en silencio. Intentó consolarlo pero no estuvo seguro de si este lo escuchó porque una vez más se perdió en la oscuridad de sus pensamientos.
Cuando al fin logró despertar de nuevo, había otro grupo distinto de personas con él. Le hicieron nuevamente las mismas preguntas sin embargo esa vez ya no le fue posible responder. O tal vez si, no estaba seguro.
Igual no hizo falta, porque YoonGi respondía por él.
— ¿Nombre?
— Kim NamJoon.
— ¿Edad?
— Treinta y un años.
— ¿Tipo de sangre?
— A positivo.
— ¿Alguna alergia?
— Es alérgico a la penicilina, él... él tiene un collar.
Las voces se hicieron difusas y lejanas. Pudo sentir como comenzaban a quitarle la camisa. Alguien abrió uno de sus párpados y una luz cegadora dio contra su vista. No pudo reaccionar ni apartarla. Sólo permaneció inmóvil mientras volvía a dejarse caer por un abismo muy oscuro.
Despertó cuando el dolor en su pecho se hizo más fuerte y mantener la respiración le fue cada vez más difícil. Busco a YoonGi pero sus dedos no lo encontraron por ninguna parte. Con esfuerzo pudo girar el cuello más el dolor de las cervicales lo paralizó por completo.
La voz de YoonGi volvió a resonar a uno de sus costados mientras un hombre le hablaba a ambos por turnos.
— ¿Puede contactar a uno de sus familiares?
— Sí, yo ya hablé con alguien, pronto vendrá.
— No podemos esperar.
¿Qué era tan urgente?
— Dr. Kim NamJoon, soy el Dr. Choi DoYun. Soy su médico a cargo ¿Me comprende?
"Sí" artículo pobremente pero lo suficiente para que el doctor lo escuchara.
— Va a entrar a cirugía de emergencia en este momento —explicó el hombre—. Tiene una fisura en uno de sus pulmones y dos costillas rotas ¿Me comprende?
De nuevo dijo "Sí".
La mano de YoonGi acarició la suya al tiempo que le arrastraban hasta lo que supuso sería el quirófano. Su corazón comenzó a latir ansioso.
El quirófano, un sitio donde YoonGi definitivamente no podría entrar. Intentó negarse, aferrándose con fuerza a esa única porción que lo mantenía unido con YoonGi.
— Lo siento —dijo YoonGi—. Lo siento, lo siento... perdóname. Es todo mi culpa.
— No...
— Perdón por haberte hecho esto... yo no... no pensé...
Alguien se interpuso entre ellos, obligándolos a soltarse. NamJoon intentó resistirse pero su cerebro y cuerpo apenas y estaban conectados lo suficiente para mantenerlo allí. La voz de YoonGi ya no se escuchó más.
— YoonGi —llamó.
No hubo respuesta. En cambio, cuatro pares de manos lo sostuvieron de brazos y piernas para mantenerlo en su sitio. Una mujer, posiblemente una enfermera, le pidió que mantuviera la calma.
Segundos después, algo frío y afilado se clavó en el dorso de su mano izquierda.
En seguida ya no hubo nada.
Ni agujas.
Ni doctores.
Ni YoonGi.
Solo nada.
...
Escuchó pasos en la habitación. Movió su mano levemente pero la intravenosa lo obligó a quedarse quieto. Intentó abrir ambos ojos pero había algo cubriendo la mitad de su rostro. El ojo derecho fue el único capaz de ver la luz del día. Alguien a su lado se movió rápidamente.
—¿NamJoon?
La voz de Kim TaeHyung lo saludó mientras este ponía una mano sobre su hombro. Tragó con dificultad y se aclaró la garganta antes de poder responder:
— Hola.
—¿Cómo te sientes? —preguntó el joven enfermero.
NamJoon lo medito un poco. Su cabeza palpitaba y ni se diga su rostro entumecido. Sus costados y caderas también dolían. Fue como si un auto lo hubiera arrollado.
— Me duele todo.
— Son los analgésicos, casi es la hora de la siguiente dosis.
Sí, supuso que eso debía ser, aunque no estaba seguro de que le había sucedido exactamente.
— ¿Qué me pasó?
TaeHyung inhaló profundo y se sentó en la silla de al lado antes de responder.
— Te metiste en una pelea y no resultó bien. Te rompieron dos costillas, una perforó el pulmón derecho. También rompieron tu nariz y parte del pómulo, por eso llevás una férula en la cara, además debes usar un collarín. Igualmente tu ojo izquierdo estuvo a nada de un desprendimiento de cornea. Debe permanecer cubierto por las siguientes semanas. De milagro no perdiste la vista.
Por supuesto, la pelea en el club. Rápidamente todos y cada uno de sus recuerdos afloraron casi tan vívidos como el momento mismo. YoonGi y ese hombre. Se giró hacia TaeHyung hasta donde el collarín se lo permitió, luego observó el resto de la habitación. Solo estaban ellos dos.
— ¿Dónde está YoonGi? —preguntó apresurado—-. ¿Él te llamó?
Miró a TaeHyung tragar con incomodidad y bajar el rostro apenado. De nuevo su corazón empezó a latir fuertemente. Insistió sin retirar su mirada de aquel hombre mientras las lágrimas se formaban en su ojo "sano". Finalmente el enfermero habló.
— YoonGi me llamó cuando llegaste aquí, él estaba muy alterado, necesitaba que lo ayudara contactar con tus padres —contó—. Pero cuando yo llegué YoonGi ya no estaba.
NamJoon recostó su cabeza sobre las almohadas, mirando al techo. Si tan solo hubiera esquivado los golpes habría podido volver a casa con YoonGi. Ahora este había escapado una vez más.
— Tienes que buscarlo —le suplicó a TaeHyung—. Por favor.
— No creo que debamos hacer eso ahora mismo.
Observó en su dirección una vez más.
—¿Qué?
El joven castaño se relamió los labios.
— Tus padres están moviendo cielo y tierra para encontrarlo —informó TaeHyung—. Y es SeokJin quien está haciendo uso de sus influencias para ello.
La información llegó más rápido de lo que podía procesarla. Cerró los ojos confundido.
— ¿Por qué lo buscan?
— Pusieron una denuncia contra él.
Y menos comprendió. TaeHyung le explicó toda la situación a detalle. NamJoon tuvo que admitir que la cosa, en definitiva, no pintaba bien. Su familia eran unos completos desgraciados, eso ya no había ni siquiera que dudarlo.
Sus padres, con ayuda de Kim SeokJin, habían decidido denunciar a YoonGi por tentativa de homicidio. Según sus alegatos, había sido él quien lo golpeara en un ataque maníaco por el uso de drogas. Obviamente, no había muchas pruebas salvo su estado actual en el hospital y por supuesto, que YoonGi hubiera escapado no ayudaba en su defensa. Pero incluso con eso de su "lado", también habían conseguido dos testigos visuales, cuyas declaraciones indicaban que él y Min YoonGi habían peleado a las afueras de ese club, cosa que no era solo una mentira sino una absoluta falacia.
Kim NamJoon le preguntó a TaeHyung si había manera de probar que sus padres mentían. Dijo que solo había una manera: conseguir los videos de seguridad de ese club. Claro que eso no iba a pasar porque pronto averiguaron que el dueño del lugar era un mafioso apadrinado por la mismísima policía. Claramente nadie les proporcionaría las cintas donde estaban las pruebas de todos los negocios ilícitos que se llevaban allí dentro.
La única opción era conseguir otro par de testigos que contradijeran las declaraciones expuestas en la denuncia de sus padres. Y NamJoon no imaginó cómo podría hacerse de dos personas dispuestas a decir la verdad. Porque si algo entendió NamJoon fue que uno, o sus padres le habían llegado al precio a esas dos personas o bien, dos, SeokJin encontró la manera de chantajearlas. Cualquiera que hubiese sido la forma, estaban en desventaja.
Antes de pensar en un mejor plan, Kim GeongMin apareció en su habitación obligando a TaeHyung, con nada de amabilidad, a abandonar su habitación. NamJoon se apresuró a pedirle al joven enfermero que se hiciera cargo de Guksu. Este asintió sin dudar.
Tal como su hermana avisó, la familia se hizo cargo de todo desde ese punto en adelante. A pesar de la situación, se negó a hablar con ella. Lo que ella y su madre habían hecho era, por decir lo mínimo, imperdonable. Y lo peor fue cuando NamJoon se dió cuenta que en su limitada racionalidad, su hermana estaba segura de que había hecho lo correcto.
Lo correcto para él y para la familia.
«Ya hay muchas personas que saben lo sucedido» le dijo está en algún momento de su monólogo. Al parecer había muchas personas cuestionándose por qué Kim NamJoon, el hijo pródigo de Kim ChanSung, estaba en esa clase de lugares a tales horas. Y a él no pudo importarle menos que una maldita mierda.
¿Qué tenía esa gente que ver con él? ¿Cuándo fue que la sociedad se volvió más importante que el individuo mismo? Ser seres sociales, bajo ningún motivo, justificaba que se metieran en su vida y juzgarán cada uno de sus movimientos. Kim NamJoon ni siquiera pensaba ser tan importante.
Tal vez sí, en algún momento de su pasado llegó a creer que podría convertirse en la última gota de agua en el desierto. No obstante hacía mucho había comprendido que en realidad, al igual que todos los que le rodeaban, él no era absolutamente nada. Solo una mota de polvo en el basto universo, y que su existencia misma le importaba una mierda a este. Todos eran nada, y nada eran todos.
Pero GeongMin estaba aferrada a creer que por algún motivo desconocido, el creador mismo la había traído aquí por una razón trascendentalmente magnífica que justificaba todas sus putas acciones de cagada. Acciones como las que habían cometido al ser partícipes en la denuncia contra Min YoonGi.
«Nos lo vas a agradecer» dijo GeongMin antes de salir de la habitación, frotando su vientre hinchado al caminar. NamJoon no pudo evitar pensar que, en unos meses, nacería otro ser humano para convertirse en la misma clase de mierda que toda su sangre.
Cuando al fin estuvo solo, en medio de un breve respiro de paz, Kim NamJoon miró a la ventana. La vista de un solo ojo no era lo suficientemente buena para distinguir todas las formas. Pero eso no impidió que se quedara largo rato mirando la nieve caer. Nieve blanca como su piel.
No hizo otra cosa más que mirar por la ventana por un largo. Incluso ni cuando su madre y padre lo visitaron apartó la mirada de ese punto lejano en el cielo, proporcionándoles no más que el mismo trato que a su hermana. Ellos también insistieron en que estaban haciendo lo correcto.
Con Kim SeokJin la cosa fue muy distinta. Escupiendo veneno apenas verlo atravesar la puerta.
— Eres un maldito hijo de puta —le dijo.
SeokJin alzó una ceja y le sonrió con indiferencia.
— Qué bueno que ya estás mejor.
— No voy a seguirles el juego con esta mierda de la denuncia —se apresuró a aclarar.
Kim SeokJin sonrió apacible y aterradoramente calmado.
— No importa.
¿Qué no importaba? ¿Acaso SeokJin creía que era un imbécil que no conocía los procedimientos básicos de la policía?
— No puedes denunciar a alguien sin que la víctima, en este caso yo, lo decida.
— ¿Y quien dice que eres la única víctima? —dijo—. Parece que mi primo no te dió la información completa.
NamJoon lo observó fijamente, siguiendo cuidadosamente el hilo de la conversación.
— Sí tu gustas puedes retirar la denuncia, por supuesto estás en todo tu derecho —dijo calmo, pero con un evidente tono de satisfacción—. Pero los otros pueden continuar si lo deciden.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal al comprender aquellas palabras. Una amenaza discretamente formulada.
— Eres un puto psicópata —sentenció—. Estás incriminando a alguien inocente.
SeokJin río con los labios cerrados.
— Es todo menos inocente, tu bien lo sabes. Yo solo estoy acelerando el proceso para sacar esa basura de las calles. Y por supuesto, ayudo a tu familia tal como ellos me lo pidieron.
— ¿Cómo carajos se supone que esto los ayuda? Explícame.
SeokJin lo contempló impávido, aún con una tenue sonrisa dibujada en su rostro. No respondió, en cambio le deseo pronta recuperación. Luego se fue.
Él se quedó en silencio. Pensando, digiriendo lo que estaba pasando. Todo se estaba jodiendo. Las cosas iban de mal en peor y afuera estaba nevando. Afuera hacía frío.
No pudo evitar preguntarse, en medio de todas sus preocupaciones, sí YoonGi estaba en algún sitio caliente o si por lo menos estaba correctamente abrigado. Sí había comido ya. Si su herida en el brazo estaba bien.
Nevó por horas esa tarde de domingo hasta que finalmente oscureció y NamJoon se quedó dormido, esperando que se viera la luna en el cielo. Las nubes no le dieron la oportunidad.
...
Al siguiente día, después de que el Dr. Choi DoYun revisará su estado, pudo recibir visitas. Por supuesto, no cualquiera era bienvenido. Su madre y hermana eran quienes hacían guardia a turnos, y eran quienes también decidían quienes podían visitarlo. Como era de esperar, Kim TaeHyung estaba prácticamente vetado y como también era de esperar, Moon ByulYi fue la primera en aparecer.
Procuro no ser grosero. Esa mujer no tenía la culpa de nada, solo era un daño colateral en toda esa mierda entre él y su familia. Ella, al igual que Min YoonGi, era una víctima más de esas jodidas personas. Así que habló con ella. A diferencia de casi todos, Moon ByulYi parecía genuinamente preocupada por su estado de salud y nada más. Aunque claro, a esas alturas, Kim NamJoon no podía estar seguro de sus intenciones más profundas. Le había perdido la confianza a prácticamente todos.
Todos menos Kim TaeHyung y Jeon JungKook.
También, para su propia sorpresa, descubrió que confiaba en Ahn HyeJin.
Lo supo cuando realmente se alegró por la visita de esta en el hospital. Y tal vez confió en ella porque su primera pregunta fue «¿Cómo está YoonGi?». En otro tiempo se habría ofendido, no obstante, en ese momento, lo agradeció tanto. Por que tal parecía que nadie estaba preocupado por YoonGi salvo él. Compartir esa pena le hizo solo un poco más tolerable la situación.
Claro que ella también estaba preocupada por él, pero tenía motivos para centrarse en YoonGi y NamJoon no estuvo seguro si hubiera sido mejor no saber. De todas formas, HyeJin, le contó lo que una colega suya le había informado sobre el estado de YoonGi.
La amiga de HyeJin trabajaba allí mismo como enfermera y los había atendido a ambos cuando llegaron la madrugada anterior. Según aquella enfermera, YoonGi tenía un corte de al menos cinco centímetros en el brazo. Corte que había vendado pero no alcanzó a suturar porque Min YoonGi desapareció en cuanto NamJoon fue llevado al quirófano.
Tanto la enfermera, como NamJoon y HyeJin sabían los riesgos que implicaba llevar un corte de ese tamaño en el brazo sin ser atendido. HyeJin había guardado la esperanza de que NamJoon supiera donde estaba YoonGi. NamJoon deseaba que las cosas hubieran sido así, pero no, Min YoonGi estaba igual o más perdido que al inicio.
HyeJin al principio no comprendió las circunstancias de tal desorden y Kim NamJoon no tuvo más remedio que explicarle cada puta cosa que estaba mal. No omitió detalles sobre su relación amorosa con HyeJin. Ya no había necesidad de ocultarlo, después de todo, HyeJin fue, probablemente, la primera en notarlo y no juzgarlo por ello. Le trajo paz saber que la doctora estaba más que de su parte y que también estaba dispuesta a colaborar con él.
— ¿Puedes ayudarme con algo? —le pregunto a HyeJin.
Esta asintió de inmediato. Ambos cuidaron que nadie entrara a la habitación y HyeJin se acercó para escuchar el susurro de NamJoon.
— YoonGi no es tan tonto para andar con una herida así. Debió ir a alguna clínica o centro médico. Tal vez un lugar pequeño.
Ahn HyeJin asintió nuevamente, estando de acuerdo con aquella conjetura. La doctora entendió de inmediato a donde quería llegar.
— ¿Recuerdas cómo estaba vestido?
NamJoon hizo memoria y casi en instantáneo pudo describir a detalle el aspecto de YoonGi la noche anterior. Ella tomó nota mental. Justo antes de que su hermana entrará a la habitación, Ahn HyeJin le dijo:
— Voy a hacer unas llamadas.
Y con esa promesa no dicha, Ahn HyeJin abandonó a toda prisa el hospital. NamJoon colocó todas sus esperanzas en ella.
Sin embargo, pasados dos días, y notando que la denuncia iba realmente serio, tuvo que tomar toda clase de elecciones en su cabeza. Estudiando cada posible resultado. La conclusión era siempre la misma. Una elección que de todas formas, con o sin YoonGi en ese instante, habría tenido que tomar tarde o temprano.
Claro que no les dejaría saber a sus padres que aquella opción siempre estuvo en sus planes y en cambio les hizo creer que la tomaba por ellos. Porque su mejor arma sería hacerles pensar que ellos de nuevo tenían el control sobre su vida de mierda. Que después de todo tomó la mejor elección para su puta familia justo como ellos deseaban.
Aquel miércoles cada palabra que dijo fue un cuchillo dando contra su corazón. Tragándose la poca individualidad que le quedaba. Y a pesar de que fue su propio plan, eso no impidió que se diera cuenta de lo miserable que era su asquerosa vida. Porque fuera como fuera, al final, sus padres, su hermana y Kim SeokJin habían ganado.
Kim ChanSung tomó asiento poco tiempo después de que pidiera hablar con él a solas.
— ¿Qué es lo que quieres hablar? — preguntó su padre.
Kim NamJoon lo miró fijamente, aun con un ojo cubierto por un par de gazas.
— Quiero hacer un trato.
Su padre rió con sorna.
— ¿Un trato? —dijo—. ¿Qué te hace creer que estás en posición de pedir un trato?
Tuvo que contenerse y no escupirle en la maldita cara a ese desgraciado. En cambio respiro y continuó hablando.
— Haz que quiten todas las denuncias contra Min YoonGi y en cambio ya no lo buscaré más.
Aquel viejo, con todo y sus arrugas, siguió sonriendo. Como diciendo que no tomaba la propuesta. NamJoon continuó y le pidió a su padre que no lo interrumpiera.
— Si haces eso te juró que me casaré con Moon ByulYi, te daré nietos y honraré el legado del eminente médico Kim ChanSung. No más evasivas, no más actos vergonzosos para la familia. Seré el hijo más admirable y sobre todo, más envidiable que hayas podido tener alguna vez. A cambio, solo quiero que dejen en paz a Min YoonGi. Tu y SeokJin.
— ¿Y si digo que no?
— Si dices que no o aceptas pero al final rompes nuestro acuerdo, entonces me voy a encargar de hacerte desear haberme matado en este mismo instante. Voy a hacer todo lo que se me plazca. No me voy a casar y me voy a asegurar que todos sepan y vean mis perversiones. Prostitutos como YoonGi abundan en Seúl. Dudo que quieras que alguien me vea por ahí besándome con un hombre.
— Te faltan agallas para algo así.
NamJoon le sonrió hasta donde la férula facial le dejó.
— Mírame y mira en qué estado me encuentro —repuso— ¿Crees que me faltan agallas? No me conoces en lo absoluto. Min YoonGi es la prueba.
Kim ChanSung lo miró fijamente, ambos desafiandose en silencio. Calculando mutuamente los movimientos del otro. Su padre sabía, en el fondo, que no le estaba mintiendo y que iba a cumplir su amenaza hasta hacerlos la burla de todos. Toda una vida arduamente construida tirada abajo por el degenerado de su hijo.
Finalmente, después de un largo silencio, su padre asintió, dedicando una sonrisa amarga y derrotada. Un trato de paz en el que "peor era nada" para ambos.
— Iré con Kim SeokJin para arreglarlo. Más vale que no defraudes nuestro trato.
— Jamás rompo mis promesas.
Jamás.
...
Dos semanas después del incidente, en vísperas de Noche Buena, Kim NamJoon fue dado de alta. Para ese momento procuró poner toda la distancia posible con su familia, aunque claro, permitía y prácticamente solicitaba a diario, las visitas de Moon ByulYi. Después de que Kim TaeHyung le confirmara que, en efecto, los cargos contra YoonGi habían sido retirados en su totalidad, se dedicó en cuerpo a cumplir su promesa y hacerlo lo más evidente posible para todos.
Kim TaeHyung no le reprocho en lo más mínimo su decisión, por supuesto no estaba de acuerdo, pero también sabía que fue lo único que pudo hacer para proteger a Min YoonGi. Ahn HyeJin, por su parte, no habló del tema, y se limitó a mantenerlo informado sobre los resultados de su investigación, los cuales, lamentablemente, seguían siendo nulos.
A Min YoonGi pareció habérselo tragado la tierra. Kim TaeHyung, en compañía de Jeon JungKook habían vuelto a buscarlo en las calles de Itaewon sin éxito. Aunque el enfermero si volvió con un dato interesante:
— Ese hombre, el que una vez nos habló —dijo este—. Trabaja ahí.
NamJoon sabía a quien se refinería. Por supuesto, hablaba de Jung HoSeok. Guardó mentalmente esa información.
Cuando llegó a casa, en compañía de Kim TaeHyung, Jeon JungKook ya estaba en el apartamento. Kim NamJoon le sonrió con amabilidad cuando este se acercó y le saludo con la misma formalidad de siempre. Justo después, ambos miraron en la misma dirección. Guksu estaba echado en la cama de Min YoonGi mientras en el suelo estaban dos tazones llenos de comida y agua respectivamente, completamente intactos.
— ¿Qué le pasa?— preguntó NamJoon.
Camino dentro de la habitación y aún adolorido, se sentó en la cama junto al gato naranja. Lo acarició suavemente y este no hizo el más mínimo intento de apartarlo. Permaneció imperturbable, meneando las orejas de vez en cuando.
— Dejó de comer desde hace dos días por la mañana —le informó TaeHyung.
— ¿No come nada? —preguntó.
— Solo bebé el jugo de las latas de atún —murmuró JungKook—. Y pica croquetas de vez en cuando.
— Extraña a YoonGi —dijo TaeHyung—. No lo ha visto desde hace casi un mes.
NamJoon comprendió de inmediato el sentimiento. Pocos minutos después, cuando Jeon JungKook debió irse porque pasaría navidad con sus amigos de la escuela y Kim TaeHyung dijo que necesitaba ver a su madre, Kim NamJoon se quedó en aquel inmenso espacio vacío que era su apartamento. Un apartamento donde hacía falta la presencia de Min YoonGi.
Sin percatarse de cuándo o cómo, las lágrimas empezaron a caer por su rostro. Solo entonces Guksu volteó hacia él y agitó sus bigotes, dejando ver un par de preciosos ojos verdes cristalizados. NamJoon nunca imaginó que un animal como Guksu pudiera llorar igual que él.
Con un nudo en su corazón, siguió acariciando el menudo y suave cuerpo de Guksu, mientras que, atrás de ellos, justo al otro lado del cristal de la ventana, volvía a caer la nieve. Él también extrañaba a YoonGi.
Lo extraño como nunca creyó que extrañaría a nadie.
Esa misma noche, en secreto, y con ayuda de un taxi, volvió al club de Itaewon. No buscando a Min YoonGi como la vez anterior, en su lugar, fue preguntando, discretamente, por Jung HoSeok. No fue difícil encontrarse con él aunque sí tuvo que pagar bastante.
— Debo admitir que tienes bolas por aparecer en este sitio —dijo Jung HoSeok, fumando un cigarrillo—. El estilo de pirata te queda.
HoSeok señaló al parche médico sobre su ojo. NamJoon lo ignoró y se mantuvo atento a ambos extremos de aquel oscuro callejón.
— ¿No tuviste suficiente la última vez? —preguntó aquel tipo.
— Solo quiero saber donde está YoonGi —respondió.
HoSeok sonrió con acidez.
— Pues no eres el único. Como les dije a esos policías. Min YoonGi no ha aparecido por aquí desde esa noche.
Eso no podía ser cierto.
— Te lo suplico...—insistió.
— Carajo, te digo que no sé dónde está. Él no ha vuelto y mejor que no lo haga. Si el pone un solo pie aquí ten por seguro que le van a pasar cosas peores que estar muerto. Lo de esa noche no sabes los problemas que le trajo al tipo que se encarga de este lugar de mierda. Tu tampoco deberías estar aquí.
— Debes saber de algún lugar al que haya ido —dijo, manteniendo la súplica—. Tu lo trajiste aquí.
Jung HoSeok frunció el ceño, dio un paso hacia él y lo señaló con el cigarrillo.
— Yo en ningun puto momento lo traje aquí. Él quería fingir algo que no era y al final aceptó que esta mierda es donde pertenece. Y aún así le dije que volviera a su puta vida de ensueño contigo, no me hizo caso y así fue como terminaste así —dijo señalando a su ojo.
NamJoon aspiró profundo. Ese hombre parecía estar diciéndole la verdad. Sin embargo no podía rendirse así de fácil. Su vida comenzaba a depender de que Min YoonGi apareciera.
— Solo dame alguna idea —murmuró, casi derrotado.
Aquel tipo lo miró fijamente por unos segundos, después pareció pensar. Jung HoSeok tiró el cigarrillo y empezó a enlistar todos los barrios, bares, casas de apuestas y moteles que él y YoonGi llegaron a frecuentar a lo largo de esos años de conocerse.
— Los saunas también pueden ser una opción aunque generalmente no hay mucha suerte —agregó HoSeok.
NamJoon tomó nota de todos y cada uno de sus sitios.
— Cuando no hay dinero los albergues también son otra buena opción para conseguir al menos techo y comida.
Él asintió satisfecho y le agradeció profundamente a Jung HoSeok su ayuda. A este no pareció importarle sus agradecimientos. No obstante, antes de darse la vuelta y volver a la calle, este le dijo algo que le dejó por completo paralizado.
— Gracias por preocuparte por alguien como nosotros.
...
Después de las fiestas, por días, de hecho, semanas, ellos tres siguieron buscando a YoonGi, pasado el cumpleaños de este lo hicieron cada vez con menos frecuencia. Primero diario, después cada tres días, por último solo iban los fines de semana.
Buscaron en todos los sitios que se les ocurrió. Bares, clubes, centros de apuestas, casas de juegos, hospitales, clínicas, albergues, moteles, saunas, bibliotecas, estaciones de tren y estaciones de autobuses. También lo buscaron, por si acaso, en los alrededores del apartamento, de la escuela, de la universidad y del hospital. Incluso los buscaron en más de una comisaría.
No hubo rastros de YoonGi en ningún sitio.
Finalmente, un día, Jeon JungKook dijo que no podía seguir buscando con ellos, ofreciendo una burda y seca disculpa a través de un mensaje telefónico. NamJoon comprendió que no podía obligarlo y que tenía derecho a estar cansado. TaeHyun en cambio no renunció, sin embargo fue NamJoon quien decidió que era momento de parar. Aunque claro, no por eso se dio por vencido.
El último favor que solicito de Kim TaeHyung fue que él fuera quien levantara una denuncia por desaparición para Min YoonGi. Su amigo, sin poner una sola excusa, lo hizo. Sus padres no podían culparlo de romper su promesa. Después de todo, en la denuncia no estaba su nombre.
Se obligó a volver al trabajo. Cuando se recuperó por completo, siguió asistiendo y dirigiendo cirugía tras cirugía. Mantenerse ocupado era lo mejor que podía hacer para no caer en la locura. No obstante, las noches en silencio, eran un maldito infierno para él.
A veces, cuando no podía controlarse, gritaba contra la almohada que odiaba a YoonGi. Que lo detestaba por haberlo enamorado para que al final, sin ninguna preocupación por él, se hubiera ido. También, cuando la furia lo cegaba, le reprochaba por haber abandonado a Guksu, aquel gato que con esfuerzos y mucha vigilancia, comía a medias.
Pero otros días, cuando ya no podía engañarse a sí mismo, antes de lograr conciliar el sueño, giraba sobre su costado en la cama, miraba hacia la habitación de YoonGi y murmuraba «Te amo» más de una vez, mientras en silencio le decía lo mucho que lo extrañaba.
Los días siguieron su curso hasta que una tarde, al llegar a casa, Guksu lo recibió como siempre, buscando indudablemente a su verdadero dueño.
Fue sólo en ese momento que Kim NamJoon, arrodillado en el suelo, y con Guksu entre sus brazos, se permitió llorar como nunca lo había hecho en su vida.
Lloró porque en el fondo de su corazón sabía que YoonGi no iba a volver.
Y ojalá hubiera estado equivocado porque la verdad fue sólo una.
Min YoonGi no volvió.
...
Minmin YoonJi: Por favor, esperen los dos capítulos finales en paralelo.
Rises the Moon / In This Shirt.
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