CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
«Algo sucede en mi manera de hablar cuando se que estas, algo sucede en el aire o en mi forma de respirar… »
(Julieta Venegas, Algo sucede, 2015, 0m,0s)
La vida diaria de NamJoon y YoonGi había sufrido un par de modificaciones después del incidente del robo. El primer gran cambio fue, sin dudas, el descanso forzado que YoonGi se tomó del trabajo, pues ahora estaba desempleado y tenía mucho tiempo libre por gastar. La segunda fue la extraña rutina que ambos habían asumido por la noche cuando, llegada la hora de dormir, YoonGi miraba a NamJoon y este le dejaba seguirlo hasta la habitación, meterse bajo sus sábanas y dormir uno al lado del otro.
¿Qué si aún tenian sexo? Por supuesto lo hacían, alguno de los dos habría tenido que estar realmente enfermo como para resistirse a ello. No obstante y a pesar de estar llenos de energía y deseo, la intimidad también era distinta, más suave. NamJoon no sabía cómo describirlo, era algo que simplemente podía percibir al centro de su pecho. Y así de extraño como era eso, de igual forma sabía que YoonGi también lo notaba. Había algo entre ambos que lentamente y sin que se hubiesen dado cuenta hasta aquellos días, se había construido con cimientos fuertes y casi estables.
NamJoon varias veces se preguntó lo que era aquello y varias veces se encontró frente a una respuesta que más allá de satisfacerlo, lo asustaba. Una cosa era gustar de YoonGi y otra muy distinta albergar un sentimiento que, por muy puro que aparentaba ser, resultaba ser la prueba de todo aquello que estaba mal dentro de él, sobre todo, de su cabeza contaminada. Pero entre más lo pensaba esa era la única respuesta razonable disponible, si acaso todo aquello podía considerarse mínimamente racional.
Para no volverse loco, NamJoon ignoró sus propios pensamientos y en cambio concentró todas sus energías en YoonGi, quien a pesar de decirle que estaba bien ahora, sabía que no lo estaría por mucho si no llenaba esos huecos de tiempo en su rutina diaria. Por mucho que YoonGi insistiera en hacer las labores de la casa, a NamJoon no le era distinto a mantenerlo como un mero esclavo. No, este quería hacer más por él, mucho más.
Quería porque YoonGi le importaba más de lo que le gustaba aceptarlo en voz alta. ¿Cuándo empezó a preocuparse por él de esa manera? Fue, probablemente, a partir de la primera noche que durmieron juntos cuando entendió que había algo verdaderamente aterrador que atormentaba a YoonGi.
…
Pasaron un par de semanas después de ser despedido y YoonGi aún no asimilaba del todo su nueva forma de pasar el tiempo. La mayor parte de su tiempo a solas lo gastaba en el mantenimiento del departamento, el aseo general y la ropa era su mayor entretenimiento. También estaba la preparación de los alimentos cuya labor era la más exigente. Y aún con todo eso, se las arreglaba para quedarse con un par de horas libres en su día a día.
A veces leía sus mangas pero con frecuencia los terminaba en uno o dos días, y no se atrevía pedir más tomos así que se distraía con televisión cuando ya no había más que hacer. No era suficiente pues la tele, lejos de callar sus pensamientos, los avivaba. Llegado a esas alturas estaba comenzando a considerar la propuesta de Kim Doctor.
Y no es que le emocionara el hecho de volver a clases, simplemente debía que admitir que NamJoon tenía un punto. Allá afuera no existían muchas oportunidades de trabajo y las que habían para alguien como él eran escasas y muy mal pagadas, principal razón por la que de algún modo había terminado en el mundo de la prostitución. Oh, pero volver a la escuela y enfrentarse a la burlas de compañeros más listos que él no le parecía la mejor idea de todas. Ser el estúpido de la clase no se encontraba entre sus aficiones.
Quiso ignorar el tema de nuevo, aún a sabiendas que Kim NamJoon le preguntaría lo mismo de siempre al volver por la noche «¿Ya lo has pensado, YoonGi? » diría el doctor y entonces él respondería «Aún no». Esquivarlo cada vez era más difícil. Y no solo era el tema de la escuela lo que lo ponía ansioso, tambien estaba esa incesante necesidad de NamJoon por saber cosas de su pasado. El doctor seguia preguntando por su madre, por su abuela y sobre su viejo hogar, estaba demasiado interesado en su educación y en su tiempo en el orfanato.
Y vaya, YoonGi estaba intentando decírselo, las respuestas rondaban en su cabeza y moraban con mucha facilidad sobre su lengua pero ¿Y si después de eso NamJoon se asqueaba de él? Soportar las miradas de desprecio de los otros era algo a lo que ya estaba acostumbrado pero soportar una mirada de desprecio de Namjoon ya no era algo de lo que estuviese seguro de poder soportar, no ahora, ya no.
Alguien llamó a la puerta cortando abruptamente sus pensamientos, YoonGi dudo si debía abrir hasta que la voz de TaeHyung resono al otro lado del pasillo.
— Soy yo— dijo el enfermero.
YoonGi se apresuró a abrirle, desde aquel incidente un par de semanas atras, Kim TaeHyung se negaba a entrar usando la clave del cerrojo, preferia tocar y esperar. TaeHyung le sonrió antes de pasar y ponerse las pantuflas.
— Traje pollo frito — anunció, extendiendole una bolsa blanca, Yoongi la tomo.
— Supongo que no trajiste cerveza.
— Le he dicho a NamJoon que traiga unas de camino a casa.
— Bien — respondió al dejar la comida sobre la mesa.
— ¿Cómo están las cosas entre NamJoon y tú?
— Supongo que bien, él sigue insistiendo en la escuela —suspiró—. Es cansado.
— Así que lo sigues pensando —dijo TaeHyung mientras sonreía y tomaba su mochila—. Entonces hice bien en traer esto.
TaeHyung saco de entre sus cosas un par de folletos y luego se los extendió. YoonGi los tomo, era información de dos escuelas. Les echó un vistazo.
— Aceptan alumnos mayores en tu situación, la mayoría ya son adultos jóvenes y algunos otros incluso adultos arriba de los treintas.
YoonGi abrió uno de los trípticos y miro las fechas de inscripción. Taehyung continuó:
— El semestre termina en julio así que ya es bastante tarde para que comiences ahora pero como ventaja puedes unirte como un oyente en cualquiera de ambas escuelas, así podrás elegir la que mejor te agrade y comenzar a tiempo en el semestre de otoño.
Yoongi frunció el ceño.
— No he dicho que iría.
— Sé que no pero con esto podrías pensarlo un poco más, ¿no crees?
— ¿NamJoon te pidió que me convencieras, cierto?
Taehyung río nervioso.
— Me pidió que buscara la información ya que él no dispone de mucho tiempo, la labor de convencimiento fue iniciativa propia.
Yoongi quiso creerle al enfermero mas fue difícil tomando en cuenta los claros gestos nerviosos que delataban su mentira, de todas formas, no fue capaz de enojarse con él. Fue poco el tiempo que tuvieron que esperar a Namjoon para cenar, cuando esté llegó traía consigo unas cuantas latas de cerveza. Yoongi lo observo bien y supo de inmediato que algo lo estaba molestando. TaeHyung también se percató de ello.
— ¿Un día pesado? — preguntó TaeHyung.
NamJoon hizo una mueca al sentarse en la mesa.
— Mi hermana se casa el próximo fin de semana así que ha ido al hospital a dejarme la estúpida invitación.
— Oh vaya, hace meses que no veo a GeongMin, imagino no fue una visita agradable.
NamJoon bufo, abrió una de las cervezas y bebió. YoonGi comenzó a servirles la comida mientras pensaba algo extrañado.
— Creí que eras cercano a tu hermana —dijo.
— ¿Quién dijo eso? —preguntó NamJoon.
YoonGi miro por un segundo a TaeHyung, NamJoon lo imito, el enfermero se encogió de hombros.
— ¿Dije algo mal?
NamJoon no respondió de inmediato, se lo pensó un poco, luego abrió la boca.
— Lo éramos, hasta que empezó a presionarme con casarme, lo mismo que hacen mamá y papá.
— Uh, eso si no será posible —canturreo TaeHyung mientras reía y miraba a YoonGi— ¿Verdad?
NamJoon lo lanzó una mirada llena de molestia a TaeHyung, a YoonGi simplemente le pareció incomodo. No quiso indagar más al respecto, hablar sobre la familia de NamJoon no se sentía correcto, no cuando él le estaba negando precisamente ello a NamJoon. Para apaciguar el ambiente, giro la conversación hacia otro tema.
— TaeHyung me ha traído los folletos que le pediste.
NamJoon volvió a reprocharle a TaeHyung, este se defendió.
— Yo no he dicho nada, lo ha adivinado por si solo.
Otra mueca.
— ¿Y qué te parecen? — preguntó el doctor.
YoonGi se encogió de hombros, metiéndose un bocado de pollo a la boca.
— No se ve mal.
— ¿Eso quiere decir…
— Qué lo seguiré pensando.
Escucho a NamJoon suspirar, rendido aunque había una pequeña sonrisa asomándose por la comisura de sus gruesos labios y solo por ese gesto, YoonGi también estuvo a punto de sonreír.
…
Cuando NamJoon llegó al hotel donde su hermana estaba a punto de casarse ya faltaba poco menos de una hora para la ceremonia, eso quería decir que la mayoría de invitados ya habrían llegado para felicitar a los novios y tomarse fotos con GeongMin. Ese era un problema, pues ahora debía ser cuidadoso para no cruzarse con la señorita Moon más veces de lo necesario, desde aquella noche en el motel había decidido guardar tanta distancia como fuera posible.
Ciertamente había planeado llegar con mayor tiempo de antelación para evitar encuentros indeseados sin embargo una cirugía de emergencia aquella mañana había sido el motivo de su retraso. Así iba caminando vigilante en busca del salón de la boda, debía tomarse la foto familiar para evitar reproches de todos. Una de las auxiliares del hotel le mostró el camino y un golpe de mala fortuna fue lo que le dio la bienvenida al pasar al cuarto de visitas, dónde GeongMin, envuelta en un pomposo vestido de novia, sonreía a la cámara, abrazada de su amiga Moon ByulYi. Namjoon inmediatamente fue consciente de ese par de ojos sobre su ser apenas un segundo después.
— NamJoon, llegas muy tarde — reclamó su madre al acercarse y comenzar a arreglar el moño alrededor de su cuello, todo mientras Moon ByulYi seguía mirandolo—. No es posible que hagas esto en el día de la boda de tu hermana.
— Te lo dije por teléfono, fue una cirugía de emergencia.
— No creí que demorarias tanto.
— Calma, mujer — llamó su padre—. No ha sido tanto y ya está aquí, sólo tomémonos la foto.
Su madre bufo inconforme, aún así guardó silencio y lo empujó de camino hacia el sofá, por poco chocó con la señorita Moon, entrecruzandose sus miradas apenas por medio segundo. Maldita vida la suya. Y apenas la noche empezaba.
La ceremonia fue corta en comparación a lo que creía NamJoon y la cena fue más amena de lo esperado. Sus padres estaban más concentrados en GeongMin que en él. En realidad todo el mundo tenía los ojos puestos en los novios, naturalmente eso debía suceder en una boda.
NamJoon, a pesar de lo molestas que le resultaban las reuniones sociales, estaba contento por su hermana. Lee YoungJae parecía hacer muy feliz a su hermana y ella lucía verdaderamente enamorada de él. «Eso es bueno» pensó NamJoon con una sonrisa interna mientras veía a los novios bailar su primer baile como esposas. «Que dos personas que se aman estén juntas es bueno» y así de repentinos como llegaron aquellos pensamientos un golpe de realidad dio contra su ser y el corazón dentro de su pecho se aceleró.
Finalmente aceptó aquello a lo que con tanta fuerza había estado oponiéndose. No tenía sentido engañarse de esa forma así mismo, no había motivo real. Dejó que su mente divagara alrededor de esa única nueva verdad. ¿Estaba asustado? Por supuesto, era la primera vez que se enfrentaba a esa clase de sentimiento pero salvo eso, no había repudió contra la emoción que ello le producía, todo lo contrario, le invadió la necesidad de aferrarse con mayor fuerza a esa palabra dentro de su cabeza, por muy contradictoria que resultara toda esa situación.
De pronto, alguien tomó asiento a su lado. Por un segundo temió tener que enfrentarse a la nada agradable sonrisa de Mun ByulYi sin embargo, después de notar quien era su nueva compañía deseo que hubiera sido ella en lugar ese hombre. Kim SeokJin le dedicó media sonrisa de lado ofreciéndole al mismo tiempo una copa de champagne. NamJoon la tomó.
— GeongMin luce realmente hermosa esta noche —dijo el policía, mirando a los novios.
NamJoon le dio la razón y asintió en silencio, notando esa suave tensión en el aire, estando alerta.
— ¿Tus padres no te han dicho nada?
— ¿Sobre casarme? —preguntó
SeokJin asintió.
— Sorpresivamente no —contestó—. Aunque no dudo lo hagan más tarde cuando algún invitado impertinente decida indagar por su hijo mayor.
— Tus padres tienen razón, necesitas una esposa, eso te ayudará a madurar.
Ahí estaba, sin duda esa era la señal que estaba esperando, algo se avecinaba. Decidió guardar silencio, fuese cualquier cosa que quisiera decir su mayor sin duda este no haría tarde o temprano. NamJoon no se equivocó.
— ¿Cómo se encuentra tu amigo?
— Él está bien.
— ¿Tiene nuevo trabajo?
NamJoon bien pudo haber respondido con la verdad pero eso solo le complicaría más la existencia, lo que menos necesitaba era que SeokJin siguiera indagando. Así que solo mintió.
— Sí.
— Que bien por él —dijo SeokJin, dejando su copa vacía sobre la mesa —. ¿Seguirá viviendo en tu apartamento?
NamJoon no pensaba responderle. Él y SeokJin se miraron fijamente, ambos retándose entre sí. El mayor volvió a sonreír de lado.
— ¿Tienes idea de la clase de porquería que es él?
— ¿Realmente importa?
— Cuando se trata de un sin techo adicto a la cocaína sí, importa y mucho.
NamJoon resistió la tentación de explicarle la situación de YoonGi, pero hablarle sobre su desintoxicación y rehabilitación no iba a cambiar absolutamente nada. SeokJin era como él antes de que conociera a YoonGi, tenía esa clase de mentalidad. NamJoon sintió mucha vergüenza de sí mismo al darse cuenta de la clase de persona que había estado siendo hasta poco tiempo atrás.
No respondió nada, simplemente se levantó y caminó con dirección al lobby del hotel, necesitaba aire fresco.
…
Al salir de la ducha el espejo sobre el lavabo estaba cubierto de vapor, YoonGi abrió un espacio con la palma de su mano y se observó en el espejo. Su cabello negro de nuevo había crecido hasta cubrirle las orejas y el flequillo ya le rozaba las pestañas. Había pasado un largo tiempo y apenas se había percatado de ello, hubo muchos cambios en el transcurso de esos meses.
Miro su rostro concentrándose en los pequeños detalles. Las sombras oscuras debajo de sus ojos ya no estaban, su cara afilada ahora era más redonda y rellena, y el color de su tez se veía ligeramente más rosado. Llevó una mano a su pecho y acarició sus clavículas, luego se miró los costados, las costillas. Donde antes se veían los huesos ahora tenía suave carne cubriendolos. ¿Cuántos kilos debió subir? No tenía la más mínima idea pero YoonGi no se preocupó por ello, todo lo contrario, una sensación cálida le recorrió desde el pecho hasta la cabeza.
Por primera vez, se preguntó qué habría sido de él si NamJoon no lo hubiese llevado consigo. Con seguridad habría continuado con la misma vida de mierda de siempre pero a tales alturas ¿Seguiría vivo? Sólo había dos posibles respuestas y ambas le dieron el mismo miedo. Odiaba la idea de morir pero seguir viviendo de aquella forma, eso no era vida. Sí, YoonGi estaba agradecido por lo que NamJoon había hecho pues nunca antes alguien se había ocupado así de él.
YoonGi se apartó del espejo y camino hacia la habitación, tomó su pijama y se vistió en ella. Hacía horas que NamJoon había salido del apartamento y sabía que no volvería hasta muy tarde, era la boda de su hermana al fin de cuentas. Sabiendo esto, YoonGi asumió que cenaría a solas aquella noche, tal vez no tan a solas, Guksu siempre estaba pegado a él después de todo.
Se preparó tan solo un plato de cereal y a Guksu le sirvió un poco de leche tibia. Encendió la tele y busco algo que ver mientras cenaba, cualquier cosa que le entretuviese bastaba para él. Se encontró con un viejo anime que alguna vez le interesó, hubiera preferido leer el manga pero esa noche tuvo que conformarse solo con eso. Fueron solo un par de capítulos antes de que el sueño lo invadiera. Lentamente fue dejándose caer hasta que su cabeza quedó sobre el sofá y Guksu se acurruco contra su pecho. Luego no supo más.
Algo suave y cálido rozó contra su mejilla. Con pereza abrió los ojos al mismo tiempo que Guksu saltaba del sofá en dirección a quien sabe donde. Su mirada se encontró con los ojos marrones de Kim NamJoon y su sonrisa lo saludo.
— Te quedaste dormido — le dijo este con voz tersa.
¿En qué momento había llegado NamJoon? Fue extraño que no se despertará con el sonido de la puerta. Se levantó con parsimonia y miro a la cocina.
— ¿Quieres cenar? —preguntó por simple inercia—. Te prepararé algo.
NamJoon se rió suavemente.
— Vengo de la boda de GeongMin, ya cené.
Claro, que tonto había sido por olvidarlo, sin duda alguna aún estaba adormilado. Asintió con algo de vergüenza y sonrió de lado al darse cuenta que NamJoon lo miraba con gracia.
— No te burles, aún sigo dormido.
— Eso veo —respondió NamJoon, luego le extendió la mano—. Vamos a la cama.
Él asintió y le tomó la mano, no dándose cuenta que era la primera vez que lo hacía. Namjoon apagó el televisor y luego ambos caminaron a la habitación principal. YoonGi se sentó contra el respaldo de la cama y observó como NamJoon se desvestía de su elegante esmoquin, sólo para cambiar sus ropas por la cómoda pijama gris que casi siempre usaba.
Después de un rato ambos ya estaban metidos debajo de las sábanas, uno frente al otro, mirándose a los ojos. Había algo diferente en aquel aire que llenaba el espacio entre sus rostros pero YoonGi no sabía decir qué era exactamente. No era algo que pudiese describirse con palabras y mucho menos observarse, sólo estaba ese cosquilleo detrás de su nuca.
— ¿Qué tal la fiesta? — preguntó por ser lo primero que se le ocurrió —. ¿Fue divertida?
— Para nada —negó el doctor con una suave sonrisa.
Su corazón palpitó un par de veces con fuerza, luego se tranquilizo.
— Ya veo.
De nuevo se quedaron en silencio mientras se miraban, acercándose sobre las sábanas. Los labios de NamJoon tocaron los suyos y lentamente sus bocas y lenguas comenzaron a danzar, sus manos y brazos se unieron al baile al poco tiempo, primero sobre la ropa, después sobre la propia piel.
…
Solo un par de minutos bastaron para encontrarse los dos desnudos, sus cuerpos frotándose con desespero bajo las sábanas mientras, de vez en cuendo, se les escapaba una risilla. A NamJoon le gustaba jugar a veces, picando los costados de YoonGi con tal de escucharlo reír, la verdad, es que le gustaba mucho su risa, grave y áspera. Era como una canción bien tocada.
NamJoon apretó a YoonGi contra la cama, sosteniendolo fuerte mientras besaba los hombros blancos del joven, justo donde esté no podía resistir retorcerse a carcajadas, Dios, como adoraba hacer eso, era su nuevo pasatiempo recién descubierto. Río con él entre pataletas y manotadas. No era una sensación exitante pero si una que lo embriagaba muy en lo profundo de su ser.
¿Ese era el único sitio donde YoonGi sentiría cosquillas con más fuerza o habría algún sitio cuya debilidad fuera mayor? NamJoon se dispuso a averiguarlo. Giro a YoonGi con fuerza y beso detrás de sus hombros, las risas disminuyeron mas no cesaron. Tal vez si exploraba más abajo…
Dejó pequeños besos detrás de su nuca, sobre sus omoplatos y siguiendo la línea de su columna. YoonGi parecía rendirse lentamente al cosquilleo y NamJoon fue emborrachándose con la suave fragancia del jabón sobre su piel. Se olvidó de las cosquillas y fue acariciando la cintura de YoonGi mientras besaba más y más abajo, primero con precaución, después con mayor deseo.
Escuchó a YoonGi ronronear contra las almohadas y ese solo gesto le hizo caer por una espiral de deliciosa locura. ¿YoonGi estaría de acuerdo? Al diablo, no iba a detenerse a preguntarle. Lo tomo de los muslos y apretó fuerte, sosteniéndolo, alzando sus rodillas mientras bajaba por esa delgada línea entre sus piernas. YoonGi se sorprendio.
— ¿Qué haces? — dijo, descolocado, intentado girarse.
NamJoon lo sostuvo con más fuerza, inmovilizandolo de la cintura hacia abajo. Bajo un poco más y sacando un poco la lengua, dejó un pequeño beso justo en esa zona caliente. Yoongi dio un respingo.
— No, espera.
No obedeció, todo lo contrario, sacó su lengua un poco más y lamió con lentitud. YoonGi estiró la mano y lo tomo del cabello, intentando empujar. NamJoon opuso fuerza y lamió de nuevo.
— Oh — suspiro YoonGi—. Detente.
Ah, pero ese tono, la forma en la que lo dijo, pedía de todo menos que se detuviese realmente. Echo un vistazo a la espalda arqueada de YoonGi y sonrió al escuchar su respiración agitada. Está vez iría aún más lejos. Tomó una de las muñecas de YoonGi y lo inmovilizo del brazo contra su espalda, también lo agarro por uno de sus tobillos. YoonGi debió adivinar lo que estaba por hacer pero cuando estaba por negarse fue demasiado tarde.
NamJoon paso su lengua de arriba abajo y lamió a lo largo del culo de YoonGi, sacándole a este un grito ahogado. Después hizo círculos, succionando y saboreando mientras YoonGi pedía que se detuviera entre alaridos guturales y frases torpemente pronunciadas. Estaba al límite y NamJoon quería, no, necesitaba verlo llegar. No podía detenerse y mucho menos deseaba hacerlo. Así, hechos ambos un desastre, NamJoon hizo lo impensable.
Hundió su lengua en el interior de YoonGi, haciendo que este jalara de su cabello con fuerza mientras desesperado se impulsaba errático con sus piernas, balanceando sus caderas hacia el frente y hacia atrás entre maldiciones. NamJoon sintió que estaba a punto de correrse tan solo de excitación y cuando estaba por soltar a YoonGi para darle la vuelta y penetrarlo, este, en menos de un segundo, explotó en medio de un grito ahogado.
Cinco segundos después, YoonGi cayó rendido contra la cama y NamJoon pudo contemplar su rostro, agitado y sonrojado, luciendo espectacularmente majestuoso mientras respiraba con dificultad. Lo observo completo y en su escrutinio noto que no había absolutamente rastro alguno de semen. Sorprendente.
Entonces YoonGi abrió los ojos y miro hacia abajo.
— No salió nada — dijo YoonGi igual de sorprendido.
NamJoon sonrió y se inclinó sobre él para besarlo.
— Un orgasmo seco — murmuró contra su boca, mordiendo suavemente.
— ¿Eso se puede?
— Tu dime.
YoonGi rió y NamJoon simplemente volvió a besarlo, necesitado de más, mucho más. Le dio la vuelta a YoonGi solo para poder abrazarlo mientras se metía entre sus blancas piernas, suaves y tibias, casi aterciopeladas como la piel de un durazno. La erección de YoonGi se frotó con deseo contra la suya. Ambos palpitando uno contra el otro.
— No creo poder aguantar mucho — dijo NamJoon con cierta urgencia.
YoonGi ronroneo de nuevo.
— Yo tampoco.
NamJoon tomó eso como señal de que podía hacer lo que quisiese y lo que el quería era que YoonGi lo montará mientras se abrazaban y besaban. Se dio la vuelta e hizo que YoonGi se sentará sobre él, haciendo que este lo rodeara con las piernas. Con cuidado se alinearon y NamJoon al fin tuvo el alivio de poder penetrarlo.
YoonGi se abrazó a él, rodeando su cuello con ambos brazos mientras frotaban sus mejillas. Ambos meciéndose entre pequeños saltos mientras los dos estaban en posición de flor de loto. En un instante cada uno se hallaba al borde de la locura y al siguiente estaban experimentando la gloria misma.
Entre respiraciones agitadas y erráticos suspiros, NamJoon pudo escuchar los latidos de YoonGi al mismo ritmo que los suyos y le pareció el sonido más extraordinario que haya escuchado jamás. Y fue ahí, justo en ese instante, con YoonGi fuertemente abrazado a él, con sus rostros aún pegados, que NamJoon no pudo contener un segundo más a su corazón.
Se separó de YoonGi con suavidad y busco su rostro. El flequillo le cubría por debajo de las cejas, con cuidado apartó su cabello y acaricio su rostro. YoonGi, abrumado, permaneció con los ojos cerrados mientras se acurrucaba contra la palma de su mano. NamJoon sonrió y besó sus labios. Entonces sólo dejó que sus emociones fluyeran.
— Te amo, YoonGi.
.........
Soy fan de las confesiones a medio acto, oh shi oh shi... :3
Perdón por la demora, la inspiración no llegaba pero miren, les traje un capitulazo <3
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