Capítulo 9
Su sonrisa irradiaba a lo lejos al mirar la foto de ambos en mi relicario; lo sostuvo fuerte en su mano y cerró sus ojos ansiando pronto nuestro nuevo encuentro.
Salió de la joyería, volvió a mirar el relicario y acudió a nuestro reencuentro en la playa...
Miraba atenta a la orilla. Esperaba pronto verlo, y mientras, cepillaba mi largo cabello con mis dedos.
<< ¿Te veré pronto, amado mío? >>
<< ¿Seguiremos estando de esta manera juntos, sin que nadie nos descubra? >>
Eso me preguntaba una y otra vez, cada día que nos veíamos y nos amábamos. Temía, sentía miedo de perderlo y a veces ese mismo sentimiento de miedo lo veía en sus profundos ojos de mar.
Su sonrisa se intensificó aún más al verme sentada sobre una roca y aleteando mi aleta rosa, esperando por él.
Yo lo vi y el corazón se me alborotó de alegría, y nadé por impulso hacia él. Joey contento, extendió sus enormes brazos y yo me refugié plena, para luego en instantes besarnos.
_ Tuve miedo, Joey.
_ ¿Miedo? ¿Por qué mi vida? – me sonrió enternecido.
_ Porque tengo miedo de que algún día no podamos vernos y eso sea para siempre - acarició mi helada mejilla.
_ No, no digas eso. Eso nunca va a suceder mi Ángela.
_ Te amo.
_ Y yo a ti, mi Ángela...
El mar rozaba en sus pies, yo los contemplaba a gusto y él me sonreía idiotizado; puso su pie junto a mi aleta rosa y la tocó suavemente. La miró risueño.
_ Soy tan feliz a tu lado – le sonreí con dicha y lo amé más que a nada, en todo el mundo, ambos mundos, y Joey me miró con detención...
_ Por cierto –sonrió – Te traje la sorpresa que te prometí ayer.
_ ¡¿En serio?! ¡¿Qué es?! ¡¿Que es Joey?! – le pregunté y miré atenta y él sin dejar de sonreírme, sacó el relicario de su bolsillo.
_ Mira, hermosa...
Mi corazón se aceleró de emoción y Joey me entregó mi relicario, ahora con la foto de ambos en él. Miré nuestra foto en mi relicario con dicha y Joey enternecido, se acercó más junto a mí.
_ ¿Te gustó cariño?
_ Me encantó amor. Ahora entiendo lo que es un relicario, es guardar el mejor recuerdo de tu amor junto a tu pecho – me sonrió – Mamá estaría tan feliz de vernos así de felices en este corazoncito y todo gracias a ti mi Joey.
_ Yo nunca dejaré de amarte mi Ángela.
_ Y yo tampoco mi Joey. Mi dulce Joey – me miró embelesado y sus ojos brincaron de amor y de destellos.
Escondida tras unos arbustos, los hombres esperaron pacientes a que llegara el momento...
Joey me colocó el relicario en mi cuello y los dos nos sonreímos tan contentos. Gretel vio toda aquella escena y ardió de rabia y celos.
_ Se te ve realmente bello en tu pecho – sostuve con cariño el relicario y lo miré a él perdidamente.
_ Muchas gracias por esto, mi Joey – me sonrió dulcemente.
_ Lo daría todo, todo, por hacerte siempre feliz mi amor.
Le sonreí con emoción y miré mi relicario ahora en mi pecho. Lo abrí una vez más para ver nuestra foto y a él le brincaron sus ojos de amor; miró junto a mí aquella foto especial.
Le sonreí con picardía.
_ Léeme uno de esos libros que me trajiste– volvió a sonreírme.
_ Está bien niña mía, pero antes, quiero que me beses...
Le sonreí mimada por su petición, y él derretido frente a mi sonrisa, acarició mi helada mejilla y yo lo besé. Lo amé con todo mi ser.
No soportó el vernos besarnos y no lo toleró más, mientras que aquellos hombres nos miraron impresionados para luego salir de su escondite...
sin dejar de sonreírnos, Joey acarició otra vez mi mejilla y luego tomó un libro y me leyó un poema de amor.
Lo miraba con todo mi amor, mientras él me leía, todo dedicado y contento y yo me dejaba atrapar una y otra vez por su suave y sexy voz.
Mi corazón estaba tan feliz; él terminó de leerme la estrofa y me miró perdidamente. Me sedujo con sus profundos ojos de mar, y a punto de besarnos, una enorme red de pescar me atrapó frente a él.
_ ¡NO!
_ ¡¿Que pasa Joey?! ¡¿Qué significa esto?!...
Desesperado, mi miedo fue aún mayor. Trató de sacarme de la red y aquellos hombres, quienes eran periodistas conocidos de él, se abalanzaron sobre ambos y Joey quedó perplejo.
Atónitano comprendía que estaba sucediendo y aquellos tipos me tomaron rápidamente. Él exasperado, trató de impedirlo y yo le grité que me salvara.
_ ¡JOEY!
Forcejó con aquellos periodistas y Gretel estalló en risas bulliciosas y Joey la miró decepcionado y con rencor. Uno de sus compañeros lo detuvo en seco.
_ ¡¿Qué es lo que están haciendo?! ¡Suéltenla! ¡Suéltenla ya! – sentí su temor.
_ Joey...
_ ¡Les dije que la soltarán desgraciados!
_ Cálmate hermano.
_ ¡¿Qué?! – uno de ellos esbozó una sonrisa.
_ ¿Con que esta era la joyita que te tenías guardado solo para ti? Con ella, nos haremos inmensamente millonarios.
_ ¡No! ¡No lo voy a permitir infelices!
_ Calma amigo y no te preocupes, que tú también recibirás un porcentaje mayor por haberla descubierto para nosotros...
_ ¡No! ¡Suéltenla desgraciados! – todos comenzaron a burlarse y yo entré en pánico. Mi mundo colapsó...
_ Mi gran amigo Joey. Que ingenuo resultaste ser. Una vez te lo dije, los secretos no llegan nunca a ser ocultos tanto tiempo y menos con rarezas magnificas como esta bella sirena, que ahora será la expectación de todos.
_ ¡NO! ¡NO LO VOY A PERMITIR!
Desesperado, corrió a romper la red y todos se lo impidieron. Temí que le hicieran algo y rompí en lágrimas.
_ ¡JOEY! – uno de ellos me miró.
_ ¡Miren! Está llorando...
_ Tomemos una de sus lágrimas. He oído que las lágrimas de ellas pueden combatir cualquier enfermedad.
_ ¡NO LO PERMITIRE! ¡DEJENLA TRANQUILA! ¡ANGELA!
_ ¡JOEY!...
Uno de ellos tomó bruscamente mi rostro y pasó sus asquerosos dedos por mi mejilla frente a Joey y él perdió el control y le dio un puñetazo en todo su rostro. El tipo cayó casi sin aire al suelo y todos anonadados, él logró romper la red en donde me tenían atrapada.
_ Joey...
_ Rápido, ven mi amor. Te sacaré de esta red...
Desesperado, me tomó de los brazos; lo único que yo quería era salir cuanto antes de esa horrible cosa y Joey logró al fin sacarme de esa red.
Le sonreí aliviada, con emoción. Mis miedos se habían liberado, Joey me sonrió de igual manera y a punto de cargarme en sus brazos, uno de los periodistas le apuntó en la cabeza con una pistola.
El miedo volvió a invadirme.
_ ¡NO!
_ Será mejor que la sueltes, o si no, no tendré consideración en dispararte – temí por su vida y mi corazón se paralizó.
_ ¡No, por favor!
Rogué en un mar de lágrimas, y Joey pálido y perplejo, me miró. temía el perderme y aún tomados de la mano, aquel ruin periodista le apuntó más fuerte en su cabeza y lo tomó con brusquedad. Sentí que ese sería nuestro adiós.
_ ¡Déjelo, por favor!...
Aquel periodista sonrió frente a mi petición y los demás volvieron a reírse de nosotros y uno de ellos me acarició el rostro y Joey ardió de rabia y de celos.
_ ¡No la toques, cerdo infeliz!
_ Me pregunto cuánto nos darán por esta bella sirena.
Todos se reían y Joey exasperado, me miró y yo lo miré con mis mejillas cubiertas por mis lágrimas dulces.
<< ¡Ángela! >>
Miró de reojo y vio que todos estaban tan distraídos burlándose de ambos, e hizo un movimiento rápido. Le dio un fuerte codazo en el estómago al tipo, quien lo apuntaba con la pistola en su cabeza y este quedó sin aire, alertando a los demás.
Gretel también alarmada, Joey corrió a rescatarme, pero su intento se vio fracasado.
Aquellos ruines periodistas lo tomaron, entre todos y Joey gritó.
_ ¡ÁNGELA!
Uno de ellos me tumbó en sus brazos y yo grité desesperada.
A punto de echarme en la parte de atrás de una camioneta, Joey golpeó a dos de los periodistas y tomó por la espalda al ruin que pretendía llevarme.
Desprevenida, caí justo cerca de la orilla de la playa.
Joey más que agobiado, me miró.
_ ¡Huye Ángela! – lo miré a punto de llorar.
_ ¡Pero, Joey!
_ ¡No te preocupes por mí! Nos volveremos a encontrar. Te lo prometo mi dulce Ángela – se me oprimió el corazón.
_ Joey...
Inconsciente, cubrí el mar con mis lágrimas dulces; él me miró en señal de despedida y vi a esos malos hombres acercarse. Joey también lo advirtió y apretó los puños de ira y de desesperación.
_ ¡Lárgate! ¡Lárgate, Ángela, antes que sea tarde!
Lo miré con dolor, tristeza y mis dos hermanas me tomaron con fuerza de los brazos para sacarme de ahí, pero yo no quería irme sin saber que podría pasarle a él.
Joey vio a mis dos hermanas y se metió al agua en un acto preocupado por nosotras y un fuerte disparo nos separó rotundamente.
_ ¡NO!
Con la mirada fija al mar, se desplomó sin aliento a las olas y mis ojos lloraron su nombre con agonía y amor.
_ ¡¡¡¡JOEY!!!!
Descontrolada, corrió al mar junto con aquellos ruines periodistas y vieron el cuerpo flotando de Joey.
_ ¡NO, JOEY! ¡¿Qué hicieron imbéciles?!
_ Fue un accidente. Queríamos dispararle a la sirena, para atraparla, y él se metió para salvarla.
_ ¡Imbécil! ¡Joey está muerto! ¡Está muerto!
Casi sin aliento, gemí de llanto y traté de ir a su lado, pero mis hermanas me lo impidieron y lloré con desespero y angustia. Cubrí el océano completo con mis lágrimas.
_ ¡Vámonos, Ángela!
_ ¡No! ¡Tengo que verlo! ¡Tengo que ver a Joey!
_... – Marina lloró junto a mí y yo traté de alejarme de ellas, pero fue imposible. Su imagen, no podía sacarla de mi mente. Su dulce sonrisa.
<< No puede estar muerto. >>
<< Por salvarme de esos malvados hombres. Arriesgó su vida por salvarme. >>
Lina sonrió frente a mi dolor y yo lloré fuera de control. Cegada, logré alejarme de ellas.
_ ¡ÁNGELA!
Nadé junto a él y vi su cuerpo tendido en las olas. Mi impresión fue peor y quise tenerlo en mis brazos, acariciar una vez más su suave rostro, pero uno de los periodistas me vio y Gretel estalló de ira. Deseaba verme muerta.
_ ¡Ahí está esa sirena!
_ ¡Infeliz! ¡¿Ahora estás contenta?! ¡Joey está muerto y es por tu culpa! ¡Tú eres la única culpable de esto, de lo que le pasó! ¡Que te quede por el resto de tus miserables días en tu conciencia!
_... – el corazón se me congeló de angustia y dolor.
Gretel miró en seco a los periodistas.
_ ¡¿Qué es lo que están esperando para capturarla?! ¡Captúrenla y háganla desaparecer!
Temí de ella y que ellos me capturaran y miré el cuerpo sin vida, de Joey, por última vez, y mis lágrimas escurrieron por su pálido rostro. No estaba lista para despedirme de él.
_ Mi Joey... Mi querido y amado Joey...
Mis hermanas llegaron junto a mí y los periodistas las vieron.
_ ¡Hay más de ellas!
_ ¡Tenemos que atraparlas!...
Lina me miró casi con odio.
_ Gracias a tu estupidez, ahora todos saben de nosotras. Eres una inconsciente, Ángela
_ ¡Basta Lina! Vámonos Ángela. Tenemos que irnos de aquí...
No me importaron las palabras de Lina. Marina me tomó del brazo y me llevó con ella, y yo sin reaccionar, miré con sumo dolor y tristeza el cuerpo tendido de Joey en las olas, el que no volvería a ver nunca más.
Lo amé con desesperación y siempre lo amaría...
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