🥀14🥀
(Dos semanas después)
Las luces brillaban intensamente en la casa de Hoseok, iluminando el salón con colores cálidos y vibrantes. La música resonaba en cada rincón, mezclando el sonido de risas y conversaciones que se entrelazaban entre amigos. Era la última fiesta antes de la graduación, una ocasión especial para decir adiós a un ciclo y, tal vez, a algunas personas que ya no formarían parte de sus vidas. Hoseok había organizado todo para despedir a sus amigos mayores, quienes se marcharían en poco tiempo para seguir su camino.
SeokJin y NamJoon habían sido invitados a la fiesta ya que mantenían amistades en común con HoSeok. Al principio SeokJin se había negado a respirar el mismo aire que el estúpido de su ex, sin embargo, JiMin logró convencerlo con esos ojitos de gato que le había puesto con tal de que los acompañara a él y a Suga. Y aunque había aceptado, sabía que su sacrificio sería en vano, pues JiMin y Suga se perderían apenas se emborracharan.
Fue entonces que lo volvió a ver después de dos semanas…
La tensión entre ellos era tangible. Una vez que lograron identificarse en medio de la multitud, sus miradas se cruzaban de vez en cuando, pero nunca de frente, siempre a través de los demás como si trataran de evitar lo inevitable.
SeokJin, vestido con una camisa oscura que resaltaba su piel pálida, estaba apoyado contra la pared, una copa de vino tinto en la mano. A su alrededor, amigos y conocidos se movían de un lado a otro. Sin embargo, él no podía quitar la vista de NamJoon, quien estaba de pie junto a un grupo, riendo y charlando.
La forma en que sus ojos brillaban bajo la luz tenue y su manera de mantenerse de pie de una forma tan varonil, hacían que SeokJin sintiera una extraña punzada en el estómago. No era que no lo hubiera visto antes, no era que no lo conociera bien, pero esa noche había algo en NamJoon que lo atraía como a un imán.
Quizás sólo era el alcohol dentro de él que lo empujaba a acercarse al moreno con la intención de besar sus atractivos labios y aferrarse a sus brazos como si no hubiera un mañana…
Observaba a NamJoon desde el otro lado del salón. La forma en que su mirada se fijaba en él, incluso en medio de la multitud, no pasaba desapercibida. Había algo en el aire, algo que los mantenía en una especie de danza tensa, como si estuvieran buscando excusas para no hablarse, pero al mismo tiempo, luchando contra el deseo de hacerlo.
NamJoon, en cambio, había estado hablando con Soyeon y HoSeok, pero sus pensamientos no estaban allí. Su mente volvía una y otra vez hacia SeokJin, hacia el roce casual de su mirada, hacia ese brillo en sus ojos que, aunque sutil, era demasiado evidente para ignorarlo. Estaba borracho, a nada de perder la cordura y avanzar hasta SeokJin para besarlo con desesperación.
Sabía que SeokJin lo estaba retando con su mirada, lo estaba insitando a besarlo, a tomarlo sin permiso alguno.
Pero no lo haría, no perdería contra SeokJin y resistiría la tentación lo más que su cuerpo ebrio se lo permitiera…
Finalmente, después de un largo rato tratando de resistir la mirada fija de SeokJin sobre él, no pudo evitarlo más. Se apartó de su grupo y comenzó a caminar, sin un destino claro, solo siguiendo el impulso de sus pasos. Cuando pasó cerca de SeokJin, su mirada se cruzó con la de él, y en ese instante, algo cambió. Ya no era solo la tensión de dos exnovios que evitaban hablar. Era algo más primitivo, algo que iba más allá de los recuerdos y las palabras no dichas. Fue una chispa que encendió un fuego que ambos habían estado tratando de apagar.
NamJoon lo miró, y por unos segundos, ambos se quedaron en silencio. No se decían nada, pero sus miradas lo decían todo.
—¿Qué estás mirando? —preguntó SeokJin, su tono más ácido de lo que pretendía. Era una defensa, una forma de alejarse antes de que el impulso los arrastrara.
NamJoon no respondió de inmediato. Lo observó, con una mezcla de resentimiento y necesidad en sus ojos.
—No sé qué esperas que diga —contestó NamJoon, aunque su voz sonó más suave de lo que hubiera querido. La verdad era que no sabía qué esperaba de esa mirada, ni cómo responder a esa tensión que se había acumulado entre ellos desde el final de su relación.
El alcohol seguía trabajando en sus cuerpos, diluyendo todas las barreras que, durante tanto tiempo habían mantenido entre ellos.
—No te puedo olvidar…—dijo SeokJin, finalmente rindiéndose a los efectos del alcohol, sin llegar a pensar en las consecuencias de sus palabras. Había estado callando eso durante tanto tiempo que en ese instante, el alcohol y la proximidad de NamJoon lo hicieron escapar.
NamJoon lo miró fijamente, y sin decir una palabra más, dio un paso hacia él. La cercanía era casi insoportable. SeokJin apenas pudo respirar mientras sentía la presencia de NamJoon invadir su espacio. El sonido de la música se desvaneció momentáneamente, y todo lo que quedaba entre ellos era el susurro de sus respiraciones entrecortadas.
—Yo también te sigo amando, SeokJin—respondió NamJoon, murmurando sobre los labios ajenos que estaban a unos cuantos centímetros de distancia. Confesado por fin aquello que había intentado olvidar de su mente tantas veces.
Fue entonces cuando, sin más advertencias, el mundo a su alrededor se desvaneció. Las palabras no tenían sentido, y el espacio entre ellos ya no existía. SeokJin levantó la mano lentamente, tocando el brazo de NamJoon con una suavidad inesperada. Fue un toque tímido, casi vacilante, pero suficiente para hacer que todo el control que habían estado manteniendo se rompiera.
NamJoon reaccionó rápidamente, acercándose sin pensarlo, lo tomó de la cintura, atrayendolo hacia él, mientras sus labios buscaban a los de SeokJin con una necesidad que ambos sentían, pero que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Era un beso, pero no solo eso. Era la respuesta a todo lo que había quedado sin resolver, a todos los recuerdos que habían guardado bajo llave.
El beso fue largo e intenso, cuando se separaron ambos respiraban con dificultad, conscientes de la gravedad de lo que acababa de suceder. No lo podían negar, aquello les había facinado, si bien tampoco iban a admitirlo.
—Esto no está bien —dijo NamJoon, su voz tensa, pero con un destello de frustración en sus ojos.
SeokJin asintió, aunque una parte de él no quería que eso terminara. Estaba confundido, pero también necesitaba entender, necesitaba explorar todo lo que había quedado pendiente entre ellos.
—Lo sé —respondió, comenzando a sentirse culpable por haber hecho a NamJoon caer en la tentación.
Fue entonces que se alejó con intenciones de irse, pero entonces NamJoon lo tomó nuevamente de su cintura, está vez aumentando su posesividad.
—No irás a ninguna parte. No me dejarás por él…—le advirtió en un tono demandante, refiriéndose al novio de SeokJin al mismo tiempo que lo atraía más hacia él, eliminando cualquier espacio entre sus cuerpos.
No permitiría que SeokJin regresara a los brazos de ese idiota, no cuando lo tenía entre los suyos. Y está vez no se daría el lujo de soltarlo…
Por otro lado, SeokJin no se negó, y está vez no podía culpar al alcohol por aquella decisión, ya que estaba en los brazos de quién quería estar…
Sin decir una palabra más, y sin que nadie los viera irse, ambos salieron de la casa de Hoseok. Se deslizaron en medio de la oscuridad de la noche. La fiesta continuaba sin interrupciones. Nadie los buscó, nadie notó que SeokJin y NamJoon se habían desvanecido en medio de aquella fiesta…
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