Tenía que admitirlo, estaba que hervía de los celos ante lo que presenciaban sus ojos.

A la hora del descanso, se dirigió junto a su mejor amiga Soyeon hacia el comedor de la universidad. Dónde todo iba genial, ya que después de unas cuantas largas clases, al fin podría disfrutar de un rico almuerzo.

Pero todas sus intenciones de disfrutar su almuerzo fueron arruinadas por la simple presencia de SeokJin y EunWoo.

El día anterior después de haber discutido con SeokJin, se dió cuenta que por más que quería borrarlo de su memoria, no podía. No podía olvidar todos esos besos, aquellos momentos que habían pasado juntos, las veces que le había sonreído…

—¡Tierra llamando a NamJoon… Tierra llamando a NamJoon!—exclamó una pelinegra, tratando de llamar la atención de su mejor amigo, quien había estado mirando hacia un punto fijo por mucho tiempo.

—¿Qué quieres, SoYeon?—gruñó, al mismo tiempo que se dirigía a ella.

—¿A quién tanto ves? ¿A tu noviecita NaYeon?

—Cállate…—le gruñó.

—¿Es verdad que andas con Im NaYeon?

—No veo el problema.

—Creí que solamente te gustaban los hombres.

—No seas idiota, Hoseok. Soy bisexual.

—Don bisexual engañó a SeokJin con su archienemiga.—añadió SoYeon con burla.

—¿Te puedes callar, SoYeon? No te golpeó como te mereces sólo porque eres mujer y mi amiga.—se dirigió hacia la pelinegra, quien alzó sus hombros junto a una sonrisa burlona.

—Está molesto porque resultó que lo de SeokJin y EunWoo era superficial, sólo para asistir al baile, pero ahora es real. ¡Ambos son pareja y se ven tan lindos!—le platicó la pelinegro a su amigo menor, Hoseok.

—¿Lindos? Se ven ridículos juntos, no parecen más que dos heteros amigos jugando a ser pareja.—gruñó el pelinegro, entrometiendose en la plática de sus amigos.

—Puede, pero tú más que nadie sabe que SeokJin no es hetero… Y juzgando por como se estaban comiendo en los vestidores, yo diría que no están jugando…

—¡¿En los vestidores?!—exclamó Hoseok con sorpresa.

—Pff, lo hicimos mil veces ahí—dijo NamJoon con naturalidad, al mismo tiempo que continuaba su almuerzo.

—Ugh, realmente espero que esta mesa este limpia.—exclamó SoYeon con desagrado

—Esta sí, la de allá no—bromeó NamJoon, provocando muecas de desagrado en sus amigos, lo cual hizo que soltara una estruendosa carcajada, llamando la atención de muchos de los presentes en la cafetería.

—¿Qué es lo que te causa tanta risa, Kim?

De un momento a otro, frente a ellos, se encontraba un SeokJin muy molesto, creyendo que la risa de NamJoon había sido causada porque él se encontraba dándole de comer a EunWoo en la boca. Cosa que lo enfureció y en menos de un segundo ya se encontraba frente a la mesa donde el pelinegro convivía con sus amigos.

—Qué te importa SeokJin.—respondió ferozmente el pelinegro.

—Debes estar muy celoso, ¿No?

—Já, ¿Qué parte de ya te superé no entiendes?

—Que raro, porque hace unos momentos no decías lo mismo cuando mirabas hacía nuestra mesa fijamente.

—Lo hacía, porque se ven realmente ridículos. No había visto algo más estúpido que una pareja se diera de comer en la boca. ¿Qué ustedes no se sienten estúpidos?

—No. Al contrario, se disfruta porque no sólo nos damos comida en la boca.

—¡Te odio SeokJin!—se levantó con molestia, encarando al mencionado.

—¡Y yo a ti, Kim!

Los dos se mantenían de frente a frente, retandose con su mirada. El ambiente era tenso y nadie se atrevía a interferir, hasta que de pronto, EunWoo hizo aparición, alejando a su novio por la cintura para evitar problemas.

—Cariño, vámonos. No vale la pena que discutas.

—Házle caso a tu muñequito.

—Idiota—gruñó SeokJin, sin embargo, EunWoo no lo dejó avanzar más y se lo llevó consigo.

—Para esto que acaba de pasar no hay otro nombre más que amor tóxico—habló Hoseok una vez que SeokJin y su novio se habían ido.

—Se aman, pero son estúpidos y orgullosos.—añadió SoYeon, divirtiéndose con la situación.

NamJoon no dijo nada, les dió una mala mirada y después se fue, amenazando con golpear a cualquiera que se le atravesara en el camino. SoYeon y Hoseok se miraron ante lo que acaba de pasar. Sabían que no era el momento para bromear con el asunto, pero no creyeron que su amigo se fuera a molestar tanto hasta el punto de irse. Querían seguirlo, pero sabían que lo mejor sería darle un tiempo para estar a solas y ordenar sus pensamientos.

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Estaba totalmente furioso, pero no con NamJoon, sino consigo mismo.

Al momento de haberlo encarado en la cafetería, estuvo a nada de besarlo y olvidar que tenía novio y que este se encontraba detrás de él. Si bien, aunque estuviera furioso consigo y sus pensamientos traicioneros, NamJoon no era inocente. Sabía perfectamente bien como provocarlo y provocarle sentimiento tan confusos.

Su molestia era tanto que había dejado atrás a EunWoo, su novio, quien lo seguía con preocupación.

EunWoo era el menos culpable en esto y SeokJin se golpeaba mentalmente por eso. Se detuvo después de tiempo y se dió la vuelta para poder encarar a su novio.

—SeokJin, cariño, ¿Qué sucede?

—Lo siento, Eun… Perdón por no esperarte.

—No te preocupes por eso. Por favor dime, ¿Qué sucede? ¿Te dijo algo ese idiota?

—EunWoo…—llamó a su novio, obteniendo la atención de este de inmediato. SeokJin sentía una gran pesadez en su pecho al tener aquellas palabras en su mente, las cuales luchaba por no decir—. Yo…

—Vamos, cariño… Dime qué te sucede.

—Lo sigo amando…

—¿Qué?

—A ese idiota. Lo sigo amando y me odio tanto por ello. Por favor perdóname…

—SeokJin…

—Lo sigo extrañando, pero te quiero, no quiero que me abandones, por favor…—fue entonces que rompió en llanto, causando la preocupación inmediata de EunWoo, quien lo abrazó con rapidez.

EunWoo no sabía que hacer o decir, había quedado atónito ante la confesión de su novio, pues aquello que había sospechado desde el primer día en qué hicieron lo suyo oficial, era verdad. Sin embargo, no por eso iba a dejar de amarlo, porque sí, estaba enamorado de SeokJin y estaba dispuesto a protegerlo y cuidar de él. Estaba dispuesto a hacer lo que NamJoon no había hecho por él. Aún si SeokJin decidía abandonarlo, él daría lo mejor de sí para hacer que SeokJin dejara de extrañar a NamJoon.

—Esta bien, cariño… Tranquilo, no te abandonaré…—con aquellas dulces palabras y suaves caricias en su espalda, el llanto de SeokJin poco a poco se desvaneció…

Puede que no estaba en los brazos de NamJoon, pero sabía que estaba a salvo…