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🥀1🥀

Caminaba por los pasillos de la universidad, en total silencio, mientras se mantenía hundido en sus pensamientos. De pronto sintió como jalaban de su antebrazo obligandolo a dar unos cuantos pasos a su izquierda.

—¡YoonGi!—Le regañó ante su acción repentina.

—Estabas a punto de estrellarte con alguien, deberías agradecermelo…—Se justificó, a lo que el rubio asintió, para después musitar un pequeño gracias.—¿Qué te sucede? Estás muy pensativo y eso no es normal en ti, por eso siempre sacas cinco en matemáticas.—Finalizó con una risa, a lo que SeokJin lo "golpeó" en su brazo.

—Eso es mentira, yo siempre saco dieces.—Esbozó una sonrisa orgullosa en rostro, la cual no duró mucho tiempo.

—Sí, claro, cuando NamJoon te hacia la tarea.—Mencionó burlón, pero SeokJin no se rió, en cambio suspiró y su semblante cambió a una deprimida, la cual YoonGi notó de inmediato.—No lo debí mencionar, ¿Cierto?

—¡No! ¡Suficiente tengo con estar pensando en él las veinticuatro horas del día, los mil ciento cuarenta y cuatro minutos del día y los sesenta y ocho mil seiscientos cuarenta segundos del día!

El peliazul parpadeó perplejo, sin poder procesar lo que había dicho su amigo, solamente alcanzó a escuchar horas, minutos y segundos, pero dedujó que las cosas con NamJoon seguían igual de mal.

—¿Ya ni siquiera puedo mencionarlo? ¿Tan mal están?

—Sí, mucho…—Respondió el rubio con pesadez.—Ya no hablamos y como lo hacemos simplemente nos intercambiamos un estúpido "hola, buenos días o adiós, buenas noches."—Suspiró.—Odió tanto eso, antes no era así, antes todo era romántico y parecía un kdrama, ahora todo es aburrido y desesperante.

—¿Desesperante?

—¡Sí! Desesperante, ahora parece que le tengo que recordar a cada instante que soy su novio y puede besarme. Aveces ya ni siquiera nos tomamos de las manos y caminos por las calles como si fuéramos unos simples amigos.

—Y…¿Tú aún quieres que haga esas cosas?—El rubio lo meditó por un momento, para después negar.

—La verdad no, pero tampoco quiero ser yo él que tenga que terminar.

—Y ¿Por qué no? Sí el no se atreve entonces házlo tú…

—Ese es el problema, que tal y él cree que las cosas se pueden solucionar, no me atrevería a lastimarlo de esa manera…

—Pues por si no te has dado cuenta, el que se está lastimando más eres tú…

—Ya lo sé, pero-…

Sus palabras quedaron suspendidas en el aire al momento de tropezarse. Por instinto cerró sus ojos y esperó el golpe, pero este nunca llegó, en cambio, sintió una mano sobre su cintura, la cual se posaba suavemente sobre esta. Y entonces abrió sus ojos.

—SeokJin, ¿Estás bien?

—¡Xiumin!

—Hola.—Le sonrió, provocando un intenso sonrojo en las mejillas del rubio.

—H-hola, gracias por  dejarme caer…—Le devolvió el saludo, junto con una sonrisa embobada.

—Entonces…¿Te dejo caer?

—¿Qué? No, no, quise decir gracias por no dejarme caer, ja, ja…—Rió apenado.

—Ja, ja, no te preocupes, para eso estamos. Además de que no podría dejarte caer, podrías romper tu bonita piel de porcelana…—El rubio rió escandalosamente, llamando la atención de los que se encontraban al rededor.

—Que cosas tan cursis dices…—Mientras reía pudo ver una cabellera azabache entre los pasillos, quien era acompañado por una rubia. Los cuales los miraban atentamente y entonces se sintió mal, no quería coquetear con alguien en las narices de su novio…No era ese tipo de chico.—Es una lastima que no me gustan las cosas cursis…

—A-ah, pero…

—Gracias por la ayuda Xiumin, pero no pierdas tu tiempo conmigo…—Se dió la vuelta, dispuesto a seguir su camino, pero al voltear hacia donde se supone que estaba NamJoon y su amiga estos ya no estaban, tampoco su mejor amigo YoonGi, por eso mismo decidió seguir su propio camino hacia su salón.

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Estaba tan feliz porque era su última clase, no podía esperar más para llegar a su casa a jugar videojuegos, mientras hacia llamada con el novio de su amigo, Jimin, era realmente glorioso pasarse la tarde criticando la vida de los demás para después terminar con un "Pero ¿Quiénes somos para juzgar?

Lo único malo de esa última clase es que la compartía con NamJoon.

Antes era increíble compartir aunque sea una clase con su novio, ya que, se la pasaban hablando en clase o pasándose notitas por debajo de la mesa y gracias a eso terminaron en la dirección en más de una ocasión, pero no importaban las consecuencias porque estaban enamorados y se tenían el uno al otro.

Ahora, sólo deseaba que la clase terminara.

La campana ya había sonado y hasta ahora no había señales del azabache, entonces se permitió soltar un suspiro de alivio.

Pasaron unos diez minutos en lo que el profesor se instalaba en su escritorio, después de eso les dio la indicación de abrir sus libros, en una página que SeokJin no logró escuchar, al levantar su mirada para pedirle al profesor que repitiera el número de la página, sus ojos se cruzaron con unos orbes color café, los cuales eran tan adictivos que no pudo desviar su mirada aún y cuando el profesor lo llamaba por su nombre.

—Señor Kim, si encuentra algo más interesante que mi clase allá afuera tiene toda la libertad de salir.—Le llamó la atención al ver como este no despegaba la vista de la puerta.

—A-ah, no, no es eso profesor…—Cayó en la realidad cuando se dió cuenta que el profesor lo estaba corriendo del salón.

Entonces, el moreno azabache tocó la puerta, llamando la atención del profesor y salvandole el pellejo al rubio.

—¿Viene a esta clase?

—Sí.—Respondió secamente, esperando a que el profesor le diera permiso para pasar o lo mandara al diablo, cualquiera de esas dos cosas le daría igual.

—Llega tarde y tiene falta. Si realmente le interesa la clase se puede quedar, sino puede irse, de todos modos ya tiene la falta.

El azabache no respondió y se adentró al salón, importandole poco las miradas curiosas que se posaban en él, incluyéndo a su novio, SeokJin. Quien comenzó a ponerse nervioso cuando el azabache se sentó junto a él. Él profesor iba a protestar, pero ya debía iniciar la clase y lo dejo pasar por está vez.

Por otro lado, SeokJin mantenía su mirada al frente mientras aguantaba su respiración, ¿Por qué tenía que ser el único salón con mesas para dos? Podía ver de soslayo la imponente silueta del moreno, quien gracias al fútbol americano sus hombros parecian un par de barreras.

—Ya puedes respirar…—Oyó un susurró a su costado, lo cual llamó su atención.

—Estoy respirando.—Se quejó en un susurró.

—Por supuesto que no, conozco tu respiración, es igual de escandalosa que tu risa.

—¡Mi risa no es escandalosa!—Dió un grito ahogado, el cual hizo reír bajito a NamJoon.

—Si no lo fuera no hubiera notado que estabas hablando con Xiumin.—SeokJin estaba por contestarle, pero entonces el profesor dejó de anotar en el pizarrón y se volvió hacia ellos.

—¡Salgan los dos!

SeokJin tragó grueso, para después ponerse de pie, pero NamJoon lo detuvó y lo obligó a sentarse, él fue el que se puso de pie, para después dirigirse a la salida, no sin antes haberle dejado un papelito discretamente en la mano a SeokJin.

Una vez que el profesor calmó su enojo y continúo la clase, SeokJin abrió el papelito por debajo de la mesa. El papelito estaba un poco desgastado, parecía como si se la hubieran pasado dándole dobleces, la mala e inentendible letra de NamJoon estaba escrita sobre este y entonces el corazón de SeokJin comenzó a latirle fuertemente…

Te espero en el salón 30 a las 7:00

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