darling darling, don't leave me
El cacao en polvo no es dulce. Con esa premisa comienza a hervir la leche condensada mientras su gato, más activo que durante cualquier hora del día, se pasea a su alrededor y Baekhyun se queja de un pequeño corte que se acaba de hacer.
El felino es mas tranquilo que su compañero humano, quien le pone más nervioso de lo que quiere admitir cuando se siente estresado.
—El cacao en polvo es una estafa y el único dulce que hay me acaba de hacer una herida —aclara el mayor, como si no acabara de quejarse de ambas cosas hace menos de 5 minutos—, la vida es tan difusa.
Sehun gruñe en voz baja, honestamente él no tiene paciencia justo en ese momento para llevarle la contraria a Baekhyun, o más bien para regañarlo. Claro que la vida es difusa pero es bastante diferente para ambos. La vida del mayor es difusa porque son casi las 4 am y acaba de llegar de una fiesta puesto de quien sabe qué y su vida, en cambio, es difusa porque todo es increíblemente difícil para él.
"O tal vez soy un llorón" piensa y suspira harto.
—Hay banditas en el baño, Baekhyun, colócate una y deja de hacer tanto ruido.
—Siento malas vibras viniendo de ti —responde su compañero de piso mientras se quita la camisa que trae y se encamina hasta el baño rascándose la tripa y bostezando.
“Por supuesto que sientes malas vibras, lloré dos horas y decidí hacer trufas de madrugada".
Se dice que un buen postre puede arreglarlo todo y en ese momento es lo que Sehun intenta hacer, arreglarlo todo con Jongin ya que ha sido tremendamente injusto con él, ha ocasionado una pelea y, además de eso, que la tristeza invadiera a Jongin también.
Todo había sucedido muy rápido aquella tarde en que su pareja lo recogió de la facultad y lo llevó a tomar un café porque estaba muy estresado. Para empezar, desde que llegó al café estuvo con un mal humor impresionante y se negó a tomar cualquier cosa alegando, después de que habían llegado, que justo en ese momento odiaba el café de franquicia. Obviamente su novio había ignorado sus palabras y le había comprado una bebida porque sabía que si le gustaban y solo hacía berrinche por estar con los ánimos bajos. Fue ahí cuando las cosas se fueron abajo en picada.
Sehun se molestó con Jongin por su compra y se negó a tomarlo, después de que Jongin le insistió dulcemente varias veces se hartó y se salió del café casi llorando de rabia, una que no sabía de donde venía.
Le tomó pocos segundos a Jongin alcanzarlo y cuando por fin lo hizo intentó tomarlo en sus brazos y calmarlo, algo que Sehun aceptó pero que a los pocos segundos rechazó empujandole.
—¿Por qué nunca me escuchas? —le recriminó en ese momento—, estoy muy triste y agobiado porque la universidad es muy dura y además necesito conseguir las dinero para mantenerme porque la vida es asquerosamente cara.
—Lo sé —dijo simplemente Jongin intentando abrazarlo otra vez—, pensé que un poco de distracción te sentaría bien.
—Me sentaría bien la lotería, Jongin, pero los milagros no existen y todo en mi vida me da asco.
El mayor le regaló una tenue sonrisa e intentó darle la mano pero Sehun lo rechazó rotundamente.
—Sehunnie, vamos un abrazo o un poco de cariño te ayudará a calmarte, podemos volver por el café si quieres.
El menor se llevó las manos a la cabeza y refunfuñó, preocupando aún más a su novio a quien se le rompía el corazón por verlo así.
—No entiendes nada —casi gritó el menor—, todo es un asco en mi vida.
—¿Todo? —preguntó Jongin cabizbajo.
—Todo.
Sehun suspira bruscamente después de recordar todo, molesto consigo mismo, deseando darse un golpe en la cabeza que arregle sus ideas y lo haga parar de decir cosas hirientes y estúpidas mientras se encuentra en sus estados de profunda molestia con la vida.
Procede a colocarse crema antiquemaduras en la herida de su dedo y a lavarse la cara. Luego de eso busca, haciendo un ruido infernal, algl en el armario donde él y Baekhyun guardan los trastes varios, molestando por supuesto a si compañero de piso que lo insulta múltiples veces hasta que consigue lo que buscaba.
Una caja de regalo reposa ahora sobre la encimera de la cocina mientras el pone papel de cocina en ella y procede a guardar y ordenar sus trufas para llevárselas a Jongin. Espera funcionen tan bien como funcionan sus cupcakes de red velvet.
Una vez la dichosa caja está atada con el lazo viejo que conservaba dentro de ella, se saca las pantuflas y se pone unas zapatillas, sin importarle que el resto de su atuendo sea su pijama.
—Espero no piense Jongin que es descarado que vaya a su puerta en pijama y que encima la parte de arriba sea de él —murmura para si mismo el muchacho.
—Lo va a pensar, pero te ama mucho —dice Baekhyun comiendo de las trufas que sobraron.
—Déjame en paz, solo deseame suerte.
—Suerte —dice el mayor con la boca llena—, no lo pierdas, me cae bien.
Sehun ríe un poco, y siendo una bola de nervios decide salir de su apartamento y subir tres pisos, hasta el departamento de Jongin.
"Si tuviera que recorrer la mitad de la ciudad de noche seguro sería más romántico" piensa, a su vez dándose cuenta de que el ascensor se detiene y que debe ir hasta la puerta de Jongin ya.
Contrae la respiración cuando toca el timbre y casi se asfixia porque Jongin tarda en abrir la puerta.
"Espero no me odie por venir tan tarde"
–Sehun —dice Jongin al abrir la puerta, de una forma dulce y triste al mismo tiempo.
El menor examina toda su cara, quiere decir mil cosas pero no sabe cómo expresarse bien, nunca lo sabe y ultimamente ha desarrollado un miedo muy fuerte al hablar, siente que sólo arruina más las cosas así.
—Te traje trufas —dice en voz muy baja y mira a su novio con unos ojos de arrepentimiento profundo que estrujan el corazón del mayor.
—No necesito trufas, Sehun —dice el chico con tristeza—, sabes lo que necesito.
En realidad Sehun no sabe a qué se refiere porque es un tonto, pero si tuviera que confiar en lo que le dice la experiencia y su corazón, diría que Jongin solo quiere dos palabras de él, pero siempre le cuesta decirlas, no porque no quiera, al contrario, claro que quiere pero tiene miedo de que un día ya no sean suficientes, de que no lo exprese bien, de que no entiendan el sentimiento detrás de ellas, tiene miedo de arruinarlo todo.
—Yo... lo siento, Jongin —dice, aterrado de hablar—, lo siento mucho.
Jongin lo observa sin expresión por unos segundos que casi matan a Sehun, pero luego de eso le da una leve sonrisa de medio lado y le abraza.
—Disculpate una vez más —pide Jongin.
—Lo siento, de verdad —dice Sehun y en ese momento su novio lo suelta.
—¿De verdad?
—Sí.
Jongin suspira, mira al piso unos segundos y luego posa su mirada en Sehun otra vez.
—No me lastimes tanto, por favor.
—Lo siento —vuelve a decir Sehun y antes de que suelte las lágrimas que se formaron en sus ojos Jongin me arrebata la caja de trufas.
—Entra, probemos esto —dice y extiende una mano a su novio.
"Lo siento" dice una vez más Sehun en su cabeza, apretando la mano de Jongin, esperando que entienda que su gesto significa eso y que no quiere lastimarlo más. Es solo un tonto, perdido, triste, enamorado pero sobre todo tonto.
—Está bien —murmura Jongin con voz de consuelo—, todo está bien.
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