Capítulo 9: "Promesas rotas: Dolor en mi corazón"
Una bella pelinegra veía con nostalgia subir unas cajas a un camión de mudanza al tiempo que su padre se acerco a ella.
Hija, es momento de partir, vamos al auto, dijo el gigantesco hombre.
Si papá, dijo la pelinegra con tristeza mientras sostenía en sus manos su celular.
Sube, dijo el gigantesco hombre abriéndole la puerta de su auto para que su bella hija subiera a este.
Casa Son:
Un entristecido joven de cabello alborotado se encontraba desayunando junto a sus padres en completo silencio con el rostro lleno de tristeza.
¿Qué tienes hijo?, dijo Gine al ver que su hijo movía una y otra vez la cuchara que estaba dentro de su tasa mientras sus ojos se nublaban por las lágrimas.
Estoy triste mamá, dijo Gokú.
¿Por qué?, dijo Bardock a pesar que él ya sabía el motivo por el cual su hijo estaba tan entristecido.
Un compañero de gimnasio ya no asistirá más, dijo Gokú.
Y por tu carita, debe ser algún amigo muy cercano a ti, ¿o me equivoco?, dijo Gine con nostalgia.
No, no te equivocas madre, era una persona muy cercana a mi, mi mejor amigo, dijo Gokú aguantando las ganas de llorar.
¿Y por qué se fue?, dijo Bardock con ironía.
Consiguió unos sponsor y estos para financiar su carrera quieren que radique en el pueblo donde estos aperturarán un gimnasio además su padre también trabajara allí, dijo Gokú tratando de mantener la calma.
Bueno hijo, si es por la mejora de su familia y de ese jovencito deberías alegrarte, además pueden seguir en contacto por teléfono, decía Gine.
Lo sé pero no será igual, era mi pareja de entrenamiento en el gimnasio además nos conocemos desde el kinder, íbamos en la misma aula en la escuela y teníamos tantos planes para el futuro, dijo Gokú sin darse cuenta.
¿Planes para el futuro?, dijo Bardock mirando directamente a los ojos a su hijo.
¡Eh¡ si, íbamos a continuar en la misma preparatoria y pues teníamos pensado poner un gimnasio a futuro, dijo Gokú rápidamente.
Ya veo hijo, pero aún tienes más amigos en el gimnasio, ¿no?, deberías alegrarte por que tú amigo fue tras sueños, es más deberías considerar tú hacer lo mismo en algún momento, dijo Bardock con ironía mientras el joven de cabello alborotado callaba.
Auto:
Un gigantesco hombre que iba en la parte posterior de un auto junto a su bella hija pelinegra miraba a esta dormir profundamente mientras pensaba: Es el momento, tengo que bloquear al infeliz chiquillo ese y a todos los que puedan poner en contacto a mi hija con él.
El gigantesco hombre tomo con cuidado el celular que se encontraba entre las manos de la pelinegra y valiéndose de sus conocimientos en tecnología bloqueo del celular y borro a todos los contactos de la pelinegra, luego de ello, soltó el celular al piso y miro a su chofer y le dijo con firmeza: Tú aquí no viste nada de lo que hice, el celular probablemente se cayó de las manos de mi hija, ¿entendiste?.
Si mi señor, dijo el chofer mientras conducía.
Horas después:
El auto que trasportaba a la pelinegra se detuvo frente a una hermosa casa en la Capital Este. La pelinegra abrió sus ojos lentamente al hacerlo miro el lugar y dijo: ¿Ya estamos en la Capital Oeste?.
No hija, está es la Capital Este, se me olvido comentarte que ayer por la noche los sponsor me llamaron para decirme que ya tenían elegida la ciudad donde aperturarán el gimnasio y esa ciudad es está además ellos hasta nos consiguieron casa, decía el gigantesco hombre cuando la pelinegra empezaba a buscar en el asiento del auto su celular.
¿Mi celular?, ¿dónde está?, decía Milk alarmada.
No lo sé hija, antes de dormirme lo vi en tus manos, dijo el señor Ox.
En mis manos, dijo Milk.
Si, a lo mejor se te cayó hija, dijo el gigantesco hombre haciéndose el que le ayudaba a buscar a la pelinegra el celular en el auto.
Aquí está, dijo Milk al encontrarlo.
Ves hija, se te cayó, dijo el señor Ox sonriendo.
Si, dijo Milk mientras pensaba: En cuanto me instale llamaré a Gokú para decirle en que ciudad me encuentro.
La pelinegra y su padre bajaron del auto, con ayuda de sus empleados que venían en los camiones que trasportaban sus cosas se encargaron de arreglar su nueva casa.
Casa Son:
Un jovencito de cabello alborotado se encontraba sentado en el borde de su cama sosteniendo un celular en sus manos mientras pensaba: ¿Ya abras llegado?; ¿quedamos que en cuanto se instalen me llamarías?, ¿qué tan lejos estará la Capital Oeste de aquí?, tal vez alguno de estos días pueda escaparme para ir a verte.
El jovencito de cabello alborotado decidió acostarse en su cama a esperar la llamada de su novia secreta.
Horas después: "Capital Este"
Un gigantesco hombre miraba la habitación donde se encontraba con su bella hija.
¿Te gusta cómo quedó?, dijo el señor Ox.
Si papá, dijo Milk.
Entonces te dejo para que vayas desempacando, dijo el señor Ox.
Si papá, dijo Milk mientras veía a su padre retirase.
La pelinegra al ver a su padre cerrar la puerta tomo su celular que estaba sobre una pequeña mesa y al entrar a su agenda y no encontrar ningún contacto quedo desconcertada.
¿Qué?, ¿dónde están mis contactos?, pensó la pelinegra tratando de recuperar la lista que aparentemente se había borrado, luego de varios minutos de intento la pelinegra se dio por vencida y se sentó en el borde de su cama a tratar de acordarse del número de su amado para poder comunicarse con él.
No puede pasarme esto, Gokú recientemente cambió de número y yo aún no lo sabía bien, pensaba la pelinegra con nostalgia.
Capital Central: "Casa Son"
Luego de varias horas de espera y de no haber recibido ninguna llamada el joven de cabello alborotado decidió ser él quien llame a su amada y lo hizo, pero se dio con la sorpresa de que su llamada no podía conectarse.
Milk, parece que tú celular esta apagado, tal vez te quedaste dormida, a lo mejor estas apoyando a tú padre en el arreglo de su nueva casa, pensó Gokú con nostalgia.
Capital Este:
Una entristecida pelinegra bajo a cenar con su padre.
¿Qué sucede hija?, dijo el señor Ox.
Parece que mi celular al caer borro mis contactos y no e podido recupéralos, dijo Milk con nostalgia.
¿A ver préstamelo hija?, dijo el señor Ox fingiendo preocupación.
El gigantesco hombre fingía revisar el equipo mientras la pelinegra lo miraba. Luego de varios minutos de supuesto intento de su padre por arreglar el equipo de su hija este dijo: Pues no comprendo que pudo haber pasado, pero no se pueden recuperar los datos perdidos ni almacenar más datos pero si puedes recibir y hacer llamadas, te comprare un nuevo equipo hija, dijo el gigantesco hombre.
¿Y ahora como podré seguir en contacto con mis amigos?, dijo Milk con nostalgia.
Pues ellos si pueden llamarte, dijo el señor Ox con ironía.
Es cierto, dijo Milk con una ligera sonrisa.
No te preocupes hija te comprare un nuevo equipo para que les des tú nuevo número a tus amigos, dijo el señor Ox.
¡Gracias papá¡ dijo Milk mientras pensaba: Ojala y Gokú me llame al ver que yo no lo hago.
1 semana después:
Ya había pasado una semana desde que la pelinegra se había ido de la Capital Central una semana desde la cual ella no había vuelto a tener contacto con ninguno de sus amigos pues ninguno de ellos la habían llamado ni siquiera su amor secreto quién le prometió llamarla siempre.
Una bella pelinegra estaba sentada sobre el borde de su cama mirando un celular que tenía en sus manos mientras unas lágrimas rodaban por sus bellas mejillas.
No comprendo, ¿por qué no me llamas?, ¿es qué se te olvido lo que me prometiste?, tú dijiste que seguiríamos en contacto, que seguiríamos siendo novios así sea a la distancia, pensaba la pelinegra mientras las lágrimas que rodaban por sus bellas mejillas caían sobre su vestido y lo humedecían.
Los pensamientos de la bella pelinegra fueron interrumpidos por el sonido de la puerta de su habitación.
Toc toc toc
Adelante, dijo la pelinegra mientras se secaba rápidamente las lágrimas que habían humedecido su rostro.
Hija, ya estás lista, tenemos que ir a registrarte en tu nueva preparatoria además de ir a que conozcas a tus sponsor, dijo el señor Ox.
Si, ya estoy lista, dijo Milk con firmeza.
Entonces vamos, dijo el gigantesco hombre.
Capital Central: "Gimnasio"
Un entristecido joven de cabello alborotado estaba sentado en el piso mirando con nostalgia el mismo sin prestarle la más mínima atención al combate que se llevaba a cabo.
Kakaroto, ¿qué tienes?; desde que se fue Milk, estás muy triste, ¿es qué aún ella no se ha comunicado contigo?, dijo Vegueta mirándolo con nostalgia.
No, no se ha comunicado conmigo y lo peor de todo es que cada vez que la llamo su celular me responde fuera de servicio o suena apagado. No comprendo Vegueta, ¿por qué me hace sufrir así?, mi corazón me está doliendo mucho, mucho, decía Gokú con nostalgia.
¿Ustedes dos tenían un romance, verdad?, dijo Vegueta.
¿Qué?, dijo Gokú.
Vi que la besaste aquí, el día en que el maestro nos dijo que ella dejaba el gimnasio, dijo Vegueta.
Si, si hay algo entre los dos, éramos novios secretos no queríamos que nadie anduviera interfiriendo en nuestra relación, dijo Gokú.
Comprendo. Amigo ten calma, a lo mejor la zona en la que está no es muy buena por ello no entra la señal, de seguro ella debe estar igual de triste que tú, ambos siempre fueron muy unidos, dijo Vegueta.
Si es cierto, dijo Gokú.
Mejor, vamos a seguir entrenando Kakaroto, que el campeonato nacional nos espera, dijo Vegueta.
Si tienes razón, vamos a seguir entrenando, dijo Gokú.
Dos semanas después:
Un joven de cabello alborotado miraba por la ventana de su habitación el anochecer mientras pensaba: Milk rompiste nuestra promesa, no te comunicaste conmigo y no entiendo por qué y para colmo yo no puedo comunicarme contigo pues mis llamadas nunca entran, estoy empezando a creer que todas las promesas que hicimos solo son promesas rotas: Nuestra amistad ya no será eterna, se rompió, nuestros sueños de una vida juntos se rompieron, todo, todo lo acabas de romper Milk hasta mi corazón, no sabes como me duele lo que estás haciendo conmigo por ello siempre pensé que el amor no era necesario si querías triunfar pues solo te distraía y no me equivoque desde que anduve contigo todos mis pensamientos solo fueron tú, tú pasaste hacer mi prioridad y ahora al no saber de ti me siento destrozado, destrozado.
Capital Este:
Una bella pelinegra sollozaba mientras sujetaba una almohada con fuerza.
¡Gokú, mi amor¡ ¿Por qué no me llamas?, ¿por qué no me llamas?, acaso olvidaste nuestra promesa, ¿o es que nunca te importe?, a lo mejor solo estuviste conmigo para entretenerte como decían los chicos cuando hablaban de sus conquistas, pensaba la pelinegra al tiempo que un recuerdo vino a su mente.
-.Recuerdo.-
Una bella pelinegra entraba a su aula de entrenamiento al no ver a nadie en ella y al escuchar unos cuchicheos y risas provenir desde uno de los camerinos esta decidió acercarse a ella para saber que era lo que tanto les causaba gracia a sus amigos.
¿Entonces eso es lo que piensas de los romances?, decía una voz.
Si amigo, algunas chicas solo son para el momento y otras para toda la vida, decía una voz.
Vaya por eso andas con una y con otra, decía otra voz.
Si apoco ustedes no piensan igual, ustedes saben hay chicas que se prestan a muchas cosas con tal de hacernos felices, ¿no?, decía la voz.
Si, dijeron los chicos.
Cuando la pelinegra escucho una pregunta que hizo que ella prestara mayor atención a la platica.
Gokú, ¿Y tú que piensas de lo que estamos hablando?, decía una voz.
Que tal vez tengan razón, dijo Gokú.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
A los mejor tú piensas igual que ellos y como ya conseguiste lo que andabas buscando pues decidiste tirarme como zapatilla vieja, pensaba la pelinegra mientras sollozaba sin siquiera imaginar que en otra habitación a miles de kilómetros del lugar de donde ella se encontraba alguien estaba sufriendo tanto como ella al no saber nada del amor de su vida.
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