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Capítulo 8: "Una gran oportunidad: El adios"

Un gigantesco hombre miraba a su bella hija que tenía la mirada entristecida.

¿Qué sucede?, ¿acaso no te alegra saber que tendrás muchos sponsor?, decía el señor Ox.

Si, si me alegra, dijo Milk.

¿Entonces porqué esa carita?, dijo el padre de la pelinegra.

No comprendo, ¿por qué irnos?, ¿acaso los sponsor no pueden apoyar mi carrera aquí?, dijo Milk.

No, como te dije, ellos te apoyaran siempre y cuando seas miembro de un nuevo gimnasio que ellos abrirán, la ciudad aún no lo sé pero por el momento iremos a la capital Oeste. Hija para alcanzar nuestros sueños a veces hay que ser algunos sacrificios, yo sé que te debe doler dejar a tus amigos, aquí teníamos una vida hecha, si bien naciste en Fri pan, desde que tienes 3 años vivimos aquí pero como te digo para triunfar hay que sacrificar muchas cosas además con tanta tecnología podrás seguir en contacto con tus amigos, dijo el señor Ox mientras pensaba: Por supuesto en cuanto lleguemos a nuestro destino yo me encargare de que eso no suceda.

Si tienes razón, dijo Milk con una ligera sonrisa.

Además siempre es mejor ser la única estrella en un gimnasio que andar compitiendo por un puesto con alguien más y en el gimnasio de tus sponsor tú serás la estrella, nadie va a opacar tu talento, dijo el señor Ox.

Pero si ese gimnasio aún no esta registrado, no podré participar este año en el campeonato nacional, dijo Milk con nostalgia.

Si es cierto, pero tal vez sea mejor hija, tal vez aún necesitas entrenar un poco más, miralo de ese modo, está es una gran oportunidad para tu carrera, decía el señor Ox.

Si tienes razón, dijo la pelinegra tras unos breves minutos de silencio.

Bueno, entonces ve a empacar tu equipaje, dijo el señor Ox.

¿Cuándo partimos?, dijo Milk, con nostalgia.

Pasado mañana ya que mañana por la tarde quedaron en entregarme los documentos del colegio y mañana por la mañana iré a hablar con tu maestro, dijo el señor Ox.

Papá, déjame asistir a la clase de mañana, necesito despedirme de mis amigos, dijo Milk con nostalgia.

Esta bien y no estés triste, harás nuevos amigos en el pueblo al que iremos, ya lo verás, ahora si ve a empacar a tu habitación, dijo el señor Ox.

Si padre, dijo Milk con nostalgia.

Horas después: "Casa Son"

Gokú cenaba junto a sus padres cuando un comentario que hizo su padre dejo desconcertado al jovencito de cabello alborotado.

¿Cambiarme de preparatoria y sacarme del gimnasio?, ¿por qué?, dijo Gokú alarmado.

Siempre son bueno los cambios hijo, dijo Bardock con calma.

Yo no quiero cambios, dijo Gokú con nostalgia.

Pues lo lamento, ya lo decidí, mañana iré al colegio para solicitar tus documentos y buscarte otra preparatoria y luego pasare por el gimnasio para hablar con el maestro, decía Bardock.

Padre, no es necesario un cambió al menos no ahora, el campeonato nacional esta muy cerca, decía Gokú.

Si es cierto, no había pensado en ello, dijo Bardock.

Vez padre, además no hay mejor gimnasio en esta ciudad que el "Gimnasio Dragón" tú siempre lo dices, decía Gokú con calma.

Esa es la verdad, dijo Bardock.

¿Entonces por qué quieres sacarme de él?, dijo Gokú intrigado.

Quería que vieras que tan buenos maestros hay en otros gimnasios pero tal vez tengas razón por ahora con un campeonato tan cerca tal vez sea mejor dejarte allí, decía Bardock mientras pensaba: Con suerte y Ox al saber que mi hijo estudia en el mismo lugar que su hija y va al mismo gimnasio la retira.

Claro que la tengo padre, dijo Gokú sonriendo.

Está bien por ahora seguirás en el gimnasio y preparatoria pero recuerda que siempre son buenos los cambios, dijo Bardock.

Lo recordare padre, dijo Gokú sonriendo.

Al día siguiente: "Gimnasio Dragón"

Un gigantesco hombre se encontraba en la oficina de un anciano maestro platicando con este.

Es una lastima que la lleves en este momento, dijo el anciano maestro.

Ya le dije maestro, es por su futuro y por el mío, me asignaron un puesto de trabajo en esa ciudad, decía el gigantesco hombre.

Milk es una muchachita muy talentosa, sin duda es una de mis mejores discípulos, es una lastima que este campeonato no pueda presentarse, solo te pido que la sigas apoyando, tiene un gran talento, dijo el anciano maestro.

Eso haré maestro, y ¡gracias por su comprensión¡ como le dije mi hija asistirá hoy por última vez, quiere despedirse de sus amigos, dijo el señor Ox.

Claro, no hay problema, dijo el anciano con nostalgia.

Luego de la plática con el anciano maestro el gigantesco hombre salía del gimnasio presuroso.

¡Ox¡ dijo un hombre de cabello alborotado que estaba a punto de entrar al gimnasio.

¿Qué haces aquí?, dijo el señor Ox.

Vine a ver al maestro, recuerdo haberte dicho que aquí entrena mi hijo, dijo Bardock mirando al señor Ox.

Si, si, si me lo dijiste, dijo el señor Ox con molestia.

¿Viniste por qué tú niña tiene algún problema?, dijo Bardock para poder obtener la información que quería.

No tengo que darte explicaciones, dijo Ox a la defensiva.

Ox, los dos pensamos igual, ¿no?, no te conviene en este momento estar a la defensiva conmigo, dijo el Bardock sonriendo.

No te comprendo, dijo el señor Ox.

Acá no es un buen lugar para hablar, vamos a ese café, dijo Bardock mirando un local que estaba frente al gimnasio.

Está bien, dijo el señor Ox con molestia.

Minutos después:

El par de hombres estaban sentados en el café, terminando de hacer sus pedidos.

Eso es todo, dijo Bardock antes de que la mesera se retire.

Habla, dijo el señor Ox.

Seré claro Ox, es obvio que si nuestros hijos han estudiado juntos y han estado en el mismo gimnasio son amigos y nos lo han ocultado pero esa amistad a ninguno de los dos nos causa gusto, ¿verdad?, dijo Bardock mirando al gigantesco hombre.

Por supuesto, nuestros hijos no pueden ser amigos, deben ser rivales como nosotros, dijo el señor Ox al tiempo que la mesera colocaba en la mesa lo que el hombre cabello de cabello alborotado había pedido.

¡Gracias¡ dijo Bardock para que la mujer se retirara.

Estoy de acuerdo en que nuestra rivalidad debe continuar, para desgracia tuviste una hija y no un hijo,......., decía Bardock siendo interrumpido por el gigantesco hombre.

Mi niña no es ninguna desgracia es el mejor regalo que me dejo mi esposa, dijo el señor Ox con molestia.

Lo sé, lo sé, no me refiero a ello, solo que un hijo viese sido un verdadero rival para mi hijo y no una desconcentración para él, pero en fin,..., decía Bardock siendo nuevamente interrumpido por el gigantesco hombre.

¿Desconcentración?, dijo el señor Ox.

¡Eh¡ olvídalo, no sé ni porque dije eso, bueno, lo que quería decirte es que nuestros hijos no pueden estar en la misma escuela bueno ahora preparatoria ni en el mismo gimnasio, dijo Bardock con molestia.

Lo sé por eso vine a al gimnasio, vine a decirle al maestro que mi hija ya no asistirá más a su gimnasio, dijo el señor Ox.

¿La retiraste?, dijo Bardock sonriendo.

Sí y no solo de aquí, sino también de la escuela, mi niña estudiara la preparatoria en otro lugar, no puedo arriesgarme a que mi hija cree lazos de amistad con tu hijo, dijo el señor Ox.

Que bueno, porque yo tampoco permitiría que mi hijo sea amigo de tu hija, dijo Bardock sonriendo.

Bueno teniendo ello claro me voy, como siempre fue un disgusto encontrarte, dijo el gigantesco hombre.

De igual manera enemigo, dijo Bardock riendo mientras pensaba: Hay Ox, si supieras que tu bella hijita y el inconsciente de mi hijo tuvieron un romance que hoy llegara a su fin, ese será el castigo de Gokú por su desobediencia, yo siempre le dije que con Ox Satán o con cualquiera de su descendencia no se debería mezclar porque ambos tenemos un pacto de enemistad.

Horas después:

Una entristecida pelinegra entraba a su aula de artes marciales con la mirada baja mientras miles de pensamientos venían a su cabeza.

¡Milk¡ ¡Milk¡ llamaba el atractivo jovencito de cabello alborotado al verla entrar.

Al no obtener respuesta de ella se acerco a la pelinegra y tomo sus manos para hacerla reaccionar.

¿Qué tienes?, dijo Gokú.

¡Gokú¡ dijo Milk con voz entrecortada lanzándose a sus brazos.

¿Milk, qué pasa?, dijo Gokú.

Hoy es el último día que vengo aquí, dijo Milk rompiendo en llanto.

¿Qué?, dijo Gokú.

Papá por motivo de trabajo irá a otro pueblo, en donde yo también podré crecer en las artes marciales ya que los sponsor que papá me consiguió son de ese lugar, decía Milk con voz quebrada.

Cálmate mi niña bella, tomemos asiento para platicar mejor, creo que los chicos aún demoraran en llegar, dijo Gokú tomando la mano de la jovencita para llevarla a una de las bancas.

La pelinegra le platicó a su novio secreto todo lo que su padre le dijo mientras este escuchaba todo con atención a pesar que sentía su corazón quebrársele de solo imaginar que no volvería a ver a su bella novia.

Minutos después:

Pues de alguna forma es una gran oportunidad, tantos sponsor no se consiguen de la noche a la mañana y ser la imagen de un nuevo gimnasio es algo bueno, pues serás una líder para todos allí, además seremos rivales cuando nos enfrentemos en torneos inter gimnasios y ello hará que los dos luchemos con todas nuestras fuerzas para defender nuestros gimnasio, ¿no?, decía Gokú.

Si es cierto, dijo Milk.

Además podemos seguir comunicados, yo te llamare al lugar donde te encuentres y tú me llamaras a mí y cuando seamos mayores de edad nos casaremos, dijo Gokú.

¿En verdad me llamarás?, dijo Milk con ilusión.

Si, dijo Gokú.

Entonces es una nueva promesa, dijo Milk.

Si, es una nueva promesa, dijo Gokú dándole un fugaz beso en los labios a la pelinegra que fue visto por un joven cabello de flama que al ver la escena prefirió salir del aula mientras sonreía.

Minutos después:

El anciano maestro inició el entrenamiento del día, Gokú tomo la mano de la pelinegra y empezaron a entrenar juntos mientras el jovencito cabello de flama miraba la escena y sonreía de manera disimulada.

¿Qué tanto ves Vegueta?, dijo Piccolo.

Nada, nada, dijo Vegueta mientras pensaba: Ahora comprendo porque rechazaste a Marón, no comprendo como nadie nunca lo descubrió, ¿desde cuándo andarán juntos?.

Luego de 2 horas de entrenamiento el anciano maestro reunió a su grupo antes de que todos se retiraran.

¿Qué sucede maestro?, dijo Krilín.

Chicos, solo quiero informarles algo, dijo el anciano maestro.

¿Qué maestro?, dijo Ten.

Ahora les diré pero antes quiero que Milk venga a mi lado, dijo el anciano maestro mientras una nostálgica pelinegra camino junto a su anciano maestro.

Chicos, quiero junto a todos ustedes darle un fuerte abrazo a su compañera que hasta hoy día nos acompaña en el gimnasio, Milk por motivos familiares ya no continuara en el gimnasio, dijo el maestro generando los murmullos generales.

¿Qué?, dijo Vegueta.

¿Gokú tú sabías de ello?, dijo Krilín con nostalgia.

Hoy me lo dijo antes de que inicie la practica, dijo Gokú con tristeza mientras el joven de cabello de flama lo miro con nostalgia al tiempo que su maestro le dirigía unas palabras a la pelinegra.

Hija, eres muy, muy talentosa como le dije a tú padre, nunca abandones las artes marciales de corazón, todo los éxitos para ti niña, dijo el anciano abrazando a la jovencita.

Luego de ello cada uno de sus amigos se despidió de ella.

¡Cuídate Milk¡ no abandones tus sueños, dijo Vegueta al despedirse de la pelinegra.

Este es el adiós, dijo Milk al ver a Gokú acercarse a ella.

No, tu bien sabes que este no es el adiós, solo es una oportunidad para que tú puedas crecer más en las artes marciales como yo creceré y no estés triste que seguiremos en contacto, dijo Gokú al abrazarla mientras le daba un dulce beso en la mejilla.

Minutos después:

Gokú acompaño a la pelinegra hacia el parque que estaba cerca de su casa por última vez.

Ahora si es el adiós, dijo Milk.

No digas eso, ¡te amo Milk¡ no lo olvides, dijo Gokú besando los labios de la pelinegra.

Nunca olvidare ninguno de los momentos que pase a tu lado y también ¡te amo¡ dijo la pelinegra al separarse de él.

Hasta pronto, te llamare, dijo Gokú con nostalgia.

Hasta pronto, estaré esperando tu llamada, dijo Milk mientras se alejaba de él con lágrimas en los ojos.

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