— ¡Mirad, es el de la marca! — gritó uno de los tantos niños que habían, llamando la atención de todos.

— Anda, el raro ya está aquí. — dijo otro.

— Raro, torpe y estúpido, ¿Quién se le ocurre salir en la noche?

Todos los críos que se encontraban ahí empezaron a reír, aunque quien recibía todas esas palabras no lo hacía.

— D-Dejarme en paz.

— ¿O qué? ¿Llamarás a tu "amiguito", o tu novio?

— ¡Dejarme en paz! — volvió a repetir.

— Es divertido molestarte, rarito.

— No te defiendes y necesitas del negro ese.

Una voz, grave y que daba escalofríos con tan solo escucharla se hizo presente;

"¿Podrías volver a repetirlo?" Dijo la voz, llamando la atención de los que molestaban al "rarito"

Ninguno de los niños respondió a la pregunta.

— Pregunté algo, par de inútiles. ¿Vais a repetir eso que habéis dicho?

— Eh... ¡Macabre, amigo mio! ¿Qué tal e-el día?— contestó quien le insultó antes. Estaba a punto de abrazarlo, como hacían los colegas, pero el contrario le agarró de una de sus muñecas, torciéndola.— ¡Ahg, para!

— ¿Vas a repetirlo o tendré que romperte la muñeca?

— Frate, no te pongas así, solo es una broma.  — dijo otro de los niños.

— Cierra el pico si no quieres que te arranque la mandíbula, gilipollas. — siguió haciendo presión, hasta llegar a torcer la muñeca de quien se burló antes. Le soltó y dejó que se cayera al suelo, jadeando por el dolor.— Venga, di algo más, para poder rompértela.

—No tienes porque ponerte as- — fue interrumpido por un golpe en la barriga.-

— ¡Claro que tengo el porque ponerme así! — volvió a golpearle.— ¡Ni conocéis a Cruz y ya lo estáis insultando solo por la marca!

El nombrado, que estaba viendo todo lo sucedido con lágrimas en sus ojos, salió corriendo de ese lugar. Le daba igual tener que pasar entre decenas de personas que paseaban o los guardias de pacotilla, solo quería alejarse lo más que podía de ahí.

Macabre se dio cuenta de la huida del menory soltó a su "amigo"

— Antes de volver a molestarle pensad en esto que os hice. — dijo antes de irse corriendo igual como hizo el menor de todos.

[...]

Escuchaba los sollozos de alguien, de seguro eran de Cruz. Siguió los sonidos, encontrándose al pequeño.

Estaba sentado tras la roca donde siempre iban de pequeños, con la espalda apoyada en ella y su característica capucha puesta. Le molestaba verle así por culpa de sus amigos.

Se acercó a este, con cuidado de no pisar algo que pudiera crujir y alarmarlo. Se sentó junto a él, mirándolo con cierta pena, podía ver perfectamente como las lágrimas se resbalaban entre los dedos del menor. Se estaba tapando la cara con las manos.

— Hey... — dijo, haciendo que el encapuchado se pegara un susto. — Tranquilo, soy yo...

— M... Macabre...

— Shh.... No hables... — abrazó al contrario, este correspondió el abrazo.— Tranquilo... — quitó su capucha y acarició su cabeza.— Todo estará bien, solo son unos idiotas... No les hagas caso... — "jugaba" de cierta manera con su pelo, despeinándolo.

— O-Odio mi marca...

— Tranquilo..

— Lo o-odio...

— Calma.... — besó su cabeza, el menor de milagro de llegaba hasta el pecho.

Cruz rompió en llanto. Macabre trataba de calmarlo con palabras y caricias, pero no funcionaba.

Estuvieron así durante horas hasta que la noche estaba por caer. El menor estará deshidratado por tanto llorar.

Ahora ningún sollozo se escuchaba, ninguna lágrima más hacía contacto con el suelo. Cruz se había dormido desde hace minutos entre los brazos del "amargado", según sus amigos.