IX
Apenas había salido el sol y las risas de los pequeños sonaban por todos lados, aún las ventanas cerradas junto a las cortinas y persianas el ruido penetraba dentro del hogar. Sumando los rayos del sol colándose entre los agujeros que tenía la persiana y la fina tela que contenía la cortina el menor de edad se despertó.
Boztezó, frotó uno de sus ojos mientras con la mano sobrante quitaba la sábana de encima y se sentó en el borde de la cama. Quería seguir durmiendo pero los gritos interrumpían su sueño, por lo cual no le quedaba de otra más que despertarse de una vez.
Se acercó a la ventana que daba a la calle, echó a un lado las cortinas, subió la persiana y lo abrió, ahora los gritos se escuchaban más fuertes. No entendía como podían despertarse tan temprano o que pudieran salir de sus hogares, deseaba hacer lo mismo pero tenía deberes que hacer.
Quitó sus manos del marco de la ventana y se dispuso a cerrarla y dejar la cortina a los lados con el nudo que evitaría que se desplegara. Hizo lo mismo con las otras ventajas de su habitación y del pasillo. Al salir notó que la puerta del cuarto de su madre estaba cerrada, sabía que significaba que ella estaría durmiendo aún, por lo cual debía hacer sus deberes antes de que despertara. No por obligación, sino porque quería recuperar la relación que tenía con su madre. No había sido igual después del golpe que le dio días atrás.
Rápidamente hizo lo mismo con los cristales del piso de abajo, cuando iba a terminar el último que se encontraba en la puerta de entrada esta había sido tocada. Se asomó y vio a su mejor y único amigo, quien miró hacia arriba y gritó su nombre. Por la sorpresa había caído de la silla que tenía bajo sus pies haciéndose daño. Después de unos minutos y con un dolor en su codo izquierdo abrió la puerta.
— Hey. — él saludó con su mano.— ¿Te apetece salir afuera?
Abrió su boca para hablar
— N_No.
— ¡Vamos! Ayer quería invitarte y no estabas despierto — eso lo había desconcertado.
— ¿Entraste a mí ca-
— Shh. — entró a su hogar haciendo que se apartara el de menor estatura. Cerró la puerta tras de sí.
Debido a la falta de palabras por parte del menor y a la interrupción que le dio el mayor un silencio se formó en la sala.
El más alto de los dos iba a hablar, pero al ver el rostro de Cruz y un líquido carmesí bajar por su brazo le hizo cambiar de planes. Se acercó a él y le tomó el brazo.
— ¿Y esto, quién te lastimó?
— Na_nadie.
— Yo no veo lo mismo.
Una lágrima caía lentamente por su mejilla, Cruz se limitó a repetir lo mismo de antes. Macabre bufó y tomó su mano llevándolo a la cocina, ahí lo sentó sobre la silla y empezó a buscar en las estanterías.
— ¿Qué bu-
— Cállate.
En poco menos de un minuto Tenía una botella de vino en una mano y en la otra un paño. El pequeño iba a rechistar por lo que tomó pero fue interrumpido por sus acciones; había tomado su brazo herido y colocado sobre él la tela humedecida por la bebida, aquello le provocó un pequeño grito de dolor por su parte y más lágrimas resbalándose por sus mejillas.
Cuando Macabre vio que la herida dejó de sangrar se levantó, limpió el trapo con abundante agua y lo escurrió, luego se acercó al de la cicatriz e hizo un nudo con la tela como su fuera una venda.
— Listo. — al percatarse que estaba llorando se acercó y le limpió las lágrimas con sus manos, después besó su mejilla provocando cosquillas al contrario. Al preguntarse si estaba mejor y al ver que asintió decidió cuestionar. — ¿Y que estabas haciendo?
— ¿Eh?
— Cuando vine. Normalmente no estás esperando en la puerta.
— Estaba l_limpiando.
— Y... ¿Quieres que te ayude? — el chico con la cicatriz en su mejilla le miró con más atención.— Lo digo en serio. — al final terminó aceptando su ayuda.
Se levantaron de las sillas y empezaron a limpiar el polvo del suelo de la casa, al ser dos lo hicieron en menos de una hora, la casa no era de gran tamaño que digamos como para tardarse un año entero limpiando.
Cuando el mayor preguntó porque limpiaba la casa y no estar convencido con la respuesta simple de su acompañante logró hacer que hablase con la verdad. Mientras le contaba lo de su madre no pudo evitar llorar.
Sintiendo pena le tomó de la mano y lo llevó a su habitación, ahí lo sentó en la cama estando junto a él y empezó a "mimarle" y a hacer tonterías para que se animase.
Había logrado esa mañana sacarle varias sonrisas y risas al de estatura menor. Eso era un récord nuevo para él.
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Lol
Como puede esto tener tantas lecturas? Xd
Bueno esperate que ni sé lo que significa el K
Mejormecallovrga
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