Treinta y nueve
— ¿DÓNDE ESTÁ? — escribió Chica en el cuaderno que llevaba Freddy precisamente para eso.
El castaño buscó entre la gente, su amiga rubia era la única qué se había quedado con él a esperar al azabache.
Su teléfono vibró en su bolsillo;
¿Dónde estás?
Le pareció gracioso ver la misma pregunta dos veces seguidas.
Sintió entonces que alguien tomaba su cabeza, y cuándo volteó hacia arriba vio al chico de cabellos azabache plantado frente a él con una gran sonrisa.
Fred apuntó a su propio rostro luego a Freddy con una expresión de asombró; te encontré. Era el significado.
Freddy sonrió y lo abrazó.
Al separarse rápidamente apunto a Chica y deletreo su nombre con los dedos.
— Hola Chica, mucho gusto.
— ¡Oh, sí hablas!
— Vaya qué lo hago, no soy mudo, ni sordo.
Freddy no pudo escuchar nada de eso.
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