Setenta y cuatro
Cuándo le profesor explicaba algunas palabras no muy conocidas, Freddy desvío la vista hacia la izquierda.
La luz de la ventana entraba muy cálida, y golpeaba la piel de Fred, haciéndola ver brillante por el contorno.
Las venas de sus manos eran mas visibles. Verde y azul, los colores que surgían por el grupo de la piel, perno no quería decir que fueran de ese color.
Lo recorrió con una mirada rápida, reparó que en su cuello había una marca.
De una mordida, parecía. Fred volteó a verlo y le sonrió de lado; — ¿Qué pasa? — preguntó agitando el dedo índice frente a él.
A veces olvidaba qué él tenía novio, pensaba tanto en ello que lo olvidaba.
Quizá por qué su amor no le correspondía y eso dolía.
— No, nada. — negó con la cabeza.
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