Ochenta y nueve
Aún no habían terminado el almuerzo cuándo el celular de Fred comenzó a sonar; Freddy, decía.
Deuz le miró callarse un momento, mientras seguía masticando y bebiendo del jugo que había pedido; — ¿Qué pasa? — texteó.
Fred hizo una mueca, parecía preocupado; — Espera, Freddy tranquilo, ¿dónde estás? — susurro mientras escribía en el teclado.
Otro silencio, se levantó de su asiento y miró en varias direcciones; — Ve a una esquina y dime el nombre de la calle, voy por ti. — terminó de mensajera y guardó el celular.
Tomó su mochila, sacó el dinero y lo dejó en la mesa; — Me tengo que ir.
— Fred, espera...
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