Diecinueve
— Hey Freddy, ¿cómo estás? — preguntó Fred cuándo lo vio llegar con la cabeza baja y los ojos un poco rojos.
Por alguna razón sintió la necesidad de animarlo, de abrazarlo y decirle que la vida no era tan mala, y que todo mejoraría.
Pero sólo puso la mano encima de su hombro y le sonrió.
Freddy le regresó una sonrisa pequeña y con sus manos le explicó que todo estaba bien.
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