Cuarenta y nueve
Fred corría, era un mar de lágrimas. Y no sabía porqué.
Sentía que se le había acabado la vida.
¿Por qué nunca deja Deuz?
¿Realmente aún lo amaba?
Ya ni siquiera pensaba en eso.
Freddy era lo mejor que había llegado a su vida desde hace mucho, ¿entonces por qué no estar con él?
Levantó el rostro, limpió las lágrimas y se decidió.
Caminó a casa de Deuz.
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