Cuarenta y dos
A veces realmente deseaba desaparecer, de todos lados.
De su madre, de la escuela, de Deuz, de sí mismo.
Pero no podía, estaba envuelto en ese saco de carne que andaba, y debía usarlo como era debido.
A veces realmente le encontraba sentido a la vida. Todo iba muy mal casi siempre, su relación madre e hijo era pésima, y la de pareja tan tóxica.
Quiso detenerse antes de entrar a casa de Freddy, salir corriendo sin decirle que hace unos meses había tratado de tirarse de un puente.
Falló.
Pero se prometió volver a intentarlo, ¿por qué aún no lo había hecho? ¿lo había olvidado?
— Pasa Fred. — le dijo el castaño con aún sonriendo, y el sol le golpeaba el rostro haciéndole entrecerrados los ojos, que brillaban.
Oh sí, pensó, por eso.
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