Cuarenta
Chica se despidió después de hablar algún tiempo con Fred.
Ellos siguieron caminando a casa de Freddy, su madre ya conocía a su amigo y realmente le agradaba.
— ¿Te quedan a comer? — preguntó Freddy con una de esas sonrisas que le salvaban la vida a cualquiera.
— Sí–
Antes de poder completar la palabra sonó su celular, Fred pidió un segundo y atendió.
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