2
—Niñas, chao Sophia; Hasta mañana — se despidió el chico Esteban tratando de disimular de lejos, porque miro que el Duque se aproximaba tranquilo.
—Hasta mañana, Esteban — contesto la princesa mientras con una mirada, Alejandro le daba vistazo de odio a Esteban por eso la abrazo de una manera extrañamente tierna. Saludando, para dejarle claro a ese chico que no debía interponerse.
Esteban inmediato apretó su mochila y agacho el rostro, para dirigirse a casa.
—Buenas tardes, princesa —el oji castaño volteo el cuerpo de la princesa, para decirle —necesitamos hablar, sobre lo que paso en el cumpleaños de nuestro rey — las jóvenes amigas se alejaron un poco para que tuvieran más tranquilidad, al verlas lejos, dijo Duks un poco tranquilo — necesito que tus padres me disculpen y sobre tu, perdóname—, ella solo lo miraba con frustración, de una forma extraña también con decepción — ¿Qué harás en la tarde, después de las clases? — pregunto interesado.
Respiro profundo dando razón a su prometido pero también refutando todo.
—Está bien que quieras pedirles perdón a mis padres, pero esto no se soluciona con una charla programada, y si estoy de acuerdo que necesitamos hablar—achico los ojos dándole una sonrisa, para sacarle de quicio —Voy a ir a tomar un café con las chicas — y de inmediato dijo— ¿Quieres venir?
—¿Pero qué pretendías mujer, que dejara que ese imbécil de una comarca inferior te mirara como una vasalla más? — pregunto él muy molesto.
«¡Ay pequeño Alejo, si tú supieras todo la noche de la fiesta!»
Exclamo ella dentro de sí, para luego preguntar.
—Recuerda que tu comarca no es de un nivel superior como tu y tu familia, lo hacen creer —desarmandole —¿Desde cuándo te preocupas por mí? — preguntó alzando una ceja, pero con una voz amenazante — y si no tienes nada más que decir, nos vemos luego — iba a salir de allí, cuando su prometido la agarró del brazo pero de inmediato le soltó.
Alejandro cambio drásticamente su rostro de arrepentimiento a molestia, pero no quería pelear con ella. Necesitaba ganar su confianza de nuevo, por eso y aunque, lo notó aquel gesto de hipocresía, lo dejo pasar de largo.
La princesa deliberaba esto, dejándose llevar por el recuerdo, cuando sintió que Alejandro la soltó, diciendo falsamente. Tenía que tener un estatus de hombre controlado y debía seguir así.
—No puedo ir, querida — hablo él besando la frente de la chica —mañana te invito a un café, disfruta princesa.
—Gracias, pero no te creo tan preocupación— guiño el ojo sin que nadie se diera cuenta, esto hizo que las mejillas de su prometido se encendieran, porque esa princesa era diferente a lo que los demás esperaban. Entonces soltando a la chica de ojos verdes, se retiró para irse a su amada piscina.
***
Pasaron unos segundos y Allejandra con las demás arribaron la mencionada limpiando sus anteojos.
—¿Qué le dijiste para que te dejara tranquila? — pregunto una Jhoana atónita.
Hizo mueca diciendo de igual manera mintiendo.
—Pues iba a ir con ustedes a un café — abrazo a una bajita con pecas — hoy es un día chicas.
—¡Vamos entonces! — el cuarteto de chicas caminaron juntas haciendo que el pueblo de Sion agachara la cabeza, si las veía.
Anduvieron por los centros comerciales hasta que les dio hambre y decidieron ir a un café, por ende dieron media vuelta llegando, se sentaron cada una pidió un capuchino y con una cara de preocupación dijo:
—Les tengo que hablar de algo muy importante, yo asumiré el puesto de reina. Lo peor es que me tendré que casar igual a mi madre— suspiró rasgando una servilleta — Y no quiero aceptar, quiero viajar, vivir, por fin ser yo lo peor es que tengo casarme con aquel arrogante de Alejandro —En su cara se le veía la tristeza— para dentro de unos meses me casaré con un chico que veo como mi hermano y no como un hombre. — Lo negó con la cabeza — es frustrante.
—Tranquila princesa—la abrazo Tamara negándolo con la cabeza. Sabía bastante bien lo desesperada que estaba la princesa.
—Nadie sabe lo que va pasar, si es tu destino ser reina estaremos allí para ayudarte — dijo la pequeña Alleja.
—Pero no quiero — miraba sus manos mientras que de sus ojos caían lagrimas gordas — quiero que ustedes sean libres y ser libre con ustedes.
—Lo sabemos querida — Alleja hablo sosteniendo la mirada en el piso.
«Te queremos pero no podemos estar de acuerdo contigo» se dijo Tamara observando como su princesa se quebraba ante la mirada pensativa de su mejor amiga.
Continuaba Tamara, observando seria cómo la gente caminaba.
—Pero míralo por el positivo si tú gobiernas, podrías cambiar el mundo y nuestro futuro sería diferente.
«Ya es diferente Tami, desde hace mucho tiempo» su pensamiento voló por su mente y volvió a mirar otra vez hacia el establecimiento…
—Pero, por otro lado — Jhoana habló con resignación, para calmar a su princesa mientras sostenía un panecillo— si te casas ahora el hombre con el que te casarías seria el gobernante — todas guardaron silencio — Ese sería Alejandro, miembro de la comarca de Gabrielle, que ha sido enemigos de Sion desde hace 21 años.
—Por eso quiero hacer las cosas diferentes — habló la joven — necesito cambiar esto, llevo tres años tratando de enamorarme de Duks y que el hiciera lo mismo conmigo, pero no somos capaces. Yo solo le veo con un amigo.
«ADEMÁS QUE OTRO YA ME BESO Y QUE EXTRAÑO A DANIEL CON MI VIDA»
Se recriminó después por no contarles eso, pero no sabía cómo lo tomarían.
—Sabemos eso — Allejandra le frunce el ceño a su prima abrazando a su amiga de nuevo y diciéndole esto
—Con nuestra ayuda lo harás.
—Gracias mis niñas — era ella la que tenía la mirada perdida, sin querer recordó al nuevo compañero, mientras daba las gracias.
Un chico de anteojos y gorro de lana, estornudaba, por el cambio de estación. Mientras uno de los meseros se acercó al joven no se había percatado que su boca no tenía movimiento y que ese muchacho no la determinaba por andar de lector.
—¡Propongo algo! — Insinuó Jhoana dando un suspiro como consejera sentimental — me propongo ayudarte para que enamores a Duks antes de seis meses, serás la mujer más enamorada del Reino de Sion y de las siete comarcas.
—¡Si! — todas gritaron con algarabía, exceptuando la hija de Clariz que solo pidió paciencia.
—Y él será el mejor hombre del mundo— Sonrió la chica de lentes.
«Pero para que sea el mejor hombre del mundo. No puede ser de este Reino y sus alrededores» pensó la chica hija de Clariz. «Te necesito Daniel»
Las chicas hablaban alegremente sin percatarse de que su princesa tenía la mente en un recuerdo observando como el joven se estaba perdido en la lectura.
«Es por ustedes que me casare con él» pensó la joven.
De repente, la mirada del joven, se encontró con la princesa. Y ella de inmediato noto, unos ojos azules como el más grande cielo, le recordaban a ese amado que no aparecía.
—Ya es hora de irnos — pronunció Allejandra, de inmediato la princesa movió la cabeza, y dirigió una mirada a su amiga, dando su aprobación.
—Está bien — parándose de allí, con desgano.
Al salir las cuatro fueron seguidas, por unos ojos de Cristal.
***
Y los días pasaron, la tensión entre Esteban y Alejandro había dismuido pues el demonio era demasiado astuto, por eso no le haría daño al idiota de Duks pues hasta ese momento. Mientras tanto en la cafetería/bar dos hombres tenían la misma conversación habitual era un guardián al que le preocupaba el alma de su protegida.
Ya había hablando con los arcángeles y estaban todos de acuerdo, que deberían impedir cual absurdo acercamiento con un demonio.
—Debes esperar, hasta que dios creador baje en ella—habló su querido padre—sabes que apenas le salieron alas, falta poco.
—Esperar a ¿Qué? — dijo un chico oji azul, sus ojos parecían turbios en preocupación — que él se acerque más a ella, ya la beso, puede que haga algo más para que su alma entre a los infiernos y liberar el lado oscuro del Infinitium.
Gerard, solo guardaba silencio no quería contradecir a su hijo, pero era ciertamente Normal que se sintiera de esa manera. Los celos eran parte de la humanidad y el alma de Daniel había pasado demasiado tiempo entre humanos, entonces preguntó
—¿Tu estas celoso? —, sentándose en una de las sillas en el negocio.
—La verdad si estoy celoso, padre — negando ese sentimiento impropio ha él— Alejandro tampoco se la merece—empuñando una de sus manos contra su rodilla—, le prometí a la princesa estar con ella y no he cumplido, nada.
—Daniel —susurró el hombre sentado —Pero tú aquí en la tierra, eres un plebeyo, además renunciamos a la Orden, para seguir los mandatos de Dios Creador— el mayor lo negó con la cabeza —. Solo eres su ángel guardián y aprendiz de San Miguel.
—Lo sé, ¿pero por qué debo obedecer de tal manera? — Suspiro con un nudo en el alma, la quería ahora—es que además de proteger a la representación de Dios en la tierra, me encantaría amarla y que recordará todo sus sentimientos para conmigo.
***
El día de la pelea con James volvió con la princesa comenzaron a caminar de una manera amistosa hablando de todo menos del anterior combate, ambos sabían que aquel tema tendría mella más adelante si los padres de la Princesa se llegasen a darse cuenta. El no podía entrometerse en las decisiones de la princesa.
Cruzaron la calle a dos cuadras e iban a tomar el helado en el mismo sitio donde ella había compartido con sus amigas, después de terminar parciales, estaba a punto de comenzar los días de lluvia los cielos se opacaban con facilidad. Cada uno iba absorto en sus pensamientos. De repente Alejandro se engancho en la cintura de Sophia.
—Sabes te tengo una gran sorpresa —la miró fijamente para hablar con ella.
—Si, perfecto —sonrió ella debía de llevarse mejor con él.
Pero en la mitad del camino Sophia sintió que alguien la llamaba por medio del sonido de un piano, era una canción triste , con una fuerza latente casi del otro mundo.
La princesa se desprendió de Alejandro para seguir ese sonido conocido por ella, puesto que su madre y la abuela Marta se la cantaban desde siempre., pues era una canción de la comarca de Miguel.
«Que esta sensación que recorre mi cuerpo sea lo que estoy pensando, ¡por favor!»
Entonces siguiendo las notas se apresuró dejando bastante lejos a su novio; llego a un establecimiento oscuro dentro del cual lo único hermoso que había era la melodía; quien la tocaba tenía unos hermosos ojos melancólicos que pedían a gritos ayuda, de color azul, labios delgados y definitivamente cabello negro, tan negro como el ébano azul.
Sentía que reconocía a ese chico, como un sueño que una vez vivió y lamentablemente lloró de angustia.
«Esos ojos son los de mi sueño.»
pensó la princesa mirando como los dedos de aquel chico se movían sin parar quedándose en ella. Definitivamente la estaba llamando con agonía.
«Como el mirar de James» recordó a su compañero de clase. Tratando de negar ese sentimiento.
Se quedó allí parada, en silencio mientras que el pianista la miraba con cariño y nostalgia, como si en otra vida se conocieran. Sin querer comenzó a llorar, porque en definitiva ese panista contemplaba el milagro de la música en sus manos. Pasaron unos segundos hasta que Alejandro la atrapo observando como Sophia admiraba las notas parecía que estaba al lado de ese tipejo.
la joven cautivada por los ojos del pianista sintió un escalofrió doloroso de tristeza, por los brazos al saberse correspondida por el joven.
El Duque llego abrazando a su novia por la espalda, mientras que el pianista agachaba el rostro como muestra de sumisión.
—¿Este es el famoso café? — haciendo una cara de mala vibra.
—Pues… pues no; estaba admirando esta hermosa música — respondió Sophia y continúo —el café está allí al frente — Señalo hacia atrás para poder darle la visión al chico panista.
—Pues menos porque esto era lo que deseaba que miraras—, sonrió Alejandro —encontré a Daniel Halle, para que toque en nuestra boda.
«Dani ¿Qué Haces aquí?» atónita
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro