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Después de entrar al salón y que Sophia tratara de no quedarse en la mirada de Esteban le causaba algo de pena y miedo, además de la inevitable curiosidad, una de sus maestras apareció un poco sofocada

—Buenos días—dijo maestra —disculpen por haberme demorado tanto, estaba ajustando los horarios para cada uno — Coloco sus libros en la mesa e hizo cierta reverencia a Sophía, la princesa respondió con una sonrisa fingida
—Buenos días —los chicos se levantaron con cordialidad obligada ante la princesa.

Las clases comenzaron de una manera tranquila tomando nota y haciendo las presentaciones adecuadas a los chicos nuevos, cuando ya iban a terminar interrumpió Johana diciendo.


—Este es el último año que estaremos juntas— dejando caer una lágrima en la libreta electrónica — Ya que después de terminar el bachillerato las separarían porque Sophía, debía prepararse para ser la reina de La Orden De La Lux.
— ¡Señorita!, silencio por favor — dijo la profesora, llamándole la atención a Johana.
—Disculpe, profe — y su cara se puso sonrojada—. Las chicas miraron mal a la docente, pero no harían nada.
Esta profesora era una docente respetada, inteligente y lo más ruda posible. A continuación, la profesora dio una noticia agradable a todos los estudiantes.
—Damas y caballeros — sentándose en silencio, para continuar — les aviso que hoy saldrán temprano, después de descanso. — ante el anuncio hubo algarabía —¡Bueno ya! — Gritó la profesora —Un ruido más, y les dejo tarea como para un mes y obligatoriamente deberán entregar mañana — Nadie dijo nada para que esta señora no pusiera ningún problema.


Después de dos largas horas de "biología de nuestros antepasados." Por fin dieron los horarios las cuatro jóvenes que estarían otro año juntas, bueno, aunque todos tenían clases extra curriculares y más ella Sophía que debía aprender las costumbres de una mujer para con su esposo, pero también tener claro todo lo del Reino. Ella iba junto a Alejandro para las clases de manejo de armas o las artes marciales, diplomacia y fuerzas místicas, además demonología.

Las cuatro chicas caminaban juntas a las puertas del salón, para tomar la siguiente clase. Sophía estaba disimuladamente molesta. Tenía bastante claro que la cercanía con James la tendría en vilo hasta que se casase con Duks, cuando la princesa sintió que alguien la llamó haciendo que sus amigas voltearan. En menos de un minuto James se encontraba al lado de Sofía con un maletín en un hombro y un papel la mano. Entonces el oji verde hablo.

—Sofía, en qué horario estás para saber si tengo la suerte de estar contigo — dijo Esteban sonrojado. —si Dios Creador, me da abante para estar con usted majestad — Sophía muy elegante le mostró el papel aunque con tensión en los músculos, la sola presencia de ese chico le producía algo.

«¡Que descaro!» pensó mirando como James se retiraba de su visión para volver con las chicas al preguntar.

— ¿Niñas qué van a hacer ahora a la salida? — quitando el suéter que llevaba puesto desde la mañana ya que tenía la camisa del colegio estaba haciendo calor dentro de poco entrarían a primavera.

«Antes de que Alejandro aparezca» pensó mirando su espalda buscando a su prometido y tratando de que las alas no se pudieran ver.

—Nosotras nada — dijo Allejandra como siempre dirigiéndose al grupo de amigas, observando los movimientos de Esteban quien salía para adentrarse a la secretaria del colegio

—Las voy a invitar a un café que queda cerca de aquí, es nuevo — continuo la bella princesa, cerró los ojos luego dio un suspiro — que vi al llegar de la ciudad hace unos días.

— ¡Bien vamos! — contestó Támara resignada, porque ya tenía otros planes. Entre esos era conquistar y coquetear. al ver la actitud de la más alta del grupo de amigas, Johana dijo.

—Pero qué prefieres, ¿estar sola? —, a lo que la chica alta contesto

—Pues claro que no — saco su lengua y continuo con Sofi —Además yo le voy ayudar — miro a Esteban, que había salido de la secretaria — ustedes ya saben, ella tiene prometido y no es bueno que este mirando a otros

—Exacto — hablo Allejandra para caminar juntas — pero después de todo, el chico tiene agallas.

—Sí, tú lo, dices — habló la joven princesa.

—Se que preferirías casarte con él—, hablo Jhoana—pero entiende Sophía el no va a volver.

***

Mientras que Sophía trataba de disimular Esteban James, se encontraba sentado observando los movimientos de aquella chica, era fácil admirarla desde lejos, aunque lastimosamente debía destruirla antes de que sus poderes despertarán, sin contar que ya había notado la presencia divina.

«¿Con que este es el poder Dios», Esteban y los seres demoniacos, veían las alas de Sophía, las cuales no se enconden si no que perdían su poder y se volvían invisibles.

Caminaba, esperando que la clase fuese amena, pero su rostro cambio cuando escucho la voz de Alejandro gritando y observo como la princesa se acercaba con sus armas. Un escudo con el sello de Sion y una espada sencilla.

—¡Sophía! — Alejandro, el futuro Rey

—Hola Alejo —. Ella se acercó mirando las nuevas armas de él joven.


Los otros alumnos llegaban a su sitio, eran 20 personas, entres duques y condes que vivían para los reyes y los futuros reyes. Esos jóvenes al ver a Sophía mostraban respeto. Ella estaba tranquila aunque no le gustaba que sus compañeros de combate se mostraran sumisos.

— ¿Sabes? — la chica de ojos verdes miraba cautivaba su espada era algo liviana pero con una hoja cortante.
—Dime — respondió Duks
— ¿Qué tal si hoy...?— estaba muy concentrada en su prometido, hasta que vio entrar a Esteban que se acomodó al otro lado del salón. Eso la hizo sonrojar de una manera que Alejandro noto. Haciéndole una pregunta obvia.
— ¿Sophía que sucede? — ella trato de disimular, abrazando a Alejandro tiernamente manera curiosa la temperatura subiera y que el Duque James la mirara mal.
—Es que quería después del entrenamiento ir por un helado, sin las chicas. Solo tú y yo — sonrió besando su mejilla tratando de olvidar el acercamiento de Esteban y lo de las alas.
—Me parece genial, además — sus ojos bajaron por el rostro de la princesa — te tengo una noticia.
—Bueno, creo que es hora de poner atención — ella volteo la mirada hacia el maestro que llevaba apenas unos segundos allí, dándose cuenta que Esteban tenía sus ojos bien puestos en ella.
El chico, tomo la mano de su prometida prestando atención.
—Buenas tardes, señores y señoritas — hizo una reverencia hacia Sophía y Alejandro — sus majestades — la joven hizo una mueca de frustración — el día de hoy practicaremos con armas y batalla de contacto, además de seguir perfeccionando cuando el contrincante tiene dos armas.


Esa vez los chicos nuevos estaban separados de los que llevaban años. En su mayoría eran de las comarcas que habían cambiado de representante o los hijos de los Duques como era el caso de James, el mencionado respiraba tranquilamente aunque expectante puesto que la mirada de la princesa no se quitaba de su arma, ese poder estaba concentrado en esos ojos verdes
«Con que te gustan las armas... interesante» reflexiono el oji verde.

—Su majestad Sophía — hablo el maestro sin mirarle a los ojos estaba prohibido— ¿Quiere comenzar la clase?
—Por supuesto — se paró de allí colocándose de nuevo su armadura en la mano derecha y sujeto la espada con la otra mano.
— ¿Quién será su contrincante? — pregunto el maestro, quien creyó que sería Duks o una de las duquesas, que eran dos.
—Bueno, hoy quiero hacer algo diferente — Alejandro ancho los ojos y ella sonrió observando a James — hoy voy a retar a James, al Duque Esteban James de la comarca de Luzbel.


Alejandro, se preocupó bastante parándose de allí para impedir que su princesa saliera mal de esto no solo por eso. Sentía que la princesa y Esteban se conocían y pues debió tranquilizarse y se hizo a un lado de su prometida y le susurro.


— ¿Estás segura de esto? — Alejandro se encontraba subestimando a su futura esposa. Ella lo miro mal, pero no hizo nada para cambiar lo que Duks iba hacer — si él te hizo algo, dímelo a mí no pongas a pelear con él.

Por supuesto Duks, notaba como James miraba a su novia y eso no lo iba a permitir.
—Dame el arma y tu escudo — pronuncio Duks con una mirada fuerte, sin ni siquiera preguntar.

Le estaba ordenando la princesa lo miro con ira dejando oír algunos truenos a lo lejos pero no pudo hacer, absolutamente nada frente a lo dicho por Alejandro después de todo el chico era su prometido y estaba allí para protegerla, tirando su arma con frustración al suelo de polvo dejándola Sophía devolvió el paso, sentándose.


—La princesa Sophía ha desistido — dijo el maestro sorprendido, ella no era así amaba el combate como la vida misma— creo que su lugar lo tomara Alejandro Duck, duque de Gabrielle y futuro Rey se hizo en el centro de la pista de combate, por supuesto Esteban hizo lo mismo, pero en el otro lado.
—Conocen las reglas — ambos asintieron —nada de golpes bajos, ni de incitaciones verbales —Dijo el maestro antes de quitarse de medio y gritara — comiencen.

***

De un tirón Alejandro respiro para retener el aire y comenzar como el diestro espadachín que era, perfilando la espada hacia los ojos atónitos de la princesa, estaba atacando sin dar pie en la de defensa de Esteban, mientras que del rostro de Duque de Luzbel brotaba una sonrisa ladina y provocadora.

El sonido de las espadas se hacía cada vez más fuerte, mientras que Esteban solo podía proteger su pecho lo que Alejandro estaba dando era su fuerza y energía atacando a James de esta manera creía que la tenía la pelea ganada, pero se estaba cansando más rápido de lo normal.

Por otro lado, se veía la tensión en la mandíbula de James porque solo tenía sus dos espadas que le servían de escudo, el esperaba un poco más que el duque se acercara, puesto que Duks tiraba a matar y se retiraba un metro de distancia. A los pocos centímetros de Duck, James se apresuró a desarmarlo tirando un espadazo en la mano, pero no fue capaz puesto que el oji castaño utilizo el escudo en su defensa.

«Debo quitarle el puto escudo», pensó Esteban quien se estaba muriendo de ira y eso de alguna manera se notaba en su cara. Por ende, hablo, pero sabía que si su contrincante seguía dando golpes el llevaría la ventaja, por eso quiso provocar.

—Creo que este es un espacio reducido — hablo Esteban a Alejandro agitado o fingiendo cansancio, comenzó a dar pasos hacia atrás para poder agarrar impulso con los mismos brazos y comenzar atacar.

—Aja —Alejandro se dedicaba a protegerse con el brazo izquierdo donde tenía el escudo de su prometida y con la otra daba uno que otro espadazo.

En cambio, Esteban con dos espadas se deshacía de a poco su traje protector dejando entre ver algunas cicatrices en el pecho.

«¿Qué es lo que te han hecho?» se preguntó Sophía observando, los brazos con ciertas cicatrices de James eso le apretujo el corazón, sintiendo cada movimiento que esos dos tenían. De verdad era una batalla digna de ver para cualquiera.

La princesa quería detener ese combate, pero tenía claro que, si ninguno de los dos se rendía, la batalla pudiese durar horas. Los cuerpos de los chicos se alejaban para buscar el punto débil del otro, sin embargo, no era tan fácil como ambos lo pensaban. Las espadas sonaban con más fuerza y las miradas cambiaron de una forma que daba a entender el desprecio que sentían si no ganaban. Cada uno tenía la misma admiradora. Aquella princesa que internamente deseaba que su amigo perdiera, aunque no lo dijo.

—¿Sabes Duks? — hablo Esteban para tratar de buscar que el chico se desconcentrara Alejandro giro para darle un espadazo el cual James esquivo con destreza — eres, bastante afortunado— ahora fue el hablante quien tiro a matar al notar el cansancio visible del duque — al tenerla.

Ambos miraron a Sophía, quien se quedó mirando las espadas en cruz forzadas por las manos de los jóvenes y grito.

—¡Terminaos ya! — Fue en ese momento que Esteban tomo la verdadera ventaja quitando escudo del brazo a Duks con una patada, para tirarle un espadazo con su brazo izquierdo — ¡Qué diablos hice! — grito de nuevo de esta forma Alejandro hizo caer a Esteban poniendo sacadilla por el tobillo, de una manera inmediato Alejo le pone la espada en el cuello a James.

—Muere de envidia, ante tu futuro Rey —susurro con ira y con dolor en el costado para preguntar en voz alta — ¿te rindes o mueres?

—Me rindo— Alejandro le presto la mano izquierda y mientras que Esteban se alzaba con ayuda de Duks— pero no me pidas que no la desee.

El maestro aplaudió.

—¡Que magnífico espectáculo! — grito. Sophía solo pudo retener la mirada en los ojos de James, ya se sentía tremendamente cautivada por aquel combate — Deben darse la mano, como caballeros.

Ambos se miraron y James fue el primero en estirar la mano, Alejandro siguiendo el código de caballeros le dio un apretón muy fuerte casi amenazante a Esteban.

—Fue una digna batalla — apresuro a decir la joven que noto ese instinto asesino por ambos lados.

—Si — afirmo James — pero para la próxima princesa — se acercó demasiado a ella, mientras que Duks soportaba esto — pelea tú.

Nuestra heroína le iba a dar una cachetada, cuando Alejandro dijo.

—¡Vamos Sophía! — Beso su mejilla, mientras que James no podía disimular sus emociones— voy a las duchas y compramos el helado — dándole un beso sonoro la mejilla a la hija de Clariz.

Esteban había desaparecido.

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