IV : DESTINO
Por favor no se les olvide comentar <3 me motivan muchísimo a seguir escribiendo.
¿A que llamaban destino?
Realmente Yeonjun no lo sabía. Simplemente le gustaba jugar videojuegos y comerse unas papitas al mismo tiempo.
No estrés, no desilusiones amorosas, no alfas tontos, no nada.
Eso le hacía feliz.
Cuando conocía a Beomgyu, un omega nuevo trasladado desde Estados Unidos, se enamoro tan pronto del chico. No románticamente, sino, de personalidad. Beomgyu era un alma fresca y joven, como él. Loco, random y con gustos similares, y Yeonjun encontró a su alma gemela, prácticamente.
Para dos meses, beomgyu y Yeonjun eran inseparables. Compartiendose de lo que comían, dándose pequeños besos amistosos en los labios, tomándose de las manos, etc.
¿Quien pensaría que eso tomaría otro rumbo?
Así fue como ambos se declararon y Yeonjun pareció encontrar a alguien quien le hiciera feliz todos los días, ya no importaba que fuera un omega, ya no le importaban mucho los videojuegos o las papitas cuando existía el bello rostro de su ahora quedante.
Por qué sí, después de que ambos se declararon, decidieron darse un tiempo para pensar un poco más la cosas. Aún así jamás dejando de comportarse como pareja, amorosa, meloso y demás.
Beomgyu fue el primero en querer que Yeonjun conociera a su padre. Era hijo único y sólo tenía un padre, pues su otro padre había muerto trágiamente en su parto. Así que Yeonjun fue fielmente su apoyo.
Y cuando finalmente estuvo frente a la casa del omega más pequeño, Yeonjun no pudo sentirse demasiado nervioso. Sus manos sudando y su corazón palpitando a un ritmo acelerado.
Estaba demasiado asustado para ser exacto.
Sin tocar el timbre, y siendo demasiado puntual en abrir la puerta a la hora acordada, ahí tenía a Beomgyu vestido bonito en el umbral de la puerta. El omega menor llevó una de sus manos a su cabello y los llevó dulcemente hacia atrás de su oreja.
— Pasa, pasa, Junnie —Sus mejillas sonrojadas le han dicho todo al mayor mientras el menor tiraba de su mano hacia adentro.
Yeonjun le siguió el paso. Quito sus zapato y tomó la pantuflas de invitados, después volvió a tomar las manos del omega y este mismo le llevó hacia la cocina.
Lo que miró Yeonjun, o más bien, lo que sintió, le dejó descolado.
Una fuerte y ancha espalda, en forma de reloj de arena, sus firmes hombros y su delantal amarrado en su cuello.
El potente olor inundando su nariz haciendo sentir su pecho cálido pero acalorado.
Yeonjun abrió sus labios un poco y miró como él hombre se volteba. Jovial, de buen aspecto. Cabello negro, sonrisa perspicaz, calificada como elegante. Sus manos sosteniendo unas pinzas y su mirada, atractiva como la de un lobo gris.
Oh - my - god
Para ese momento yeonjun sentía que algo andaba mal en todo eso, cuando sintio a su lobo removerse con anticipación.
— Un gusto, mi nombre es Choi Soobin —Llevo su mano hacia el frente — Soy padre de Beomgyu.
Y por estar viendo los pectorales marcados en la camisa blanca del progenitor de beommie, no presto atención a la platica hasta que escucho una risa escandalosa del menor.
— Yeonjun, llamando a tierra a Yeonjun —Se rio Beomgyu.
Él omega mayor rápidamente presto atención hacia la mano del hombre y levantó la suya tomándola, sintiendo una extraña electricidad.
— M-mi nombre es Y-yeonjun, un gusto señor Choi.
Joder.
No podía, Yeonjun estaba enamorado de Beomgyu, eso lo sabía. Así que despejó todo pensamiento malo y sólo dejó que el destino se hiciera cargo de él.
El destino lamentablemente era una hija de perra.
Yeonjun lo supo cuando se dio cuenta que Soobin siempre lo había buscado a él y él alfa mayor se lo dijo una vez que Beomgyu los dejó solos por un momento.
— Yeonjun... ¿También lo sentiste? —Preguntó Soobin, limpiando sus labios levemente, mirando a Yeonjun.
— Joder sí.
— Groserías en la mesa no, Yeonjun. —Regaño Choi.
— Lo siento señor Choi...es sólo que esta haciendo demasiado calor, ¿U-usted es...
— Te he estado buscando por años Yeonjun.
— ¿Qué?
— Eres mi omega, el destino nos quiere juntos. —Dijo con simpleza.
— Pero usted es el padre de Beommi, aparte su hijo es mi enamorado, no puede simplemente decirme es-
Yeonjun sintió un retortijon en su estómago y el calor escalar su garganta. En ese momento sudaba a chorros sintiendo sus pantalones mojados debido a la lubricacion natural.
Miró a choi con ojos penetrantes y Soobin tomó sus caderas entre sus manos dirigiendolo cerca de sí. — Aunque intentes evitar el destino diciendo que estas enamorado de mi hijo, sabes que todo regresará a lo mismo. Tú me necesitas tanto como yo a ti, tú naciste para mí. El destino ya está escrito.
Y Beomgyu entró, y miró a su padre y a Yeonjun.
— ¿Q-qué? ¿Son destinados? ¡Lo sabía!
.
.
...
¿QUÉ?
¿Qué les pareció?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro