13. Improviso
Disfruten el capítulo.
_______________________
—Los fundamentos principales para introducirse en la cocina comienzan desde el corte de lo que vayamos a utilizar para luego ir a los procesos de preparación con nuestro platillo. Iniciemos con la demostración de cómo realizar cada corte...
Alondra dejó fluir su explicación a medida que procedía con los ejercicios.
Veinte minutos después empezó a recorrer cada estación para cerciorarse que los aprendices no fueran a cometer algún fallo que los orillara a rebanarse el dedo.
…
Aparentando —tal vez un poco— su nerviosismo por tenerla como aprendiz, se acercó cautelosamente al área donde Mónica se le veía concentrada en entender la simetría de una patata amorfa.
—¿Qué haces?
—Intento cortar a bastones está patata pero ¿ya viste su forma? Parece que la vida no la ha tratado tan bien como digamos —comentó abrumada al ver el tubérculo que le tocó.
—Inicia cortando una rebanada para crear una base y así evitar que se mueva —Alondra le pidió el cuchillo y luego de repetirle la correcta posición de los dedos dejó que siguiera haciéndolo por su cuenta.
—Esto es más difícil de lo que creí —con torpeza rebanó lo que quedaba. Sus manos se movían temerosas a qué por cualquier descuido fueran atacadas por ese gran cuchillo—. ¿Segura que no quieres cocinar para mí todos los días?
Ignoró su pregunta. Una vez verle acabar le proporcionó otra patata pidiéndole que hiciera un distinto corte.
—Trata de que tus manos no se muevan mucho. Estás bastante nerviosa.
—Tengo un cuchillo sumamente afilado. ¿No crees que es suficiente motivo para estarlo? —a la chef se le escapó una sonrisa divertida. Si no estuvieran en clases posiblemente respondería al humor de verla “sufrir”. Si la idea de Mónica para conquistarla la orilló a meterse en la boca del lobo, en estos momentos ya estaba siendo devorada.
Se acercó para que fuera ella la única que lo escuchara. —Solo… intenta no morir aquí.
—¡Au! Eres cruel —chilló frustrada—. Pero…
—¿Pero?
—Tus preparaciones sorpresa son las que más adoro —hizo referencia a la comida que la chef dejó preparado en su departamento el día anterior, aún cuando no se lo pidió. Eso la dejo muy emocionada.
—Ah. Sólo trataba de quitarte un peso…
—Está bien. Lo sé —interrumpió su explicación. No era necesaria tanta palabrería. Si era sincera, moría de ganas por saltar a sus brazos y agradecerle como era debido, pero no era el momento, ni el lugar para hacerlo. Lo único que sí pudo, fue sonreír con sutileza mientras la observaba con luz en los ojos.
Sin decir más, la vió salir de su campo visual. Yendo a otra estación de cocina.
…
La clase concluyó sin contratiempos. Comenzaron a salir después de lavar cada utensilio utilizado y haber dejado las estaciones brillando de limpio.
—¿Cansada? —expresó la chef al ver a Mónica quitarse el delantal blanco. Cómo siempre era la última en irse.
—Bromeas. Esto es un juego de niños. Estoy lista para más.
—Ah, ¿sí? —consultó su reloj antes de dirigirse a la estación de la morena—. Pues andando. Vamos a cocinar.
—¡¿Qué?! ¿Ahora?
—No dijiste que estabas bien —tomó un par de bowl antes de ir a buscar los vegetales sobrantes de la clase—. Andando que esto no se hará solo.
—Pero Alondra…
—No, no, no —se acercó de vuelta. Imponente ante Mónica—. Aquí, soy Chef De Gante. Recuérdalo.
Sintió un cálido escalofrío recorrer su vientre. Agradeció tanto a la vida por haberle concedido ser mujer porque de haber sido un varón en esos momentos algo en su entrepierna estuviera haciéndole pasar un incómodo rato.
—¿Qué te ocurre? De repente te pusiste roja.
—Es que cuando hablas con ese tono de voz provocas que mi imaginación se dispare.
Alondra la observó confundida hasta caer en cuenta de que hablaba, de repente también sus mejillas se encendieron. Carraspeó un par de veces para omitir en su mente lo que sea que la otra se estaba imaginando.
—Supongo que no estás acostumbrada a que te trate como lo hago aquí —empezó a lavar las verduras en lo que Mónica extendía la tabla para cortar encima—. Nos conocimos en ambientes distintos y… de alguna u otra forma nuestras formas de pensar congeniaron.
—No eras tan divertida cuando te conocí.
—¿Qué dices?
—Vamos a cocinar —Mónica la obligó a cortar la conversación. Al menos, hasta tener avanzado cualquiera que fuera la preparación a realizar.
En los siguientes treinta minutos se dispusieron a elaborar lo que la morena alcanzó a distinguir como tortillas, que según la Chef estarían rellenas de jamón y queso.
—Esto es bastante…
—¿Sencillo? Es solo una preparación con técnicas muy básicas, es el comienzo de lo que te espera.
—Complicado —Monica terminó adolorida después de haber pasado los últimos minutos aplastando patatas—. Dime qué estamos por terminar.
Sonrió sin responder a su duda—. Necesitamos algo fresco para acompañarlo. ¿Qué te parece una ensalada de espinacas?
—Solo si tú lo preparas —vociferó cansada.
—No seas quejica y apresúrate —la animó a continuar.
Ya sólo quedaba mostrarle cómo servir en el plato. Aquella misión fue puesta contra su voluntad a Mónica. Siendo el último paso lo hizo con renovadas energías e incluso le pareció interesante el cuidado que se le debe dar a la presentación de un platillo.
—Listo. Terminamos —cerró el grifo una vez lavada la última cacerola.
—¿De verdad? ¡Ay! Es un alivio.
—¿Te cansaste? Pensé haberte escuchado que se trataba de cosas de niños.
—Ay, Aló. Tu sabes que en ocasiones suelo hablar de más.
La Chef negó divertida. Le pidió a su amiga ir por un par de sillas altas porque de acuerdo a la explicación posterior aquello que prepararon fue su cena.
Mónica tomó un bocado de su plato, quedándose sorprendida, cosa que llamó la atención de la chef—. ¿Qué sucede? Parece que no te agradó.
—No, no es eso. Es que… nunca imaginé cocinar algo bastante comestible. Es increíble.
—No me digas que tu mamá no te enseñó a cocinar alguna vez.
—Lo hizo, sí, pero digamos que después de mi primera clase decidió vetarme de su cocina.
Sonrió divertida—. No puede creerlo.
—Pues creelo.
—Es la segunda vez que te escucho “vetar” para referirse a tu persona —recordando el incidente del avión con su prima—. Tienes un serio problema de permanencia.
—Yo tampoco lo entiendo. Supongo que es parte de mi encanto.
—Ya lo creo.
Terminaron de comer. En lo que Mónica lavaba los platos, la chef fue rápido a su oficina para guardar los documentos del día. Ya era muy tarde como para quedarse más tiempo y lo mejor que podía hacer era volver a casa.
—Aquí nos despedimos —señaló Alondra apenas llegar al estacionamiento.
—No, tú vendrás conmigo.
—Por supuesto que no. No puedo dejar mi camioneta aquí, la necesito para trasladarme mañana.
—Entonces que mi chofer se lleve tu camioneta, nosotras nos vamos en el auto.
***
Ubicada en el asiento del copiloto espero a que la otra volviera de dar indicaciones al hombre de traje que mostraba un semblante serio.
—No sé cómo me deje convencer tan fácil —susurró inexpresiva. Observó su reloj notando que eran las siete en punto, buen tiempo para volver a casa y revisar algunos pendientes del restaurante.
—Listo —expresó Mónica al entrar en el auto—. Mi chofer llevará la camioneta, ordené que lo guardará en el lugar de siempre.
—Gracias.
—Entonces, vámonos —encendió el motor para salir del estacionamiento con dirección a la avenida lateral.
En el camino, Mónica se mantuvo callada. Algo bastante extraño en su persona porque siempre no importaba que, tenía al menos una cosa que decir.
—Pareces más seria que de costumbre —se animó a decir la chef.
—¿Qué? —sonrió sin dirigir la vista a otro punto que no fuera la carretera—. Ah. Estoy concentrada, es todo. Pero no te preocupes si quieres te puedo contar algo, soy buena haciendo más de dos cosas al mismo tiempo.
—No, no, no. Prefiero que te concentres en conducir.
—Tonterías. ¿Qué tal si retomamos nuestra plática desde donde la dejamos? Te dije que no eras divertida y al parecer te dejé con la duda.
Alondra entrecerró los ojos, a su amiga le gustaba jugar con fuego ¿Era en serio que la quería hacer enojar tan temprano?
—Supuse que solo tratabas de provocar mi enojo a base de una mentira.
—Para nada. Contigo aprendí que las mentiras no son buena compañía para una relación.
—Nosotras no estamos en una relación.
—Me refiero a que el peso que le das a las personas está en la verdad misma. Aún cuando sea muy duro de digerir y que eso dificulte la comunicación a futuro, valoras más una persona honesta que la que vive de su falsedad.
—Es correcto. Es una gran carga emocional, que se ve reflejado cuando la mentira tiene que ser sostenida por largos lapsos de tiempo. Nunca es bueno jugar con nuestra salud emocional.
—Entonces déjame decirte una cosa —se incorporó a la desviación equivoca para ir a su hogar, llamando la atención de la chef—. Hoy, he sido parcialmente honesta contigo.
—¿A qué te refieres?
—Supuse que si te lo pedía nuevamente, no tendría una respuesta favorable. Entonces bajo mis propios riesgos me atreví, de hacer este corto retorno, un paseo improvisado.
—¡¿Qué hiciste qué?!
—Te rapte por una noche, chef.
—No juegues con mi paciencia, Mónica. Aún tengo cosas del trabajo por hacer.
—¿Mónica? ¿Ahora soy Mónica? Tu siempre me dices Moni. No me digas que estás molesta —siguió provocándola. Incluso lo tomaba como un reto personal hacerlo de tal forma.
—Mónica…
La morena soltó una carcajada.
—Esto será divertido.
—¿Es parte de tu plan? —infirió desafiante—. Ya lo hemos hablado y no pienso dejar que inicies un juego donde es probable que salga mal.
—¿Y quién dijo que lo será? —interrumpió—. Además mi plan nunca ha sido lo que te imaginas. Puedes estar tranquila de que aquí nadie saldrá lastimado.
—¿Cómo estás tan segura?
—Silencio. No me distraigas. Estoy conduciendo.
—¿Por qué siempre evades mis preguntas? —no obtuvo respuesta—. ¿Qué? Ahora no dirás nada.
Mónica desvío la vista de la carretera por breves segundos, los suficientes para prestar atención a la chef que parecía más expresiva de lo usual y responder a las dudas invadiendo su persona.
—Porque… el tiempo será la encargada de darte las respuestas.
____________________________
Ya quisiéramos que nos conquisten como Moni lo hace con la Chef.
¡Ay! Nuestra Moni es todo lo que está bien en la vida.
¿A dónde irán de paseo?
Comenten, den LIKE y Compartan.
Nos leemos luego
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro