Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. Objetivos

Disfruten el capítulo.

_________________________

—Entonces, ¿se lo dijo?

—Si. No sé de dónde saqué valor para hacerlo, pero lo hice.

—Era cuestión de tiempo —el hombre que atendía la barra vertió el licor en un recipiente, luego de mezclarlo con otros ingredientes sirvió todo el contenido en una vaso de cristal—. Aquí tiene.

Mónica atinó a beberlo de una. Quizá fue apresurado pero necesitaba refrescar su garganta cuanto antes.

—¿Y qué sigue ahora? —A él a menudo le agradaba conversar con sus clientes y tal parecía que con la morena se estaba volviendo una especie de amistad, pues era frecuente verla algunas noches rondar el bar y dialogar de cosas que le aquejan en su día.

—La verdad, no sé. Supongo que fue el calor del momento lo que me ayudó a decirle cuanta cosa a mi crush. Ahora lo veo difícil e incluso vergonzoso.

—¿Cómo respondió? ¿Le dijo que se alejara o algo por el estilo?

Meditó la respuesta, a ciencia cierta tampoco estaba segura de su reacción.

—Creo que estaba más ocupada en salir cuanto antes de ahí.

—Es normal, la tomó por sorpresa. Primero porque le robó un beso y luego por su confesión. Era lógico que saliera huyendo.

—Ah… No. La que salió corriendo fuí yo —bebió la siguiente copa hasta el fondo—. Por eso estoy así. Creo que ahora piensa que me burlé de ella —chilló derrotada. Estaba triste y enojada. ¿Por qué lo había estropeado todo?

—No se ofenda. Pero creo que usted tiene un alma infantil. Sus acciones son prueba de ello.

—¿Es malo?

—Yo creo que es encantador —una segunda voz femenina intervino en aquella conversación. La mujer estuvo un rato bebiendo al lado de ella y dado que el volumen de la música no eran intensos en esa área, oírlos era inevitable—. Oh. Disculpen. Siento entrometerme.

—No, no. Descuida —intervinó Mónica interesada en saber su sentir. Siempre era bueno oír una segunda o tercera opinión.

—Solo digo... —bebió un sorbo de su copa—, que a veces es bueno dejarse llevar por esto —señaló el corazón— y tú pareces ser del tipo de persona que le toma mucha importancia a sus sentimientos.

—Creo que sí —Meditó el comentario de la mujer ¿Qué perdería si no siguiera atreviéndose? Ya habían pasado varios años, y por lo visto su amor por Alondra seguía ahí esperando a tomar vida en el exterior. Si de algo siempre estuvo segura es que a la Chef nunca la consideró una simple amiga.

En el fondo, desde que la conoció siempre tuvo ese objetivo de quererla más allá de una amistad. Por eso cuando se volvieron a ver, tantas cosas siguieron dentro recordándole que por mucho que se esforzará en olvidarla, siempre había algo que la traía de vuelta. A su corazón.

—Tómalo como un consejo de una desconocida… —la mujer volvió a hablar. Le acercó su bebida para brindar con Mónica, cuando el tintineo de la copa se escuchó, la mujer ingirió todo su contenido. Sacó de su bolso dos billetes de alta denominación y los dejó encima de la barra. Luego con una gentil sonrisa se le acercó sin ser invasiva para hablarle—, no hay peor lucha que la que no se hace —completó antes de perderse de vista.

«Estaban en lo correcto» Pensó con decisión. Si ya dejó todo claro con la chef, en ese punto ya no valía echarse para atrás. Tenía que ser objetiva y poner el siguiente paso en marcha.

Su celular timbró, no le gustaba que la molestaran del trabajo cuando estaba descansando. Pero al reconocer el número, no podía hacer otra cosa más que responder. Silvana era algo paciente, pero si algo no cambió con su actitud fue su molestia cuando alguien la ignora, llámese llamada y en su presencia. Entonces, no quería más drama en su vida.

—Trabajo es trabajo —susurró con desaire—.  Supongo que algo se me ocurrirá hacer en el camino.

***

—Si. Las inscripciones están por cerrar. Se han mandado las cartas de bienvenida a cada uno de los participantes a nuestra prueba piloto —mencionó uno de los supervisores luego de mostrar los documentos.

—Además ya se terminó de equipar cada área. Ayer me enviaron el informe y todo se ve idóneo.

—Excelente —Respondió Alondra. Al parecer todo marchaba a la perfección. Ya sólo quedaba el tema de los cambios que realizaría en el restaurante si es que deseaba participar. Pero no le quitaría más de dos días—. En cuanto termine de revisar el plan de trabajo convocaré a una nueva reunión.

Las personas asintieron. Una vez concluido, salieron dejando a la Chef a solas.

Tenía la intención de terminar esa misma tarde con la revisión del plan de estudios. Aunque también necesitaba ver su reemplazo en el restaurante.

A la mañana siguiente, antes de iniciar la jornada laboral, su personal de trabajo fue convocado. Generalmente cuando Alondra mandaba un aviso a todas las áreas era para dar comunicados de suma importancia.

—Gracias a todos por asistir puntuales —captó la atención de las personas que se encontraban en la terraza. Un área bastante amplia para realizar su reunión—. Como todos saben, estamos por iniciar un nuevo proyecto. La escuela culinaria abrirá sus puertas en menos de una semana. El curso selectivo de estudiantes nos tomará cerca de dos meses, antes de ir de lleno a las clases. Es por eso que en este tiempo, mi principal prioridad se centrará en trabajar con los mejores estudiantes de los que se inscribieron.

—¿Usted dejará su cargo, aquí? —cuestionó un joven que ayudaba a asistirla en la cocina.

—Será temporal pero nos adaptaremos. Mi segundo al mando me apoyará —Todos observaron al Chef que estaba al lado. Él saludó gentil ofreciendo unas breves palabras de aliento y agradecimiento a la Chef Alondra por la oportunidad.

—Muy bien, señores. ¡A trabajar, que el fuego nos alcanza! —ordenó de vuelta antes de retomar su camino a la oficina.

Al llegar, se percató con sorpresa de un pequeño detalle encima de su mesa.

—Chef. Aquí está el listado de insumos que solicitó —interrumpió la joven.

—Gracias. Oye ¿sabes quién trajo esto? —la mujer observó el regalo y luego revisó la agenda en su iPad.

—Paquetería lo entregó está mañana, antes de que usted llegara.

—No tiene tarjeta —se tomó su tiempo para revisarlo. No encontrando nada más que girasoles cubriendo una pequeña caja platinada.

—Tal vez algún cliente lo mando. Suelen enviar detalles como agradecimiento a la atención que se les brinda.

—Los clientes no suelen enviarme cajas tan excéntricas —se percató del forro y las uniones con acero blindado, no parecía un regalo común pues incluso parecía que el simple hecho de ser una caja podía inferir que tenía un alto valor económico—. ¿Y la llave?

—No, Chef. Eso es todo lo que recibimos.

—Uhm, sospechoso —forcejeó la tapa pero no obtuvo resultados. Rindiéndose dejó el regalo a un costado. Le pidió a su asistente la dejara sola para continuar trabajando.

Pasadas las dos de la tarde. Alondra dejó ir un largo suspiro de agotamiento. La cabeza le dolía luego de pasarse más de medio día encerrada en la oficina sin ningún tipo de interrupción. Pero al menos consiguió avanzar gran parte del trabajo. Los días que restaban —antes de iniciar con los estudiantes— estaría apoyando al Chef que la supliría por un tiempo.

—Muero de hambre —cerró los documentos, antes de querer salir. Se detuvo de su andar apenas vió el misterioso detalle encima del mueble—. ¿Quién lo habrá enviado?

La tomó antes de emprender el recorrido al almacén. No era tan grande, apenas llegaba a los quince centímetros cuadrados. Buscó entre las herramientas que se guardan, un desarmador o algo que la ayudara a abrirla porque simplemente su curiosidad estaba por las nubes.

Después de muchos intentos y casi por accidente pincharse la mano, desistió de seguir intentando.

Resignada, volvió a la oficina a dejar la caja antes de ir a comer.

No era común que algo inquiete a la Chef. Estaba acostumbrada al poder de la información.

Le gustaban las cosas sencillas porque era fácil distinguir los detalles más hermosos de estos. Es por eso que incluso haberse sentido atraída por Renata, le hizo darse cuenta de la maravillosa mujer que era: sincera, leal y luchadora. Lo reflejaba todo.

Jamás volvería a encontrar a una mujer igual o al menos a alguien que la hiciera sentir más de lo que sintió por la rubia.

—¿Por qué de repente pensé en eso? —susurró para sí. Hace tiempo dejó atrás el tema de Renata. Estaba orgullosa de haber cerrado el ciclo con ella y lo único que tenía para ofrecerle era su respeto y apoyo. Incluso hace un par de días envió los respectivos regalos por el futuro nacimiento de su primer bebé.

No podía estar más feliz por ella y Silvana de seguir cumpliendo sus votos matrimoniales.

«¡Quizá solo fue la impresión del misterioso regalo que recibí!» Pensó. Le intrigaba, eso era obvio y hasta que no descubriera quién lo enviaba y que tenía ahí no podría dejar de pensar en ello.

____________________________

Descripción gráfica de lo que ocurrió entre la Chef y Moni.

Intrigante…

Comenten, den LIKE y Compartan.

Nos leemos luego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro