-Capitulo Tres-
-CAPITULO TRES-
No podía creer que me había dejado obligar por aquellos cuatro idiotas que nombraba mis mejores amigos. La casa donde se llevaría a cabo la fiesta no estaba muy lejos del campus, era como una casa de fraternidad de esas que aparecen solo en las películas.
Era enorme, con luces como las que ponen en navidad por todos lados y algunos faros de emergencia.
Estuvimos más de veinte minutos buscando un lugar donde poder estacionarnos. Al caminar en dirección a la casa nos encontramos rodeados por camionetas, autos, motocicletas y casi toda clase de vehículos que tenían música puesta a todo volumen y chicos bebiendo a los lados.
Así como algunas "parejas escondidas", que deberían de ir a bañarse por ser tan pecadoras.
La cantidad de gente era atosigante.
La música era increíblemente ruidosa, al entrar en la casa chocabas los hombros con miles de personas como si te encontraras en el metro de la ciudad. Las personas iban de un lado al otro con los clásicos vasos rojos en sus manos, botellas de todo tipo de alcohol, cigarrillos y otras sustancias que de llegar la policía, muchos quedarían retenidos.
Hablaban, reían, fumaban, bailaban y se metían más mano de las que lleva un pavo en reunión de acción de gracias en familia.
―¡ESTO ES INCREIBLE!―grito Bou muy emocionada.
―Las fiestas universitarias son lo mejor―concordó Maggie.
Esto me recordó a la película de Música, Amigos y Fiesta.
Aunque sin el papucho de Zack Efron.
―¿Y qué estamos esperando?―pregunto Wyatt colocándose frente a nosotras―¡VAMOS A EMBRIAGARNOS!―grito emocionado para que los escucháramos entre la multitud.
Antes de darme cuenta Bou me sujeto de la mano adentrándome con ella a la gran multitud de gente. Mientras pasábamos junto a un grupo de chicos Bou le quito a uno de ellos dos vasos rojos llenos de algún liquido desconocido para mí.
Me tendió uno―Es hora de beber.
Negué con la cabeza.
―Bou, sabes cómo me pongo con solo un poquito de alcohol―le recordé―Y nadie quiere ver eso.
Arqueo dos cejas hacia mí con una enorme sonrisa maliciosa en sus labios―Hasta el fondo hermana.
Sonreí antes de tomar el vaso y beber todo su contenido, al principio me quemo la garganta, pero después me acostumbre al sabor del Vodka puro.
Y ese fue el primer trago.
De todos los que se aproximaron. En las siguientes que...¿Dos horas? ¿Tres? Ya me había bebido más de cinco vasos, que quizás no eran muchos para las personas cañeras, pero para mí, bueno. Estaba viendo unicornios siendo cabalgados por Deadpool.
―¡Oh por dios!―grito Bou―Este chico va a ser la perdición de mi vagina!
El moreno que estaba bailando junto a ella empezó a reírse antes pegarla un poco más a él.
―Sepárate pendejo, respétame a la muchacha―las palabras salían arrastradas de mi boca a la vez que intentaba acercarme pero Maggie me lo impedía.
―No, no, no lo hagas―paso su brazo por mis hombros―Ya tiene a Tutamkamón metido en esa cosa, déjala que abra el sarcófago y metan una nueva momia.
Movio ambas manos de adentro hacia afuera como si se estuviera echándose aire a lo que ambas reímos. Vi a Inedra a lo lejos sentada en el sofá con un chico casi sobre ella mientras compartían saliva.
―Carajo, con un beso como ese podría embarazarla.
―Si sigue asi va a limpiarle el intestino―Maggie llevo el vaso a sus labios antes de quitar el brazo de mis hombros.
Camine hasta Bou y la tome de la muñeca separándola por completo del chico para llevarla conmigo. Una vez estuvimos fuera de la casa tome dos sillas y la deje en una de ellas.
―Voy a ir a buscarte un poco de agua―señale el interior de la casa a lo que ella sintió, desorientada―Ya vuelvo.
A pasos flojos y torpes me adentre en la casa empujando a las personas que se atravesaban en mi camino hasta llegar a la cocina, tome dos botellas de agua y volví a salir de la casa. Bou estaba desparramada sobre las dos sillas mientras que la baba salía de su boca.
Pinche su mejilla un par de veces antes de que despertara, algo alterada.
―Quítate imbécil, no jodas es mi silla.
―No, no, no largo loca este lugar esta apartado para Venus.
―¿Es en serio Bou?―pregunte―Yo soy Venus―reí.
―Y ya piensas que te creí, tú no me engañas―me señalo con su dedo índice―¡Ahora largo!
¿Is seriously? ¿Are you real?
―Oh por dios santisimo―murmure entre risas.
Camine devuelta a la entrada de la casa, espere un par de segundos antes de caminar de vuelta a donde se encontraba Bou.
―Ya vine Bou.
Levanto la cabeza y me observo antes de quitarse de la silla para dejarme sentarme, apenas mi trasero quedo bien puesto Bou me abrazo fuertemente.
―Una loca vino a quitarte tu lugar, pero no se lo permiti―me beso en la mejilla―Casi me hace darle una paliza al estilo Karate Kid.
No pude evitar reírme ante aquello. La loca era yo.
―Eres una gran amiga―le di una palmaditas en la mejilla―Una gran amiga muy borracha.
Asintió lentamente un instante antes de separarse de mí bruscamente para voltearse y empezar a vomitar. Quería ayudarla, mas no pude evitar reírme conforme las arcadas invadían su garganta.
Y ella siempre decía que yo era la mala copa.
(*)
Maggie estaba parada sobre una mesa de mármol bailando de manera sensual al ritmo de la música. Bou ya se sentía mejor, pero tan pronto como saco todo lo que tenía en su sistema busco más alcohol y se había perdido de nuevo con aquel moreno.
No tenía ni la más puta idea de donde estaba mi mejor amiga.
―¡Quítate la blusa!¡Quítate la blusa!―vociferaba la multitud en un canto muy organizado para estar tan fueras de sí.
Maggie al arreglarse para esta noche había optado por ponerse un short negro tiro alto, una camisa translucida, un bralette negro que se podía ver casi perfectamente y unas deportivas. Mi amiga sonrió y haciendo caso a la multitud se quitó la blusa translucida que luego aventó hacia el público que grito con más fuerza.
Lleve mi vaso a mis labios para mojarlos, me encontraba sentada por lo que aún no me había pegado tanto pero al ponerme de pie para buscar a mis amigos los mareos invadieron todo mi cuerpo haciéndome dar tras pies mientras empujaba a las personas para poder pasar entre ellas.
La cabeza me daba vueltas, mi vista no era clara, pero por alguna razón aquella situación solo me causaba gracia, mi cuerpo estaba relajado y mi mente no podía tomar el mando de mis acciones.
Necesitaba un poco de aire, así que olvidando por completo la idea de buscar a mis amigos camine hasta la salida al patio de la casa. Sentía que estaba sudando a mares, una vez atravesé la puerta el aire frio de la noche me golpeo en la cara atontándome un instante.
Estuve a punto de caerme por el equilibrio perdido pero unos brazos me sujetaron justo a tiempo. Cerré los ojos con fuerza un segundo antes de volver a abrirlos para observar quien había evitado mi caída.
―Ay no...―fue lo único que salió de mis labios al encontrarme con el rostro de Kiart.
Frunció el ceño.
―También es un gusto verte Venus―murmura, con sus ojos azules mirándome intensamente.
―No me alegro de verte―solté de manera directa―Suéltame―a penas logre decir, intentando empujarlo levemente. Me soltó un poco y casi me voy de cara contra el suelo pero me afirme a su cuerpo con fuerza―Ok, no me sueltes.
Una sonrisa divertida apareció en su rostro.
El muy desgraciado era en serio atractivo. El cabello le caía en la frente con delicadeza, sus rasgos finos, su rostro bien afeitado y tenía una fragancia embriagadora que me fascino al instante.
Puso sus brazos alrededor de mí, sosteniéndome con firmeza para que no me cayera.
―¿Te parece si te llevo a algún otro lugar más tranquilo?―pregunta, acercando su boca a mi oído para que el escucharlo sea más claro.
―No tendré sexo contigo―sentencie señalándolo con mi dedo índice a la vez que intentaba verlo a los ojos.
Pero la verdad, mis ojos estaban luchando para verlo con claridad.
―Yo no voy a obligarte a nada que no quieras.
Lo mire desconfiada.
―Alguien encerró al gato―dije, luego lo pensé y me reí con fuerza. Kiart me observo con confusión―Es aquí hay gato encerrado.
―De acuerdo gatita, vayamos a algún otro sitio.
Paso mi brazo por encima de sus hombros y una de sus manos se engancho con firmeza en mi cintura.
―Miau―susurre con voz felina antes de empezar a reírme de nuevo.
Caminamos un tramo de tiempo y distancia, la verdad no sabía a donde mierda me estaba llevando pero cuando mi mente maquino las cosas con claridad me encontré subiendo las escaleras en dirección al segundo piso de la casa.
Aunque si me violaba, tampoco estaría mal perder la virginidad con él, no era tan guapo como para morirse. Pero si pasable como para la ocasión. Me ruborice antes mis pensamientos.
Necesito una ducha.
Cuando volví un poco a la claridad Kiart me estaba ayudando a sentarme en una superficie suave y algo elevada, ¿Una cama?, me vire y me encontré con las almohadas blancas al final del colchón o ¿era el principio?, bueno, era una cama.
―¿Quieres que te traiga agua?―pregunto, parecía preocupado.
Asentí, luego negué y volví a asentir.
―Yo...no―solté una pequeña risa llevando una mano a mi frente por el dolor que empezaba a palpitar en mi cabeza―No estoy segura.
―Venus, te traeré agua.
―No lo hagas―murmure―No me dejes sola...no...no en este estado.
Se arrodillo frente a mí a los pies de la cama observándome directamente a los ojos. Mi cabeza se fue hacia un lado con torpeza, Kiart rio deslizando su mano hacia mi cabello suelto y dejando quieta mi cabeza.
Un monto de mariposas movió mis tripas, o quizás solo quería vomitar. Pero me ruborice aún más de todos modos.
―Eres muy bonita―susurro elevando la comisura derecha de su labio sin dejar de mirarme.
―Tú...―pause un momento. Pinche su mejilla con mi dedo indice―Eres como Droopy, en todos lados apareces.
Sus ojos se achinaron, unas líneas realmente lindas se marcaron a cada lado de sus comisuras y nunca había visto tal sonrisa.
Fue imposible no devolvérsela.
―Vaya, si sabes reírte―bromee.
―Y tú eres menos dura con unos cuantos tragos encima.
―Dile eso a tú novia mejor.
Me miro extrañado.
―¿Novia?―pregunto―Yo no tengo novia.
Por alguna razón, su confesión me lleno de auténtica felicidad. Sin embargo:
―¿Tan perro y sin correa?―esas palabras salieron tan rápido de mi boca que no pude contenerlas.
De nuevo, volvió a reírse.
―Hare como que no dijiste eso―me señalo con su mano libre―Pero me debes una.
―¿Tenias novia la primera vez que me hablaste?
La realidad, no sabía porque le preguntaba. Es decir, él no me gustaba, era lindo...pero no, osea, estaba claro que no...no y punto. ¿O sí?
Ay mierda.
―No, apenas habíamos terminado―susurro, sonaba sincero. Mas no sabía si creerle―¿Algo más que quieras saber?
Mordí mi labio inferior causando que su vista viajara a ellos de manera nada disimulada, estuvieron ahí unos segundos antes de que carraspeara y volviera a verme a los ojos.
Sonreí―¿Vas a besarme ya o esperas que el papa te dé permiso?
De acuerdo, el alcohol estaba haciéndome decir cosas que no debía. Pero muy en el fondo, solo tenía ganas de aventurarme a saber cómo besaba el sexy idiota que tenía frente a mí. Kiart empezó a reincorporarse, apartando su mano de mi cuero cabelludo para plantarlas a ambos lados de mi cuerpo en la cama.
Pase saliva, ¿Qué mierda estaba haciendo?
Mi cuerpo actuó por sí solo y empecé a deslizarme hacia atrás en la cama con mis ojos fijos en los suyos, Kiart avanzaba sobre la cama como gateando siguiéndome. Llegamos al centro cuando me detuve, mi respiración estaba agitada y no estaba segura de lo que hacía pero su rostro estaba cada vez más cerca del mío.
Iba a besarlo, estaba segura. Hasta que mi mente exploto cual globo y perdí toda la seriedad del momento.
Estalle en enormes carcajadas.
Fueron de una manera demasiado bruta, libres y espontaneas. Todo el mundo me pareció divertido, poco realista. Me deje caer hacia atrás en la cama sosteniendo mi barriga mientras reía hasta que me lloraran los ojos, me los limpie y descubrí que Kiart me observaba completamente serio.
―Lo...lo siento―dije entre risas―En serio, lo siento...
―¿Estas bien?
Asentí repetitivas veces, mordí mi labio inferior para retener otra carcajada.
Pero de nuevo la risa escapo de mis labios como un estornudo que no se puede evitar ni contener. Fuerte, ruidosa y muy persistente. Por primera vez note que en el fondo del silencio aparte de mi risa la música de abajo hacia vibrar la cama y eso me causo más gracia.
Mi ataque de foca epiléptica se vio interrumpido cuando las fuertes manos de Kiart se posicionaron sobre mis brazos y me obligue a mirarlo al rostro con una enorme sonrisa.
―Ríete idiota―demande―Ríeeete―solté uno de mis brazos de un tirón y tome su mentón entre mis dedos, apretándolo hasta que sus labios formaron un mohín―Una sonrisita, pendejo. Una, unaaa.
Una sonrisa extraña se formó en su rostro.
―Suéltame loca.
―Oblígame.
―Venus, no querrás que lo haga.
―O-BLI-GA-ME―separe entre risas.
Rodo los ojos antes de tomar distancia de mí. Sostuvo mis muñecas mientras que él se arrodillaba en la cama, tiro de mi para sentarme pero me abalance sobre el chocando mi cuerpo contra el suyo. En ese punto ya yo no sabía porque carajos hacia esa cosa.
―Venus...
―Shh―le shite llevando uno de mis dedos a sus labios―Cállate.
Una de sus manos sostenía mi cadera juntándola aún más con la suya de manera sutil y lenta. Mientras que la otra se hundía en la piel desnuda de mis piernas, en la zona de la batata echándome un poco más hacia adelante, desearía no haberme puesto un short esa noche.
Para ese punto, el control en mi cuerpo a causa del alcohol y mis alocadas hormonas era nulo.
―No lo...no te acerques más―susurro, ronco y con fuerza.
―Yo no me estoy acercando―reí, igual en un susurro―Tú me acercas.
Tenía mechones de mi cabello desordenados en mi cara, la respiración de ambos era pesada y no podía dejar de sonreír. Acerque mi mano a su rostro lentamente y aparte un mechón de su cabello que le estorbaba en la frente solo para poder tocarlo.
En ese momento fue consciente, él era maravillosamente atractivo. Y me gustaba.
Mi mente estaba agobiada por tantos pensamientos, tanto que había olvidado el detalle de que me encontraba sentada justamente sobre él.
Osea, sobre... "Su mini él".
Reaccione al instante.
―Lo lamento―pase saliva, nerviosa e incapaz de verlo a la cara―Tengo...tengo que levantarme.
―No―susurro con firmeza, de manera autoritaria.
Me quede estática y tomando el poco valor que me quedaba eleve el rostro para observarlo. Su rostro estaba serio, sus ojos me observaban oscuros y con las pupilas increíblemente dilatadas, una mirada salvaje y excitante.
Pase saliva de nuevo.
Kiart impulso las caderas hacia arriba cargando con mi peso como si en realidad no fuera nada. Nuestros cuerpos quedaron perfectamente encajados uno sobre el otro. Su aroma me embriago por completo, su tamaño era mayor que el mío, estábamos muy cerca, demasiado cerca.
¡Peligro! ¡Peligro! ¡Peligro!
Un momento estábamos separados, solo por centímetros. Respiración con respiración y al otro ya no. Fue un impulso, de los dos.
Y nos besamos.
Sus labios se escabulleron entro los míos con muchísima facilidad. Kiart sí que sabía cómo dar un puto beso. A pesar de mi torpeza no hubo ni un solo fallo en como nuestras lenguas hacían contacto, en como nuestros labios se movían de manera sincronizada o como succionaba y mordía mi labio inferior con delicadeza entre intervalos para tomar aire. Una de sus manos viajo hasta mi mejilla y luego se enredaron en mi cabello para tomar aún más el control del beso.
Incluso su aliento era...Santa y dulce madre, lo mejor del mundo.
Por inercia mis brazos le rodearon el cuello y luego mis manos se perdieron en los vellos de su nuca. De inmediato todo efecto del alcohol se había ido al carajo, mis piernas estaban hechas gelatina, mi mente en blanco y todas mis fuerzas para resistirme de él en las últimas dos semanas habían perdido sentido.
Estaba atrapada por Kiart.
Con sus labios en perfecta sincronía y control total. Con movimientos sutiles en los que hacia rozar ciertas zonas de nuestros cuerpos, sentí la piel de sus palmas astutas y firmes deslizarse por debajo de mi camisa, el tacto era caliente, tal vez era la calentura del momento. Pero era fascinante.
Hasta que me golpeo toda la realidad en la cara y reaccione. Detuve el beso y rompí toda la magia del momento. Abrí los ojos como platos, quede en total estado de trance con la boca entreabierta, los labios hinchados, estaba embelesada.
Nos miramos en total silencio, con las respiraciones agitadas, pesadas y totalmente fuera de control.
―Oh, mierda―susurre.
¿Qué había hecho?
Y estaba duro, es decir, ¡Estaba duro! .No supe que hacer en el momento, me quede estática con la cabeza dándome vueltas nuevamente y el corazón a millón. Me removí un poco incomoda, arrepintiéndome al instante al ver como apretaba la mandíbula y me di cuenta de que incluso yo...¡Santa María Purísima!
¿Qué carajos me está pasando?
―Yo...no...no―las palabras no salieron de mi boca.
Desenredé mis piernas para liberarlo porque lo tenía literalmente aprisionado con ellas y me puse de pie caminando directamente a la puerta con pasos deprimentemente rápidos.
―¡Venus!―me llamo, mas no fui capaz de detenerme.
Apresure aún más mi paso sin mirar atrás y casi corrí por el oscuro pasillo intentando recordar por donde había llegado, pero no podía, así que solo seguí el ajetreo de voces que me llevo directo a las escaleras.
―¡Venus!
Maldije el hecho de haber bebido en tanta cantidad mientras intentaba bajar las escaleras sin caerme. Las parejas a las que pasaba no me prestaban atención, algunos que parecían estar muriéndose en las escaleras e incluso casi salte sobre varios charcos de vomito.
Tome una gran respiración antes de infiltrarme entre la multitud de gente indiferente que bailaba, escapándome de las manos de varias personas que tiraban de mi para bailar, luche por encontrar a mis amigos entre la gente echando varios vistazos para encontrarme con Kiart buscándome entre la multitud.
―¡Venus!―exclamo una muy ebria Inedra, sujetándome de los brazos.
―Diablos me asustaste.
―Tenemos horas...buscándote―arrastraba las palabras entre risas―Debemos irnos.
Asentí.
―De acuerdo, larguémonos.
―¿Dónde ahí largos monos?
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