-Capitulo Once-
CAPITULO ONCE
Dios mío, como lo aborrezco en este momento, pero está aquí.
Kiart está aquí.
A pesar de todos los sentimientos que me volvieron a abarcar, le presto más atención a mi estado de angustia al ver el rostro molesto de Kiart, la forma tan feroz en que observa a Patrick me aterra. Maldigo en mis adentros antes de acercarme a Patrick tomando su mano bajo el agua.
―¿Qué demonios estás haciendo con este imbécil?―la apariencia de Kiart me asustaba.
Vestía de negro por completo, su cabello negro se veía aún más oscuro mojado, tenía enormes ojeras, las pupilas le llegaban casi al borde del iris azul y fue lo que más note. No era difícil darse cuenta de que estaba drogado.
―Esto era todo lo que me faltaba, que mi novia este en una fiesta muy juntita a otro imbécil―gruño en ese tono suyo, como antes no lo había visto.
Me sentí aún más estúpida, porque este era el Kiart del que todos hablaban que yo no había visto por estar pendiente del que él era conmigo. Y no es que hubiera diferencia, porque los dos eran la misma persona, solo que antes yo me había encargado de separarlos para quedarme con la parte de él que me gustaba.
―Yo NO soy tu novia―le espete molesta.
Algunas personas nos observaban como otras se mantenían pendientes de sus asuntos, pude notar a todos mis amigos acercarse para ver el espectáculo.
―Venus, ven conmigo―su tono fue autoritario.
No fue hasta ese momento que note lo molesta que me encontraba, me ardían las mejillas, respiraba con rapidez y pesadez, quería gritarle e insultarlo. Pero eso sería caer en su mismo juego, su mismo drama, yo podía ser mejor que eso.
―No iré contigo a ningún puto lado Kiart.
―¿Qué demonios sucede contigo?―pregunto molesto―Vamos, esto podremos arreglarlo.
―¿Qué cosa?―mi voz salió firme―¿Acaso yo hice algo malo? ¿O acaso crees que tengo dieciséis años al igual que tu noviecita del kínder y que puedes regañarme?―lo solté con todo el veneno del mundo―Porque tú no eres mi padre.
Su rostro fue un verdadero poema. Las cejas fruncidas, la mandíbula apretada, la incredibilidad en su mirada y como su ego de hombre fue golpeado hasta lo más bajo. Listo, estaba hecho, era un imbécil que no merecía ni mi tiempo ni mis palabras, podía irse al diablo ahora mismo.
Patrick me ayudo a salir de la piscina y camino junto a mí hasta la mesa en donde estaban mis cosas. Tome mi celular y mi camiseta húmeda de manera apresurada, quería irme de ese lugar lo más rápido posible. Una tela grumosa y seca se posó sobre mis hombros, la reconocí como una toalla.
―¿Podrías llevarme a mi casa?―le pregunte a Patrick quien asintió.
―Por supuesto que sí.
Mis amigos llegaron juntos a nosotros formando una barrera de caras confusas y extrañas.
―¿Qué fue eso Venus?―pregunto Bou confundida.
―¿A dónde vas?―pregunto Maggie.
―Me voy a casa, Patrick va a llevarme. Los veré allá y les explicare todo, por el momento solo...déjenme marcharme―no me había dado cuenta del nudo en mi estómago hasta ese instante, o lo mucho que mi cuerpo estaba temblando y no solo por el frio. Sino por la rabia que me recorría―Y que por nada del mundo Kiart llegue hasta mí.
Dicho aquello volvimos a abrirnos camino en el gentío hasta que llegamos al interior de la casa, unos pasos veloces y pesados nos seguían. Tomaron mi hombro con fuerza y me hicieron voltearme, Kiart me encaro.
―No hagas esto―me pidió―No te vayas con este imbécil.
Me zafé de su agarre con un manotón.
―Tú...―su tono fue amenazante dirigiéndose a Patrick―Ahora para saber con qué mierdas le abras llenado la cabeza.
―Él no tiene que decirme nada como para que yo misma me desilusione de ti―gruñí molesta.
―No conoces a este imbécil Venus, es solo un idiota que quiere dársela de caballero para que te alejes de mi―dijo serio―¡Porque tú le gustas!―exclamo.
Para este punto, ya muchos estaban al pendiente de lo que sucedía.
―¿Así?―cuestione―Pues sabes algo, yo creo que lo consiguió―su rostro estaba rojo intenso por la molestia―Vete al diablo maldito mentiroso―le escupí con molestia.
―Venus por dios, no sé qué te habrá dicho pero te juro que no es cier...
―¡Tu linda niña que juega con las muñecas de My Little pony estuvo aquí pendejo!―le grite haciéndolo cerrar la boca de inmediato―Así que cuando veas a Marnie, dile que tanta leche añejada hace daño.
Estuve por darme media vuelta e irme, pero había algo más que faltaba, no solo era por esa chica. Esto también era por mí;
―Y algo más...―suspire con rudeza―¿Crees que hablar sobre mi diciendo que me cogiste te hará más hombre?―me acerque a centímetros de su rostro―Porque eso solo te convierte en una maldita marica.
Una mano se interpuso entre ambos empujando a Kiart con una mínima fuerza, pero en su estado no logro mantenerse de pie y se fue contra el suelo de culo. Patrick aprovecho para tomar las llaves de su auto y juntos salimos de la casa casi corriendo.
Abrió la puerta del copiloto para que yo me subiera y la cerro cuando estuve adentro, me coloque el cinturón de seguridad a la vez que Patrick se subía en el auto y lo ponía en marcha. Lo último que observe fue a un Kiart empapado de pies a cabeza intentando alcanzar el auto, pero no pudo.
Suspire cuando las luces de la fiesta se hacían más tenues conforme nos alejábamos de todo.
―¡Maldito, maldito, maldito!―grite repetidas veces golpeando el tablero del auto.
++:::::::::::++
No entendí que demonios estaba sucediendo.
Estaba más pérdida que los hijos de la llorona, pero conocía a Venus lo suficiente como para saber que algo en verdad malo había pasado para que saliera corriendo de aquella manera. Oh para reconocer la tristeza en su rostro, la decepción con la que miro a Kiart.
Y es que yo sabía que ese imbécil de mierda iba a lastimarla.
Apenas lo vi caminar hacia nosotros no pude evitar ponerme de pie, Inedra intento sujetarme pero no pudo. Ignore el frio que recorría mi cuerpo que solo era cubierto por el bikini, una vez lo tuve enfrente mi mano fue a parar a la mejilla de Kiart.
Tres veces. Primero izquierda, luego derecha y finalice de nuevo con la izquierda.
No me importaba en lo más mínimo montar un show en este lugar, Venus podía contenerse a los escándalos. Pero yo iba a humillarlo hasta donde me fuera posible.
Había nacido para los shows, el drama era lo mío.
―¡Eres un maldito imbécil!―le grite molesta señalándolo con mi dedo tembloroso por la rabia―¿Qué fue lo que le hiciste hijo de perra?¡Te juro por dios que si llegaste a lastimarla voy a golpearte el rostro, te arrancare el pene y te lo daré de comer hecho en una sopa!―volví a abofetearlo, pero no se inmuto.
―No tienes ni una puta idea de lo que realmente pa...
Mi puño golpeo su boca.
Debo admitir que me dolió bastante a mí también.
No fue como en las películas que le pegan a alguien y luego siguen como si nada, no, no fue así. Porque en serio me dolió golpearlo, mis nudillos ardieron y me arrepentí un segundo antes de ver la sangre en su boca, luego, me sentí triunfante.
―¡Vete a la mierda!―lo empuje.
De no haber estado tan molesta hubiera notado que estábamos al borde de la piscina, pero no fue hasta que el agua salpicada por su cuerpo me mojo las piernas que note que Kiart había caído a la piscina por causa mía.
―¡Bou!―me riño Wyatt llegando a mi lado―Debiste haberlo ahogado―casi me susurro entre dientes.
Ganas no me faltaban.
―Nos vamos―sentencio Maggie llegando junto a nosotros―Si este idiota le hizo algo a Venus entonces ella nos necesita, nos vamos ya.
Imagine las mil maneras en que podría arrancarle la cabeza al imbécil de ojos azules que salía a respirar pero todo fue dejado de lado luego de las palabras de Maggie, porque era cierto, mi mejor amiga me necesitaba.
Salí echa una bala en busca de mis cosas, en mi teléfono habían un montón de mensajes de Venus reventando uno tras otro. No los vi sino hasta minutos más tarde que ya estuve en el auto, quise devolverme a asesinar a ese imbécil;
―Matare al hijo de perra―gruñí una vez Luke ponía el marcha el auto.
Intente llamar una y otra vez a Venus pero no me atendió el teléfono. Me mandaba al buzón de voz en cada intento, maldije el hecho de no haber guardado el número de Patrick en mi teléfono.
―¿Alguna de ustedes idiotas tiene el número de Patrick?―pregunte hacia las chicas.
―Cálmate Bou porque me estas poniendo los pelos de punta―me recrimino Inedra pasándome su teléfono.
Conocía la contraseña de todos los teléfonos de la casa por lo que bastante rápido marque el número de Patrick, por más que llame y llame no me contesto mandándome al buzón al igual que Venus.
―Esto de verdad es un auténtico "maldita sea"―enfatice las palabras.
―¿No ha te ha escrito más?―negué con la cabeza―Ese imbécil necesita que le den una buena paliza por haberla lastimado, sea lo que sea que le haya hecho―Inedra revisaba los mensajes en mi teléfono.
―Yo creo que tengo una idea de lo que pudo haberlo hecho―intervino Maggie.
La miramos de inmediato, esperando que continuara;
―Hace un par de días, más o menos una semana y media fue una chica a la cafetería preguntando por Venus, me dio su número de teléfono para que se lo diera pero antes de que Venus pudiera preguntarle algo a hablar con ella Josh apareció―se quedó en silencio un momento revisando su teléfono, estuve por pegarle para que siguiera hablando. Pero continuo;
―Josh le quito el papel a Venus y se lo comió mientras que otro de los chicos de su grupo saco a la chica de la cafetería tan rápido como pudo. En ese momento no me pareció importante pero...
―¿Una pelinegra, bajita, delgada con apariencia de niña pequeña?―cuestiono Inedra, la pelirroja junto a nosotras asintió.
―Estuvo en la fiesta esta noche, hablando con Venus y Patrick los vi entrando a la casa―recordé.
―Y no es cualquier chica―Maggie le dio la vuelta a su teléfono para que pudiéramos observar lo que estaba en la pantalla. Una foto de Kiart junto a la niña adornada la pantalla, no era cualquier foto, en la primera se daban un beso y en la otra salían sonriéndole a la cámara―Es la novia de ese imbécil, las fotos son de hace tres días.
―Este hijo de la grandísima...―Maggie me interrumpió.
―¡QUE!―su grito me sobresalto―Es carajita tiene solo dieciséis años.
Ya va.
Paren el mundo.
Me sentí como la ardilla de la era del hielo cuando se estrella de cara contra el árbol en busca de la nuez. Todo lo ocurrió me cayó encima.
―¡Qué asco!―la cara de Inedra era de auténtica repugnancia―Es una niña.
― Ahora sé que cuando vuelva a verlo, voy a gritarle; ¡Sullivan, suelta a la niña!―dramatice.
No era algo que esperabas que sucediera o que creerías posible de un chico que vive metido con puras chicas de su edad, que tenía a muchas de la universidad detrás de él.
―¿Sabes algo?―dije―No me importa la edad que tenga, si esa perra se atrevió a insultar a mi mejor amiga pateare su trasero hasta que vuelva gateando al kínder del que salió.
Podría ir presa por golpear a una menor de edad, pero en este punto, estaba preparada para salir en una de las temporadas de Vis a Vis de Netflix.
++:::::::::::++
Observe los faros de la carretera que estaban borrosos ante mis ojos cansados por las lágrimas que había derramado cuando llegue al departamento. El reloj marcaba las 04:50am cuando Patrick me ayudaba bajando mis maletas a su auto mientras que yo me daba una ducha rápida y me cambiaba para irme a casa de mis padres.
Si esperaba a más tarde era posible que Kiart apareciera para querer verme.
Y no quería verlo en lo absoluto.
Tampoco estaba lista para ver a mis amigos cuando todos me habían advertido la clase de persona que era Kiart y yo había decidido conocerlo por mí misma. No pensaba en que había sido un error de mi parte, después de todo, solo yo mismo iba a llevarme el coñazo de la vida.
¡Toma!, que no todo es como parece pendeja.
―¿Estas segura de que esto es buena idea?―la pregunta de Patrick me hizo salir de mis pensamientos.
Asentí.
―Discúlpame por hacerte pasar por esto―le dije acomodándome en el asiento―Ni siquiera te di tiempo a cambiarte de ropa, debes estar muriéndote de frio―intente reírme, pero no salió ni una sola gota de gracia.
El rubio sonrió sin mostrar los dientes.
―Un poco, sí. Pero estoy bien―me guiño―No te preocupes por mí, la calefacción hace su trabajo.
Patrick esquivaba los autos en la autopista con bastante facilidad, aun mientras conversaba conmigo se concentraba en la conducción. Estar con él era muy gratificante, contagiaba su ánimo siempre intacto, resulta ser bastante fácil acostumbrarse a su compañía.
Casi sonrió.
―Eres la última persona con la que pensé que estaría en una situación como esta―sincere observando por la ventana.
Se encogió de hombros aun con esa sonrisa tan suya.
―La vida siempre te sorprende, yo creo que es mejor las cosas que pasan por casualidad que las que usualmente esperas que sucedan―me hecho un vistazo de reojo―Yo tampoco me lo imagine, pero; ¿Adivina en dónde estoy?
Los dos nos reímos un poco, el GPS hizo un ruido indicándole a Patrick por donde seguir conduciendo.
―Igual te agradezco todo lo que me has ayudado esta noche, primero por no permitir que me ahogara de la borrachera, segundo por sacarme de ese lugar y tercero por verme llorar en silencio sin intentar darme ánimos. Solo quedándote―le sonreí―Yo creo que esa es la mejor forma de apoyar a alguien.
Busco mi mano y le dio un apretón.
―Cuando necesites―sonó sincero.
Las siguientes dos horas y medias en el auto las pase dormida, envuelta en la tranquila oscuridad de mis sueños. Hasta que al final me desperté con los suaves empujoncitos de Patrick.
―Mmm―fue lo único que logre emitir.
―Ya hemos llegado―susurro con dulzura.
Abrí los ojos lentamente sintiendo aún más cansada, unas punzadas de dolor me taladraron la cabeza como consecuencia al haber estado bebiendo tanto durante la madrugada, me estire en el asiento haciendo sonar mis huesos bajo la atenta mirada de Patrick.
―¿Tan rápido?―hable entre bostezos.
Soltó una risa mínima.
―Sí, tan rápido―me sentí mal al ver las ojeras amoratadas debajo de sus ojos cansados―Vamos señorita te ayudare con tus maletas.
El GPS marcaba un punto rojo repitiendo una y otra vez el "Ha llegado a su destino". Apenas Patrick se bajó del auto apague el aparato y lo seguí, el reloj en mi muñeca marcaba las 07:30am, el ambiente fuera estaba soleado y cálido, el sol de las mañanas era encantador.
Al llegar a donde Patrick estaba ya había bajado mis maletas y cerrado la cajuela.
Me entrego el bolso rosa que guindaba de su hombro.
―Y entonces, ¿Cuál de las casas es?―señalo a ambos lados de la calle.
Señale detrás de él.
La casa era de dos plantas pintada de un opaco color marfil, era sencilla y parecía bastante pequeña a simple vista, ya por dentro era otra cosa muy distinta. El rubio me ayudo llevando la maleta más grande hasta la puerta de la casa.
―Bueno hasta aquí llego yo―suspiro metiendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón.
Mordí mi labio inferior.
Sin previo aviso pase mis brazos por su dorso, no lo dudo al corresponderme el abrazo. Dejo un beso en mi frente antes de separarnos, sin duda era alguien a quien quería conservar en mi vida. Aunque me faltaba conocerlo mejor.
―Te debo muchísimo―le dije―No sabes lo agradecida que estoy.
Dio leves caricias a mi espalda.
―No te preocupes―suspiro―Para eso estoy―nos separamos un poco―Bueno, yo creo que nos veremos en un par de semanas entonces, yo ya tengo que irme pues me espera un largo viaje hasta mi casa―volvió a suspirar ahora un poco cansado.
―¿No quieres pasar?―le pregunte―Así sea solo por un rato para que recuperes fuerzas, comas algo...
Negó.
―Prefiero irme, mis hermanos ya me estuvieron llamando mientras dormías. Prometo que nos tomaremos algo luego―sonrió―Adiós, Venus.
Beso mi mejilla antes de separarnos por completo.
―Adiós, Patrick―me despedí.
Camino bajo el cálido sol de la mañana hasta su auto, se dio la vuelta para despedirse con un gesto de mano antes de subirse al auto y ponerlo en marcha. Aunque el viaje y la compañía de Patrick me habían hecho olvidarme de todo lo sucedido en la fiesta, ahora sin él todo volvía a mí como un enorme balde de agua fría.
Sacudí la cabeza en un intento por desaparecer todo eso de mi mente, necesitaba concentrarme en el tiempo que pasaría con mi familia. Antes de siquiera poder tocar el timbra la puerta de la casa se abrió dejándome ver ese familiar rostro que siempre emanaba felicidad.
Sus cejas ultra finas al igual que sus labios, su nariz rechoncha y respingona, las enormes mejillas, unas que otras arrugas, esa piel morena que había heredado de ella, sus ojos grandes y oscuros. Su belleza, sin duda alguna, era cosa de otro planeta.
Mi madre siempre se veía hermosa.
―¡Bienvenida a casa mi bebé!―exclamo emocionada extendiendo ambos brazos en mi dirección.
La abrace de inmediato, sonriendo a mas no poder al tenerla cerca. Todos los problemas y conflictos de mi mente se esfumaron con su presencia, volví a sentirme protegida, mis heridas dolieron menos y la rabia parecía ya no existir.
―Ay mamá te extrañe tanto―tuve que mirar hacia el techo para no soltar las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos―De verdad, no tienes ni idea de cuánto.
Nos separamos.
―Lo se cariño, es imposible que no extrañaras a esta belleza tropical―se meneo en un tipo de baile "sensual" recorriendo sus curvas con sus manos.
Me reí. Esta mujer nunca cambiaba.
―Sí, es imposible no sentirse mal de no tenerte cerca―puse los ojos en blanco―Estas loca mujer, en serio―sonrió.
―Bastante cariño, ¿A dónde crees que saliste tú?―me tomo las manos―De haber salido como tu padre serias bien aburrida.
―¡Te escuche mujer!―la voz gruesa de mi padre se escuchó desde el interior de la casa.
―¡Yo sé que me escuchaste, tampoco es como que sea un secreto!―le grito de vuelta. Ambas nos reímos―Dios mío, yo te tengo aquí pagando promesa. Entra, entra.
Me ayudo a meter las maletas a la casa y cerró la puerta detrás de nosotras. Corrí hasta el living. Mi padre estaba sentado dándole la espalda a la entrada, reconocí las entradas de la calvicie y los pocos cabellos blancos que adornaban su cabeza, los hombros anchos y musculosos, en esa piel bronceada que años atrás se veía blanca.
Lo abrace por la espalda.
―¿Cuánto me extrañaste?―le pregunte sonriente.
―Qué bueno, volviste del infierno hija―mi padre es un hombro de pocas palabras, que suele demostrar más con hechos.
Por eso cuando se levantó para abrazarme apretándome contra su pecho supe que en serio me había extrañado muchísimo. Tenía la barriga un poco salida, como embarazado, pero la conocía como la barriga de "cervecero", un bigote que estaba casi completamente blanco a causa de las canas, arrugas aquí y allá en su rostro, pero tenía brazos musculosos y bastante fuertes.
No vestía nada más que sus pantaloncillos cortos y sus chanclas, la diferencia de color entre sus brazos y sus piernas era evidente, causada por su trabajo bajo el potente sol durante años.
―Tus hermanos están emocionados por verte―me dijo―No pensamos que llegarías tan temprano.
―Yo tampoco―le sonreí―¿Y dónde está esa cuerda de locos?
―¡Justo detrás de ti!―esa voz era imposible no reconocerla, Ara.
Al voltear la encontré con los brazos abiertos. Cabello largo hasta la cintura, contextura promedio, ni gorda ni delgada, en su propia línea. Piel morena, nariz fina, ojos oscuros, vestida con un largo y precioso vestido rojo.
Corrí para abrazar a mi hermana mayor.
―¿Qué hubo perra?―le brinque encima. Nuestras risas inundaron el living.
―¡Las palabrotas están demás!―me riño mi madre.
―Es momento de abrazar a tu hermana favorita―esa voz gruesa y femenina a la vez, sin duda le pertenecía a Aurora.
El cabello pintado de rubio le caía sobre los hombros, las cejas gruesas, mejillas regordetas, labios gruesos y esa piel tan blanca como algún día lo había sido la de nuestro padre. Su contextura, igualmente, en su propia línea.
Solté a Ara para abrazar a mi otra hermana mayor.
―Las amo a todas por igual―le dije entre risas.
―Sé que soy tu favorita―susurro en mi oído.
―No soy de dar mucho cariño, pero estoy seguro de que es mi turno―y por último, el menor de todos.
Draco, si, el mismo nombre que el personaje de Harry Potter. Bueno, en realidad es su apodo, su nombre es Wes.
Cuando solté a Aurora los brazos delgados pero musculosos de mi hermano me levantaron del suelo para abrazarme. Es bastante delgado, de piel morena, ojos grandes y bastante redondos, cabello negro y largo peinado hacia arriba, sus rasgos son finos, menos sus labios que son bastante gruesos, envidiables.
―¡Llego pitufina!―grito.
Todos empezaron a reírse.
No existe nada mejor en el mundo que poder olvidarse de los problemas con la gente que amas y que te ama, la familia es la mejor compañía. Cuando mi hermano me dejo de nuevo en suelo fue que caí en cuenta de algo, tuve que observar entre los hombros de mis hermanos a mi madre.
―¿Mamá?―cuestione.
―Sí, cariño―sonrió dulcemente.
―Cuando llegue, antes de abrirme, ¿Estuviste espiando a través de la ventana?―pregunte levando ambas cejas en su dirección.
Abrió la boca para hablar pero se arrepintió y volvió a cerrarla, tartamudeo un par de veces. Nos miró a todos antes de salir corriendo hacia la cocina.
―¡Yo sabía!―grite―¡Vuelve acá mujer!―corrí detrás de ella.
Y esta, es mi familia, mi alocada familia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro