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Una extraña sonrisa...
La hija de la Reina de Corazones, Valtira, se despertó temprano en su habitación del castillo. Su hermano mayor, Kaiden, ya estaba despierto y la esperaba en el pasillo.
"¿Listo para otro día de encargos?", preguntó Kaiden con una sonrisa.
Valtira asintió, ajustando su corona de rosas rojas. "Sí, hermano. ¿Qué tenemos que hacer hoy?"
Kaiden consultó su lista. "Primero, debemos supervisar la plantación de rosas en el jardín. Luego, tenemos una audiencia con el Duque de Espadas para discutir el comercio de corazones".
Valtira hizo una mueca. "Odió esas audiencias. Siempre hablan de política y estrategia".
Kaiden se rió. "Sí, pero es importante para el reino. Y después de la audiencia, podemos ir al mercado de corazones y elegir algunos para la colección de madre".
Valtira sonrió. "Eso suena divertido. Me encanta elegir corazones nuevos".
Juntos, los hermanos se dirigieron al jardín para supervisar la plantación de rosas. Freya se aseguró de que cada rosa estuviera perfectamente alineada y Kaiden se encargó de que los jardineros estuvieran haciendo su trabajo correctamente.
Después de una mañana de trabajo, se dirigieron al salón del trono para la audiencia con el Duque de Espadas. Valtira se aburrió un poco durante la reunión, pero Kaiden la mantuvo entretenida con sus bromas y gestos.
Finalmente, llegaron al mercado de corazones, donde Valtira se deleitó eligiendo corazones de diferentes colores y formas. Kaiden se rió de sus elecciones y le sugirió algunos corazones que sabía que a su madre le gustarían.
Al final del día, los hermanos regresaron al castillo, cansados pero satisfechos con su trabajo. Valtira se dirigió a su habitación para descansar, mientras Kaiden se quedó en el salón del trono, pensando en su próximo movimiento para conquistar el corazón de Amora Desirée, la hija de Cupido de la cual el dice haberse enamorado a primera vista.
Por el contrario Luna, la hija de Cheshire, el gato sonrisa, se materializó en el pasillo del castillo de la Reina de Corazones, su sonrisa radiante iluminando el espacio. Su objetivo era enamorar a Valtira, la hija de la reina, con su encanto y belleza.
Luna se acercó a Valtira, quien estaba caminando por el pasillo, y se le apareció de repente, sonriendo. Pero en lugar de enamorarla, Valtira se asustó. La sonrisa de Luna, aunque hermosa, era demasiado amplia y parecía cubrir todo su rostro, dándole un aspecto un poco siniestro.
Valtira retrocedió, sorprendida, y tropezó con su propia falda. Luna, confundida, intentó acercarse más, pero Valtira la detuvo con la mano.
"¿Quién eres tú?", preguntó Valtira, tratando de recuperar la compostura.
Luna se rió, su sonrisa creciendo aún más. "Soy Luna, He venido a conquistar tu corazón".
Pero Valtira no se sintió conquistada. Se sintió asustada y confundida. La sonrisa de Luna era demasiado intensa.
"Lo siento", dijo Valtira, retrocediendo. "Pero no estoy interesada".
Luna se quedó confundida, su sonrisa comenzando a desvanecerse. No entendía por qué Valtira no se sentía atraída por ella. ¿No era su sonrisa lo suficientemente encantadora?
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