—Estas muy rara hoy.—Eleanor me observó suspicaz, buscando la fuente de mi comportamiento.

Y la verdad, no era algo de lo que quisiera comentar. Esta mañana, cuando Keegan despertó a mi lado y tuvo que salir sigilosamente por la ventana—para que mi madre no sospechara de actos pecaminosos—, al lograrlo, simplemente me sentí extraña. No esperaba que el chico con el que dormiría por primera vez, haya sido el mismísimo Keegan Wayne.

Sí, al hablar de dormir, hablaba en forma literal.

—¿Qué tal tu cita con Neil?—Pregunté mientras movía mis pestañas atrevidamente hacia ella.

Mi amiga miró hacia arriba y mordió su labio inferior.

—¡Es tan lindo! No tienes idea.—Exclamó con entusiasmo.

—No, no lo sé.—Respondí.

Eleanor frunció sus labios, no es que lo haya dicho con mala intención. Amaba a mi mejor amiga y me sentí feliz por ella.

—Ya conseguirás a alguien.—Colocó su mano en mi hombro para consolarme. Yo solo exhalé resignada.

–¿Cuándo va a pasar eso? Al único al que quiero es a Damien y él ni siquiera piensa en mí, de ninguna forma. Nunca estaremos juntos. Pero, en serio, me gusta mucho.—Protesté impotente.

Eleanor me miró compadeciéndose  pero de repente su rostro cambió, entreabriendo sus labios y con sus ojos atónitos. La miré rara, no entendía. Hasta que di un paso hacia atrás y choqué con algo. Empecé a hiperventilar. 

No. Puede. Ser.

Inevitablemente volteé y como lo esperé (a mi pesar), él estaba allí. Sonreí internamente.

—Hola, Sam.—Damien articuló y ya podía ver las campanas de nuestra boda.

—Bueno, me voy.—Eleanor susurró por lo bajo antes de sentir que se marchaba.

Yo solo podía observar a mi Damien Wood. Con su cabello castaño y esos preciosos ojos. ¡Me divertiría con solo contar todas sus pestañas! Él estaba allí, parado con su mochila en un hombro, mirándome a espera de una respuesta...

¡Oh, no! ¡Una respuesta!

—Hola.—Respondí lo más normal posible. Me lamenté al escuchar mi voz un poco ronca. ¡Ahora parecería un ogro!

—¿Y cómo estás?—Preguntó, todavía mirándome directamente.

¡No podía con tanto contacto visual!

—Bien.—Me encogí de hombros. Estaba tan incómoda—. Estudiando para química, ¿tú?

—Estudié anoche lo que necesitaba. Pero estaba pensando en la gran fiesta que dará Nick.—Sonrió.

¡Me iba a derretir en cualquier momento!

—Sí, escuché sobre eso.—Contesté. No conocía al tal Nick, pero había oído los rumores de esa fiesta. Al parecer, todos estaban ansiosos.

—¿Irás?—Indagó cambiando la mochila a su otro hombro. Damien estaba tan relajado y perfecto y yo era un saco de nervios.

—N...—Comencé a negar pero luego me trabé. ¿Damien me preguntó sobre eso por algo, no? ¿Y si me estaba invitando o esperando a que vaya?—. Iré, estoy ansiosa.

—Genial.—Sonrió volviendo a mostrar esos perfectos dientes. Agitó un poco su cabello, retirando un mechón de su frente—. Espero verte allí.

Sus hoyuelo se marcaron por última vez y se marchó de allí. ¡Dios mío! Mi crush me preguntó si iría al lugar del tal Nick. Damien y yo en una fiesta.

¿No era mi mundo perfecto?

Bueno, al parecer no. Keegan se aproximaba hacia mí. En los baños y en los pequeños papeles que circulaban en clase, se hablaba sobre nosotros. Y no podía creer que había un nosotros. Eleanor no lo sabía y tampoco Douglas. Nunca pensé tener algo que ver con Keegan. Pero eso se acabaría apenas enamorase a Claire y tengan quinientos hijos.

Ahí, mi mundo sería perfecto.