Capítulo 49: Puntos suspensivos
Salté de mi asiento con mi corazón en la boca. El médico por fin había salido de la sala y se dirigía específicamente hacia mí. No caminaba lo suficientemente rápido, entonces me adelanté apresurada en su dirección. Puse una mi mano en mi pecho para de alguna manera sentir mi corazón golpeando con fuerza y tratar de tranquilizarlo, pero de nada servía. Mis manos estaban inquietas retorciéndose, buscando alivio sin encontrarlo y mi garganta demasiada seca.
—Señorita, él está despierto y ya lo puede ver, pero tiene que saber...—las palabras del doctor se disiparon rápidamente de mi cabeza ya que me dirigía hacia su habitación. Mi cuerpo temblaba de miedo y nunca me sentí tan angustiada. Mi pecho dolía y algo amargo envolvía mi corazón, mis ojos ya habían comenzado a escocer de vuelta.
Keegan estaba recostado en su cama blanca. Toda la habitación lo era, sus sábanas, las paredes, el piso. Y el olor típico de hospital lo embriagaba. Pude inhalar un respiro de calma durante un segundo desde las últimas horas, las horas más tediosas de mi vida. Sus párpados estaban caídos, se veía cansado pero a la vez relajado e inmóvil. Me sentía en caída.
—¿Keegan?—dije suavemente esperando con anhelo una reacción. Sus ojos se abrieron con somnolencia y me miró con con sus ojos celestes entrecerrados. Traté de sonreír pero seguramente habrá parecido una mueca. Me acerqué y me senté a su lado. Aprecié cada centímetro de su rostro, se notaba un poco anestesiado y lento.
—Sam.—levantó su mano y acarició suavemente mi mejilla con dulzura.
—¿Cómo te encuentras?—pregunté angustiada y tratando de mantener mis comisuras elevadas—¿Qué sucedió?
—Yo...—su voz se quebró y apartó su mirada—. Oh, mierda... mis piernas.
—¿Qué sucede?—exclamé esperando una respuesta. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, tapé mi rostro con mis manos. Sentí la mano de Keegan buscar la mía y repartir besos sobre ella.
—Tranquila, Sam, era solo una broma.—murmuró—. Perdón mi amor, solo quería verte sonreír.
—Eres un imbécil.—grité y lo golpeé en su pecho. Él no se quejó y tomó mis brazos para ponerlos sobre su costado. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y me abrazó fuertemente entre sus brazos. No dejaba de llorar, él se apartó para hacerme lugar y subí a su lado. Guardé mi rostro en su cuello y aspiré su aroma, no quería moverme de allí. Depositó un suave y dulce beso en mi coronilla que me hizo transportarme a otro planeta. No quería analizar o pensar siquiera en todo lo que pasó, en la tragedia que se volvió un simple de día para familias enteras.
—Solo me fracturé una costilla al caerme, me sedaron un rato. —me explicó calmadamente mientras acariciaba mi cabello y repartía pequeño besos en mi frente—. Sam... ¿qué mierda pasó allí?
Y el llanto comenzó otra vez.
La familia de Keegan había llegado, su padre, aún cuando siempre lucía serio e impasible, se le veía la cruda preocupación en sus ojos. Lágrimas silenciosas corrían por las mejillas de su madre, a su lado, se encontraba Sebastian. El chico lucía muy confundido.
—Su hermana no esta en la ciudad.—aclaró su mamá observando detenidamente a Keegan. Asentí aunque ella estaba de espaldas a mí.
—¿Escuché que el infeliz está bien?—Ethan apareció en la puerta y al ver a Keegan fue a abrazarlo, se quejó por el dolor y trató de apartarlo. Pude notar a una chica que estaba al lado de Keegan, sabía que me resultaba conocida y en un segundo mi cerebro hizo conexión. Era la mismísima Claire. Sus ojos oscuros al igual que su piel me miraron con amabilidad y también a Keegan.
—No puedo creer que estén bien.—suspiró—. Gracias al cielo...
......
¿Preparados para lo que se viene?
Mitch is back ;)
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