Capítulo 43: Cuestión de Tiempo
—Gracias.—pronuncié cuando un plato con tocino y huevos revueltos se presentó ante mí, traído por una camarera de unos veinte, la cual no lucía como si la vida fuera algo buena para ella. Después de murmurar en un tono vago "disfruten su comida" se retiró.
—Dudo mucho de la procedencia de esta comida.—Keegan comentó mirando suspicaz un trozo de tocino grasiento pinchado en su tenedor. Luego de sopesar la decisión unos segundos, engulló la comida y de inmediato negó con su cabeza, arrugando su entrecejo—. No lo pruebes, te arrepentirás.
Formé una mueca en mi rostro y aparté mi almuerzo con disgusto. Desde que entramos al lugar, ya me olía mal, literal y figurativamente hablando. Para decirlo, el lugar era un asco. Estábamos en la sección de comidas del hotel donde nos quedaríamos. Debíamos acortar gastos porque ya con viajar a la ciudad era demasiado dinero. Y lamentablemente, nos tendría que bastar esto.
Chequeé mi celular, la bandeja de mensajes para ser más específica. No, no había ningún mensaje por parte de mi hermano mayor. Solo tenía el mensaje de mi madre con la dirección que Adam le había pasado y el número de teléfono de mi padre. No podía mandarle un mensaje a Adam, reclamándole, principalmente porque apenas lo conocía y no tenía ninguna clase de confianza con él. Además creía y presentía que él no contaba con interés en conocer a mis hermanos o a mí. Nunca entendí por qué. Lo único que pude sonsacarle a mamá, fue muy poca información. Él era hijo de otra mujer y la relación con nuestro padre no era precisamente buena. Quería alejarse de todo lo que tenga ver con ello. Me preguntaba por qué, qué podría haber sucedido para querer alejar a tu familia.
—¿Samy Sah?—levanté la mirada y me encontré con Keegan observándome fijamente. Con una ceja alzada y una sonrisa ladeada, me interrogaba—. ¿Todo en orden? Te quedaste tildada.
—Sí.—asentí todavía perturbada—. Estaba pensando en Adam.
Agaché mi cabeza hacia mi celular todavía absorta, esperando que en cualquier llegara un mensaje de él. Me sorprendí ante al tacto de Keegan, él había entrelazado nuestras manos debajo de la mesa y repartía círculos en mi mano, tranquilizándome. Sonreí imperceptiblemente y mi pecho volvió a llenar el vacío. Una videollamada me sobresaltó, el nombre de Eleanor apareció y sin pensarlo atendí.
—Hooooooooolaaaa, linda—chilló del otro lado con una gran sonrisa—¿Cómo va el muchachote? ¿Todavía igual de bueno?
—Bueno, está aquí escuchando...—dije con un sonrojo de vergüenza extendiéndose por mis mejillas. Volteé el celular para que mi amiga lo pueda ver.
—Hola, Eleanor.—sonrió Keegan—. Voy con mis piernas y sí, todavía igual de bueno.
Mi amiga se partió de risa del otro lado de la línea. Incluso logró dibujarme una sonrisa. Tuve que bajar el volumen de mi celular para que los comensales dejaran de echarme miradas reprobatorias.
—No sabes todo lo que pasa aquí, nena.—Las manos de Eleanor empezaron a moverse dramáticamente, como si estuviera abanicándose—Mientras tú sigues en la búsqueda de papi, algo así como la peli de Nemo pero al revés, aquí a nuestro querido Douglas se la están metiendo.
—¡ELEANOOOOOR!—El grito de mi mejor amigo cerca de donde estaba Eleanor me provocó una carcajada al igual que a Keegan.
—Bueno, bueno...—Se retractó—. Lo que quiero decir es que tiene novio.
—¿Qué? ¿Y cómo es que yo no me enteré de esto?—exclamé perpleja. Me alegraba mucho por Doug, y estaba emocionada por la noticia de que mi amigo estuviese enamorado.
—Es que se lo tenía muy escondido, Sam. Tuve que enterarme por que leí sus mensajes de textos. Igualmente no sé de quién se trata... todavía.
—¡Gracias por la privacidad, por cierto!—grita un enojado Douglas fuera del campo de visión de la cámara del celular de Eleanor. No me sorprendía, esa chica podía ser la más odiosa y metiche del universo, pero la amaba.
Me reí fuertemente y de repente la cara de Dougas apareció, sacándole a la fuerza el celular a Eleanor.
—En realidad no somos novios...—Me explicó con bajo ánimo. Mi sonrisa cayó por que pude sentir el malhumor de él—. Él no... no le gusta ser... bueno, gay. Odia serlo.
—¿Qué? ¿Pero por qué?—pregunté confundida—. ¿No le gustas?
—Le gusto, mucho, o eso creo...—Su voz se quiebra—. Es muy difícil estar con él, un día me quiere y al otro no soporta verme por que no puede soportar sus sentimientos hacia mí.... hacia un chico. Creo que es por sus padres, él tiene muchos problemas, y últimamente no la está pasando bien. Estoy preocupado.
Pude sentir el enojo y decepción en su voz. Y más que nada, pude notar que este chico le importaba mucho.
—Lo único que puedo decirte, Doug. Es que trates de ayudarlo, pero si no puedes, por favor, no te lastimes. Me imagino que una situación así puede hacerte mucho daño.
—Sí....—dijo lentamente—. Tranquila, tendré cuidado.
***
Luego de que con mis manos temblorosas y mis nervios a flor de piel, tratase de llamar al número de mi padre por décima vez, pero al igual que las otras nueve, esta vez tampoco hubo respuesta. Decepcionada, solo me quedaba la opción de ir a tocar su puerta y esperar llevarle una sorpresa al verme, para bien o para mal. Al menos tenía a Keegan a mí lado, que aunque el no pudiera arreglar mis problemas, él no me dejaría sola para enfrentarlos. Y eso me tenía profundamente agradecida. Los dos nos dirigimos hacia el recibidor del hotel, si se pudiera llamarlo así. La encargada era una señora probablemente cerca de sus setenta, sus labios estaban maquillados de carmesí, aunque el rojo también manchaba su piel. Sus ojos tenían sombras negras y nos regaló una mirada de disgusto, elevando su labio inferior.
—No somos un burdel, no alquilamos habitaciones por una hora.—sentenció y apreté mis labios de la vergüenza por lo que dijo. Su acento parecía ruso y rasposo, aunque firme. Daba miedo.
—En realidad habíamos reservado dos habitaciones para esta noche.—respondió Keegan. Bastante calmado para lo que la vieja acababa de insinuar hace unos momentos. Él rebuscó en su billetera y leyó un papel—. ¿112 y 114?
—Mhmmm.—gruñó la anciana y volteó a buscar las llaves de las habitaciones—. Están en uso, niño.—dijo osca.
—Las pedimos hace dos días, a nombre de Julia Jenkins.—respondió calmado, tratando de contenerse de no rodarle los ojos o mandarla al diablo.
La anciana volvió a quejarse con un ruido de lo más profundo de su garganta.
—Mira, niño. Las habitaciones no están disponibles, solo nos quedan dos.—explicó, visiblemente harta de tratar con nosotros—. Aunque al menos que quieran dormir con cucarachas, solo nos queda la 23, ustedes elijan.
—Mhm, ¿tiene dos camas?—inquirí. La señora bajó sus lentes hasta el puente de nariz con las cejas alzadas y una sonrisa burlona.
—Já, quién lo diría. Un americano con decencia, no veo mucho eso por aquí. Mucho menos en este svalka.—sonrió con su lápiz labial corrido, le faltaban dos dientes. Volvió a elevar sus lentes y nos tendió una llave—. Es el mismo precio, ahora idti.
No tenía idea de lo que significaba lo último que dijo, pero dio por terminada la conversación, aún cuando no habíamos discutido si quedarnos con la habitación matrimonial. Tomé la llave, resignada. Aunque claramente estaba nerviosa y un poco incómoda. Compartir cama con Keegan... bueno, una vez durmió en mi casa. Pero si mi madre se enterara, no importara la situación, ella me mataría. Nos dirigimos a la habitación. Aún con el pulso acelerado, lo único que no dejaba de atormentar mi mente, es que mañana conocería a mi padre.
Y me aterraba.
_______________
Hola, mis bebés. La verdadera razón de que mis notas nunca son larga, es que escribo los caps a la noche (ahora son las 2am) y mi cansancio no da para más una vez terminado el capítulo. Créanlo o no, este cap reveló más información del final que toda la historia junta, créanme (pista: título del cap). Déjenme leer sus teorías, ustedes saben que lo que escribo nunca se espera...
al menos que....
-Mitch.
pd: ahora falta que Dross haga un vídeo con teorías conspirativas, ovnis, y todo eso de esta historia. Los loveo, bai.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro